VOLVER A FREUD
Una revisión de la metapsicología
©PÓLVORA EDITORIAL
Luis Thayer 95 Of. 510
ISBN: 978-956-9441-13-4
ISBN digital: 978-956-9441-65-3
Comité científico:
Alejandro Reinoso
Patricia Castillo
Editor: Lucas Sánchez
Corrector de estilos: Victor Saldaña
Productor: Jaime Sánchez
Diseño y portada: Simón Jara
Co-Financiamiento: Universidad Andrés Bello
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE Pulsión e Inconsciente como elementos centrales de la metapsicología
La pulsión, horizonte metapsicológico Gianfranco Cattaneo
El pulsionar de la lengua Niklas Bornhauser
Los hoyos de la esquizofrenia en “lo inconsciente”: Freud entre las palabras y las cosas Manuel Coloma
La metapsicología y los fundamentos del psicoanálisis Rolando Karothy
Estéticas del psicoanálisis: pulsión de muerte, sublimación y creación en freud Lorena Souyris
SEGUNDA PARTE Las relaciones entre historicidad, filogenia y temporalidad metapsicológica
El tiempo del inconsciente: la metapsicología freudiana a la luz del problema de la atemporalidad en psicoanálisis Rodrigo Cornejo
Niños fonógrafos, lógicas bajo cero y la pulsión por lo real. La filogenia freudiana en su génesis textual (1895-1897) Mauro Vallejo
La “sinopsis de las neurosis de transferencia” y la imaginación onto-filogenética de freud Silvana Vetö
TERCERA PARTE La metapsicología en sus relaciones a la clínica psicoanalítica
Lo que se vuelve a jugar ¿qué pone en juego? Leticia Délano
Velar lo íntimo Belén Valdés
“Estoy cansada de pensar”. Presentación de un caso clínico iluminado por pulsiones y destinos de pulsión (1915) de S. Freud Miriam Pardo
CUARTA PARTE Acerca de un más allá de la metapsicología freudiana
La metapsicología freudiana y el saber del psicoanalista Miguel Reyes
La metapsicología freudiana y el problema de la eficacia simbólica: notas para un programa de investigación interdisciplinario Fernando Valenzuela
INTRODUCCIÓN
Por otra parte te pregunto seriamente si para mi psicología que lleva tras la consciencia es lícito usar el nombre de metapsicología.
Carta a Wilhelm Fliess, del 10 de marzo de 1898
En 1915, Freud emprende la tarea de —según sus propias palabras— “aclarar y profundizar las hipótesis teóricas que podrían ponerse en la base de un sistema psicoanalítico”. 1Para ello, iniciará la labor de escribir, entre marzo y agosto de ese mismo año, una serie de doce artículos referidos a un conjunto de temas que determinarán la estructura misma del cuerpo psicoanalítico. Ese mismo año, se publican tres de los doce escritos de Freud ( Pulsiones y destinos de pulsión; La Represión; Lo Inconsciente ). En 1917 fueron publicados dos artículos más ( Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños y Duelo y melancolía ) los cuales serán los últimos conocidos de esta serie por los lectores de la época. Respecto de los otros siete artículos, nunca salieron a la luz pública (a excepción del texto sobre la Sinopsis de las neurosis de transferencia , descubierto en 1985 por Ilse Grubrich-Simitis) llevando a especular que estos fueron destruidos por el propio Freud. En la introducción a la recopilación de textos metapsicológicos, que lleva por título Trabajos sobre metapsicología , James Strachey señala tener conocimiento de los temas trabajados en cinco de esos siete artículos: la conciencia, la angustia, la histeria de conversión, la neurosis obsesiva y el ya mencionado acerca de las neurosis de transferencia en general; y menciona que posiblemente la sublimación y la proyección habrían sido los temas principales de los otros dos artículos no especificados. 2
Pese a que el plan original no pudo ser materializado en su totalidad, los textos que sí fueron publicados permitieron sentar las bases (ya avanzadas en El proyecto de psicología para neurólogos y La interpretación de los sueños ), a través de modelos conceptuales, sobre los cuales podía descansar el psicoanálisis (al menos hasta la primera tópica). El esfuerzo de Freud, plasmado en el desarrollo de esta “criatura ideal de mis desvelos”, 3es decir de su metapsicología entendida como superación de la psicología, como un más allá de la psicología, como psicología de lo inconsciente, o como dirá Assoun, el núcleo teórico del psicoanálisis, 4no puede obviar el hecho que en el origen, la metapsicología está estrechamente vinculada a la metafísica. Assoun plantea que ella (la metapsicología), podría ser vista como una especie de “hijo bastardo de la metafísica y de la psicología”. 5Por cierto, para Freud, este vínculo se establece al modo de una superación. Para el primer psicoanalista, la metapsicología no es sólo superación de la psicología, es también y necesariamente una superación de la metafísica.
Creo, de hecho, que buena parte de la concepción mitológica del mundo, que penetra hasta en las religiones más modernas, no es otra cosa que psicología proyectada al mundo exterior. El oscuro discernimiento (una percepción endopsíquica, por así decir) de factores psíquicos y constelaciones de lo inconciente se espeja -es difícil decirlo de otro modo, hay que ayudarse aquí con la analogía que la paranoia ofrece en la construcción de una realidad suprasensible que la ciencia debe volver a mudar en psicología de lo inconsciente. Podría osarse resolver de esta manera los mitos del paraíso y del pecado original, de Dios, del bien y el mal, de la inmortalidad, y otros similares: trasponer la metafísica a metapsicología. 6
La necesidad de Freud de cimentar su psicología sobre la base de la observación y la clínica (es decir, sobre fundamentos científicos), lo conducen rápidamente a tomar distancia del ámbito meramente especulativo (pese a su temprano interés por asuntos de filosofía, asistiendo por ejemplo a los cursos de Brentano sobre Aristóteles). No obstante, estas aprehensiones hacia lo especulativo 7comienzan a perder fuerza hacia el final de su obra. Si en 1901, cuando debuta el término metapsicología en la obra de Freud, aquel hace referencia principalmente a una psicología de lo inconsciente, en 1937, en uno de sus últimos trabajos, el término apunta más bien a una especulación necesaria sin la cual no se puede avanzar en los caminos que permitirían despejar la relación de la pulsión al yo. Reticencia.
[…], queremos significar otra cosa, que en términos aproximados se puede designar como el «domeñamiento» de la pulsión: esto quiere decir que la pulsión es admitida en su totalidad dentro de la armonía del yo, es asequible a toda clase de influjos por las otras aspiraciones que hay en el interior del yo, y ya no sigue más su camino propio hacia la satisfacción. Si se pregunta por qué derroteros y con qué medios acontece ello, no es fácil responder. Uno no puede menos que decirse: «Entonces es preciso que intervenga la bruja».” La bruja metapsicología, quiere decir. Sin un especular y un teorizar metapsicológicos —a punto estuve de decir: fantasear— no se da aquí un solo paso adelante. Por desgracia, los informes de la bruja tampoco esta vez son muy claros ni muy detallados. Tenemos sólo un punto de apoyo —si bien inestimable—: la oposición entre proceso primario y secundario, y a este he de remitir aquí. 8
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