Björn Larsson - Long John Silver

Здесь есть возможность читать онлайн «Björn Larsson - Long John Silver» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Морские приключения, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Long John Silver: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Long John Silver»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Quién no recuerda a Long John Silver, el famoso Pata de Palo de La isla del tesoro? Espíritu rebelde, audaz y mujeriego, el intrépido marino surcó los mares a las órdenes de piratas tan temidos como England o Flint, contrabandeó en las costas de Francia y fue vendido como esclavo en las Antillas, convirtiéndose en el personaje más carismático y controvertido de R. L. Stevenson.
Este hombre seductor, capaz de mil traiciones y siempre dispuesto a pactar para sobrevivir, nos cuenta ahora su intensa vida desde su retiro en la isla de Madagascar: así es como la magia de la letra impresa consigue hacernos llegar una autobiografía imposible y sin embargo tan real como las mejores páginas de la buena literatura.
Björn Larsson, escritor y navegante, es el autor de este doble salto mortal que nos regala la voz de Pata de Palo para que él mismo nos diga la verdad, y nada más que la verdad, sobre sus andanzas de hombre y marinero.

Long John Silver — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Long John Silver», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Eso me dijo Dolores como si fuera una declaración, la más larga que me han hecho en vida. Era de una gracia monosilábica, ni más ni menos. Por lo que pude juzgar, no dijo más que lo imprescindible.

Dolores estuvo conmigo durante diecinueve años, hasta que murió sin decir palabra. Incluso yo mismo podría echarme a llorar por eso. Muy al contrario, he intentado reírme como sólo ella se reía, pero no me sale. A veces me he preguntado si, de no haber sido por ella, habría sobrevivido y habría salvado el pellejo durante tanto tiempo. Como enemigo de la humanidad, hay que tener un sitio adonde ir y alguien en quien confiar, quizá no sólo por sobrevivir, sino para no volverse loco, que ya es una especie de muerte. Lo vi con claridad cuando se disolvió la cuadrilla de Flint, y alguna que otra vez, aparte de oír hablar de lo mismo en cientos de ocasiones, cuando los piratas huían de la horca y de las persecuciones con las manos vacías, indecisos como los huérfanos, aturdidos y confusos como las gallinas. No podían sentirse seguros en ningún sitio. Antes que dejarse cazar y ser perseguidos, corrían al encuentro de la muerte. Se convirtieron en sus propios verdugos. Cualquier cosa era mejor que estar completamente solo en la tierra y ser una presa legítima para cualquiera y para todos a la vez.

Sí, Jim; parece ser que me estoy consumiendo y me he convertido en un llorón en mi última etapa. John Silver va pendiente abajo, es la verdad. Escribir sobre uno mismo, Jim, es envejecer constantemente. Debes saber que esto me ha convertido en un diablo sin sangre en las venas. Sólo espero que el otro John Silver, el que he puesto sobre papel, haya recibido algo de aquella chispa crepitante que tenía yo cuando quería. Claro que ni siquiera esto es seguro, y así toda la empresa carece de sentido, porque para tener perspectivas, uno debe estar vivo, ser de carne y hueso. Es lo primero. Pero ¿cómo voy a saber que estoy vivo si apenas me tengo en pie?

Y pensar que siempre me he opuesto a las prisas y al trabajo hecho con precipitación… ¿Cuántos caballeros de fortuna no se fueron por los caminos del mundo sólo porque no podían aguantar y esperar? Todo lo tenían que coger de antemano, la vida y la muerte, esto, aquello y lo de más allá. Y aquí estoy, inquieto, por si se me va a agotar el tiempo sin poder ponerle punto final a la vida antes de que suene mi hora, una vida que ya no es más que lo que se diga de ella.

Es una suerte, lo prometo, que Dolores no me vea. Se habría reído en mis propias narices. De todas maneras, en vida no me dejó jamás en ridículo, eso seguro. En realidad, tampoco me dio mucho calor, pero yo de eso siempre tuve para dar y vender.

Instalé a Dolores confortablemente en Port Royal antes de irnos en busca de Flint. Para no despertar sospechas, compré una taberna. En la segunda planta había tres habitaciones en las que se instaló Dolores agradecida, aunque nunca lo demostró. Estaba lejos de tener un espíritu tan inquieto como el mío, que sólo podía estar sentado un rato cuando fuera cuestión de vida o muerte. Claro que ella tampoco necesitaba guardarse las espaldas a cada instante como yo.

Tienes que saber, Jim, que yo ya no podía estar tranquilo en ningún sitio, ni siquiera en Port Royal. Cierto es que igual que antes del gran terremoto que enterró a dos mil de los mejores canallas de la tierra, si hay que creer lo que se dice, Port Royal era un enjambre de marineros, esclavos, libertos, contrabandistas, comerciantes de diversa catadura, estibadores, borrachos, mendigos, soldados licenciados y otra ralea igual de irresponsable.

Sin embargo, la ciudad ya no estaba, como se había dicho, igual de enferma que un hospital, ya no era tan peligrosa como la peste, tan calurosa como el infierno y tan pecadora como el mismísimo Diablo. En los buenos tiempos había refugios como Port Royal para tipos como yo, pero eso se había acabado. En Port Royal estaban esparcidos los restos del naufragio de las antiguas bandas piratas que se acogieron a la amnistía, o que eran tan miserables que no valía la pena ni colgarlos. Claro que eso no habría sido un castigo, más bien una mitigación y un alivio. Además, Taylor se había ido a las Antillas, y cualquiera de su vieja tripulación que siguiera con vida con mucho gusto habría denunciado a un tipo como yo para ganarse unos cuartos.

Y eso no era todo. Entre las tabernas de Port Royal, entre los burdeles y los descuidados locales de comercio, los cobertizos y algunas casas de piedra más dignas para las autoridades y el gobernador, el Almirantazgo había instalado uno de sus juzgados, la antesala del Infierno para mí y para mis camaradas. Encima de la puerta colgaba un cartel: «¡La verdad desnuda!», así rezaba. Y ¿cuál era la verdad desnuda de aquellos abogados charlatanes? Testimonios, denuncias, cotilleos, rumores y calumnias, a eso llamaban verdad, y a que, según la ley, un miserable testimonio fuera suficiente para condenar a un tipo como yo. El único crimen en que se exigía algo más era la traición. En realidad, es con credibilidad, y no con verdad pura y dura como se pretexta, con lo que la gente se defiende tanto en la vida como en la muerte. Y si ni credibilidad había, era fácil acabar los días de uno encadenado en la Punta de la Horca, el patíbulo recién construido de Port Royal.

Fue también un alivio soltar amarras y salir en busca de Flint cuando todo estuvo arreglado a mi plena satisfacción. Dolores en su segura morada y yo en mi inseguro navío, aunque así lo había querido. ¿Qué era arriesgar la vida de vez en cuando a bordo, comparado con el constante temor de perder el pellejo o terminar en la horca, tanto de día como de noche? No, por lo que alcanza mi memoria, en tierra no he tenido nunca un momento tranquilo en mi larga vida; lo mismo da que haya tenido las manos sin marcas o que no, o que haya tenido las espaldas cubiertas o no.

Capítulo 36

Long John Silver - изображение 38

¿Te preguntas si Flint era un ser vivo? Mi respuesta es que sí, aunque resultara difícil de creer cuando el Walrus apareció sin previo aviso delante de la popa de nuestro miserable bergantín, en la madrugada de una húmeda mañana, antes de que el sol hubiera tenido tiempo de disipar la niebla. Nuestras velas habían colgado flácidas toda la noche y los únicos ruidos que se oyeron durante mi guardia fueron los ronquidos de la tripulación, los chirridos del maderamen y el gotear del rocío en las velas y los remos.

A pesar de todo ahí estaba el barco de Flint, como una aparición espectral, con la negra izada en popa. La bandera estaba tensada en un travesaño para que resultara bien visible incluso cuando no soplaba el viento. Hasta en eso había pensado Flint, que no en vano era un concienzudo capitán. Sin embargo, ¿cómo nos había encontrado en la oscuridad y con aquella niebla? ¿Y cómo había conseguido atraparnos sin un soplo de viento en las velas?

Despacio, como llevado por una mano invisible, el barco fantasma se deslizaba por nuestro costado con las compuertas de los cañones abiertas. Vi algunas figuras de pie, apoyadas en la amura, despreocupadas, como si fueran la tripulación de un barco mercante.

Estaban tan seguros de sí mismos y de su superioridad que no les importaba si parte de la tripulación se quedaba mirando, y quizás hubiera algunos aún dormidos, tan tranquila y apacible parecía la cubierta.

Naturalmente, yo estaba nervioso por ver al pirata anónimo que ya se había hecho tan famoso sin apenas existir. Salió a popa en el mismo momento en que todos los cañones del barco empezaban a disparar. Le vi hacer un movimiento con la cabeza y… ¡zas! Unos cuantos hombres subieron rápidamente al aparejo, manipularon la vela mayor y situaron el barco a nuestro lado. Entonces entendí que, de todas formas, Flint no era sobrenatural, sino un hombre de este mundo. Lo único que había hecho fue aprovechar el viento que soplaba más arriba con la vela mayor, mientras que nosotros, con un mástil más corto, quedamos al recalmón. Así ocurría a veces, que un viento invisible frenaba a la altura del agua mientras continuaba soplando ligero en lo alto. De todas formas, aquel hombre era un capitán endiabladamente hábil.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Long John Silver»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Long John Silver» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Long John Silver»

Обсуждение, отзывы о книге «Long John Silver» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x