Jill Shalvis - Una princesa en apuros

Здесь есть возможность читать онлайн «Jill Shalvis - Una princesa en apuros» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una princesa en apuros: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una princesa en apuros»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Qué hacía una princesa en un rancho de Texas…?
Había ido de primera a tercera clase, le habían robado, después se había calado en mitad de una tormenta y finalmente había acabado perdida en un rancho lleno de animales aterradores… En resumen, la princesa Natalia Brunner había tenido días mejores que aquel. Si no hubiera sido por el oportuno rescate de aquel guapísimo cowboy, se habría dado por vencida. Pero, como en las viejas películas del oeste, el sexy Tim Banning iba a pedirle que se olvidara de la corona y se quedara por allí un tiempo…

Una princesa en apuros — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una princesa en apuros», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Dos hombres vestidos de negro salieron del helicóptero e hicieron una reverencia al ver a Natalia.

La señora Cerdo dejó de gruñir y Pickles dejó de balar. Sally se quedó de piedra y Tim se sintió la persona más tonta del mundo. Dios mío, era cierto. Natalia era una princesa e iba a salir de su vida tan rápido como había entrado.

No podía ser. Necesitaba tocarla, saber que era de verdad.

Los dos hombres de negro se lo impidieron.

Con un imperceptible gesto de la cabeza, Natalia les indicó que se apartaran. Obedecieron, pero no se alejaron lo suficiente. Estaban rodeados. Tim se dio cuenta de que, si quería decir algo, iba a tener que ser delante de todos ellos.

– Adiós -dijo Natalia con los ojos brillantes-. Sé que para ti no ha sido nada del otro mundo, pero quiero que sepas que para mí ha sido… impresionante.

– Natalia, no puedo decirte adiós -dijo Tim.

– Aparta -intervino Sally acercándose con una gran sonrisa-. Así que es verdad, no estás loca.

Natalia miró a Tim.

– Yo no diría tanto.

Sally vio la mirada cómplice entre ellos y sintió pena.

– Mira, quiero que sepas que me he portado mal contigo y lo siento.

– No es cierto, pero da igual -sonrió Natalia.

– Tienes razón -sonrió Sally-. Soy un poco bestia con todo el mundo, no solo contigo. Nunca he querido hacerte daño, pero me daba miedo cómo mirabas a mi hermano porque es fácil hacerlo sufrir -añadió encogiéndose de hombros-. Te has esforzado, te has superado, has aguantado de todo y has sabido ganarte el cariño de todos… incluido el mío, Natalia.

– En el fondo, eres una sentimental -rió Natalia.

– Sí -carraspeó Sally con un nudo en la garganta-. Tu comida es un poco rara y, la verdad, no me gusta, pero me caes bien -añadió abrazándola por sorpresa.

Tim observó la cara de Natalia. Estaba confusa y emocionada, a punto de llorar. Sus hombres estaban exactamente igual.

Red lo miró.

– No dejes que se vaya -le dijo con los labios.

¿Cómo?

– Deja de comer chocolatinas y comida basura -dijo Natalia abrazando a Sally.

– Lo haré -le prometió la chica apartándose para dejarle el turno a su hermano.

Tim miró a Natalia a los ojos. Sabía que, si se iba, princesa o mujer, su vida no iba a volver a ser la misma. No tendría su sonrisa, su risa, sus desafíos. Natalia le había hecho ser mejor persona, le había abierto el corazón y no podía permitir que se fuera.

– Natalia.

Se acercó y los dos guardaespaldas se acercaron.

– ¿Podrían dejarnos un momento a solas?

– No -contestó uno de ellos.

– Bien -dijo Tim agarrando a Natalia de las manos-. Quiero decirte una cosa.

Natalia parecía impaciente por irse. No paraba de mirar al helicóptero.

– ¿Sí?

– No te vayas.

Natalia lo miró con los ojos muy abiertos.

– ¿Cómo?

– No te vayas -repitió Tim.

– Pero… el trabajo era temporal, solo hasta que me repusiera -dijo Natalia tragando saliva-. Ya estoy bien, Tim, y esta gente cuidará de mí.

Tim no le soltó las manos.

– Esto no tiene nada que ver con el trabajo.

– ¿Entonces?

Quería saberlo en ese preciso instante, delante de todos.

– Venga -lo animó Red.

– Vamos -jaleó Seth-. Díselo.

– Entonces, tiene que ver con nosotros… Porque te quiero.

A aquella confesión siguió un coro de silbidos y gritos de júbilo.

Cuando terminó, el silencio de Natalia cayó como una bomba.

Capítulo 13

– ME quieres -dijo Natalia lentamente. No se podía creer que aquella voz tranquila y calmada fuera la suya. Nadie se había dado cuenta de que le temblaban las piernas.

– Sí -dijo Tim sonriendo desarmado mirando a su público-. ¿Podríamos entrar en casa y hablarlo?

– Claro que no, joven -intervino Amelia-. Siempre tiene que haber una carabina con Su Alteza.

– Amelia, por favor -sonrió Natalia-. Llevo con él toda la semana.

– ¿Qué? -gritó la niñera horrorizada.

– No es lo que tú te crees -mintió Natalia para tranquilizarla-. Quiero decir que he estado trabajando, cocinando, ayudando… Oh, Amelia, si supieras lo bien que me he sentido ganándome el sueldo -dijo abrazando a la mujer de nuevo.

– Tú no necesitas ganarte ningún sueldo.

– Ya lo sé, pero…

– Perdón -intervino Tim-. ¿Hola? Estábamos hablando de algo muy importante, ¿recuerdas? -añadió saludando con la mano y tomando a Natalia de los hombros. Al demonio con los guardaespaldas.

Natalia lo miró a los ojos y vio lo que había soñado toda la vida con ver.

– Me quieres -dijo-. A mí, a la mujer.

– Te quiero, sí, a ti, a la mujer que me hace reír, a la mujer que alegra mis días, a la mujer con la quiero envejecer.

– Pero no sé cocinar comida americana.

– No, pero siempre habrá chocolatinas y comida basura. Natalia, cásate conmigo.

– ¿Y mi lado de princesa? -preguntó ella aguantando la respiración. Amelia hizo un movimiento a sus espaldas y temió que fuera a golpear a Tim con la sombrilla antes de que le diera tiempo de contestar-. ¿Tim? Me quieres, sí, a la mujer, pero, ¿qué hacemos con la princesa?

– Que se quede también -contestó Tim agarrándole la cara con aquellas manos tan grandes que tanto le gustaban-. Lo quiero todo, el lote completo, Natalia. El cuero, los vaqueros y hasta los pintalabios azules. Quiero todo de ti… -se interrumpió y miró a los guardaespaldas-. Supongo que ellos no vendrán con nosotros de luna de miel, ¿no?

Natalia se quedó sin respiración.

– ¿Luna de miel?

Tim le apartó un mechón de pelo de la cara y le acarició la cara.

– ¿Te quieres casar conmigo? Así, me vigilarás para que no recoja más animales de geriátrico y no coma demasiado chocolate.

– Me encantan tus animales de geriátrico -contestó Natalia con lágrimas en los ojos-, pero…

– De peros nada, ya has oído a Amelia.

– No puedo pedirte que dejes esto -susurró-. Sé que significa mucho para ti y mi casa, mi familia, significan mucho para mí también.

– Tiene que haber una manera de combinarlos -dijo Tim desesperado-. Podría dejar a Sally la mitad del año con el rancho.

– No hay problema -dijo su hermana.

Natalia lo agarró de las muñecas y lo miró sinceramente sorprendida.

– ¿Estarías dispuesto a dejar el rancho? ¿Te vendrías a vivir conmigo a un país que nunca has visto?

Tim se acercó y la besó.

– Natalia, me iría a la luna si tú me lo pidieras. Lo único que quiero es estar contigo.

Natalia no quería ni parpadear por miedo a que aquel hombre perfecto, fuerte, bueno y sorprendente desapareciera.

– Quiero vivir en Texas.

Amelia carraspeó.

– Es cierto -dijo Natalia sin dejar de mirar a Tim-. Lo siento, Amelia, pero estoy enamorada de él.

Amelia gimió, sacó un pañuelo del bolso y se puso a llorar a todo llorar.

– ¿Amelia? ¿Estás llorando? -preguntó Natalia anonadada. No había visto llorar a su niñera en la vida.

– Cariño -dijo Amelia entrecortadamente.

Estaba llorando tan fuerte que la señora Cerdo se puso a gruñir y Pickle no tardó en unirse.

– Me estás asustando -dijo Natalia.

– No te puedes ni imaginar cuánto tiempo llevaba esperando algo así -dijo Amelia-. Es amor de verdad. Es lo más bonito que he visto en mi vida. Vas a ser tremendamente feliz.

– Todavía no ha dicho que sí -apuntó Tim.

– No -dijo Amelia secándose las lágrimas-, es cierto.

– Quiero oírtelo decir.

– Te quiero -dijo Natalia con convicción-. Te quiero, Timothy Banning, y no quiero que abandones nada por mí. De verdad, quiero vivir aquí -le aseguró-. Vendrás a verme a menudo, ¿verdad? -añadió mirando a su niñera.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una princesa en apuros»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una princesa en apuros» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una princesa en apuros»

Обсуждение, отзывы о книге «Una princesa en apuros» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x