Polo Toole - The mystery box
Здесь есть возможность читать онлайн «Polo Toole - The mystery box» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:The mystery box
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
The mystery box: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «The mystery box»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
The mystery box — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «The mystery box», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
—Tío, ¿bajas con nosotros a comprar la bebida? Te puedes traer el portátil, podemos llevarlo al parque a pasear si quieres –resopló un Víctor molesto.
—Estás un poquito..., tonto, ¿no? –Alberto cerró el ordenador y se levantó con media sonrisa para abrazar a su amigo. Víctor lo aceptó y ambos acabaron riendo. Tenían una relación especial, llevaban viviendo juntos tres años y la convivencia se hacía difícil a ratos. Chocaban mucho, eran completamente distintos y, a la vez, coincidían en casi todo lo básico, en esos principios inamovibles en que caemos los seres humanos y que nos imposibilitan establecer lazos con ciertas personas por muy interesantes o guapas que nos parezcan. Alberto era hermético y solitario, mientras que Víctor adoraba estar rodeado de gente y exprimir cada momento al máximo. Ambos se comportaban diferente cuando salían de fiesta, pero habían llegado a un punto en el que, aunque les costara, ni Víctor amargaba a Alberto para ser más activo socialmente, ni Alberto ponía malas caras cuando veía a su amigo pasado de rosca. El término medio les funcionaba casi siempre.
—Yo estoy lista, –Atalanta salía del baño– ¿vamos? –cogieron móviles y llaves y salieron de casa. Mientras bajaban las empinadas escaleras, se podía oler el ambiente, pero era al salir del portal cuando Víctor se crecía.
—Ah..., –Víctor tomó un gran sorbo de aire– la fiesta de hoy va a ser espectacular, lo siento en el body.
—¿Qué queréis de beber? –preguntó Atalanta, los chicos se miraron y sonrieron.
—Nosotros –se adelantó Víctor– somos fieles totales al néctar supremo de la noche –Atalanta miró a Alberto, este contestó seco.
—Básicamente es licor cuarenta y tres con bebida energética, ahí somos menos exigentes.
—Dulce, dulce, dulce, dulce.
—Puaj, –contesta ella– pero vale, aunque yo cogeré ginebra.
—Puaj, pero vale –repite Víctor y todos entran en el pequeño comercio rebosante de productos dispares y, por supuesto, alcohol. El estoico Alberto esperando a que Víctor termine de seleccionar la botella de licor más limpia y de más atrás del estante. Podía ser un guarro en casa, pero siempre quería conseguir el mejor producto posible, fuese lo que fuese. Mientras, Atalanta ya esperaba cerca del cajero escribiendo en su móvil con la botella de ginebra y un par de latas de tónica. Alberto se acercó a ella mientras Víctor terminaba de coger bolsitas de aperitivos de dudoso valor nutricional.
—¿Te pillo unas galletas o algo?, –Alberto odiaba que le gritaran para preguntar algo desde la otra punta de donde se encontrase – ¡hay de las veganas esas que te gustan!
—Señor..., –volvió hasta donde estaba su amigo– no, gracias, estoy bien así –dijo seco.
—Luego te va a entrar hambre, pero bueno.
—Tío, es a ti a quien siempre le entra hambre. Además, no pienso quedarme hasta las siete, aviso.
—Yo no te digo nada, ya lo sabes –Víctor hizo un gesto de puchero con los labios.
—¿Vamos o qué? –inquirió Atalanta cuando por fin se acercaron los dos para pagar.
La noche había comenzado y el grupo estaba dispuesto, así que, antes de colocarse en alguna plaza discreta para beber, recorrieron las estrechas calles mirando algunos escaparates mientras hacían bromas y se ponían al día. Atalanta, a pesar de haber modelado unas cuantas veces, no había desarrollado un gran interés por la moda. Más bien le gustaba lo retro, aunque no desembolsaba grandes cantidades a las tiendas que se autoproclamaban así, sino que hallaba todo lo que quería en sitios más pequeños y menos llamativas. Ese era su secreto y, cuando le preguntaban dónde iba de compras, cosa que ocurría muy a menudo, simplemente explicaba la verdad con una sonrisa y nadie la creía. Víctor y Alberto también iban cómodos para la fiesta, sobre todo el primero que tenía ganas de bailar. Al final, acabaron en una pequeña calle aledaña a la plaza de Tribunal, puesto que la noche estaba templada y no querían acomodarse y que los echaran, amén de no recibir una multa. Con el estilo de un hacedor de cócteles de renombre, Víctor comenzó a preparar la bebida de Alberto mientras Atalanta se servía lo suyo, para después ponerse su vaso.
—Qué bien se está aquí –soltó ella mientras se recostaba en la pared.
—Ojalá se quedase así, –añadió Alberto para hacer lo mismo a su lado– odio el verano en Madrid.
—A mí me encanta el calor, ¡uy! –Víctor se precipitó al ponerse al lado de sus amigos y casi tira medio vaso, por suerte era de tubo y no lo había llenado hasta arriba, pero un cubito de hielo voló.
—Señor..., ¡ten cuidado! –Alberto sonríe. Sabía bien de la torpeza de su amigo y se lo tomaba con humor. De todas formas, era una torpeza nerviosa, más por ir rápido que por ser torpe per se–. Ojalá estuviese Vesta.
—¿Qué está haciendo ahora? –Atalanta bebió dos sorbos e hizo un gesto de que estaba más fuerte de lo que esperaba.
—¿No te contó Víctor? –lo miró de reojo.
—¡Qué va!, este no me cuenta nada... –lo mira con una sonrisa.
—Está sacándose ahora la titulación para ser entrenadora personal y sigue entrenando a saco, está ultra fuerte.
—Estamos mazo de orgullosos de ella –dice Víctor solemne.
—Mazo –Alberto vuelve a beber.
De repente, un grupo de tres chicos pasó por la calle y uno de ellos se quedó mirando a Atalanta.
—¿Lo conoces? –preguntó Víctor cuando desaparecieron.
—De nada –niega con la cabeza–. Por cierto, ¿qué era eso que tenías que contarme sobre tu canal?
—¡Ah, sí! –se emociona.
—¿Vas a hacer un video especial o qué? –Alberto se sorprende de que no le haya dicho nada.
—Sí, pero voy a necesitar tu ayuda, igual...
—A ver...
—Bueno, la cosa es que voy a llegar al millón de subscriptores y, como en su momento hubo un boom de canales subiendo videos de cajas misteriosas de la Deep web y dije que lo haría en mi canal cuando llegara al millón, me han estado pidiendo a hierro que compre una y lo suba.
—Pero tío..., ese boom ya..., pelín caducado, ¿no crees?
—Pues bastante, pero es que me lo han estado pidiendo a muerte. Pero obviamente tiene que ser real.
—...ya, –medita Alberto– porque no puedes hacer como la mayoría e inventarte algo y ya está, ¿no? –se indigna.
—Joder, tío, no pensaba que te fuera a molestar, la verdad.
—A ver, Víctor, la verdad es que no te lo recomiendo para nada. Y es que además está desfasado no, lo siguiente, vamos, a años pasados te vas a pillar una caja...
—Tío, es un canal de misterio, les hace gracia, yo que sé. Y no puedo fingir con algo así, no me parece razonable. Hay algunos canales que han comprado realmente las cajas.
—Pues mira, otra excusa para no hacerlo. Porque hubo morralla a saco, pero algunos de verdad quedaron expuestos a mucha mierda.
—A ver..., –intervino Atalanta– a mí me da mal rollo.
—¡Qué va! Hay un montón de gente que se aprovecha de esto y simplemente hacen cajas pareciendo chungas, pero es mentira todo.
—Vale, pero hay un porcentaje que realmente viene de un mundo turbio y, haciendo eso, estarás expuesto porque la probabilidad sigue existiendo.
—Joder, vaya ánimos...
—Lo vas a hacer igual, ¿no? –pregunta Alberto tras una pausa mirándolo muy serio.
—Pues..., sí, no me parece big deal –suspira–. Me he comprometido con mis subscriptores y, sinceramente, quiero comprarla, que me quedé con las ganas en su momento.
—Tú mismo... –sentencia Atalanta.
—Joder... –Alberto hace una pausa–. Pues nada, tendré que ayudarte –dice enfadado.
—¿En serio? –la cara le resplandece.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «The mystery box»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «The mystery box» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «The mystery box» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.