1 ...6 7 8 10 11 12 ...16 Noydens també ens ho explica, amb un tarannà més tolerant dient que
procuren en este Mandamiento con palabras breves y honestas declarar si pecaron con alguna muger. [...] El que ha tenido tocamientos deshonestos, no debe explicar los lugares donde los tuvo, porque todos miran a la fornicación, [...] mientras que no ayan sido de diferente especie, como son los tocamientos sodomíticos. [...] El Confessor también sea cuydadoso en no preguntar demasiado en esta materia deste Mandamiento, principalmente a doncellas; pregunte primero en los pensamientos [...] y en los tactos, y si aquí no ay nada, no pregunte en la obra. No sea escuela de malicias la confessión. [...] Y quando sucediere oir acaso y sin poderlo estorvar, algún pecado quanto al modo de explicarse feo y deshonesto, Dios le dará su gracia para que no haga mella en su coraçón. 19
I fra Valentín de la Madre de Dios, amb El fuero de la conciencia o diálogo entre un confesor y un penitente a propósito del sexto mandamiento , del qual manegem la tercera soporífera edició, del 1704, afirma que «ha de ser muy parco el Confesor en preguntas del sexto Mandamiento con mujeres y muchachos, no sea que les enseñe a pecar y se cause así algún escándalo». 20
I malgrat tots aquests advertiments, com veurem de seguit, és freqüent la morbosa curiositat del confessor sobre la vida sexual de la penitent. Vegem-ne algun exemple. Del carmelita fra Salvador de la Creu, en tenim una primera denúncia l’any 1761 de Margalida Molló, de València, jove casada; en confessió, ella explica que el seu marit li pregunta, «quando tenían acto conjugal, si le venía. Y no entendiendo la declarante lo que quería decir por aquellas palabras «si le venía», pues en realidad lo ignorava, le respondía unas veces que sí y otras que no». El confessor, amablement, li explica «que lo que su marido la preguntava era si sentía al tiempo del acto conjugal algunas punzadas, no está formal si dixo en las verendas o en la madre».
Ja engrescat fra Salvador, en successives confessions, va demanant a Margalida
si el miembro viril de su marido sería tan gordo como la muñeca, y si tendría un palmo de largo, [...] si quando su marido la introducía el miembro viril por las partes de la declarante le hacía mal. [...] Que recién casada sí, pero que por entonces no; si la declarante tenía las partes grandes o pequeñas, porque le parecía que por ser delgadita de cuerpo no las tendría grandes, y si en ellas tenía pelos.
En una ocasió, després de demanar-li
si en los pechos tenía pesones, y haviéndole respondido que sí, la dixo saliese a la portería del convento y la esperase allí. [...] La dixo: ¿Tienes pechos? ¿Tienes pechos? Y apartando la declarante el pañuelo que les cubría, ynclinó dicho confesor la caveza para verlos y luego les bolvió a cubrir la declarante con el mismo pañuelo, y aun le pareze que dicho padre Salvador alargó la mano para tocarlos, está cierta que no les tocó.
Això només és el principi. Sis anys després, fra Salvador és denunciat en sèrie per joves novícies del convent de penedides de Sant Gregori, de València. Sor Maria Agustina de Sant Gaetà declara al comissari que fra Salvador, coneixent el seu passat com a prostituta, li havia demanat de sobte «de qué edad se perdió la declarante, y respondiendo esta que de treze a catorze años de edad», aquest li va respondre:
Pues demonio, ¿cómo te lo pudieron meter teniendo el augero tan pequeño, y teniéndolo los hombres tan gordo? ¿Te devieron de hacer mucho mal. Escucha, y lo tenías peludo? ¿Y tenías mamellas? Aora ya las tendrás. [...] ¿Y les tocastes los botones? Porque ellos quieren que se les toquen para meter el palmo de carne que tienen, y al cabo de media hora que lo han metido, y han dado aquellas besotadas, y han hechado la symiente, se acabó todo. [...] Pues te devieron ver las ancas, las piernas, el vientre y todo. Escucha, ¿y te lo han hecho muchos?
Interrogada després sor Maria dels Dolors, diu que fra Salvador li demanava en confessió «la edad en que se perdió y comenzó a ofender a Dios, y respondiendo la que declara que tenía entonces de nueve a diez años de edad», li va dir «que lo tendría muy pequeño». També li va preguntar «si lo tenía peludo, [...] si tenía mamellas...» Literalment, les mateixes preguntes. En la ratificació, sor Maria afegeix que el confessor li havia preguntat «si tenía el augero muy grande». Denuncia després sor Gregòria de Sant Vicent: fra Salvador li havia demanat «quántos hombres tenía, si la hacían mal, si la hacían sangre, si le avían rompido el telo de la Virginidad y si le avían hecho muy grande el augero». El mateix any, el 1768, també el denuncia sor Tomasa del Salvador, per preguntar-li «si en los actos venéreoso carnales se avía advertido mojada; si en los mesmos actos con los hombres se ponía bajo o encima de estos; si tenía con pelos sus partes; si al confesarse con él sentía movimientos carnales, si era joven o vieja, y si después pasaría a la rexa».
A continuació va sor Tadea del Miracle de Jesús: fra Salvador li deia
si se avía tocado la figa, quántos hombres se lo avían hecho y cuántas veces, cómo se ponían los hombres quando se lo hacían, y ella cómo se ponía, si le metían lo que tenían ellos en la figa; añadiendo a esto porque como unos lo tienen más gordo que otros, lo hacen más veces unos que otros; [...] si quando se lo hacían derramava muchas veces, añadiendo que los hombres después de un rato que lo meten, arrojan dentro las mugeres la semilla, y de eso unas quedan preñadas y otras no; y por último, la dixo: ¿Te tocaban los pechos y las partes?
Encara una altra monja, sor Bernarda Barrero, denuncia que fra Salvador en confessió li havia demanat «si se tocava la figa».
Però no acaba ni tan sols ací la cosa. Un temps després, el 1773, quan fra Salvador de la Creu ja ha estat processat i sentenciat, els inquisidors reben encara una denúncia contra ell de Vicenta Tamarit, a la qual fra Salvador demanava en confessió, sis anys abans, «si su marido tenía las partes largas y si eran muy gordas, y si quando usaba del santo matrimonio se las metía todas dentro, él todo lo querría meter, y asta dónde llegaba con ellas». El monjo també li deia: «Si io viera tus partes, y tu las mías, no me causaría ninguna novedad, porque no eran para mí [...] he pensado estando en la celda, ¿esta chica cómo tendrá las partes?». En estar la dona malalta, fra Salvador la visita per confessar-la, i després al confessionari, li diu: «Para los pechos que tienes, los pezones tienes muy gordos». També li demana
si quando su marido se llegava a ella, si le ponía los dedos en sus partes; [...] si en sus partes tenía pelo, y también que quando bajase lo que acostumbra a las mugeres y se pegase la sangre al pelo, que se lo cortase, porque le dijo, las monjas así lo hazen; [...] si las partes de su marido eran como el puño, o si se podían albarcar con la mano; [...] que quando le picase en las partes, que se rascase por encima la ropa, que sería alguna pulga, y si criava piojos en las partes. 21
Antònia Albert, fadrina de Picassent, denuncia l’any 1781 fra Agustí Soriano, que li demana en la confessió
si havía tenido conversación con otras tocante a sus partes vergonzosas, si se havía tocado, si se havía metido los dedos, si se havía cortado el vello o los pelos, si los havía cortado y los havía medido con otros de otra alguna, [...] si havía visto alguna vez las partes vergonzosas de algún hombre, y respondiendo que sí, la repreguntó el confesor si eran tan gordas como la muñeca, que qué pensamiento avía tenido la penitente, que si le havía venido algún derramamiento, que cómo era, diciendo la que denuncia que como mocos, prosiguió el confesor explicándola que ay dos especies de derramamiento, que uno es pecado, y es quando se derrama aquella materia de que se hazen niños, que quando se derrama otra cosa, que no es pecado, que antes bien es saludable, [...] que era presiso saberse qué es lo que se derramava, y turbada la penitente diciendo que ella no lo sabía discernir, la replicó el confesor que era preciso que él lo havía de ver, y él lo discerniría, y escusándose la penitente por rubor y que en su casa no podía ser, la dixo que saliese fuera, y que si allí le venía que él lo vería y discerniría bien los materiales. 22
Читать дальше