Fiódor Dostoievski - Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)

Здесь есть возможность читать онлайн «Fiódor Dostoievski - Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski): краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"El calor era sofocante. El aire irrespirable, la multitud, la visión de los andamios, de la cal, de los ladrillos esparcidos por todas partes, y ese hedor especial tan conocido por los petersburgueses que no disponen de medios para alquilar una casa en el campo, todo esto aumentaba la tensión de los nervios, ya bastante excitados, del joven. El insoportable olor de las tabernas, abundantísimas en aquel barrio, y los borrachos que a cada paso se tropezaban a pesar de ser día de trabajo, completaban el lastimoso y horrible cuadro."
"Crimen y castigo"de Fiódor Dostoievski narra la vida de Rodión Raskólnikov, un estudiante en la capital de la Rusia Imperial, San Petersburgo. Este joven se ve obligado a suspender sus estudios por la miseria en la cual se ve envuelto, a pesar de los esfuerzos realizados por su madre Pulqueria y su hermana Dunia para enviarle dinero.

Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski) — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El agente comprendió al punto la situación y se puso a reflexionar. Los propósitos del grueso caballero saltaban a la vista; pero había que conocer los de la muchacha. El agente se inclinó sobre ella para examinar su rostro desde más cerca y experimentó una sincera compasión.

¡Qué pena! exclamó, sacudiendo la cabeza . Es una niña. Le han tendido un lazo, no cabe duda… Oiga, señorita, ¿dónde vive?

La muchacha levantó sus pesados párpados, miró con una expresión de aturdimiento a los dos hombres a hizo un gesto como para rechazar sus preguntas.

Oiga, guardia dijo Raskolnikof, buscando en sus bolsillos, de donde extrajo veinte kopeks . Aquí tiene dinero. Tome un coche y llévela a su casa. ¡Si pudiéramos averiguar su dirección…!

Señorita volvió a decir el agente, cogiendo el dinero : voy a parar un coche y la acompañaré a su casa. ¿Adónde hay que llevarla? ¿Dónde vive?

¡Dejadme en paz! ¡Qué pelmas! exclamó la muchacha, repitiendo el gesto de rechazar a alguien.

Es lamentable. ¡Qué vergüenza! se dolió el agente, sacudiendo la cabeza nuevamente con un gesto de reproche, de piedad y de indignación . Ahí está la dificultad añadió, dirigiéndose a Raskolnikof y echándole por segunda vez una rápida mirada de arriba abajo. Sin duda le extrañaba que aquel joven andrajoso diera dinero . ¿La ha encontrado usted lejos de aquí? le preguntó.

Ya le he dicho que ella iba delante de mí por el bulevar. Se tambaleaba y, apenas ha llegado al banco, se ha dejado caer.

¡Qué cosas tan vergonzosas se ven hoy en este mundo, Señor! ¡Tan joven, y ya bebida! No cabe duda de que la han engañado. Mire: sus ropas están llenas de desgarrones. ¡Ah, cuánto vicio hay hoy por el mundo! A lo mejor es hija de casa noble venida a menos. Esto es muy corriente en nuestros tiempos. Parece una muchacha de buena familia.

De nuevo se inclinó sobre ella. Tal vez él mismo era padre de jóvenes bien educadas que habrían podido pasar por señoritas de buena familia y finos modales.

Lo más importante exclamó Raskolnikof, agitado , lo más importante es no permitir que caiga en manos de ese malvado. La ultrajaría por segunda vez; sus pretensiones son claras como el agua. ¡Mírelo! El muy granuja no se va.

Hablaba en voz alta y señalaba al desconocido con el dedo. Éste lo oyó y pareció que iba a dejarse llevar de la cólera, pero se contuvo y se limitó a dirigirle una mirada desdeñosa. Luego se alejó lentamente una docena de pasos y se detuvo de nuevo.

No permitir que caiga en sus manos repitió el agente, pensativo . Desde luego, eso se podría conseguir. Pero tenemos que averiguar su dirección. De lo contrario… Oiga, señorita. Dígame…

Se había inclinado de nuevo sobre ella. De súbito, la muchacha abrió los ojos por completo, miró a los dos hombres atentamente y, como si la luz se hiciera repentinamente en su cerebro, se levantó del banco y emprendió a la inversa el camino por donde había venido.

¡Los muy insolentes! murmuró . ¡No me los puedo quitar de encima!

Y agitó de nuevo los brazos con el gesto del que quiere rechazar algo. Iba con paso rápido y todavía inseguro. El elegante desconocido continuó la persecución, pero por el otro lado de la calzada y sin perderla de vista.

No se inquiete dijo resueltamente el policía, ajustando su paso al de la muchacha : ese hombre no la molestará. ¡Ah, cuánto vicio hay por el mundo! repitió, y lanzó un suspiro.

En ese momento, Raskolnikof se sintió asaltado por un impulso incomprensible.

¡Oiga! gritó al noble bigotudo.

El policía se volvió.

¡Déjela! ¿A usted qué? ¡Deje que se divierta! y señalaba al perseguidor . ¿A usted qué?

El agente no comprendía. Le miraba con los ojos muy abiertos.

Raskolnikof se echó a reír.

¡Bah! exclamó el agente mientras sacudía la mano con ademán desdeñoso.

Y continuó la persecución del elegante señor y de la muchacha.

Sin duda había tomado a Raskolnikof por un loco o por algo peor.

Cuando el joven se vio solo se dijo, indignado:

«Se lleva mis veinte kopeks. Ahora hará que el otro le pague también y le dejará la muchacha: así terminará la cosa. ¿Quién me ha mandado meterme a socorrerla? ¿Acaso esto es cosa mía? Sólo piensan en comerse vivos unos a otros. ¿A mí qué me importa? Tampoco sé cómo me he atrevido a dar esos veinte kopeks. ¡Como si fueran míos…!»

A pesar de estas extrañas palabras, tenía el corazón oprimido. Se sentó en el banco abandonado. Sus pensamientos eran incoherentes. Por otra parte, pensar, fuera en lo que fuere, era para él un martirio en aquel momento. Hubiera deseado olvidarlo todo, dormirse, después despertar y empezar una nueva vida.

«¡Pobre muchacha! se dijo mirando el pico del banco donde había estado sentada . Cuando vuelva en sí, llorará y su madre se enterará de todo. Primero, su madre le pegará, después la azotará cruelmente, como a un ser vil, y acto seguido, a lo mejor, la echará a la calle. Aunque no la eche, una Daría Frantzevna cualquiera acabará por olfatear la presa, y ya tenemos a la pobre muchacha rodando de un lado a otro… Después el hospital (así ocurre siempre a las que tienen madres honestas y se ven obligadas a hacer las cosas discretamente), y después… después… otra vez al hospital. Dos o tres años de esta vida, y ya es un ser acabado; sí, a los dieciocho o diecinueve años, ya es una mujer agotada… ¡Cuántas he visto así! ¡Cuántas han llegado a eso! Sí, todas empiezan como ésta… Pero ¡qué me importa a mí! Un tanto por ciento al año ha de terminar así y desaparecer. Dios sabe dónde…, en el infierno, sin duda, para garantizar la tranquilidad de los demás… ¡Un tanto por ciento! ¡Qué expresiones tan finas, tan tranquilizadoras, tan técnicas, emplea la gente…! Un tanto por ciento; no hay, pues, razón, para inquietarse… Si se dijera de otro modo, la cosa cambiaria…, la preocupación sería mayor…

»¿Y si Dunetchka se viera englobada en este tanto por ciento, si no el año que corre, el que viene?

»Pero, a todo esto, ¿adónde voy? pensó de súbito . ¡Qué raro! Yo he salido de casa para ir a alguna parte; apenas he terminado de leer, he salido para… ¡Ahora me acuerdo: iba a Vasilievski Ostrof, a casa de Rasumikhine! Pero ¿para qué? ¿A santo de qué se me ha ocurrido ir a ver a Rasumikhine? ¡Qué cosa tan extraordinaria!»

Ni él mismo comprendía sus actos. Rasumikhine era uno de sus antiguos compañeros de universidad. Hay que advertir que Raskolnikof, cuando estudiaba, vivía aparte de los demás alumnos, aislado, sin ir a casa de ninguno de ellos ni admitir sus visitas. Sus compañeros le habían vuelto pronto la espalda. No tomaba parte en las reuniones, en las polémicas ni en las diversiones de sus condiscípulos. Estudiaba con un ahínco, con un ardor que le había atraído la admiración de todos, pero ninguno le tenía afecto. Era pobre en extremo, orgulloso, altivo, y vivía encerrado en si mismo como si guardara un secreto. Algunos de sus compañeros juzgaban que los consideraba como niños a los que superaba en cultura y conocimientos y cuyas ideas e intereses eran muy inferiores a los suyos.

Sin embargo, había hecho amistad con Rasumikhine. Por lo menos, se mostraba con él más comunicativo, más franco que con los demás. Y es que era imposible comportarse con Rasumikhine de otro modo. Era un muchacho alegre, expansivo y de una bondad que rayaba en el candor. Pero este candor no excluía los sentimientos profundos ni la perfecta dignidad. Sus amigos lo sabían, y por eso lo estimaban todos. Estaba muy lejos de ser torpe, aunque a veces se mostraba demasiado ingenuo. Tenía una cara expresiva; era alto y delgado, de cabello negro, e iba siempre mal afeitado. Hacía sus calaveradas cuando se presentaba la ocasión, y se le tenía por un hércules. Una noche que recorría las calles en compañía de sus camaradas había derribado de un solo puñetazo a un gendarme que media como mínimo uno noventa de estatura. Del mismo modo que podía beber sin tasa, era capaz de observar la sobriedad más estricta. Unas veces cometía locuras imperdonables; otras mostraba una prudencia ejemplar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Fiódor Dostoievski - El Idiota
Fiódor Dostoievski
Fiódor Dostoyevski - Crimen y castigo
Fiódor Dostoyevski
Fiodor M. Dostoïevski - Crimen y castigo
Fiodor M. Dostoïevski
Fiódor Dostoievski - Crimen y Castigo
Fiódor Dostoievski
Fiódor Dostoievski - Apunts del subsol
Fiódor Dostoievski
Fiódor Dostoyevski - Los Hermanos Karamázov
Fiódor Dostoyevski
Array The griffin classics - Crimen y castigo
Array The griffin classics
Fyodor Dostoyevsky - Crimen y castigo
Fyodor Dostoyevsky
Отзывы о книге «Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)»

Обсуждение, отзывы о книге «Crimen y castigo (Clásicos de Fiódor Dostoievski)» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x