Julia Quinn - El Primer Beso

Здесь есть возможность читать онлайн «Julia Quinn - El Primer Beso» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Исторические любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Primer Beso: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Primer Beso»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ecos de la Sociedad de Lady Whistledown, mayo 1816.
Un huidizo cazador de fortunas es cautivado por la debutante más deseada de la temporada… y debe demostrar que está decidido a robar el corazón de la dama, sin su dote.
Peter Thompson hizo una promesa lecho de muerte a su mejor amigo: que debía velar por su hermana menor. Pero cuando este condecorado soldado finalmente conoce a la señorita Matilde Howard, descubre que sus sentimientos son cualquier cosa menos fraternos.

El Primer Beso — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Primer Beso», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Perdón?

– Ustedes son ovejas. Todos ustedes. Sólo interesados en una mujer si alguien más lo está.

– ¿Y su propósito en la vida es acumular una veintena de caballeros en su sala de estar?

Su tono era condescendiente, casi insultante, y Tillie estaba a punto de hacerlo echar a patadas de la casa. Sólo la amistad de él con Harry -y el hecho de que estaba actuando como semejante mojigato porque pensaba que era lo que Harry hubiese deseado- evitaban que llamara al mayordomo inmediatamente.

– Mi propósito -le dijo forzadamente-, es encontrar un esposo. No ponerle un cepo, no atraparlo, no arrastrarlo al altar, si no encontrar uno, preferiblemente uno con quien quiera compartir una vida larga y contenta. Siendo una muchacha práctica, me pareció sensato conocer la mayor cantidad de caballeros solteros posible, para que mi decisión pueda estar basada en una amplia base de conocimiento, y no por, como muchas jóvenes son acusadas, una fantasía. -Se recostó, cruzó los brazos y echó una dura mirada en dirección a él-. ¿Tiene alguna pregunta?

Peter la observó con una expresión perpleja por un momento y luego preguntó:

– ¿Quiere que vaya y los arrastre a todos de regreso?

– ¡No! Oh -agregó ella, cuando vio la sonrisa astuta de él-. Está bromeando.

– Sólo un poquito -objetó él.

Si hubiese sido Harry, ella le hubiera arrojado una almohada. Si hubiese sido Harry, se hubiera reído. Pero si hubiese sido Harry, sus ojos no se hubieran quedado fijos en la boca de él cuando sonreía, y no hubiera sentido ese extraño calor en su sangre, o ese cosquilleo en su piel.

Pero más que nada, si hubiese sido Harry, ella no sentiría esta espantosa desilusión, porque Peter Thompson no era su hermano mayor y lo último que quería era que él se viera como tal.

Pero, aparentemente, así era exactamente como se sentía. Había prometido a Harry que cuidaría de ella, y ahora ella no era nada más que una obligación. ¿Le gustaba, siquiera? ¿La encontraba remotamente interesante o divertida? ¿O sufría su compañía sólo porque era la hermana de Harry?

Era imposible saberlo… y era una pregunta que nunca podría hacer. Y lo que realmente quería era que él se marchara, pero eso la señalaría como cobarde, y no quería ser cobarde. Había llegado a comprender que eso era lo que le debía a Harry. Vivir su vida con el valor y la determinación que él había exhibido al final de la suya.

Enfrentar a Peter Thompson parecía una comparación más bien pálida con los valientes actos de Harry como soldado, pero nadie iba a enviarla a luchar por su país, así que, si quería continuar en su búsqueda para enfrentar sus miedos, esto iba a tener que ser suficiente.

– Está perdonado esta vez -le dijo, cruzando las manos sobre su regazo.

– ¿Me disculpé? -dijo él lentamente, lanzándole una vez más con esa sonrisa lenta, perezosa.

– No, pero debería haberlo hecho. -Le devolvió la sonrisa con dulzura… con demasiada dulzura-. Fui criada para ser caritativa, así que pensé que le otorgaría la disculpa que usted nunca ofreció.

– ¿Y la aceptación también?

– Por supuesto. De otro, modo, sería grosera.

Él estalló en carcajadas, un sonido rico, cálido, que tomó a Tillie por sorpresa, y luego la hizo sonreír.

– Muy bien -dijo él-. Usted gana. Absolutamente, totalmente, indudablemente…

– ¿Incluso indudablemente? -murmuró ella con deleite.

– Incluso indudablemente -concedió él-. Usted gana. Me disculpo.

Ella suspiró.

– La victoria nunca supo tan dulce.

– Ni debería -dijo él con las cejas arqueadas-. Le aseguro que no ofrezco disculpas con ligereza.

– ¿Ni con semejante buen humor? -preguntó ella.

– Nunca con semejante buen humor.

Tillie sonreía, intentando pensar en algo terriblemente ingenioso que decir, cuando el mayordomo llegó con un servicio de té no pedido. Su madre debía haberlo pedido, pensó Tillie, lo que significaba que regresaría pronto, lo que significaba que su tiempo a solas con Peter estaba llegando a su fin.

Debería haber prestado atención a la profunda desilusión que apretaba su pecho. O al aleteo en su vientre que aumentaba cada vez que lo miraba. Porque si lo hubiese hecho, no se hubiera sorprendido tanto cuando le pasó una taza de té, y sus dedos se tocaron, y entonces lo miró, él la miró a ella, y sus ojos se encontraron.

Y sintió como si estuviera cayendo.

Cayendo… cayendo… cayendo. Una cálida ráfaga de aire la envolvió, robándole la respiración, el pulso, incluso el corazón. Y cuando todo terminó -si de hecho había terminado y no simplemente decaído- lo único que pudo pensar fue que era una maravilla que no hubiese dejado caer la taza de té.

¿Habría notado él en ese momento que ella se había transformado?

Prestó mucha atención a la preparación de su propia taza, salpicando leche antes de añadir el té caliente. Si tan sólo pudiera concentrarse en las tareas triviales a mano, no tendría que sopesar qué acababa de sucederle.

Porque sospechaba que realmente había caído.

Ante el amor.

Y sospechaba que, al final, sería su perdición. No tenía mucha experiencia con los hombres; su primera temporada en Londres había sido interrumpida por la muerte prematura de Harry, y había pasado el año anterior apartada en el campo, de duelo con su familia.

Pero aun así, podía notar que Peter no pensaba en ella como una mujer deseable. Pensaba en ella como una obligación, como la hermanita de Harry. Tal vez incluso como una niña.

Para él, ella era una promesa que debía ser cumplida. Nada más, nada menos. Hubiese parecido frío y clínico, si no la conmoviese tanto la devoción de él por su hermano.

– ¿Sucede algo?

Tillie levantó la mirada ante el sonido de la voz de Peter y sonrió irónicamente. ¿Sucedía algo? Más de lo que él jamás sabría.

– Claro que no -le mintió-. ¿Por qué lo pregunta?

– No ha bebido su té.

– Lo prefiero tibio -improvisó, llevando la taza a sus labios. Tomó un sorbo, fingiendo cautela-. Ahí está -dijo alegremente-. Mucho mejor ahora.

Él la miraba con curiosidad, y Tillie casi suspiró ante su desgracia. Si iba a tener un capricho no correspondido por un caballero, haría mucho mejor en no escoger a uno de tan evidente inteligencia. Cualquier otro error como este y él ciertamente percibiría sus verdaderos sentimientos.

Lo cual sería horroroso.

– ¿Planea asistir al gran baile Hargreaves el viernes? -le preguntó, decidiendo que un cambio de tema era el mejor proceder.

Él asintió.

– ¿Asumo que usted también irá?

– Por supuesto. Será un tumulto, estoy segura, y no puedo esperar a ver a lady Neeley llegando con su brazalete en la muñeca.

– ¿Lo ha encontrado? -preguntó él con sorpresa.

– No, pero así debe ser, ¿no lo cree? No puedo imaginar que nadie en la fiesta realmente lo robara. Probablemente cayó bajo la mesa, y nadie ha tenido la sagacidad de mirar.

– Concuerdo con usted en que la suya es la teoría más probable -dijo él, pero sus labios se apretaron un poco al quedarse callado, y no se veía convencido.

– ¿Pero…? -lo instó a decir.

Por un momento, no creyó que él fuera a responder, pero entonces Peter dijo:

– Pero usted nunca ha sabido lo que es tener necesidades, lady Mathilda. Nunca podría comprender la desesperación que podría llevar a un hombre a robar.

No le gustó que la llamase lady Mathilda. Eso inyectaba una formalidad en la conversación de la que ella había pensado que habían prescindido. Y sus comentarios parecían subrayar el simple hecho de que él era un hombre de mundo, y ella una jovencita protegida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Primer Beso»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Primer Beso» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Primer Beso»

Обсуждение, отзывы о книге «El Primer Beso» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x