George Effinger - Un fuego en el Sol

Здесь есть возможность читать онлайн «George Effinger - Un fuego en el Sol» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Madrid, Год выпуска: 1991, ISBN: 1991, Издательство: Martínez Roca, Жанр: Киберпанк, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un fuego en el Sol: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un fuego en el Sol»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En otros tiempos era un buscavidas callejero de los bajos fondos conocidos como el Budayén. Ahora, Marîd Audran se ha convertido en aquello que más odiaba. Ha perdido su orgullosa independencia para pasar a ser un títere de Friedlander Bey, aquell-que-mueve-los-hilos, y a trabajar como policia.
Al mismo tiempo que busca la forma de enfrentarse a sí mismo y al nuevo papel que le ha tocado adoptar, Audran se topa con una implacable ola de terror y violencia que golpea a una persona que ha aprendido a respetar. Buscando venganza, Audrán descubre verdades ocultas sobre su propia historia que cambiarán el curso de su propia vida para siempre.
Un fuego en el Sol

Un fuego en el Sol — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un fuego en el Sol», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Se pondrá bien. Y si tiene algún problema nos lo hará saber. Ahora, quiero que hables con Kmuzu. Me gusta el aspecto de ese tipo.

Alcé las cejas.

—¿Intentas ponerme celoso? ¿Kmuzu? No es un chico muy alegre, sabes. Te lo comerías vivo.

—Me gustaría intentarlo —dijo con su mejor sonrisa de dientes afilados.

Era el momento para otro tiro a ciegas.

—Chiri, ¿qué significan las letras A.L.M. para ti?

Lo pensó un poco.

—Asociación Lésbica de Madres. Esa chica, Ranina, que solía bailar en lo de Frenchy, acostumbraba llevar su boletín de información. ¿Por qué?

Me mordí el labio.

—Eso puede ser. Si se te ocurre que A.L.M. puede significar algo más, me lo dices.

—Vale, cariño. ¿Qué es, algún tipo de enigma?

—Sí, un enigma.

—Muy bien, lo pensaré. —Bebió un poco de tende y miró por encima de mi cabeza hacia la pared de espejos que estaba a mi espalda—. ¿Es cierto lo que he oído de que has tirado todas tus drogas recreativas? Nunca pensé que vería el día. ¿Tendremos que buscar a otro campeón de la química?

—Eso creo. Vacié la caja de píldoras el día en que Jirji murió.

La expresión de Chiri se tornó seria.

—Ah, sí.

Durante unos segundos se produjo un incómodo silencio.

—Aunque te diré —dije por fin—, tengo un mono bastante fuerte. Me cuesta muchísimo, pero me mantengo alejado de las drogas.

—Cortar es una cosa; sin embargo, dejarlas del todo parece algo extremado. Supongo que es lo mejor, pero siempre he creído en la moderación en todas las cosas y eso va también por la abstinencia.

Sonreí.

—Aprecio tu interés —dije—, pero sé lo que hago.

Chiri movió la cabeza con tristeza.

—Eso espero. Espero que no te estés engañando a ti mismo. No tienes mucha experiencia en manejarte estando sobrio. Podrías salir malparado.

—Todo irá bien, Chiri.

—Quizá debieras pasar por la tienda de Laila por la mañana. Tiene esos moddies que te hacen sentir como si te hubieras tomado un puñado de píldoras. Tiene toda la gama: sunnies, beauties, trifets, RPM, lo que quieras. Te conectas el moddy y si más tarde necesitas usar el cerebro para algo, te lo quitas y otra vez estás sobrio.

—No sé, me parece un poco estúpido.

Chiri separó las manos.

—Es asunto tuyo.

—¿Me preparas ginebra con bingara?

No quería seguir hablando de drogas. Empezaba a sentir el mono otra vez.

Miré a Yasmin bailar en el escenario mientras Chiri me preparaba la bebida. Yasmin seguía siendo la más preciosa colección de cromosomas XY que he visto en mi vida. Como volvíamos a ser amigos, me había contado que se arrepentía de haberse cortado su largo pelo negro. Se lo dejaba crecer de nuevo. Mientras se movía sensualmente al ritmo de la música, dirigía la vista hacia mí. Cada vez que se encontraba con mi mirada me sonreía. Yo le devolvía la sonrisa.

—Aquí tienes, jefe —dijo Chiri, dejando la bebida en un posavasos delante de mí.

—Gracias —dije.

La cogí, eché una ojeada furtiva a Yasmin y volví a sentarme con Kmuzu.

—Oye, tienes una admiradora secreta, ¿lo sabes?

Kmuzu parecía perplejo.

—¿Qué quieres decir, yaa Sidil Le sonreí.

—Creo que a Chiriga le gustaría elevar tu ritmo cardíaco.

—Eso no es posible —dijo.

Parecía muy alterado.

—¿No te gusta? Es una persona formidable. No te asustes de su aspecto de cortadora de cabezas.

—No es eso, yaa Sidi. No pienso casarme hasta que deje de ser un esclavo.

Me eché a reír.

—Eso se adapta a los planes de Chiri. Tampoco creo que ella piense en casarse.

—Lo primero que te dije cuando nos conocimos es que soy cristiano.

Chiri se acercó a la mesa y se unió a nosotros antes de que pudiera decir nada más.

—¿Qué tal te va, Kmuzu? —dijo ella.

—Bien, señorita Chiriga —dijo, en un tono casi glacial.

—Bueno. Me preguntaba si alguna vez lo has hecho con alguien que llevara el último de Dulce Pilar. Arde despacio. De todos los suyos es mi preferido. Me deja tan agotada que apenas puedo levantarme de la cama.

—Señorita Chiriga…

—Puedes llamarme Chiri, cielo.

—… me gustaría que dejara de hacerme proposiciones sexuales.

Chiri me miró y enarcó las cejas.

—¿Estoy haciendo proposiciones sexuales? Te preguntaba si alguna vez lo habías hecho…

—He oído que Dulce Pilar se vuelve a divorciar —dijo Rani, uno de los travestís del turno de noche, que merodeaba en torno a nuestra mesa.

Era evidente que ninguno de los clientes daba propina ni compraba cócteles a nadie. Supe que era una noche lenta cuando Kmuzu y yo éramos lo más interesante que ocurría en ese club.

Chiri parecía irritada.

—¡Que alguien suba al maldito escenario y baile! —gritó.

Luego se levantó y fue detrás de la barra. Lily, la preciosa belga, se quitó la blusa y empezó a bailar su música.

—Creo que ya tengo bastante de tanta marcha —dije bostezando—. Anda, Kmuzu, vámonos a casa.

Yasmin se levantó y me puso la mano en el brazo.

—¿Vendrás mañana? —preguntó—. Necesito decirte algo personal.

—¿Quieres que hablemos ahora?

Desvió la vista, azorada.

—No —dijo—. En otra ocasión. Pero quiero darte esto. —Sacó de su bolsillo la calculadora del I Ching. Yasmin juraba por el I Ching y aún creía que predijo con precisión los terribles acontecimientos de hacía varios meses—. Quizá lo necesites otra vez.

—No lo creo. ¿Por qué no lo guardas tú?

Me lo puso en la mano y cerró sus dedos sobre ella. Luego me besó. Fue un tierno beso sin prisas en los labios. Me sorprendió que me dejara temblando.

Di las buenas noches a Chiri, a los travestis y a los transexuales. Kmuzu me siguió hacia la cálida y áspera noche de la Calle. Caminamos hacia la puerta y llegamos al coche. Durante todo el camino a casa Kmuzu me explicó que encontraba a Chiri demasiado impúdica y desvergonzada.

—Pero ¿te parece excitante? —le pregunté.

—Eso está fuera de toda duda, yaa Sidi — dijo, y a partir de entonces se concentró en la conducción.

Al llegar a casa de Friedlander Bey, fui a mi habitación e intenté relajarme. Cogí una libreta y la extendí sobre mi cama, intentando poner en orden mis ideas. Miré el / Ching electrónico de Yasmin y sonreí con benevolencia. Sin ningún motivo particular apreté la tecla blanca señalada con una H. El minúsculo aparato hizo sonar su metálica canción y un sintetizador de voz humana dijo:

—Hexagrama seis. Sung. El Conflicto. Cambios en la primera, segunda y sexta líneas.

Escuché el juicio y el comentario y luego apreté la L de líneas. Me advertía que me encontraba en un período difícil y que si intentaba acelerar el camino hacia mi meta, encontraría muchos problemas. No hacía falta que ninguna computadora de bolsillo me dijera eso.

La imagen era «Cielo sobre las aguas» y me advertía que me quedase cerca de casa. El problema estaba en que ya era un poco tarde para ello.

—Si estás resuelto a enfrentarte con las dificultades —advertía la mujer mecánica— harás progresos menores que pronto serán revocados y te dejarán en peor situación que antes. Evita este problema cuidando tu jardín y eludiendo a tus poderosos adversarios.

Bueno, demonios. Me habría encantado limitarme a hacer eso. Podía olvidarme de Abu Adil y de Jawarski, dar por perdido a Shaknahyi como si se tratase de una dolorosa tragedia y dejar que Papa se las arreglara con Umm Saad ordenando a las Rocas Parlantes que le retorcieran su pérfida cabeza. Podía soltar a mi madre un grueso fajo de billetes, despedirme del club de Chiriga y coger el siguiente autobús que saliera de la ciudad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un fuego en el Sol»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un fuego en el Sol» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un fuego en el Sol»

Обсуждение, отзывы о книге «Un fuego en el Sol» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x