E. M Valverde - Sugar, daddy
Здесь есть возможность читать онлайн «E. M Valverde - Sugar, daddy» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Sugar, daddy
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Sugar, daddy: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sugar, daddy»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Sugar, daddy — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sugar, daddy», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
No dije nada para no entrar más a su juego, ya que todavía no estaba segura de poder salir del actual.
Levantó la falda para echar un vistazo a mis bragas pasteles de lacitos, y mantuve la mirada en el cuadro, temblorosa por la crítica. ¿Me tendría que haber puesto un tanga más sexy...? ¡No!, ¿pero qué cosas se me ocurrían?
—Es una pena que ahora no te puedas poner de rodillas...esperaré a que te cures –me recostó en la fría madera, y se me atascó el aire en la garganta cuando me subió a la mesa. Se le marcaron los bíceps bajo el traje, y Takashi me abrió los muslos, exponiendo mi ropa interior–. Mientras tanto, yo también te puedo mimar. Vamos a desvestirte un poco... –desabrochó los botones de mi blusa uno a uno, animado por mi pasividad. Hacía mucho tiempo que un hombre no me desvestía, y por impulso me cubrí, mirándole con miedo–. Nada de eso, nena. Quiero ver lo que hay debajo del uniforme.
Me sentí más pequeña que nunca, ahí expuesta para él en sujetador, viendo cómo se aguantaba las ganas de tocarme con voracidad, lo que se le dilataron las pupilas ya de por sí negras. Si ahora estaba siendo suave conmigo, ¿cómo sería en su momento más carnal?
Se puso en pie, y rodeó mis piernas en sus caderas. Noté el pulso de mis orejas, la sarve hirviéndome al sentir su erección. Madre mía.
—Tienes las mejillas sonrojadas y los ojos entrecerrados...qué mona –dejó un beso húmedo en mis blanquecinas clavículas, apretando mi cintura desnuda entre sus manos de hombre–. Cuanto antes te entregues a tus deseos inmorales, antes podrás disfrutar tu naturaleza sumisa. ¿Sabes lo placentero que es ver el conflicto de dualidad por el que pasas cada vez que me ves?, ¿cada vez que entras por la puerta de mi despacho? Me pone muchísimo –el tono grave de su voz activó algo en mi cuerpo, y él parecía saber cómo apagarlo.
Takashi comenzó a tocar mi torso: la caída libre de mis hombros, mis vacías clavículas, mis escasos abdominales, mis pechos recubiertos por el fino sujetador; los amasó.
—No hay nada de malo que te excite que te toque así –pareció leer mi expresión dudosa. Pero...¿de verdad no estaba mal?, ¿incluso si mi reacción era totalmente contraria a mis valores? Nunca me habría visto en esta situación con alguien tan gilipollas y machista, pero qué vueltas daba la vida. No me reconocía a mí misma–. ¿Te gusta que haga esto? –su cálida boca se hundió en la curva de mi cuello, y me sorprendí lo mucho que me gustó cuando humedeció mi piel. Asentí, y me mojé muchísimo cuando se rio. Él tenía todo el control, era el amo el lugar–. Claro que te gusta, nena. Túmbate.
Se adelantó y me presionó al escritorio por los hombros, mis piernas flojas todavía en su cadera, y advertí el bulto de sus pantalones.
—Debe de ser frustrante que tu cuerpo no te obedezca –atrapó su labio con los dientes, mientras observaba el tirante caído del sujetador por mi brazo, mientras bajaba el tacto por mis muslos–. ¿Cómo estarán tus bragas, hmnn?
Muy mal, a mi pesar
Arrugó la falda en mi cintura para poder ver mejor, y con dos dedos en V, los pasó por encima de la fina tela, provocando y haciendo que mis bragas se transparentaran. Mordí mi labio sin descaro,algo retraída, pero aún así abrí las piernas con docilidad para darle más acceso. Si tenía que estar seis meses con él, al menos lo disfrutaría. Sería una lástima que yo también me torturara por sentir placer físico, ¿no crees?
Takashi enterró las caderas en mí como un animal, sus dedos trazando patrones secretos en un punto sensible centímetros más arriba. Arqueó una ceja condescendiente, y sus labios no fueron gentiles cuando me besó. Me rodeó la nuca como un animal, y yo fui tan blanda que me derretí en sus manos, le correspondí con la misma obscenidad, rodeé los brazos en sus hombros, y tiró de mi pelo hacia atrás.
—Hmmnn... –me oteó reflexivo, enfocado de más en mis labios. ¿Acaso tenía monos en la cara?, ¿estaban mis labios tan hinchados e irresistibles como los suyos?–. Menudos labios tienes –delineó mi boca, absorto como si estuviera en éxtasis–, no preguntaré si te los has pinchado, ya que ahora todas las jovencitas tenéis cirugía como regalo de graduación –los pellizcó con mofa, acariciando también la hendidura marcada entre mis bragas–, pero pfft...
Noté una palpitación contra mi coño, y miré su paquete con descaro. Yo también comenzaba a sentirme sensible...¿qué narices hacía o decía? Apartó un mechón de pelo de mi frente, y me susurró como si fuera un obsceno secreto.
—Me vas a manchar los papeles de lo mucho que estás goteando.
11. [lenguas desconocidas]
Areum
—Eh... –sintiendo la cara caliente y sin saber qué decir, intenté cerrar las piernas, pero grité cuando me abrió los muslos con sus esqueléticos dedos–. Señor Takashi...
Quise decirle que no estaba para nada excitada y que me dejara irme a casa, pero notaba la tela de las bragas húmeda, y eso era imposible de ocultar. ¿Acaso no había decidido que lo disfrutaría?, ¿pues por qué me comía tanto la cabeza? Estaba mal, sí...pero al menos no estaba haciendo daño a nadie.
—Quédate tumbada –tomó asiento en su butaca de rey, examinando mis piernas abiertas frente a él, como si fuera una ofrenda virgen y me fuera a despojar de algo–, relájate, no te voy a morder si no quieres–
Clavé la vista en el techo cuando noté cómo bajó mis bragas, y entre tanto silencio, oí la caída de la tela al suelo, y también cómo Takashi se lamió los labios.
—¿Hace cuánto no te comen? –apoyó mis piernas en sus hombros, inspeccionándome sin el pudor que sentía yo. ¿Qué más le daba a él cuando fue la última vez? Mi última relación sexual ni siquiera tuvo penetración, por no decir que fue más bien un desastre.
—No tanto como cree –dije cortante, mis manos sobre mis costillas sin saber qué hacer.
Tiró de mis tobillos hasta ponerme casi al borde de la mesa, y pasó las yemas de los dedos por mi sexo desnudo, tanteando, esparciendo la lubricación, analizando mi respiración. Bajé la mirada por primera vez, y me fundí con los mordisquitos que empezó a dejar en la cara interna de mis muslos, cosquillas pero con algo más, con saliva, hambre y placer.
Tanteó mi entrada vaginal con dos dedos, solo rozando, solo introduciendo lo mínimo, mientras sus dientes me dejaban marcas en los muslos. Subió los mojados dedos a mi clítoris, pero no más de dos segundos, y luego recreó la línea de antes hacia abajo. Me comencé a desesperar por los fugaces roces del heredero, pero tenía el presentimiento de que lo estaba haciendo a propósito, que tal vez quería que se lo pidiera.
Succionó más fuerte la cara interna de mis muslos y lloriqueé, cerrando las piernas alrededor de su cabeza, desesperada por que me diera más. Le noté sonreír perverso, y contrariamente, me mojé más.
—¿Quieres algo, Areum? –conectó sus ojos con los míos, su respiración caliente contra mi coño. Palpité y me mordí el labio abochornada, siendo consciente de que se estaba riendo de mí.
—Me gusta cuando no es tan brusco, Señor Takashi –toqué mis dedos buscando refugio, un poco embobada con las manchas rosas esparcidas por mis muslos, sonrojada por estar abierta frente a su cara.
—¿Te gusta que te traten como a una princesa, hmmn? –sonrió satisfecho en su butaca, mirando casi con crueldad cómo emanaba la lubricación–. Tienes suerte de que a mí me encanta consentir a las princesas.
Enterró la cara entre mis piernas sin previo aviso, y estaba tan mojada que cada depravado rastro de su lengua sonaba. Comencé a gemir bajito y suave, cohibida pero también cachondísima.
—Mmnng –enterré los dedos en su oscuro y bonito cabello, apretándole contra mi centro, humedeciéndole la cara, haciéndome presa de él sin darme cuenta.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Sugar, daddy»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sugar, daddy» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Sugar, daddy» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.