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Sinopsis Sinopsis El hogar de la cordura es un poemario de lenguaje sencillo y directo en el que se tratan temas con los que cualquier lector puede sentirse identificado: la injusticia, el paso del tiempo, las veleidades del amor y sus diferentes formas de experimentarlo, las frustraciones en las que nos vemos sumergidos a causa de las obligaciones que nos impone la sociedad… La realidad de nuestro entorno más próximo se presenta de una manera agridulce y desde una perspectiva sincera y transparente, lo que permite que se empatice con los versos por muy poco habituados que estemos a este tipo de lectura. Una manera perfecta de adentrarse en los sentimientos que a todos nos perturban y reflexionar sobre cómo afecta a nuestras vidas.
El hogar de la cordura
El hogar de la cordura El hogar de la cordura Está claro que no entendemos lo que somos. Si estamos cuerdos o locos, no lo sabemos. Entre realidad e ilusión nos fundimos. Amigo, tranquilo, no es tu culpa, ya no somos lo que un día fuimos. El hogar de la cordura hoy está deshabitado, pero me siento más libre que nunca. Corro por mi interior como el viento entre las ramas de un árbol deshojado. Y me pierdo, pero río. El vacío cosquillea en mi nuca, y sé que todos dirán que estoy loco, pero es la mejor sensación que jamás he vivido. Amigo, tranquilo, vayamos al hogar de la cordura juntos. Supongo que no entendemos lo que somos, aunque en verdad nadie comprende nada. ¿Y qué? El mundo seguirá adelante de todos modos. La realidad ha sido modificada. ¿Y qué? No sabemos qué somos, no sabemos nada. El hogar de la cordura está abandonado, ya hace varios días que no hay inquilinos. Algo me dice que es permanente. Me encierro en mi mente. Creo que tengo miedo, la locura me hace ser diferente. Hasta yo mismo me he abandonado, ya no sé lo que siento. La libertad que me arropaba ahora se siente fría. Tengo miedo. Cordura, vuelve, te necesito.
Te quiero Te quiero No sé lo que tú sientes, me da demasiado miedo preguntar. Aún no sé si mientes cuando con los ojos me dices te quiero . Esas palabras me queman por dentro, acaban con mi estabilidad, pero, por otro lado, me ayudan, me mantienen a flote. Tú me salvas. Eres el edificio más alto de esta maldita ciudad. Tampoco sé lo que yo siento, ha desaparecido la soledad, pero si la encuentro un momento y ya no estás conmigo, te olvido. Creo que te quiero, no lo sé, me lo preguntaré una vez más. Te quiero . Esas palabras derriten mi sensibilidad. Quédate, no te vayas, eres el edificio más alto de esta maldita ciudad.
Tempus fugit Tempus fugit Virgilio estaba equivocado, el tiempo es serio, firme, severo; es constante y leal. El tiempo no va a ningún lado. Somos nosotros los que huimos. Si un día nos equivocamos, si fallamos y nos escapamos, ya llueve sobre mojado. No somos valientes, a nada hacemos frente. Nos escondemos. Nos ocultamos, el miedo baña de sudor nuestra frente. Si lloramos, ya llueve sobre mojado. Tempus non fugit , nos ab tempore fugamus . El tiempo nos da miedo, huimos del futuro y el pasado, vivimos el presente con los ojos cerrados. Nos fugamus . Virgilio estaba equivocado.
¿Por qué ríen?
Naranja y media
Yo
La muerte
Somos diferentes
Cuando muera
El universo
Antes
Tú
Violencia
Después
Efímero
Un mes y treinta días
Vacío
Tu fantasma
Infancia
¿Por qué te fuiste?
Acéptate
Legado
Nosotros
Orgullo
¿Cuándo?
La noche
No existe el amor
El sexo débil
¿Amor o guerra?
A la deriva
El olvido
Al despertar
34 promesas a mí misma
El zorro y la zorra
AGRADECIMIENTOS
Datos de autor
El hogar de la cordura es un poemario de lenguaje sencillo y directo en el que se tratan temas con los que cualquier lector puede sentirse identificado: la injusticia, el paso del tiempo, las veleidades del amor y sus diferentes formas de experimentarlo, las frustraciones en las que nos vemos sumergidos a causa de las obligaciones que nos impone la sociedad… La realidad de nuestro entorno más próximo se presenta de una manera agridulce y desde una perspectiva sincera y transparente, lo que permite que se empatice con los versos por muy poco habituados que estemos a este tipo de lectura. Una manera perfecta de adentrarse en los sentimientos que a todos nos perturban y reflexionar sobre cómo afecta a nuestras vidas.
El hogar de la cordura
© 2022, Patricia González Osorio
© 2022, La Equilibrista
info@laequilibrista.es
www.laequilibrista.es
Primera edición: 2022
Maquetación: La Equilibrista
Imprime: Ulzama Digital
ISBN: 9788419126221
ISBN Ebook: 9788419126238
Depósito legal: T 266-2022
Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de: NOCTIVORA, S.L.
A mi hermana Claudia,
por ser mi lectora cero,
mi diccionario de sinónimos
y mi apoyo incondicional siempre.
Te quiero.
Está claro que no entendemos lo que somos.
Si estamos cuerdos o locos,
no lo sabemos.
Entre realidad e ilusión nos fundimos.
Amigo,
tranquilo,
no es tu culpa,
ya no somos lo que un día fuimos.
El hogar de la cordura hoy está deshabitado,
pero me siento más libre que nunca.
Corro por mi interior como el viento
entre las ramas de un árbol deshojado.
Y me pierdo,
pero río.
El vacío cosquillea en mi nuca,
y sé que todos dirán que estoy loco,
pero es la mejor sensación que jamás he vivido.
Amigo,
tranquilo,
vayamos al hogar de la cordura juntos.
Supongo que no entendemos lo que somos,
aunque en verdad nadie comprende nada.
¿Y qué?
El mundo seguirá adelante de todos modos.
La realidad ha sido modificada.
¿Y qué?
No sabemos qué somos,
no sabemos nada.
El hogar de la cordura está abandonado,
ya hace varios días que no hay inquilinos.
Algo me dice que es permanente.
Me encierro
en mi mente.
Creo que tengo miedo,
la locura me hace ser diferente.
Hasta yo mismo me he abandonado,
ya no sé lo que siento.
La libertad que me arropaba ahora se siente fría.
Tengo miedo.
Cordura, vuelve, te necesito.
No sé lo que tú sientes,
me da demasiado miedo preguntar.
Aún no sé si mientes
cuando con los ojos me dices
te quiero .
Esas palabras me queman por dentro,
acaban con mi estabilidad,
pero, por otro lado, me ayudan,
me mantienen a flote.
Tú me salvas.
Eres el edificio más alto
de esta maldita ciudad.
Tampoco sé lo que yo siento,
ha desaparecido la soledad,
pero si la encuentro un momento
y ya no estás conmigo,
te olvido.
Creo que te quiero,
no lo sé,
me lo preguntaré una vez más.
Te quiero .
Esas palabras derriten mi sensibilidad.
Quédate, no te vayas,
eres el edificio más alto
de esta maldita ciudad.
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