La importancia de la Iglesia católica a lo largo de la historia de Colombia es evidente, no solamente en cuanto a su papel religioso, sino por su intervención en asuntos sociales, políticos y económicos de distinta índole. 4Para nadie es un secreto que miembros de la jerarquía eclesiástica han hecho parte de familias influyentes a nivel político y económico, que la institución ha tenido y aún tiene universidades y colegios propios, que la población católica ha sido la mayoritaria a lo largo de la historia del país y que la legislación colombiana ha sido a menudo favorable al catolicismo. Además, su liderazgo ha aparecido en coyunturas clave de los siglos XIX y XX, como las guerras civiles, la Regeneración, el Concordato (que legaliza su intervención), las reformas impulsadas por la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo, el periodo de La Violencia, el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla y la instauración del Frente Nacional, entre otros escenarios. 5Un sector tan importante de la población como el de los trabajadores no fue ignorado por la Iglesia, sus problemas fueron considerados y discutidos públicamente de diferentes maneras, incluyendo, por supuesto, herramientas como las revistas y periódicos.
La prensa tuvo un papel muy importante en la formación de la opinión pública, pues fue ventana de debate entre las diferentes corrientes políticas del país. 6Por lo general, los jefes de los periódicos tuvieron una fuerte cercanía o hicieron parte de algún partido político. Casos típicos fueron el periódico El Tiempo y El Siglo, el primero de filiación liberal y de propiedad de la familia Santos, y el segundo de filiación conservadora y de propiedad de los Gómez. 7De manera que tener un órgano de difusión fue una prioridad para instituciones como los partidos políticos, los movimientos sociales o para la misma Iglesia católica, la cual estaba enfrentando un proceso de mutación religiosa propio de América Latina en la segunda mitad del siglo XX. 8La Iglesia buscó un apostolado más cercano a la población y la prensa fue una de sus estrategias para lograrlo.
El Catolicismo y El Campesino fueron los dos órganos de prensa de la Iglesia con mayor circulación en el país. Su contenido no se limitaba a la instrucción religiosa, sino que tenía un alto contenido acerca de la vida política, económica y social del momento. El Catolicismo pertenecía a la Arquidiócesis de Bogotá y El Campesino, al proyecto de educación rural que tuvo la Iglesia con ACPO. Por su parte, la Revista Javeriana era editada por la Compañía de Jesús. Esta revista fue considerada el órgano intelectual más importante de la Iglesia, ya que contenía un amplio material analítico sobre aspectos sociales, económicos y políticos, sus artículos eran rigurosos y extensos y cada edición contenía comentarios sobre asuntos nacionales e internacionales de actualidad. 9Si bien su difusión no fue tan amplia, puesto que estaba más dirigida al sector religioso y académico, tuvo también repercusión sobre el movimiento social. 10
Vistos en conjunto, estos tres órganos de prensa brindan una perspectiva amplia de las operaciones de la Iglesia dentro de diversos grupos de población: un periódico rural —El Campesino—, que pertenecía a un proyecto de educación para el campesinado; 11un periódico perteneciente a uno de los distritos eclesiásticos más importantes del país, como la Arquidiócesis de Bogotá —El Catolicismo—; 12y una revista de una orden religiosa del prestigio de la Compañía de Jesús —la Revista Javeriana—. 13
Los asuntos estudiados en este libro comienzan en 1958 y finalizan en 1981. Tomé 1958 como punto de partida porque en ese año se fundó el semanario El Campesino, el cual contiene abundante información acerca del tema. Además, dicho año ofrece un momento de cambio político en el país, con la finalización de la dictadura militar (1953-1958) y el inicio del denominado Frente Nacional (1958-1974). 14Así mismo, en este periodo de más de dos décadas, el contexto internacional hace que confluyan el discurso desarrollista y el anticomunismo propio de la Guerra Fría, el cual se agudizó con la Revolución cubana (1959). A estos dos últimos episodios la prensa católica se refirió de manera constante. Adicionalmente, se presentó el hecho católico más importante del siglo XX: el Concilio Vaticano II (1962-1965); este evento trajo transformaciones importantes en la doctrina social de la Iglesia y permitió un cambio en el lenguaje y en el relacionamiento con otras religiones y cosmovisiones a nivel general. 15Respecto a este acontecimiento, fue importante observar cómo cambió el discurso, en algunos casos, de la prensa católica abordada durante y después del concilio. Por otro lado, estos años tuvieron gran importancia tanto para el campesinado como para las organizaciones de trabajadores en general, ya que se presentan, entre otras, una nueva ley de reforma agraria (1961), grandes desplazamientos de mano de obra del campo a la ciudad, fuertes movilizaciones, huelgas y paros que tienen su punto álgido en el año 1977, lo que llevó a la prensa a pronunciarse respecto a estos hechos. Se puso como límite temporal el año de 1981 pues aparecen nuevos lineamientos de la doctrina social de la Iglesia con la encíclica Laborem exercens, del papa Juan Pablo II. Así mismo, la jerarquía eclesiástica colombiana comienza a alertar sobre la existencia de nuevos y graves problemas en el país que hacen virar la atención de la prensa hacia estos.
En el presente libro respondemos a la pregunta de cuáles eran las representaciones que hizo la prensa católica de los trabajadores rurales y urbanos en Colombia, con el ánimo de entender los proyectos de trabajador que se estaban planteando desde la oficialidad de la Iglesia católica. Se hace referencia a la oficialidad y a proyectos de trabajador (en plural) porque, como veremos más adelante, la Iglesia no ha tenido solamente una postura, sino que dentro de su estructura hay diferentes voces, debates e incluso contradicciones. 16Por ello fue necesario abordar más de un órgano de prensa. Lo anterior requirió del análisis de lo que se consideró como trabajo y ocio, porque las representaciones también hicieron referencia al uso del tiempo libre. Por otra parte, fue necesario analizar el discurso de la prensa, observando en este su contenido social, económico y político, pues en los artículos de opinión, noticias, imágenes, relatos, entre otros, se evidenció una aglomeración de voces, entre las que se encontraban poderes políticos y económicos tanto nacionales como internacionales.
En lo relativo a los asuntos teóricos, el principal referente para esta investigación fue Antonio Gramsci, quien proporciona una base teórica adecuada para el abordaje de la prensa, la religión y sus instituciones. 17A partir del concepto de hegemonía se observó cómo desde una institución religiosa se aplicaron, sobre los trabajadores, ideas particulares articuladas con otros sectores hegemónicos de la sociedad. 18
La hegemonía es el liderazgo de una clase social o grupo de clases sobre otra en términos ideológicos y culturales. Esta se compone tanto de la coerción, que es el uso de la fuerza para lograr fines determinados, como del consenso, que es la aceptación e interiorización de la ideología y la cultura dominantes por medio de la persuasión a un grupo o grupos sociales dominados. La hegemonía no es posible solo con la coerción (lo cual sería dominación) o solo con el consenso: requiere ambas. 19Este proceso es liderado por una clase social o bloque de clases que, con la ayuda de diferentes instituciones, adscritas o no al Estado, llevan a cabo un proceso constante de construcción de hegemonía. Son típicas instituciones de coerción las fuerzas militares y de policía, junto con los órganos judiciales, mientras que más amplias y diversas son las encargadas del consenso: la escuela, la universidad, los partidos políticos, los centros culturales y, por supuesto, los medios de comunicación y la Iglesia.
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