Polo Toole - The mystery box
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—Creo que todo lo más que puedo pedir es que no hayas dicho “buenas mujeres”.
—Por favor, Albertito, solo un castroja diría algo así.
—Amén –sentenció Atalanta.
—Oye, ¿queréis alguna chuchería? –arqueó las cejas tres veces.
—Ah, no, tengo un poco de ansiedad últimamente.
—Yo quiero media –los dos se quedaron sorprendidos con la petición de Alberto, que normalmente se mantenía al margen de estimulantes y psicotrópicos.
—Illo, hermano, chill out, estás que te sales, frena un poco, eh, eh, eh.
—¡Oh, señor!, –Alberto puso las manos en forma de rezo mirando ligeramente hacia arriba– ¿por qué, por qué enviaste tamaño idiota para ser mi mejor amigo?
—¡Jajaja!, te encanta y lo sabes. Aunque no puedo partir esto.
—No sé yo... –Atalanta hablaba con sarcasmo tras casi atragantarse y echar parte del trago por la nariz. Víctor se percató de eso y la miró, jocoso.
—¿Ves?, te lo dije, cuando se suelta un poquito es la crema –mira a su amigo y le sonríe–. Claro que a veces lo tengo que drogar vivo para exprimir lo mejor de él –los tres rieron a carcajadas. Alberto estaba mucho más suelto y eso era exactamente lo que Víctor deseaba de él todo el tiempo, puesto que era mucho más irresponsable que su amigo y prefería perder el tiempo, aunque fuera haciendo tonterías soberanas en lugar de trabajar un poquito. Alberto, por su parte, tenía responsabilidades que solo él entendía. Bueno, él y su chat, con quienes compartía esa porción de su mente que nadie más de su entorno veía o intuía. Las veces que había intentado explicarse cayeron en saco roto y tan solo podía contar con cierta comprensión, pero jamás con la implicación. En cualquier caso, esta noche no estaba pensando en eso. Se le pasó por la cabeza al principio de ésta, sin duda, lo que le esperaba en unos días, pero tan pronto como el alcohol hizo efecto estaba en una nube y se dejaba flotar y mover por el ambiente familiar y amigable. También pasó un buen rato hablando a solas con Atalanta mientras Víctor iba y volvía del baño encontrándose a todo el mundo. No es que Atalanta le cayera mal, ni mucho menos, pero sí sentía cierta reticencia a la afición de su amigo por ella y, en especial, por alguna que otra vez que había cancelado planes en el último minuto por ir a verla. No le importaba que se vieran y quedaran, pero chafar los planes sin margen cuando no había manera de recuperar ese tiempo perdido..., eso sí le molestaba.
En cualquier caso, lo pasado quedaba atrás y la fiesta sirvió para juntar a los tres más, en especial a Alberto y Atalanta, quien mostraba un carácter divertido con el que aquel se sentía identificado. Menos Atalanta, los dos acabaron tomando las cápsulas que le cogieron al Pato y la fiesta se tornó aún más activa, verbal y cómica. Bajo los efectos de aquella droga, Atalanta pudo divertirse como nunca con el mero hecho de oír a sus amigos hablar. La verborrea era incesante, pero tan original que la dejaban sin palabras, incluso ellos se sorprendían a sí mismos. Baile, sudor y esa sensación de estar pisando sobre algodón de azúcar, sin dolor de pies, rodillas o cansancio general. La noche se les pasó en un suspiro y con la última canción y, sin saber bien cómo, Víctor y Atalanta se dieron un abrazo que acabó en un beso.
La mañana estaba cálida y los ruidos de los vecinos empezaban a ser cada vez más fuertes y frecuentes. Alberto, frente al ordenador, teclea concentrado.
[10:17 a.m.] Anonymoo: Wololo!
[10:17 a.m.] Anonymoo: ¿Tenéis las cosas?
[10:20 a.m.] CyberRoot: Aki el compañero y yo lo dejamos tdo listo hoy sin falta.
[10:21 a.m.] Kowloon: RECORDATORIO: Escribid correctamente, por favor.
[10:23 a.m.] CyberRoot: Aish, lo siento.
[10:25 a.m.] Savia: ¿Sigue todo según lo previsto para el sábado?
[10:25 a.m.] Anonymoo: Sí, por mi parte está todo.
[10:26 a.m.] CyberRoot: ¿Mucha fiesta ayer? e.e
[10:26 a.m.] Anonymoo: Ejejejejejeje
[10:27 a.m.] Kowloon: Equipo A, recordad también llevar mascarilla, guantes y gafas protectoras. Tenemos algunas de repuesto, pero intentad no olvidarlas.
[10:28 a.m.] CyberRoot: Oído, cocina.
[10:29 a.m.] Monsatan: ¡Capitán, sí mi capitán!
[10:30 a.m.] Savia: ¡Buenos días, princesa!
[10:31 a.m.] Monsatan: ¿Lleváis mucho aquí?
[10:32 a.m.] Anonymoo: No mucho:P
[10:33 a.m.] Kowloon: ¿Seguimos minteando o qué?
[10:34 a.m.] Anonymoo: Yo estoy de resaca, creo que iré a desayunar primero.
[10:34 a.m.] Savia: Por mí bien, hay que esperar al resto de todas formas...
[10:35 a.m.] CyberRoot: Siempre igual, macho...
[10:35 a.m.] Monsatan: De verdad, qué irresponsables...:/ lol
[10:36 a.m.] Kowloon: Tu mejor no digas nada XD
[10:36 a.m.] CyberRoot: Jajajaja, salseo mañanero, ah...
[10:37 a.m.] Anonymoo: Chavales, yo marcho ya, hablamos por la noche.
[10:37 a.m.] Kowloon: Venga, a levantar el país compadre. Yo voy a empezar a mintear como si no hubiera un mañana. Última transacción: 7 de ether, jua, jua, jua.
[10:38 a.m.] Savia: ¡Luego nos leemos!
[10:38 a.m.] Monsatan: Pues a mí que me se disculpe, pero voy a viciar un rato por aquí.
[10:39 a.m.] Savia: Esta criatura no tiene nombre, llega tarde pero ya está jugando...:P
[10:39 a.m.] Monsatan: ¡Pues venid conmigo! Tanto ene efe té, tanta polla... Vamos a divertirnos un poco.
[10:40 a.m.] Savia: Otro día, ¿vale?
Alberto se desconectó y volvió a tumbarse en la cama, con la idea de estar como máximo cinco minutos, pero se le fue un poco de las manos y, cuando volvió a mirar en su muñeca el reloj digital, habían pasado quince. Entonces se incorporó y se quedó meditando un rato. Por fuera estaba poco menos que catatónico, pero por dentro el cerebro iba a todo trapo entre la idea de dormir más y la obligación mental de tener que aprovechar el día. Fue una dura batalla, pero finalmente la ganó y se levantó para ponerse unos pantalones de pijama y una camiseta de tirantes. Por último, se colocó las zapatillas de estar por casa y se dio cuenta de que ya hacía bastante calor para llevarlas, puesto que tenían borreguillo por dentro y eran cerradas, así que anotó algo en un papel donde tenía una pequeña lista con lo que le iba surgiendo. La lista rezaba:
* Jeringuillas
* Tiritas
* Chicles de hierbabuena
* Gorra verano
* Zapatillas verano
Al apuntar esto último, se dio cuenta de que había olvidado algo importante. Cogió su agenda y miró la fecha en la que estaba, suspiró con desgana y volvió a quitarse los pantalones. Entró un momento al baño, al que tenía acceso desde su habitación sin tener que salir de la misma y se lavó las manos a conciencia, después abrió un armario y sacó una cajita médica con tapa donde había una única jeringuilla y un envase con la solución inyectable de testosterona. Abrió la ampolla con mucho cuidado, puesto que se había cortado sin querer un par de veces, y succionó con la jeringa el máximo de contenido. Volvió a ponerle el tapón y la dejó sobre el lavabo. Entonces estiró un poco el cuello, los brazos y los hombros sin prestarse mucha atención en el espejo. Después se bajó los calzoncillos un poco para ver la zona del trasero donde iba a efectuar el ritual de cada mes y, tras unos cuantos restregones de alcohol y varios pellizcos para localizar la zona perfecta, decidió no ejecutar la tarea. Se miró en el espejo y se colocó bien los pantalones, había tomado una decisión. Después se miró el tatuaje de la pierna, estaba un poco descontento con la poca nitidez de éste; probablemente tendría que repasarlo. Recogió todo con sumo cuidado para eliminarlo, se lavó bien las manos y volvió a su cuarto para ponerse los pantalones. Volvió una vez más al aseo para lavarse la cara y mirarse la barba de forma curiosa, meticulosa casi, hasta que abrió el grifo con agua caliente y, con la cara llena de espuma, se afeitó.
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