– Pero él va a quedar como un rufián.
– Es un rufián.
Ella se desinfló.
– Lo sé, pero es encantador.
Él se rió y le dio un beso en la frente.
– Es igual que yo.
– Lo sé.
– No tienes por qué decirlo con tanta desesperación. -Le sonrió, con esa sonrisa tan increíblemente traviesa. Seguía hechizándola, cada vez, que era justo lo que él deseaba-. Fíjate en lo bien que he resultado yo -añadió.
– Simplemente para que comprendas que si le da por asaltar coches, expiraré al instante.
Él se rió.
– Dale mis recuerdos a Amelia.
Ella estaba a punto de decir «Se los daré» cuando él ya había salido. Cogió la pluma, la mojó en el tintero y estuvo un momento pensando para recordar lo que había escrito.
Estuvimos encantados con la visita de Thomas cuando vino en su peregrinación anual para ver a la viuda, la cual, lamento informar, no ha disminuido en severidad en su vejez. Está todo lo sana que puede estar; es mi suposición que nos va a sobrevivir a todos.
Movió la cabeza. Hacía el trayecto de media milla a la casa de la viuda sólo una vez al mes. En opinión de Jack, ni siquiera eso era necesario, pero ella seguía sintiendo una extraña lealtad hacia la viuda. Por no decir un inmenso cariño y compasión por la mujer a la que contrataron para que la reemplazara como dama de compañía.
Ningún criado había sido tan bien pagado jamás. La mujer (por insistencia de ella) ya ganaba el doble de lo que le pagaban a ella cuando estaba en el puesto. Además, le tenían prometida una casita de campo cuando la viuda muriera; era la casa que le regalara Thomas a ella tantos años atrás.
Sonriendo para sus adentros, continuó escribiéndole a Amelia, contándole esto y aquello, todas esas anécdotas divertidas que a las madres les encanta contar. Mary parecía una ardilla con el hueco dejado por el diente de leche que se le había caído. Y el pequeño Oliver, de sólo dieciocho meses, se había saltado por completo la fase de gateo, y pasado directamente de una extraña manera de arrastrarse sobre el vientre a correr como un niño que ya sabe andar. Ya se les había perdido dos veces en el laberinto de setos.
Te echo mucho de menos, querida Amelia. Debes prometerme que vendrás a visitarnos este verano. Sabes lo maravilloso que es Lincolnshire cuando está todo lleno de flores. Y, por supuesto…
– ¿Grace?
Era Jack, que de pronto estaba en la puerta otra vez.
– Te echaba de menos.
– ¿En estos cinco minutos?
Él entró y cerró la puerta.
– No hace falta mucho rato.
– Eres incorregible -dijo ella, pero dejó la pluma en el escritorio.
– Y buen servicio que me hace -musitó él. Dando la vuelta al escritorio, le cogió la mano y la levantó suavemente-. Y a ti también.
Grace resistió el deseo de gemir. Sólo Jack diría algo así. Sólo Jack…
Se le escapó un gritito cuando sus labios…
Bueno, baste decir, sólo Jack haría «eso».
Ah, y eso.
Derretida, se fundió con él.
Y, absolutamente, «eso».
Julia Quinn
Tras flirtear con la medicina, Julia Quinndecidió dedicarse a su vocación de escritora y se ha convertido en una de las autoras de novela romántica de más éxito. Entre sus obras más populares están las series de novelas protagonizadas por la familia Bridgerton.
Las novelas de Julia se han ganado rápidamente la reputación de cálidas y divertidas, y sus diálogos están considerados entre los mejores de la industria. Cada año trae consigo más premios; en el 2001 fue doble finalista a los prestigiosos premios RITA en la Romance Writers of America (RWA) por "El duque y yo" y "El vizconde que me amó ", y más tarde, ese mismo año, hizo su debut en la lista de los más vendidos del New York Times con "Te doy mi corazón". El 2002 vio el lanzamiento del muy esperado "Seduciendo a Mr. Bridgerton", que fue votado como uno de los mejores diez libros del año por los miembros del RWA y fue finalista a los premios RITA, en la categoría de Romance Histórico.
Su novela, "A Sir Phillip, con amor" recibió una excepcional calificación en el Publishers Weekly, la revista comercial de la industria editorial, y más tarde fue nombrada por esa publicación como una de las seis mejores novelas originales de ventas del año. Este año es finalista a los Romantic Times como Mejor novela histórica de amor y humor con "On the way the wedding". Y esa misma novela es así mismo finalista para los RITA 2007 en la categoría de Históricas.
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[1]En castellano no hay tal enredo. En inglés «su excelencia», que es el trato que se da a un duque, se dice «your grace».
[2]Unos milímetros más de 1,77 m.