A los catorce segundos la temperatura había descendido lo suficiente como para que pudieran formarse agrupaciones de partículas elementales. La gente de la playa ya había reconocido a sus vecinos y se habían sentado juntos a esperar el pollo y la cerveza.
Después de tres minutos ya estaban formados los componentes del Universo, de lo que están hechas todas las estrellas: hidrógeno. Cada partícula tenía su pollo y se alejaba del chiringuito. Con el tiempo, esas partículas se concentrarían en sitios muy alejados dando lugar a las estrellas y galaxias. El hecho de que la materia se agrupara dejó espacios libres para que pudieran salir la luz y el resto de la radiación. El olor a pollo llenó el Universo y se expandió con él.
En las estrellas el hidrógeno se fue transformando en helio y a partir de las estrellas comenzaron a formarse elementos más complejos, como el litio, el carbono o el oxígeno, y todos los demás elementos que componen la materia tal y como la conocemos. La gravedad los ha mantenido unidos desde entonces en grupos más o menos grandes, como los planetas y demás cuerpos celestes. La Tierra es uno de ellos.
La gran diferencia entre las predicciones del Big Bang y nuestra playa es el tamaño. Hemos hablado de una playa de kilómetros, y podemos imaginar la misma cantidad de gente en tan solo unos metros, o unos centímetros, pero el Universo en los primeros instantes era mucho más pequeño que la milésima parte de un grano de arena. Hay que hacer un esfuerzo y pensar también que ese era todo el espacio que existía. La playa la podemos encuadrar en un pueblo, en una ciudad o en un país, pero el Universo no está encuadrado en nada más grande. No es que detrás esté todo oscuro. No hay nada detrás. No hay ventana por la que mirar, ni nada que contemplar.
¿Sudan las estrellas?
Y, ahora, estoy segura de que te estás preguntando: ¿Y por qué esta teoría? ¿Cómo se ha llegado a la conclusión de que la historia del Universo ha sido así?
En primer lugar lo confirma la continua separación de las estrellas. Cuando la gente está muy lejos se la ve como un minúsculo puntito, pero si fuésemos capaces de saber que están sudando eso nos confirmaría que van corriendo. Pues los astrofísicos han descubierto que las estrellas sudan. Ellos lo llaman «corrimiento hacia el rojo», ya que la radiación que emiten es algo diferente a la que se esperaría si estuvieran quietas, o si se acercasen. Por otra parte está el fondo cósmico de microondas, que es un remanente de la radiación inicial que todavía viaja por el espacio interestelar. Es el olor a pollo que perdura hasta nuestros días, pero con una intensidad mucho menor debido al gran aumento de volumen del Universo. Para completar la teoría habría que detectar la materia oscura, de la que estoy segura que habrás oído hablar alguna vez. Y la energía oscura, que también es oscura, pero no es lo mismo.
Imagínate que el señor del chiringuito, además de hacer pollo, tuviera en mente hacer paellas. El hombre habría comprado sacos y sacos de arroz para tanta gente. Con el jaleo los sacos se rompieron y el arroz se esparció por la playa. Algunos granos se fueron con los pollos, otros se metieron en el pelo de la gente y a otros se los llevó el viento, pero nunca llegaron a ser cocinados ¿Cómo encontrar ahora ese arroz?
Ese arroz son las partículas que componen la materia oscura. Se cree que son unas partículas muy pequeñas que se crearon en los primeros instantes y nunca llegaron a mezclarse con las demás. Cuando los científicos se han puesto a calcular la masa del Universo se han dado cuenta de que falta una gran cantidad de materia, que atribuyen a estas partículas. Esta materia se expandió con el resto pero nunca ha podido ser detectada. Por eso se le llama materia oscura. Y por asociación, ya habrás deducido que la energía oscura es una cantidad de energía que se supone que existe, pero de la que tampoco se han tenido evidencias. Esta energía sería la responsable de que la expansión no tenga una velocidad fija, sino que aumente constantemente.
Una vez que se sepa exactamente la cantidad de materia que contiene el Universo también se podrá predecir su futuro. Si la cantidad total fuese inferior a un determinado valor, la expansión continuaría indefinidamente hasta que las distancias entre una y otra partícula se hicieran infinitas y la radiación perdiera toda su energía. El olor a pollo se disiparía por completo. Si fuese mayor, llegaría un momento en que la gravedad detendría la expansión y comenzaría un acercamiento que terminaría en un colapso. También puede ocurrir que llegue a un punto de equilibrio en el que se pare la expansión, pero no haya materia suficiente para comenzar con una contracción.
Como ves, el Big Bang es una teoría muy completa que define la evolución del Universo. Hasta ahora explica y encaja con casi todos los fenómenos observados y con casi todas las leyes de la física, pero es incapaz de definir el momento justo del inicio. Hoy por hoy es la teoría más aceptada, pero su incapacidad para responder a ciertas preguntas la ha hecho muy polémica. ¿De dónde salieron las primeras partículas elementales? ¿Por qué había tanta energía? Si el tiempo y el espacio comienzan en el Big Bang, ¿qué había antes? ¿Tiene sentido hacerse esa pregunta? Habrá que esperar a nuevos avances en la ciencia para arrojar algo de luz sobre estas cuestiones[12].
Cuando se desborda el amor
Con la explicación del chiringuito, he podido entender bastante bien la teoría del Big Bang. Claro que yo, en lugar de pollo, hubiera ofrecido un «pescaíto frito» bueno, de Cádiz. Con todas las distancias y los respetos, creo que ciencia y religión nos hablan de manera distinta del «Dueño del Chiringuito». Sin embargo, más que visión comercial, subrayaría su amor y gratuidad por toda esa gente que se acerca a mediodía, con tanto calor, a saciar su hambre y su sed con su enorme corazón generoso. Los relatos bíblicos explican por qué existe la tierra. Por su parte, las investigaciones científicas tratan de aproximarnos al origen de nuestro planeta y del Universo. La Biblia nos enseña algunas cosas sobre Dios y sobre su relación con sus criaturas. Y la ciencia nos ofrece información sobre el mundo y las personas en el mundo.
Los relatos de la creación en el libro del Génesis, escritos en dos épocas diferentes –en los siglos X y VI a. C. –, cuentan que fue Dios a través de su palabra quien creó todo lo que existe, la luz, las tinieblas, el cielo, la tierra, las estrellas, las aguas, los peces, los pájaros y todos los demás animales. Al final, culminó su obra con la creación del ser humano.
No pretende el Génesis detallar un estudio científico sobre la formación del Universo. Nos ofrece más bien un gran poema de alabanza a Dios, único y bueno, Creador del hombre y del mundo. Al profundizar en la teología de la creación, el Antiguo Testamento concede una gran importancia a la experiencia de la salvación que Dios ha llevado a cabo en favor de Israel. Es decir, la experiencia que han tenido de la liberación de Dios les lleva a confiar en que es causa y origen de todas las cosas. Para manifestar esta verdad, el libro del Génesis recurre a dos narraciones: la conocida creación en siete días[13] (Gén 1-2,4a) y el conocidísimo relato de Adán y Eva (Gén 2,4b-25). Nos centraremos ahora en la primera narración.
Se trata de un relato de creación por la acción, pero por la acción de la Palabra que Dios pronuncia. Del caos inicial van surgiendo los tres grandes espacios que luego serán rellenados por astros, vegetales-animales y peces-pájaros. La creación se entiende como simple ordenación del caos, sobre el que Dios «trabaja» siguiendo el esquema cosmológico de la época. Este esquema concebía el universo como la superposición de tres estratos: tinieblas, aguas y tierra. La acción de Dios se realiza de arriba abajo. Llega a su clímax con la creación del hombre, «imagen de Dios».
Читать дальше