• Пожаловаться

Liz Fielding: Sombras en el paraíso

Здесь есть возможность читать онлайн «Liz Fielding: Sombras en el paraíso» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современные любовные романы / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Liz Fielding Sombras en el paraíso

Sombras en el paraíso: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sombras en el paraíso»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Flora Claibourne había programado un viaje de negocios con el único propósito de no tener que trabajar junto al sexy Bram Farraday Gifford. Pero le había salido mal, porque él había decidido acompañarla. En lugar de atenerse al cómodo horario de oficina, se vio obligada a estar constantemente con aquel hombre tan atractivo…en una romántica isla tropical. Flora se moría de ganas de besarlo, pero las barreras que había construido para protegerse de los hombres eran demasiado infranqueables. No dejaba que nadie se acercara a ella…, pero Bram sentía cada vez más curiosidad por descubrir por qué.

Liz Fielding: другие книги автора


Кто написал Sombras en el paraíso? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Sombras en el paraíso — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sombras en el paraíso», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Torturarme?

– Normalmente, las cosquillas funcionan -contestó Bram, sonriente-. Pero está claro que no sabes nada, o a estas alturas ya me lo habrías contado.

Flora se ruborizó al instante.

– ¡Señorita Claibourne! -el recepcionista la saludó casi con alivio-. No esperaba que volvieran hasta más tarde. Tienen visita.

– ¿Visita? -repitió ella, sorprendida.

El recepcionista señaló a un hombre y una mujer joven que se hallaban sentados en un sofá de recepción.

– Han dicho que usted les pidió que vinieran. Yo les he dicho que llegarían tarde, pero han insistido en esperar.

– Bien -dijo Flora, pero no se movió.

Aún estaban atrapados en el secreto no revelado que su rubor había traicionado. Bram dio un paso atrás.

– Sea lo que sea, no quiero saberlo.

– Pero…

– No -Bram cubrió con un dedo los labios de Flora-. Vamos a hablar con tu fabricante de pendientes.

– Ésa ha sido tu buena obra del día -dijo Bram. El hombre que fabricaba las joyas y su esposa, que había acudido para hacer de traductora, se habían ido radiantes del hotel tras acordar con Flora que esta iría a visitar su taller. Bram también sonreía-. Puedes donar las cien libras que me debes a tu asociación benéfica favorita.

– Considéralo hecho.

– O, a cambio, podrías invitarme a cenar.

– Me encantará hacer ambas cosas, pero lo cierto es que aún no hemos comido -le recordó Flora. Miraron hacia la terraza, en la que la celebración se hallaba en pleno apogeo-. No tengo demasiadas ganas de tanta compañía. Llamaré al servicio de habitaciones.

– Buena idea.

– Y luego quiero ir a la tienda de las telas.

– No puedes conducir con la rodilla en ese estado.

– Donde voy yo, vienes tú… ¿No fue eso lo que dijiste? -dijo Flora y, en tono ligeramente irónico, añadió-. ¿O tal vez prefieres quedarte a echar una siesta?

– Sólo si eso es una invitación -Bram rió al ver que ella volvía a ruborizarse-. Y yo que pensaba que esto iba a ser aburrido. Ve a arreglarte el pelo mientras yo encargo la comida. Luego iremos a ver las telas y el jardín botánico…

– Y a recoger mis chaquetas.

– Eso también. A cualquier sitio en el que haya mucha gente.

Flora frunció el ceño.

– ¿Estás buscando multitudes?

– Necesitamos conocernos un poco mejor antes de… antes de llegar a conocemos mucho mejor.

Flora corrió a ducharse antes de cambiar de opinión respecto a aquella siesta. Pero se dejó el pelo suelto y se vistió con más esmero del que ponía desde hacía mucho tiempo.

Bram estaba firmando el recibo del camarero cuando Flora se reunión con él en la terraza. El pelo suelto le llegaba casi a la cintura y llevaba una camisa blanca sujeta con un nudo bajo sus pechos para ofrecer una visión parcial de su estómago firme y plano. Y se había pintado las uñas de las manos a juego con las de los pies.

Por un momento, Bram estuvo a punto de olvidar todos sus planes respecto a la comida. Pero resistió la tentación y, mientras Flora se sentaba frente a él, tomó su servilleta y dijo.

– Háblame de tu primer recuerdo.

Flora hincó su tenedor en un trozo de la ensalada de pollo al jengibre que se hallaba ya sobre la mesa.

– Umm, qué buena está -dijo, y luego miró a Bram a los ojos-. ¿Es éste tu plan para llegar a conocemos… mejor?

– Es un comienzo -contestó él con la voz repentinamente ronca. Se aclaró la garganta-. Yo te hago una pregunta y luego me haces tú otra a mí.

– ¿Puedo preguntar lo que quiera?

– Sólo dejaremos al margen asuntos de la empresa.

Flora se encogió de hombros.

– De acuerdo. Mi primer recuerdo es de mi madre inclinándose hacia mí para darme un beso de buenas noches. Supongo que iba a salir y llevaba un collar. Lo agarré, tiré de él y las perlas salieron disparadas en todas direcciones.

– ¿Se enfadó?

– No. Se rió y dijo que quería seguir sus pasos.

– Pues se equivocó.

– ¿Tú crees? Lo que más deseábamos las dos era que nos quisieran. Y ya sabes lo que se dice…: las mujeres ofrecen sexo para obtener amor.

– ¿Y los hombres? ¿Qué hacen los hombres?

– ¿Ofrecer amor para obtener sexo?

A punto de decirle que se equivocaba, Bram pensó que las palabras no bastaban. Flora necesitaba una demostración, no una declaración, de manera que se limitó a decir:

– Es tu turno.

– ¿De hacerte una pregunta? -Flora permaneció un momento pensativa-. De acuerdo. ¿Quién fue la primera chica a la que besaste?

– Sarah Carstairs -contestó Bram de inmediato-. Fue mi primer día de colegio. Ella sabía dónde se guardaban los lápices de colores y se negó a decírmelo a menos que la besara.

Flora rió.

– Menuda descarada. ¿Cuántos años tenía?

– Cuatro. Si yo hubiera prestado la atención debida a la lección que me dio ese día, tal vez me habría ahorrado muchos pesares.

– No todas las mujeres son iguales.

– No todos los hombres son como Steve.

Flora apartó la mirada.

– ¿Has terminado?

– ¿De comer o de hacer preguntas? -quiso saber él.

– De comer. Tenemos mucho que hacer esta tarde.

– ¿Qué tal está tu pierna? Yo podría hacer de turista mañana mientras estás en el museo. Incluso podría ocuparme de ir a recoger las chaquetas.

Al parecer, Bram había dicho lo que ella quería oír, pues Flora alargó una mano para tomar la suya sobre la mesa.

– Quiero que estés conmigo cuando vea el oro de la princesa, Bram -dijo y, con la voz impregnada de un deseo que ninguno de los dos estaba preparado para reconocer, dijo-: Y entre tanto, si la rodilla sigue molestándome, dejaré que me lleves en brazos a todas partes.

– ¿En serio? -Bram se llevó la mano de Flora a los labios y besó sus uñas recién pintadas-. ¿Y quién es la descarada ahora, señorita Claibourne?

– ¿Es ésa tu siguiente pregunta?

– Sí, pero si realmente quieres ir a ver las telas, te recomiendo que no la contestes.

Capítulo Once

Hubo un momento en que podría haber pasado cualquier cosa, en el que podrían haber olvidado que estaban en Saraminda y que estaban enzarzados en una batalla por el control de Claibourne & Farraday, en que el pasado se habría esfumado y sólo el futuro habría tenido importancia.

Entonces Flora dijo:

– Quiero ir a ver las telas -y antes de que Bram pudiera responder, se puso en pie y se encaminó hacia el aparcamiento, más despacio de lo habitual, desde luego, pero dejándole la opción de seguirla o no. De nuevo.

– Eh -dijo él a la vez que la tomaba del brazo para liberar un poco el peso de su pierna-. Formamos un equipo, ¿recuerdas? Tú das las órdenes, yo conduzco.

Ella lo miró.

– ¿Puedes hablar y conducir a la vez?

– ¿Volvemos a las preguntas?

– No sabía que las habíamos dejado.

– En ese caso, es mi tumo.

– Tú tumo ya ha pasado, Bram.

No, pensó él. Había hecho lo correcto. En dos ocasiones. La noche anterior y hacía un momento. El sexo era la parte más fácil. La confianza, el compromiso, enamorarse… llevaban más tiempo, y ninguno de los dos estaba preparado.

– ¿Qué quieres saber? -preguntó.

Flora se detuvo y Bram se vio obligado a hacer lo mismo.

– Todo -contestó, y empezó a caminar de nuevo sin esperar su respuesta-. ¿Cuál es tu comida favorita…? No, borra eso. ¿Qué no te gusta comer?

– No me gustan los plátanos ni la sopa de coliflor.

– ¿Eso es todo? -preguntó Flora.

– ¿El queso de bola? -sugirió Bram.

Ella rió.

– ¿Qué más?

– La ensalada de repollo, los sándwiches de huevo…

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sombras en el paraíso»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sombras en el paraíso» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Nora Roberts: Sinfonía Inacabada
Sinfonía Inacabada
Nora Roberts
Liz Fielding: Cena para Dos
Cena para Dos
Liz Fielding
Liz Fielding: Orgullo y amor
Orgullo y amor
Liz Fielding
Susan Mallery: Enamorado de Gracie
Enamorado de Gracie
Susan Mallery
Susan Mallery: Arenas de pasión
Arenas de pasión
Susan Mallery
Отзывы о книге «Sombras en el paraíso»

Обсуждение, отзывы о книге «Sombras en el paraíso» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.