Lisa Jackson - La magia del deseo

Здесь есть возможность читать онлайн «Lisa Jackson - La magia del deseo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La magia del deseo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La magia del deseo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En otro tiempo, Savannah Beaumont había amado a Travis McCord con todo su corazón. Y una noche de verano, durante su adolescencia, había llegado a creer que él también la amaba. Pero al amanecer se había impuesto la verdad: Travis se había marchado y ella se había sentido como una tonta. Nueve años después, ella seguía diciéndose a sí misma que odiaba a Travis.
Ahora él había regresado al rancho de los Beaumont, y Savannah quería mantenerlo a distancia, pero el engaño tenía muchas caras. Travis le pedía que confiara en él para ayudarla a descubrir los secretos que escondía su propia familia. ¿Podría olvidar las traiciones del pasado… y el deseo que seguían sintiendo el uno por el otro?

La magia del deseo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La magia del deseo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Durante los últimos años, Wade había ido renunciando a buena parte del trabajo de su gestoría para administrar el rancho. En realidad, se estaba preparando para ocupar el puesto de Reginald cuando éste decidiera retirarse. Lo cual podría ocurrir más temprano que tarde, pensó Savannah, entristecida, teniendo en cuenta la pésima salud de Virginia.

«Lástima que Travis no se quedara en el rancho para seguir los pasos de papá», pensó distraída, pero se reprochó de inmediato aquella ocurrencia. Aunque habían transcurrido nueve años desde que abandonó el rancho para casarse con Melinda, Savannah nunca lo había olvidado realmente… pese a que había logrado evitarlo la mayor parte de las veces. Últimamente corrían rumores de que iba a presentarse a las próximas elecciones para gobernador del Estado de California. Algo ciertamente difícil de creer.

– Eh, tía Savvy, ¿te apetece salir a montar? -gritó Joshua, el único hijo de Charmaine y Wade, corriendo hacia ella.

El niño la miraba con sus ojos oscuros brillantes de entusiasmo. Tenía nueve años. Su pelo, de color castaño, necesitaba un buen corte.

– Me encantaría -respondió, y el crío sonrió de oreja a oreja.

– ¿Puedo montar a Mystic?

– ¡Ni lo sueñes, amiguito! -rió Savannah-. ¡Es el potro estrella de mi padre!

– Pero yo le caigo bien.

– Yo creo más bien que a Mystic no le cae bien nadie.

– ¡Tonterías! -dio una patada a un guijarro del suelo, frustrado-. Yo sé que puedo montarlo.

– ¿Ah, sí? -sonrió al ver su gesto decidido-. Bueno, quizá algún día. Si el abuelo y Lester no ponen ningún impedimento, de acuerdo. Pero hoy no -alzó la mirada al cielo, que se estaba nublando por momentos-. Venga, vamos a ensillar a Mattie y a Jones. Tendremos tiempo de dar un par de vueltas por el potrero antes de que empiece a llover.

– Pero si son unos jacos viejos… ¡No son purasangres!

– Vergüenza debería darte. Incluso un jaco, como tú dices, necesita hacer ejercicio. ¡Al igual que los niños tercos como tú! ¡Vamos, te echo una carrera hasta las cuadras!

– ¡Vale! -Joshua salió disparado y Savannah le dejó ganar la carrera-. Tú también eres vieja… -le comentó con una sonrisa cuando llegó a la puerta.

– Y tú, muy precoz.

– ¿Qué quiere decir eso?

Un brillo de amor asomó a los ojos de Savannah.

– Que nadie te quiere más que tu tía.

Joshua se puso repentinamente serio y Savannah se dio cuenta de que no había sido muy afortunada con su frase.

– Bueno, aparte de los abuelos, mamá, papá y…

– Papá no me quiere.

– Por supuesto que sí -se apresuró a asegurar, viendo la tristeza que traslucía su mirada. Maldijo para sus adentros a su cuñado.

– Nunca quiere hacer nada conmigo.

– Tu padre está muy ocupado… -detestaba inventar excusas para Wade.

– ¿Siempre?

– Dirigir este rancho es una responsabilidad muy grande.

– Pero tú sí que tienes tiempo de jugar conmigo.

– ¡Porque yo soy una completa irresponsable! -rió Savannah-. Y ahora deja de compadecerte a ti mismo y ve a buscar las mantas de los caballos…

Joshua las encontró rápidamente y Savannah se dedicó a embridar las dos monturas. Una vez más maldijo en silencio a su cuñado.

– Espérame aquí un momento -dijo a Joshua después de apretar la cincha de Jones-. Voy a ver si hay algo de beber en la oficina. ¿No te gustaría llevarte una lata de refresco?

– ¡Sí!

– Ahora vuelvo.

Salió de las cuadras, siguió por el camino de cemento que corría paralelo al edificio de madera y subió las escaleras que llevaban a la oficina, situada justo encima de la zona de los establos reservada a los potrillos. La puerta estaba entornada y escuchó unas voces. Su padre y Wade estaban discutiendo acaloradamente.

– No creo que puedas contar con él -estaba diciendo Wade.

Savannah dio un paso adelante con la intención de anunciar su presencia, pero las siguientes palabras de su cuñado la hicieron vacilar.

– McCord es un hombre acabado y Willis está muy preocupado por él.

«¿Travis? ¿Qué le pasa a Travis?», se preguntó. El corazón se le aceleró de temor.

– Willis Henderson siempre se preocupa demasiado por todo.

– Y tiene buenas razones para hacerlo. Tiene a McCord de socio, por el amor de Dios. Lo ve todos los días.

– Y él piensa que Travis se está…

– Hundiendo -Wade completó la frase por él.

Savannah se quedó sin respiración.

– Absurdo -replicó Reginald-. Ese chico es muy duro.

– Willis dice que desde que falleció su mujer ya no es el mismo.

– Mira, Wade, yo te digo que Willis Henderson está exagerando. Es una costumbre que tienen los abogados. Travis McCord terminará siendo el nuevo gobernador de este Estado, ya lo verás.

– No sé. Yo, desde luego, no cuento con ello para nada.

– Claro que no -Reginald parecía frustrado, contrariado-. Dios mío, los contables sois siempre tan conservadores…

– No hay nada malo en ser conservador. Si tú hubieras sido un poquito más conservador durante estos cinco últimos años, ahora mismo no estaríamos tan mal.

– ¡Es que no estamos tan mal! -rugió Reginald.

– Yo diría que tener cero dólares en efectivo es estar bastante mal.

Savannah, sintiéndose culpable por haber estado escuchando a escondidas, entró por fin en la habitación. Reginald y Wade, ambos sentados ante la mesa, levantaron los ojos de sus tazones de café.

– ¿De qué estáis hablando? -preguntó directamente a su padre.

Reginald volvió a bajar la vista antes de lanzar una mirada de advertencia a Wade.

– Bueno, de nada. Wade, que está un poco preocupado por nuestra falta de liquidez.

– ¿Tan mala es la situación? -miró a su cuñado.

– Sí -respondió éste incómodo, acariciándose el bigote rubio.

– No -Reginald sacudió la cabeza-. Lo que pasa es que Wade es demasiado… precavido.

– En eso consiste mi trabajo, ¿no? -replicó él.

– ¿Qué estabais diciendo sobre Travis? -inquirió Savannah mientras se acercaba a la nevera. Aunque aparentaba indiferencia, le sudaban las palmas de las manos.

– Ah, nada serio -repuso Reginald, apretando la mandíbula-. Ese socio suyo, Henderson, anda algo preocupado por él. Dice que Travis está… deprimido. Probablemente esté un poco alicaído después de aquel último caso que ganó. Consiguió un montón de publicidad con el caso Eldridge y todos sabemos lo difícil que resulta retomar la rutina diaria después de un éxito semejante. Será una pequeña resaca después de un gran éxito. Como nos pasó a nosotros después de que Mystic ganara el Gran Premio.

– ¿Así que crees que seguirá optando al cargo de gobernador?

– Yo creo y confío en que sí -contestó Reginald, lanzando una elocuente mirada a su yerno.

Savannah sacó un par de latas de la nevera y cerró la puerta.

– ¿Os llamó Willis Henderson? ¿Fue así como os enterasteis de la «depresión» de Travis?

– No -su padre evitó mirarla.

– Yo me lo encontré en el hipódromo -se apresuró a explicarle Wade-. Ayer mismo, en el Hollywood Park.

Savannah arqueó una ceja, escéptica. Percibía claramente que Wade y su padre le estaban ocultando algo, pero no podía ocuparse de ello en aquel momento. Joshua la estaba esperando en las cuadras y no quería decepcionarlo.

– Desde que has llegado al rancho -esa vez se dirigió a Wade-, ¿te has molestado en hablar con Joshua?

– ¿Eh? Bueno, no. Llegué ayer por la noche y esta mañana se levantó temprano para ir al colegio. No he tenido mucho tiempo para hacerlo -se removió incómodo en su silla.

– Quizá necesite que su padre le haga un poco más de caso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La magia del deseo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La magia del deseo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La magia del deseo»

Обсуждение, отзывы о книге «La magia del deseo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x