En 1844, antes que las fábricas de Castellón de la Plana y Onda se sumaran a las exportaciones, salieron por el puerto de Valencia 54.000 azulejos; de ellos 38.500 para América 19, lo que resulta bastante elocuente respecto al origen de la demanda; esta tendencia se mantendrá al alza con algunas incidencias a lo largo del siglo.
Las exportaciones a Cuba de la azulejería sevillana, que rivalizaba o tenía clara preferencia para la crítica en los certámenes nacionales y europeos que se celebran en las siguientes dos décadas, fueron a pesar de ello irrelevantes. En 1862, se embarcaron por el puerto de Cádiz a tierras americanas un total de 400 (!) azulejos que hay que suponer de fábricas trianeras, mientras que ese mismo año salieron del puerto de Valencia con el mismo destino 66.000 piezas. En 1864, Cádiz –Sevilla– no exportó ni un solo azulejo a América mientras que Valencia embarcó 218.000 de los 234.000 que llegaron a Cuba en esa fecha; la pequeña diferencia respecto al total corresponde a azulejos catalanes que salieron del puerto de Barcelona con el mismo destino. Esto da una clara idea del dominio del sector por los azulejeros valencianos y catalanes. En 1856 se alcanzó la cifra de 346.000 azulejos enviados a Cuba desde Valencia. Cuando al referirnos a este puerto incluimos en estos años una importante cantidad de productos de Castellón y Onda, lo hacemos porque ni por el puerto de Castellón de la Plana ni por ningún otro de tierras valencianas como vimos, salía cerámica arquitectónica (que hubiera podido suponerse fabricada allí) en estos años ya que carecían de una aduana autorizada para las exportaciones; pero también porque en principio los principales fabricantes de serie de entonces, Novella y Garcés , tienen fábricas en Onda y razón social en Valencia como sucederá años después con algunos fabricantes de Manises. Otro hecho que hay que destacar es que las también importantes exportaciones de cerámica arquitectónica a América desde el puerto de Barcelona, se decantaron finalmente hacia los nuevos productos como las baldosas hidráulicas, mientras que el de Valencia se mantiene fiel a su tradicional comercio azulejero, aunque también exporte intermitentemente mosaico y algún otro fabricado.
Las ventas a Cuba se mantienen de forma regular hasta 1871. Conocen algunos momentos de auge entre 1856 y 1860 cuando las fábricas de González Valls en la calle del Muro de la Corona o la próxima de San Carlos en la calle de la Corona están en plena producción; Sebastián Monleón acaba de poner en funcionamiento su nueva fabrica de San Pió V; Gastaldo compite desde la Calle de Ribera; í valldecabres hace excelentes azulejos en Quart, y hasta algún técnico como Ramón Péris se aventura a la instalación por su cuenta de una pequeña fábrica. El año 1858, con 462.000 piezas, es el momento en que culmina esta excelente etapa de exportaciones americanas 20. En 1867, salieron hacia Cuba desde el puerto de Valencia 288.000 azulejos, pero desde Barcelona algunos más; el hecho es que la crisis de la que se hace eco la crítica valenciana 21con tonos alarmistas hace que hasta 1871 se mantengan a la baja de forma continua las exportaciones y, entre 1872 y 1876, hay un verdadero estancamiento. Son los años del Cantón Valenciano, de las Sociedades Obreras libertarias y aunque la restauración monárquica y el advenimiento de Alfonso XII tras el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto se produce en 1874, la inestabilidad que producen las secuelas de las guerras carlistas en algunas comarcas castellonenses –y recordemos que Onda es ya uno de los principales centros de producción en esos años– hace que prácticamente no se exporten azulejos por el puerto de Valencia.
En 1877 la industria azulejera intenta el relanzamiento después de la pacificación de las facciones carlistas y en un clima de optimismo generalizado de la burguesía valenciana. La ciudad de Valencia prepara una Exposición que sirva de escaparate publicitario con visita incluida del rey. Alfonso XII prodigó elogiosos comentarios a los paneles pintados por Francisco Dasí Ortega y visitó la fábrica de mosaicos Nolla de Meliana. Las exportaciones a América se disparan y ese año salen ya de valencia 135.365 Kg 22de azulejos. A partir de ahora y hasta final de siglo los azulejeros valencianos exportaran a Cuba sin tregua.
El auge de las importaciones de Onda (Castellón)
En la segunda mitad del siglo XIX la azulejería de Onda (Castellón), de la propia ciudad de Castellón de la Plana, de Manises (Valencia) y de Quart de Poblet (Valencia) o La Font d’En Carros (Valencia), vino a sumarse y finalmente a desplazar a la producida en la ciudad de Valencia. La importancia de la exportación de azulejos de Onda puede comprenderse señalando el hecho de que Turquía, el gran centro productor desde el siglo XVI, con calidades no superadas y que llega a influir sobre la cerámica arquitectónica de todos los países ribereños del Mediterráneo, compra azulejos de Onda a finales del siglo XIX 23. Aunque en los azulejos seriados identificados señalamos en cada caso y en el catálogo su procedencia, hay una serie de casas con pinturas paisajísticas y floreros realizados en Onda que son objeto de un estudio singular: la casa de Tejadillo 13 de La Habana, la casa del Segundo Conde de la Reunión, la casa de Angelina Inestrillo y casa de Monte 983.
EL PERIODO POSCOLONIAL: EL SIGLO XX.
En el periodo poscolonial, que viene a coincidir con el fin del siglo XIX, no se interrumpieron las importaciones y el uso arquitectónico de la cerámica siguió un rumbo similar al que puede observarse en España. En el modernismo y en el posterior casticismo arquitectónico se revive un verdadero auge de la azulejería. Es creativa en el primer caso y adopta formas de reviváis historicistas en el segundo. Hay que señalar que el predominio de azulejos franceses en la segunda mitad del siglo XIX que puede observarse en el Río de la Plata (Argentina y sobre todo Uruguay) estudiado por Artucio 24no se reproduce en Cuba una vez obtenida la independencia. Siguen siendo Valencia, Onda, Castellón, Manises, Barcelona, luego irrumpen Talavera y Sevilla, quienes proveen de azulejos a La Habana. Nosotros agrupamos las piezas seriadas valencianas modernistas y casticistas por una parte; por otra, las sevillanas de serie de caracter historicista neomorisco. Estudiamos en el apartado correspondiente, y como ejemplo, algunos conjuntos de especial interés producidos en Sevilla y Talavera. Todos son anteriores al inicio de la contienda civil española en 1936. Así surgen los apartados dedicados a azulejos seriados valencianos, del modernismo al casticismo arquitectónico (347-419), y a las importaciones de Sevilla y Talavera, azulejos seriados (432-456), al conjunto de la iglesia del Carmen, la casa de Obispo 165 y la Casa Greco’s.
La pesa con cana Casa de Angelina Inestrillo
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