Este Atributo Divino, muchas veces olvidado, relegado o minusvalorado por la reflexión teológica, sin embargo es el núcleo del mensaje bíblico.
A mi modo de ver, Don Orione la experimentó de una manera tan profunda y vital, que considero (es una opinión personal y por tanto discutible) que fue “el corazón de su experiencia cristiana, de su experiencia mística”. La vivencia de la Misericordia del Padre lo marcó a fuego tanto en su espiritualidad personal como en su consecuente obrar carismático-fundacional. De allí que soy un convencido de que es la raíz y la fuente, no sólo de su espiritualidad, sino también de su “carisma fundacional”.
En “ este período de la historia con desafíos y exigencias, caracterizado por el desconcierto generalizado” (7) sus hijos tenemos que encarnar, actualizar, difundir y contagiar ese carisma mediante nuestra experiencia personal. Así seguirá vigente, con total significado, la riqueza heredada de San Luis Orione.
Su multifacética obra a favor de los más pobres, desposeídos y excluidos es un fiel reflejo del Amor de Dios. Tiene, por tanto, como “fundamento”, “hilo conductor”, “corriente transversal”, la “caridad infatigable” del Dios Misericordioso, tal como él lo experimentara en sí mismo y que una vez lo expresara así:
“Que nunca olvide que el ministerio que se me ha confiado es MINISTERIO DE MISERICORDIA, y sepa tener yo para con mis hermanos pecadores un poco de esa caridad infatigable que tantas veces tuviste para con mi alma, Dios grande en misericordia”. (8)
Ruego a la Madre de la Divina Providencia a fin de que la reedición de este pequeño folleto les pueda ayudar a vivir el AÑO DE LA MISERICORDIA desde la experiencia y perspectiva maravillosa de nuestro Padre Fundador.
MONS. ADOLFO A. URIONA, FDP
Obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto
Enero de 2016
Mons. Adolfo Arnando Urionanació en Mar del Plata, Argentina, el 27 de mayo de 1955. A los 20 años de edad ingresó en la Congregación de Don Orione. Fue ordenado Sacerdote el 28 de junio de 1980.
Durante años se dedicó a la formación de los religiosos de la Congregación, y se desempeñó como Superior Provincial de la Pequeña Obra de la Divina Providencia en la Argentina, Paraguay y México, entre 1997 y 2003.
Fue elegido Obispo de Añatuya (Santiago del Estero), el 4 de marzo de 2004 por Juan Pablo II. Fue ordenado Obispo el 8 de mayo de 2004 de manos del entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio, SJ, Arzobispo de Buenos Aires, en el Santuario del Corazón de Don Orione que se encuentra en el Cottolengo de Claypole.
En noviembre de 2014 el Papa Francisco lo nombró Obispo de la diócesis de Villa de la Concepción del Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, iniciando su ministerio episcopal como sexto Obispo de esa diócesis el 19 de diciembre de ese año.
1.El 13 de abril de 1995.
2.1999.
3.JUAN PABLO II, “Dives in Misericordia”, 30-XI-1980.
4.BENEDICTO XVI, “Deus Caritas est”, 25-XII-2005.
5.FRANCISCO, Ángelus del 17-III-2013.
6.W. KASPER, “La Misericordia”, Santander, Ed. Sal Terrae, 2012, 15.
7.Documento de Aparecida, Nº 10.
8.DON ORIONE, Un profeta de nuestro tiempo. Las más bellas páginas del santo de la caridad , Edición con motivo de los 100 años de la primera llegada de San Luis Orione a Latinoamérica, Pequeña Obra de la Divina Providencia; Buenos Aires, 20213, 25. [en adelante: Un profeta]
“Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Jn 3,16).
A través de este trabajo intento captar, aunque sea un poco, la riqueza del “carisma”, la grandeza del “espíritu” que animaba a nuestro PADRE FUNDADOR.
Para ello, creo, debemos investigar cuál es el “núcleo principal” de ese espíritu e intentar desarrollar algunas reflexiones que sirvan de sustento y motivación a nuestro “SER” y “OBRAR” cristiano, mientras nos vamos preparando para celebrar el Jubileo del 2000 y encarar una “nueva evangelización”, en los albores del tercer milenio.
A mi modo de ver ese “núcleo principal” lo constituye:
“La experiencia de la misericordia del Padre”
la cual se desborda en esta historia de la humanidad, que la ignora a la par que la necesita.
Para orientar la reflexión me serviré de algunas “herramientas” fundamentales:
a PALABRA DE DIOS
la Palabra de Juan Pablo II y de otros autores (antiguos y modernos) y, por supuesto,
la Palabra de Don Orione
con todo este bagaje, podré apuntalar mi “pobre palabra”.
Ahora bien, ¿qué pretendo alcanzar?:
Mi intención es “sacar a la luz” lo que Don Orione vivió en relación con el DIOS—AMOR.
Muchas de esas vivencias no las expresó directamente. Él nunca dejó por escrito un análisis y menos una interpretación de sus procesos interiores.
Sin embargo, como hijos que somos de este gran Padre tenemos fundados derechos a pensar que él, como la Virgen María, “guardaba todas las cosas meditándolas en su corazón” (cf. Lc 2,19) y que buscaría ver qué le estaba diciendo Dios a través de los acontecimientos y la repercusión de los mismos dentro de su corazón de Padre.
Para emprender un camino así, nos encontramos con textos sueltos –cartas, homilías, escritos espirituales, narraciones particularmente de los últimos años de su vida— de donde podemos extraer esa acción poderosa del Espíritu Santo en su corazón dó-cil.
Teniendo en cuenta esto, antes de entrar de lleno en la temática acerca de “la misericordia” me parece oportuno y muy necesario,para poder comprender algo del “alma” de nuestro Fundador, establecer una premisa que servirá como “horizonte o “telón de fondo” a todas las cosas que expresemos.
Es la siguiente:
Las palabras muchas veces no nos dicen nada porque no hemos hecho la experiencia. Una palabra escuchada penetra en nuestro corazón cuando hemos experimentado su contenido; entonces ahí nos damos cuenta que el lenguaje puede reflejar el “SER” de las cosas. En definitiva, sólo podemos “saber” aquello de lo cual hemos hecho la experiencia.
El texto de Don Orione que guiará el trabajo son unos apuntes espirituales que escribió en 1917 a la edad de 45 años; en él se manifiestan los vigorosos rasgos del amplio espíritu apostólico del Fundador.
Dice así:
“Que nunca olvide que el ministerio que se me ha confiado es MINISTERIO DE MISERICORDIA, y sepa tener yo para con mis hermanos pecadores un poco de esa caridad infatigable que tantas veces tuviste para con mi alma, Dios grande en misericordia”. (9)
Por tanto, parto de la convicción de que Don Orione hizo la experiencia de la misericordia en su propia vida y por ello la pudo derramar en abundancia a todos los hombres.
Estas páginas intentan descifrar “algo” de esa experiencia de nuestro Padre que nos servirá de modelo.
9. Ibídem .
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