¿No cree usted que sería una maravilla que usted pudiera estar seguro que la mano de Dios estará sobre su ministerio? ¿No sería emocionante ver a Dios trabajando a través de usted, haciendo una obra que solamente Dios podría hacer? Imagínese que usted, así como Esdras, pudiera decir con certeza que “la mano de mi Dios estaba sobre mí.” Pero esto saca una pregunta a relucir. ¿Qué hizo Esdras que provocó que la mano de Dios estuviera sobre él? ¿Qué fue lo que Dios honró en la vida de Esdras y su ministerio que hizo que Dios lo bendijera tanto? Esdras nos lo dice en los versículos nueve y diez.
9Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. 10Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos. (7:9-10, énfasis añadido).
¿Por qué la mano de Dios estaba sobre Esdras? La buena mano de su Dios estaba sobre Esdras porque “había preparado su corazón” en la ley del Señor, la Palabra de Dios. La palabra “preparar” significa también “dedicarse o consagrarse a uno mismo a algo.” Tiene la idea de “fijar el curso” en el mar o escoger una meta o camino. Significa “calibrar” o “recalibrar” o “afinar” un instrumento. Note tres aspectos de este compromiso de corazón.
ESDRAS PROPUSO EN SU CORAZÓN ESTUDIAR LA PALABRA DE DIOS. Como estudiante de las Escrituras, él había propuesto en su corazón ganar por medio del conocimiento de la Palabra de Dios. A pesar de que vivió en una cultura opuesta al Dios de las Escrituras, Esdras fue reconocido como un estudioso de las Escrituras. Esdras reconocía que la Palabra de Dios es como un mapa para la vida. Traza un curso para nosotros que ordena la vida y guía el ministerio. Esdras entendió que las Escrituras proveen la sabiduría que necesitamos para el diario vivir y el fundamento teológico que requerimos para pensar claramente sobre asuntos de la vida, ideas, y afirmaciones verdaderas. La Biblia es nuestro mapa. Nuestra guía, nuestra norma para todo asunto de fe y práctica. Los reformistas usaron la frase Sola Scriptura – solamente las Escrituras – para describir este papel de la Biblia. Es nuestra medida, nuestra luz, y nuestro estándar en esta oscuridad presente. Es nuestro criterio seguro por el cual podemos juzgar las afirmaciones verdaderas y contribuciones verdaderas de las otras fuentes. La Biblia no es la única fuente de donde se puede sacar la verdad, pero es la única fuente pura en contra de donde las afirmaciones de la verdad pueden ser juzgadas.
Entonces, ¿por qué, si la Biblia puede dar una dirección y una guía tan clara, fallamos al no estudiarla? Muchos cristianos – me aventuro a decir la mayor parte de los cristianos – rara vez estudia la Biblia. La Biblia tiene el poder de iluminarnos hasta conformar nuestra mente y voluntad a la de Dios. También tiene el poder de iluminarnos a seguir esa verdad. Pero a menudo fallamos leerla y rara vez nos comprometemos de corazón estudiarla. ¿Por qué? El problema, como yo lo veo, es que la Biblia hace más que iluminarnos a la voluntad de Dios y de equiparnos a hacer la voluntad de Dios al concedernos sabiduría y guía. También expone el pecado en nuestra vida, y ese hecho puede alejarnos de la Palabra de Dios. Pero no Esdras. Esdras propuso en su corazón estudiar la segura Palabra de Dios.
ESDRAS PROPUSO EN SU CORAZÓN PRACTICAR LA PALABRA DE DIOS. Esdras determinó que él sería un hacedor de la Palabra, no simplemente un oidor. Diferente a los escribas y fariseos del tiempo de Jesús, Esdras estaba preocupado por vivir en realidad lo que él había estudiado en las Escrituras. Esdras entendió que el estudio de la Palabra de Dios tiende a revelar las necesidades de nuestra vida y la oscuridad de nuestro corazón. Estos son tiempos donde la luz de la Palabra debe alumbrar en los rincones de nuestra vida y llamarnos al cambio. Esdras estaba dispuesto a hacer los cambios que la Palabra de Dios requería.
Como pastor joven en una iglesia localizada en las montañas de Colorado, me di cuenta que parte de mis responsabilidades como pastor incluía el cuidado de la casa pastoral que la iglesia proveía. La casa era una casa de montaña pequeña que requería bastante mantenimiento frecuente. El problema más recurrente era el sistema de agua que no era nada confiable. La casa fue construida sobre una vieja mina. El agua era bombeada desde la mina a un tanque de captación localizado bajo una puerta en el piso del closet que estaba en la sala. En más de una ocasión, mi tarea era bajar a un “sótano”, un lugar sucio y que sólo se podía andar arrastrado o a gatas, para poder reparar la bomba. Cada vez que ocurría ese desperfecto, me aventuraba en ese oscuro y reducido espacio con una linterna y herramientas. Nunca disfruté esa tarea. Más allá que el hecho de la bomba descompuesta era una molestia, yo tenía una fobia a las arañas y el sótano era el lugar ideal para encontrarse con esos animalejos.
Un día cuando la bomba se descompuso talvez por la sexta vez desde que nos mudamos, finalmente tuve una idea brillante. Decidí que sería sabio poner una bombilla eléctrica en el sótano para hacer la reparación y que fuera un poco más fácil, ya que si tenía que hacer esa reparación cada dos semanas, mejor sería tener luz para hacer el trabajo. Así que tome la linterna, apunté la luz a varios lados del sótano en busca de un lugar apropiado para colgar la bombilla eléctrica. Mientras movía la linterna, algo me llamó la atención. Era una bola de telarañas. Algo colgaba del techo, casi totalmente cubierto por las telarañas. Despacio quité las telarañas y descubrí lo que estaba escondido – ¡una bombilla eléctrica! Aparentemente mi predecesor tuvo la misma idea. Halé el cordón y todo el lugar se iluminó. Estaba turbado al darme cuenta que estaba rodeado de arañas. Cientos de ellas. Bueno, hice lo que cualquier persona sabia haría en tal situación: Apagué la luz, terminé de reparar la bomba, y salí rápidamente del sótano.
Así como la luz iluminó el sótano de nuestra casa de montaña, descubriendo las telarañas y arañas, también así lo hacen las Escrituras, cuando se estudia fielmente, ilumina el sótano de nuestras vidas. Y muy a menudo, simplemente escogemos apagar la luz en vez de limpiar el sótano. Una de las funciones de la Biblia es sacar a la luz el pecado que hay en nuestras vidas. Al ser expuesto el pecado surge la clara necesidad de cambiar. Esdras propuso en su corazón poner en práctica la Palabra de Dios. Dejando que ella moldee su vida. Él no estaba dispuesto a ser como el hombre en Santiago 1:22-25.
22Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
A través de los años, al ver los estudiantes entrar al servicio de Cristo, algunos han tenido éxito y otros han fallado. Sucede muy a menudo, la falla no fue por falta de habilidad, sino por falta de aplicar o poner en práctica la Palabra de Dios a sus propias vidas. Algunas veces esa falta de práctica trajo una falta moral. Otras veces, fue simplemente una falta de credibilidad tan necesaria para ministrar la Palabra efectivamente. La credibilidad viene al vivir lo que estudiamos. Usted nunca será perfecto, pero debe honesta y fervientemente luchar por vivir la Palabra que usted estudia. La mano de Dios estaba sobre Esdras porque propuso en su corazón estudiar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Había otro aspecto más en este compromiso a las Escrituras que era fundamental para el deseo de su corazón.
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