— Posee cualidades y habilidades como la empatía, la sensibilidad, la sabiduría para aconsejar sin imponer su punto de vista; puede discernir para orientar al otro en una situación difícil; es propositivo y creativo, y en síntesis, es un adulto cercano a sus estudiantes, sin confundirse con ellos o dejar de lado su posición de adulto.
— Sabe ‘leer’ la realidad de sus estudiantes para acercarse a ellos y brindarles apoyo cuando requieren algo o están pasando por una situación difícil en sus vidas.
— Denota habilidades para ser mediador, lo que le permite contribuir a la resolución de los conflictos que se presentan entre los estudiantes, entre ellos y los profesores, entre estos y los padres de familia, y entre los estudiantes y los padres de familia.
— Es un modelo para los estudiantes, es decir, les modela comportamientos y maneras de ser, modos de resolver los problemas, formas de interactuar con los demás.
— Es una persona admirada por los estudiantes, reconocida por sus cualidades humanas, intelectuales o artísticas, poseedora de elementos o modos de ser y proceder que son reconocidos por ellos como valiosos o dignos de imitar.
— No es un par de los estudiantes, sino un adulto que los acompaña en sus procesos académicos, formativos y convivenciales, procurando siempre su crecimiento sin confundirlos o confundirse en la relación que establece con ellos.
— Es una persona auténtica, es decir, segura de sí misma, con una identidad propia, que se muestra tal cual es, fiel a los principios y criterios que hacen parte de su repertorio moral. Asimismo, es una persona equilibrada emocionalmente, lo que le permite manejar con propiedad las situaciones complejas de los estudiantes a su cargo, así como las tensiones y los problemas que puedan surgir en el trabajo de acompañar.
— No vigila ni supervisa a los estudiantes, sino que está con ellos, comparte en forma natural y espontánea la vida de ellos, sin ser una presencia que censura o juzga, de todas maneras teniendo criterios claros sobre lo adecuado y lo no adecuado en el contexto educativo, pero especialmente, buscando siempre el formarlos.
— Sabe poner límites, es decir, siendo cálido, amable y cordial sabe decir ‘no’, conoce hasta dónde puede llegar un estudiante y hasta dónde no deben ir sus comportamientos, sus maneras de ser y de actuar; además, ha asumido los criterios formativos institucionales y desde ellos modula y ajusta dichos comportamientos.
— Como director de grupo es una persona contextualizada con la edad evolutiva, la fenomenología actual de los jóvenes, la situación cultural y social de las familias y del país, que confronta de manera adecuada aquellos aspectos en los que el estudiante puede mejorar teniendo en cuenta sus condiciones y particularidades.
— Posee una actitud conciliadora que le permite mediar en los conflictos, negociar con otros profesores o directivos en situaciones en las que los estudiantes requieren su apoyo, pero igualmente es exigente con estos cuando debe reorientar sus comportamientos.
Funciones del acompañamiento
Las siguientes son algunas de las funciones que debe tener o puede cumplir un acompañante en el contexto escolar.
— Hacer seguimiento a los estudiantes, lo que necesariamente implica que los conoce, sabe de sus fortalezas y debilidades, cómo les ha ido en el año y cómo les fue en el grado anterior, si tienen materias pendientes, si tuvieron o no compromisos académicos o disciplinarios, si poseen condiciones emocionales, de salud o académicas especiales que el colegio y quienes interactúan con ellos deben conocer.
— Acompañar los procesos convivenciales, académicos, socioafectivos y demás que hagan parte del proceso formativo y académico de los estudiantes, de tal manera que está al tanto de cuanto sucede con ellos, lo que viven, lo que les preocupa, lo que hacen bien y aquello en lo que tienen dificultades.
— Orientar a los estudiantes en el desempeño y trabajo de los procesos y actividades realizados por ellos en la institución, de tal manera que lleva adecuados y eficientes registros de cada uno de ellos, en los que consigna lo pertinente para su seguimiento y orientación.
— Guiar a los estudiantes en la cotidianidad de la vida institucional, con el fin de que puedan responder adecuadamente a las expectativas y necesidades de aquello que el colegio y el grado al cual pertenecen esperan y exigen.
— Aconsejar a los estudiantes, de manera individual o grupal, cuando se hallen en alguna situación que requiera la guía o palabra de un adulto. Aconsejar es guiar y dar un punto de vista, dejando que el estudiante sea en últimas quien tome la decisión y, por lo mismo, asuma las consecuencias de lo decidido.
— Mediar en los conflictos presentes en su entorno, especialmente cuando intervienen en ellos los estudiantes de su grupo, cuando ocurren entre estos o con otros profesores, con el personal de apoyo o administrativo de la institución, con los padres de familia, o entre los padres y los profesores, por citar algunos.
— Representar los intereses de los estudiantes frente a la institución, los diversos estamentos o los profesores, cuando se requiera mediar o negociar con ellos para salvaguardar sus intereses y atender sus necesidades.
— Saber discernir en las distintas situaciones de la vida escolar, sobre todo en las situaciones y problemas en los que se ven envueltos los estudiantes a su cargo, para juzgar dichas situaciones y asumir posiciones particulares bien a favor de ellos o de la institución, con criterio siempre de contribuir a los procesos formativos a su cargo.
— Acompañar de manera individualizada a cada estudiante en su proceso de desarrollo humano para que se vaya construyendo como persona mediante el cuidado y la atención a todas y cada una de sus características personales (Martínez, 2013).
— Hacer seguimiento pormenorizado a las características de cada estudiante, de tal forma que se atiendan oportunamente las dificultades que se puedan presentar en su proceso de desarrollo y maduración para que dichas dificultades no se conviertan en problemas o limitantes para su vida académica, socioafectiva o convivencial (Martínez, 2013).
— Ofrecer acompañamiento y tutoría oportuna a los estudiantes a fin de hacer posible que el proceso de desarrollo humano y de crecimiento como persona se dé dentro de los ideales y parámetros del PEI (Martínez, 2013).
— Contribuir al proceso de ajuste en los procesos educativos y formativos de los estudiantes, de tal manera que se logre una atención lo más individualizada posible y, por supuesto, oportuna y adecuada a las necesidades de cada estudiante (Martínez, 2013).
— Ser el intermediario entre el colegio y los padres de familia, atendiéndolos de manera oportuna y adecuada cuando ellos lo requieran o cuando el acompañante considere que debe interactuar con ellos, en orden de hacer seguimiento a los procesos formativos de los estudiantes y mantenerlos informados sobre este particular (Ramírez, 2003).
— Ser el responsable inmediato del bienestar general del grupo, liderando ideas desde lo académico, lo informativo, lo deportivo, lo social, la convivencia, lo cultural, lo afectivo, entre otros asuntos, promoviendo así el desarrollo individual y grupal del curso que lidera (Ramírez, 2003).
— Mantener comunicación permanente con los demás educadores que trabajan en el curso a su cargo, para conocer y hacer seguimiento al proceso de cada uno de los estudiantes de su grupo (Ramírez, 2003).
— Participar activamente en las reuniones de seguimiento y evaluación, así como de los diversos comités en los espacios de capacitación y demás actividades del curso o grado, contextualizando a los otros educadores o profesores sobre la realidad y necesidades de los integrantes de su grupo (Ramírez, 2003).
Читать дальше