1 ...7 8 9 11 12 13 ...16 Caldrà potser explicar ací que, segons creu el paradigma mèdic galènic, el flux vaginal és un semen femení, necessari per a la concepció.
Fra Francesc Albero és denunciat per carta el 1791 per Clara Ripoll, d’Alcoi: el monjo li declara insistentment
un amor ciego, diciéndome que se moría por mí, [...] me daría tantos besos, me haría tantas caricias, y por fin que si yo me dexaba gozar y le daba ese gusto, me prometía todo quanto yo quisiese, dineros, vestidos, alhajas, regalos y quanto yo desease, y todo quanto un hombre enamorado y ciego suele decir a una muger para inclinarla a su gusto.
L’any següent fra Francesc fa una espontània: confessa com, deu anys enrere, en demanar-li una penitent
si pecava permitiendo a su marido el uso del Matrimonio en cierto modo no regular y contra el fin del matrimonio, atendida su rusticidad y modo de explicarse, le respondí con los mismos términos y palabras de ella, diciéndole le dijese a su marido: Si vols fer-m’ho del modo natural i sense perill de pecar, fes-ho. Pero que de otra manera que fuese pecado que no lo permitiese.
També com, fa un parell d’anys, una altra penitent, en confessar-se, «diciéndome que dormía con otra de su sexo, la dije que naturalmente habrían hecho cosas feas, y que se habrían dicho una a otra: Que cosa tan gran que tens». Confessa encara com en demanar-li una dona «si tener gusto en el Matrimonio era pecado, la respondí que no, que antes si procurava no tener gusto, pecaría por impedir la generación, que era uno de los fines del Matrimonio, y así quando usase del Matrimonio, hisiese lo que pudiese».
Tot seguit, fra Francesc fa una altra espontània: ara s’inculpa que, a una «doncella rústica, que se confesó de varios tocamientos con otro, [...] la pregunté si le havía puesto las manos dentro, y quantas vezes, [...] si su cómplice se havía puesto encima y si le havía puesto alguna cosa». I afegeix un altre episodi, amb una altra «doncella rústica», la qual,
accusándose con su modo rústico que li gu avia fet a un home, le pregunté si havía avido derramamiento en el hombre y si ella havía cooperado a él, y para conocer si en ella havía avido polución, le pregunté con los mismos términos de ella, si el hombre li gu avia fet a ella, y si ella misma s’o avia fet, y si gu avia fet en atres del seu sexo, y para conocer si havía tenido fornicación, la pregunté si el hombre havía usado de ella, y no entendiéndolo en estos términos, le pregunté si el hombre havía juntado sus partes con las de ella, y si las avía entrado dentro.
Encara el mateix any, el frare fa una tercera espontània. Hi reconeix, com havia explicat a la novençana Antònia Peidró, d’Alcoi, els pecats del matrimoni: «que si por su culpa derramaba fuera pecaba mortalmente, i que los tocamientos tenidos con su marido por gusto i sin ánimo del uso del matrimonio, i con peligro de polución eran pecado». També havia demanat a una tal Santonja, d’Alcoi, «si havía tenido tocamientos consigo misma, i si se havía puesto la mano dentro de sus partes», i de manera similar a una «viuda rústica» d’Alcoi, «si algún hombre la havía tocado, i si le havía puesto la mano dentro». 23
Una variant particular és la dels excessos verbals de fra Joan Salvador, franciscà, que, en realitat, més que demanar a la dona, monja, sobre els seus pecats, s’adelita explicant-li la mecànica de la sexualitat i les temptacions que ell pateix. El denuncia sor Maria de Sant Pere d’Alcàntara, monja franciscana del convent de Nostra Senyora dels Àngels de Russafa, l’any 1714.
Fra Joan li havia contat en confessió que
havía soñado que llegava a una muger, que tuvo entonces polución, y tenía sus partes alteradas. [...] La explicó cómo se hacía la generación humana, diciendo que en ella el hombre se junta con la muger y que las partes del hombre entran en las de la muger, y que el hombre allí derrama una materia de la qual se forma la criatura, y que muchos no tienen hijos por no tener bastante de ella, y algunas mugeres porque suelen ser frías, y que los que llegan por atrás, aunque se deleytan más, no engendran hijos, y que quando el hombe es necio se pone debaxo y la muger encima, y que quando está preñada se suele poner arrodillado, o sentado, y que él también tenía alguna vez poluciones pensando en algunas mugeres, y que él, siendo estudiante, avía llegado, o juntádose con otro, y que las mugeres también podían, como los hombres, tener poluciones consigo solas, y que las que él tenía eran refregando o meneando sus partes, y que las mugeres las podían tener refregando las suyas, o metiendo los dedos o alguna otra cosa dentro de ellas, y le explicó el modo o forma como son las partes deshonestas del hombre; si bien no la solicitó formalmente [...] la dexó con gran confusión y no menor horror, por no aver oído jamás, ni concebido hasta entonces especies tan obscenas en toda su vida. 24
La confessió, d’altra banda, és una ocasió magnífica per intercanviar discretament cartes i bitllets amorosos, en especial amb les monges; malgrat que siguen escrits i llegits fora de la confessió, aquests fets constitueixen sol·licitació. En el cas que acabem de veure, a banda dels seus discursos d’«educació sexual», fra Joan Salvador es dedica també a encalçar sor Maria amb cartetes; tot i haver cessat com a confessor interí del convent, encara per vuit mesos li les envia, a raó d’una o dues per setmana,
las quales recibía la Declarante sin registro, como cartas de Padre espiritual, mas luego las quemava para librarse de el peligro de que por alguna contingencia se lehessen, y por esso no puede exhibir ninguna; no puede la declarante individuar formalmente el contenido de ellas, sí que por lo regular las tentaciones que la comunicava eran de torpeza. 25
La caritat a dones necessitades, tant si es tracta de menjar com d’almoines en diners, és una pràctica que, des del prisma de la sol·licitació, és propera a l’abús de situacions desesperades o de la prostitució. Fra N. Sancho, 26franciscà, és denunciat el 1778 per Francesca Palés, vídua amb dues filletes que sol demanar-li almoina al convent de la Corona de València; la cita al convent de monges de l’Encarnació, a les nou del matí, on ell havia de confessar, i li diu «que le esperara en el pasadizo o callejón que hai de la portería a la Iglesia, que en concluiendo entraría él i podría gozarla, pero la declarante no quiso consentir en tan depravado intento». En la ratificació, Francesca conta com hi anà, el va esperar i
concluídas las confesiones de las monjas, entró allí el Padre Sancho i le repitió desde luego sus deseos de gozarla, cogiéndose con las manos los hábitos i levantándolos i acercándose a la declarante, la que no quiso consentir en su depravado intento, i sin conseguirlo, le dio al fin limosna. 27
La promesa de regalets a la dona també és un mitjà per a la seducció emprat per alguns sol·licitadors. A fra Camós, franciscà, això li costa car. L’any 1800 el denuncia Rosa Pérez, una criada d’Alcoi de quinze o setze anys, que diu que dos anys abans, «esta solicitó al dicho Padre a cosas torpes contra el sexto precepto, y este manifestó su consentimiento. [...] En las confesiones no se hablava más que de cosas desonestas y de los deleites que havían tenido Confesor y Penitente, prosiguiendo el Confesor en frequentar la casa de Rosa Pérez, teniendo con ella tactos impuros». En l’interrogatori davant el comissari, Rosa ho torna a explicar engrescada després de les:
conversaciones desonestas, le convidó ella misma al pecado carnal, cuio convite admitido por el Padre Camós, continuó tres veces en pecado consumado, y todo el resto de la Quaresma en tactos, ósculos y otras acciones torpes, siempre que havía lugar o proporción, en la misma casa, cuios pecados y acciones desonestas confesó la declarante con el mismo Padre Camós por consejo del mismo.
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