• Пожаловаться

Christie Ridgway: Atrévete a amarme

Здесь есть возможность читать онлайн «Christie Ridgway: Atrévete a amarme» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современные любовные романы / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Christie Ridgway Atrévete a amarme

Atrévete a amarme: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atrévete a amarme»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La reportera Angel Buchanan se ha llevado una sorpresa enorme al descubrir que el difunto pintor Stephen Whitney, quien se autodenominaba el «Artista del corazón» y se caracterizó por defender los valores familiares, es el padre que la abandonó cuando tenía cuatro años. Y no hay nada como la lectura de un testamento para que aparezcan parientes cuya existencia era hasta entonces desconocida: la afligida viuda junto a su sexy hermana gemela… y un tipo de muy buen ver. Se trata de C. J. Jones, un conocido abogado que quiere comprar el silencio de Angel sobre la no tan ejemplar vida secreta de su padre. Ella no ignora que C. J. intentará cortejarla para salirse con la suya, pero ¿quién podría resistirse? Y encima en un escenario como Tranquility House: una mansión plagada de habitaciones y románticos rincones.

Christie Ridgway: другие книги автора


Кто написал Atrévete a amarme? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Atrévete a amarme — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atrévete a amarme», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Aquella era su última noche.

No quería pensarlo demasiado, pues le dolía que lo fuera, así que se concentró en lo que estaba a punto de ocurrir. Estaba ansioso por tocarla, por sentir la piel de la mujer, el peso de…

– ¡Cooper!

Miró a un lado y a otro.

– ¿Señora Withers? ¿Va todo bien?

La tenue luz que salía por la puerta se le reflejaba a la anciana en el pelo y se lo teñía de amarillo.

– He oído algo.

– ¿Algo? -Cooper se le acercó-. ¿Un animal?

– Un zumbido.

– ¿Un zumbido? -Cooper frunció el entrecejo y, luego, un poco avergonzado, se rió; había ido tarareando «Hakuna Matata»-. Lo siento. Creo que he sido yo. Me gusta tararear cuando estoy… -¿Contento? ¿Estaba contento?-. Es una costumbre.

– No, no ese tipo de zumbido -corrigió ella-. Algo electrónico, procedente de la cabaña de la periodista, esa señorita Buchanan.

La anciana acompañó sus palabras apuntando con el índice la cabaña de Angel.

– Oh, vaya, ya veo.

¿Un zumbido? De repente, Cooper se acordó de algo que Angel le había dicho la noche de su llegada y, ruborizándose, se la imaginó con aquel vibrador que ella había dicho que tenía.

Un tanto aturdido, carraspeó y volvió a concentrarse en la señora Withers.

– ¿Y desde cuándo oye ese, bueno, ese zumbido?

– Desde hace unos minutos, cuando venía de vuelta y pasaba por su cabaña. Ve, hijo, y haz algo. Para eso están las normas.

– Por supuesto, estoy de acuerdo, señora Withers. -Cooper empezó a retroceder y estuvo a punto de tropezar con una raíz traicionera-. Me ocuparé de ello.

Casi echó a correr hacia la cabaña de Angel con el corazón en la boca. ¿Tendría ella algo especial para la última noche, un as escondido en la manga? ¿Sería una sorpresa? Con aquellas dudas ocupándole el pensamiento, llamó a la puerta y, como nadie fue a abrir, giró el pomo. Ella no debía ignorar que él iba a buscarla.

Sin embargo, allí no había nadie y ello supuso una leve decepción para Cooper. Al mirar la mesa, sin embargo, advirtió que allí sí había algo. El ordenador portátil de Angel, a pesar de tener la pantalla apagada, emitía un débil zumbido.

Ay, diablilla. Sonriendo para sus adentros, se acordó de que le había devuelto sus pertenencias cuando ella iba a marcharse, y que se había olvidado de pedírselas de nuevo cuando la periodista decidió quedarse.

Se acercó a la mesa y paseó un dedo por la estructura plástica del aparato. En su casa de San Francisco tenía un modelo parecido. El zumbido, a aquella distancia, era claramente audible.

Sofocó una carcajada, inspirada por lo que estaba escuchando. Un zumbido. Le recordaba su necesidad de trabajo, de investigación, de ley. Vaya, amaba aquello. Lo echaba de menos.

Mientras seguía palpando el ordenador, cerró los ojos. Se lo había confiado a Angel y era muy cierto: era un idealista. Ya fuera a causa de lo último que le había dicho su padre -«Haz siempre lo correcto»-, o porque su exagerado sentido de la justicia lo hubiese convertido en un adicto, el caso era que había estado fascinado por su trabajo.

Al día siguiente, cuando Angel partiera, perdería aquella otra cosa que le había proporcionado una fascinación pareja a la de la abogacía.

¡No, no podía ser!

Hizo un aspaviento con la mano para apartar aquella idea. De súbito, tal vez al haber tocado sin querer alguna tecla, el ordenador emitió un pitido y la pantalla se iluminó y mostró una página llena de caracteres.

Las palabras se le hicieron comprensibles de inmediato. «Stephen Whitney», «mi padre», «abandono», «adulterio».

Cooper leyó el documento entero.

Traición.

19

Angel no podía dejar que todo terminara de aquella forma.

El tiempo que estuvo esperando a Cooper le sirvió para convencerse de ello. Aquella noche hacía calor, y el fino camisón que llevaba se le pegaba al cuerpo, no tanto por la temperatura ambiente, sino por lo que estaba a punto de suceder entre ella y Cooper.

A pesar de su naturaleza tímida, aquella noche quería sentirse muy cerca de él. Tenían que estar cuerpo a cuerpo desde el primer instante.

Decidida a ello, se quitó el camisón por la cabeza y lo tiró al suelo. Entonces se recostó contra las almohadas y cubrió su desnudez con la sábana. Su corazón y su mente cabalgaban al galope mientras consideraba una y otra vez su rechazo a implicarse con un hombre y las razones por las que aquel era demasiado bueno como para alejarse de él.

Sin embargo, Cooper no parecía demasiado preocupado por su inminente partida. No hacía ningún plan para que volvieran a verse cuando regresara a su bufete de abogados en San Francisco. ¿Por qué?

Porque, probablemente, él no albergaba los mismos sentimientos.

Aunque, en el fondo, Angel tampoco se creía aquello. ¿Acaso no le había dicho «quiero que estés a mi lado» aquella misma mañana? Seguro que también la querría con él al día siguiente. A la semana siguiente. Al mes siguiente. Su corazón le decía que así era; el mismo corazón en el que ella había descubierto su amor por él.

En ese caso ¿por qué iba a dejarla marchar?

Porque «Angel Buchanan no necesita a nadie». Eso también se lo había dicho.

Si él la dejaba ir era porque ella no había dado muestras de lo mucho que necesitaba que la retuvieran. El chirrido que hizo la puerta de la cabaña al abrirse la sobresaltó. Le empezaron a temblar las manos y las juntó con fuerza para disimular sus nervios. Pero entonces las separó y apoyó los temblorosos dedos en el regazo. Al fin y al cabo, ¿no había llegado a la conclusión de que intentar esconder su vulnerabilidad solo serviría para que Cooper la dejara escapar?

El hombre se acercó a la habitación y sus pasos, lentos y firmes, resonaron contra el suelo de baldosas. Cuando llegó a la puerta, Angel se inclinó para encender la lámpara de la mesita de noche.

– Ya estás aquí. Estaba pensando en ti.

Angel sintió cómo la mirada de Cooper recorría su rostro, sus hombros desnudos y la sábana que le cubría el cuerpo a partir de ese punto.

– No me digas.

Angel tomó aire, algo inquieta por el tono de advertencia con que Cooper había pronunciado aquellas tres palabras. ¡Pero no podía ser! Estaba nerviosa y no eran más que imaginaciones suyas.

– Pues sí -respondió, forzando una sonrisa y dando golpecitos en la cama para que se acercara-. Te echaba de menos.

En lugar de aceptar su invitación, Cooper se apoyó en el marco de la puerta. La luz de la lamparita era tenue y Angel solo alcanzaba a distinguir sus pómulos y barbilla. El resto de su cara permanecía en la penumbra.

Y parecía distinto; más delgado, más oscuro, más severo.

Maldiciendo las reacciones de su cuerpo, intentó disimular el escalofrío que le recorrió la espalda. Hasta entonces, su tendencia a considerar a todos los hombres unos villanos le había evitado muchos sufrimientos, pero… se encontraba sola. Aquella situación no podía seguir así.

– Estoy haciendo un esfuerzo por cambiar -espetó.

Cooper no se movió.

– ¿Ah, sí?

El ambiente era tenso, parecía como si el aire se pudiera cortar con un cuchillo, pero Angel no sabía si aquello era producto de su deseo sexual mezclado con los sentimientos que la atenazaban.

– Yo, esto… quiero ser del todo honesta contigo.

– Suena bien.

A Angel se le formó un nudo en la garganta. ¿Era su tono realmente distante o eran imaginaciones suyas, siempre negativas?

Entonces lo recordó con Katie y con sus hermanas. Le vinieron imágenes de él acariciándolas y dándoles cariño. De la calidez en su mirada cuando aquella misma mañana le había dicho «quiero que estés a mi lado».

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Atrévete a amarme»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atrévete a amarme» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Christie Ridgway: El primer bebé del año
El primer bebé del año
Christie Ridgway
Christie Ridgway: A tu Lado
A tu Lado
Christie Ridgway
Trish Morey: Engaño feliz
Engaño feliz
Trish Morey
Rachel Gibson: Daisy Vuelve A Casa
Daisy Vuelve A Casa
Rachel Gibson
Carly Phillips: En Busca Del Pasado
En Busca Del Pasado
Carly Phillips
Julia Quinn: Te Doy Mi Corazón
Te Doy Mi Corazón
Julia Quinn
Отзывы о книге «Atrévete a amarme»

Обсуждение, отзывы о книге «Atrévete a amarme» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.