Jessica Steele - Luces de bohemia
Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Steele - Luces de bohemia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Luces de bohemia
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Luces de bohemia: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Luces de bohemia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Pero ahora, debido a un imprevisto, no podía ir y le pidió a su hermana que viajara a Checoslovaquia en su lugar.
Fabia sabía que no iba ser sencillo engañar a un hombre como Ven.
Y menos aun si se enamoraba de el…
Luces de bohemia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Luces de bohemia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– Yo… hmm… tenía que tomar el tren -quiso explicar.
– ¡Tenías que tomar el tren! ¡No dejaste siquiera una nota para mí!
– ¿Creíste que te iba a escribir después de lo que me dijiste? -exclamó la joven sintiendo más tranquilidad, ya que comprendió que su única preocupación era saber dónde estaba, no por ella en particular.
– ¿No me vas a perdonar eso nunca? -preguntó Vendelin y lo dijo con tal encanto que Fabia se alegró de estar sentada.
– Claro que sí -declaró y trató de pensar en otra cosa-, la recepcionista del hotel te pudo haber dicho que había tomado un taxi para la estación de trenes de Praga.
– Y lo hizo -le reveló él-, pero hasta que aclaré mis pensamientos cuando descubrí que te habías llevado todas tus pertenencias y comprendí que te habías ido, pensé en media docena de posibilidades hasta que se me ocurrió llamar a la recepción.
– ¿Llamaste? -preguntó extrañada de que Ven hubiera estado tan preocupado.
– ¡Claro! -contestó él sin titubear-. Pensé que te habías ido a otro hotel en Praga, aunque lo dudaba. Creí que te habías regresado a Mariánské Lázne o quizá al aeropuerto de Praga. Entonces recordé que dejaste parte de tu equipaje aquí, y tu auto. ¿No ibas a regresar a tu casa sin él, verdad? ¿Por qué habrías de hacerlo? -Fabia no quiso comentar que estuvo a punto de hacerlo y después de una pausa, él continuó-. Sabía que había herido tu orgullo, pero había sido necesario cuando mi pasión por ti amenazaba con entorpecer mi razón. ¡Pero te lastimé tanto que estabas dispuesta a regresar a Inglaterra, aun sin la entrevista! -Fabia empezó a sentirse preocupada, él se estaba acercando y averiguaría que cuando el orgullo lastimado se da la mano con el amor herido, nada más importa en el mundo. Pero, por suerte, él no continuó en esa dirección-. Pensé que, ya fuera para pedir un taxi o para ir al aeropuerto o para regresar a Mariánské Lázne, tuviste que pedir ayuda para dar las instrucciones en checo.
– Y llamaste a la recepción. Lo siento -se disculpó Fabia, comprendiendo que había hecho mal en no dejarle una nota dado que ya sabía que sólo había querido protegerla y que por eso le había dicho que era "empalagosa"-. Yo… yo no pensé en ese momento que estarías tan interesado…
– ¡Interesado! -exclamó Ven y casi la hace caer cuando continuó-. De alguna manera, mujer, he estado interesado en ti desde que acerqué mi auto al tuyo, desde que me dijiste, mirándome con esos adorables ojos verdes, que tu auto estaba descompuesto.
– ¿Interesado? -Fabia contuvo el aliento y lo contempló atónita. Trató de mostrar calma, ¿qué podía significar "interesado?"-. ¿Quieres decir que te importaba como reportera? -tenía que averiguarlo.
– Si recuerdas -Ven la contempló durante un minuto-, no fue sino hasta el día siguiente que me enteré que la hermosa mujer de ojos verdes y cabellera rubia era una "reportera".
– Ah. S… sí -tartamudeó sintiendo demasiada energía en su corazón. Pero, cuando recordó la salida con él al día siguiente, comprendió que tenía que estar equivocada acerca del significado de la palabra "interesado" y de la connotación que había querido darle-. No comprendo qué quieres decir -declaró-, pero te portaste bastante hostil hacia mí cuando me viste al día siguiente y todavía era antes de que supieras que yo era una "reportera".
– Me sentí alarmado cuando vi que Azor te había atacado. Y eso me puso furioso -explicó-, pero aunque te haya parecido así, no creo que sentía hostilidad, ¿cómo podía ser así cuando, desde que supe en que hotel te alojabas, té habría llamado si no hubieras tú ido a mi casa.
– ¿Lo hubieras hecho?
– Estoy seguro -respondió, pero los violentos latidos de ella bajaron su ritmo cuando él añadió-, por tu auto, ¿necesitaba más razones para llamarte?
– No -murmuró ella y tuvo que sonreír para que no se percatara de que se le había ido el alma a los pies.
– Aunque no necesitaba utilizar el vehículo como pretexto, porque tú te presentaste en mi casa. E incluso, cuando me enteré de que eras una reportera, y a pesar de que prefiero siempre salir solo a caminar, te invité para que me acompañaras.
Fabia sintió entonces que si él continuaba hablándole así y si luego la sumía en el polvo, iba a tener un ataque al corazón. Recordó aquella caminata con él y lo feliz que se había sentido, y se preguntó si desde entonces se había enamorado de él.
– Fue… este… fue muy agradable caminar contigo -pensó que hacía bien en comentárselo.
– ¡Agradable! -exclamó Ven-. Yo me he dado cuenta de que fue el principio de mi fin.
– Yo… -era inútil, no le funcionaba el cerebro-. ¿Cómo? -tuvo que preguntar para aclararlo.
– ¿Cómo? -repitió él, pero a pesar de que ella pensó que estaba un poco irritado y aunque pareció titubear, como si no estuviera muy seguro, la miró a los ojos y declaró-. Puedo hacerte una lista de las cosas que he hecho por ti, que ni yo creería que haría jamás. Cosas que para mí han sido ilógicas y sin embargo, nada en la tierra me hubiera impedido hacerlas.
– ¿De veras? -susurró ella, mientras algo en su mirada, algo en la manera en que estiró las manos hacia adelante para tomarle las suyas, hizo que casi le estallara el corazón.
– Claro que sí -dijo él-. Desde aquel lunes que te había presentado a mi secretario y hasta el momento en que él se ofreció a llevarte a tu hotel, no había pensado siquiera en cómo te ibas a regresar.
– Tú tenías que salir y me llevaste -le recordó Fabia.
– No tenía que ir a ningún lado -le confesó-. Lo inventé en ese instante. Sólo, ahora lo entiendo, para que Lubor Ondrus no te llevara.
Fabia abrió la boca atónita. La sensación de sus manos en las suyas, el roce de su piel la confundía, pero creía que le estaba diciendo que había estado celoso… ¡de Lubor! ¿Sólo un poco?
– ¡Oh! -exclamó con voz quebrada.
– ¿Qué…? -murmuró Ven, y pareció entender que era un acto favorable que ella dejara sus manos entre las suyas-. ¿Qué me está pasando?, porque yo amo mi privacía y jamás invitaría a una reportera a husmear en mi casa y sin embargo, te pedí que vinieras a cenar.
A Fabia le hubiera gustado mucho saber de veras qué le estaba pasando, pero, a pesar de su entusiasmo tenía miedo de preguntarle, no fuera a llevarse otra desilusión.
– Yo creí entonces, cuando pasaste frente a Lubor y a mí esa vez a la hora del almuerzo y te veías tan furioso, que ibas a cancelar la invitación -ella sintió que podía comentárselo.
– ¿Furioso? ¡Estaba que estallaba! -le informó Ven.
– ¿Por qué pensaste que yo iba a sacarle alguna información sobre tu persona?
– Ya me había comprobado que era un excelente secretario confidencial y que jamás le revelaría nada a nadie, a pesar de su debilidad por el sexo opuesto y no importaría que tan bella fuese -contestó Ven-, pero puede ser que te hice sospechar eso cuando tuviste el desatino de no dejar de hablar de tu almuerzo con él cuando cenamos…
– ¿No dejé de hablar de él? -Fabia estaba sorprendida, segura de que no hubiera podido ser tan mal educada.
– Así me pareció -declaró Ven, pero luego aclaró-. Es que, hasta que te conocí, jamás había sentido celos.
– ¡Celos! -exclamó Fabia casi sin aliento-. ¿Tú estabas celoso? ¿Celoso de Lubor? -y no supo dónde estaba ya que en ese momento, como si no le hubiera parecido estar sentado frente a la joven, en una silla, cuando tenía todo el sofá, Ven se cambió y se acomodó junto a ella. Luego, Fabia tenía un nudo en el estómago, la tomó de los brazos, cosa que no la ayudó a sentirse mejor y la hizo volverse hacia él. Y fue entonces que, mirándola a los ojos, le confesó.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Luces de bohemia»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Luces de bohemia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Luces de bohemia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.