Lois Bujold - Encantamiento

Здесь есть возможность читать онлайн «Lois Bujold - Encantamiento» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2007, ISBN: 2007, Издательство: Libros del Atril, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Encantamiento: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Encantamiento»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Soltera y embarazada, la joven Fawn Bluefield huye de su comunidad de granjeros en busca del anonimato de la ciudad. Durante el largo y peligroso viaje, se encuentra con el poder y la magia del “andalago” Dag, quien patrulla con sus compañeros a la caza de los temibles dañiespectros conocidos como “malicias”. Las dificultades y sus mutuas soledades les llevarán a un romance imposible entre humanos pertenecientes a grupos que no pueden mezclarse.

Encantamiento — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Encantamiento», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Cómo te llamas?

—Fawn. Saw… field —añadió, y se estremeció.

No había querido el nombre de Sunny ni el de su familia, y ahora se había quedado con un poco de ambos.

—Fawn. Adecuado [1] Fawn en inglés significa «cervatillo» (N. de la T.) —dijo el patrullero, ladeando la cabeza—. Esos ojos deben ser de nacimiento.

Ahí estaba de nuevo esa atención concentrada, incómoda. Intentó contraatacar:

—¿Cómo te llamas tú? —aunque pensó que ya lo sabía.

—Respondo al nombre de Dag.

Ella esperó un momento.

—¿No hay más?

Él se encogió de hombros.

—Tengo un nombre de tienda, un nombre de campamento, y un nombre de territorio, pero Dag es más fácil para gritar —la sonrisa relució pasajera de nuevo—. Cuanto más corto mejor, en el campo de batalla. ¡Dag, abajo! ¿Ves? Si fuera más largo, podría haber sido demasiado tarde. Ah, así está mejor.

Ella se dio cuenta de que había respondido a la sonrisa. No sabía si era su charla o el pan o sólo estar sentada tranquilamente, pero su estómago había dejado de temblar por fin. Se sentía acalorada y cansada y vacía.

Él tapó la botellita.

—¿No deberías usarlo tú también? —preguntó ella.

—Oh. Sí. —Volvió de nuevo la tela y la pasó descuidadamente por su cara. Se dejó la mitad de los cortes.

—¿Por qué me llamaste Chispita?

—Cuando estabas escondida en el manzano ayer, fue así como pensé en ti.

—No creí que me hubieras visto. ¡No miraste arriba!

—No actuabas como si quisieras que te vieran. Me pareció de buena educación corresponder —dijo, y añadió—: Creía que esa bonita granja era tu hogar.

—Era bonita, ¿verdad? Pero sólo me detuve allí a por agua. Iba camino a Glassforge.

—¿Desde Lumpton?

Y señala al norte.

—Sí.

Al menos no dijo nada del tipo Es un largo camino para unas piernas tan cortas. Sí, dijo, inevitablemente:

—¿Tienes familia allí?

Casi dijo sí, y luego se dio cuenta de que él tenía probablemente la intención de llevarla con ellos, lo cual podía resultar embarazoso.

—No. Voy a buscar trabajo —enderezó la espalda—. Soy una viuda del heno.

Un lento parpadeo; su cara quedó inexpresiva durante un instante bastante largo. Finalmente dijo, en un tono extrañamente cauteloso:

—Perdona, señorita… ¿sabes lo que significa «viuda del heno»?

—Viuda reciente —dijo enseguida, y dudó—. Una vez vino una mujer a nuestro pueblo desde Glassforge. Se instaló como costurera y haciendo cuerdas y redes. Tenía un niño precioso. Mis tíos la llamaban viuda del heno —otra pausa demasiado silenciosa—. Es correcto, ¿no?

Él se rascó la maraña de su pelo oscuro.

—Bueno… sí y no. Es un término de granjeros para una mujer embarazada o con un hijo a cuestas, pero sin marido a la vista. Es más educado que, hum, términos menos educados. Pero no es del todo amable.

Fawn se sonrojó.

—No quería avergonzarte —dijo él con tono todavía más contrito—. Sólo pensé que debía asegurarme.

Ella tragó saliva.

—Gracias. — Parece que dije la verdad a mi pesar.

—¿Y tu hijita? —dijo él.

—¿Qué? —dijo Fawn bruscamente.

Hizo un gesto hacia ella.

—La que llevas.

Puro pánico le cortó el aliento. ¡No se me nota! ¿Cómo lo sabe? ¿Y cómo sabía, de todos modos, si el fruto de ese estúpido, estúpido y profundamente resentido frenético revolcón con Sunny Sawman en la boda de su hermana en primavera iba a ser niño o niña, de todos modos?

Él pareció darse cuenta de que había cometido un error, sin saber muy bien cuál. Su gesto vaciló, convirtiéndose en un gesto serio, con la mano abierta.

—Fue lo que atrajo al hombre de barro. Tu estado. Es casi seguro la razón por la que se te llevaron. Si la violación pareció improvisada, es porque probablemente lo fue.

—¿Cómo puedes… qué… por qué?

Sus labios se abrieron un momento, y luego cambió visiblemente lo que iba a decir a:

—Ahora ya no te pasará nada —recogió las telas.

Cualquier otro hubiera anudado las esquinas, pero él las rodeó con un trozo de cuerda que de algún modo consiguió anudar con una mano.

Apoyó la mano derecha en el tronco y se levantó con un empujón.

—Necesito subir ese cuerpo a un árbol o apilar algunas piedras encima para que los carroñeros no lo encuentren antes de que otros puedan recogerlo. Quizá tuviera familia —miró a su alrededor vagamente—. Luego tengo que decidir qué hacer contigo.

—Llévame de vuelta a la carretera. O indícame por dónde ir. La encontraré.

Él negó con la cabeza.

—Puede que éstos no sean los únicos fugitivos. Puede que no todos los bandidos estuvieran en el campamento que conquistamos, o podrían tener más de un escondrijo. Y la malicia todavía está ahí fuera, a menos que mi patrulla se me haya adelantado, lo que no creo posible. Mi gente estaba peinando las colinas al sur de Glassforge, y ahora me parece que la guarida está al nordeste. Éste no es buen momento para que tú, especialmente, andes vagando sola —se mordió el labio y siguió como hablando consigo mismo—. El cuerpo puede esperar. Tengo que llevarte a un sitio seguro. Retomar el rastro, encontrar la guarida, volver con mi patrulla tan rápido como pueda. Dioses ausentes, estoy cansado. Sentarse ha sido un error. ¿Crees que podrás cabalgar a la grupa?

Entre el murmullo, casi no oyó la pregunta. Yo también estoy cansada.

—¿En tu caballo? Sí, pero…

—Bien.

Volvió a su montura y cogió las riendas, pero en lugar de volver con ella, la llevó hacia el arroyo. Ella le siguió, en parte por curiosidad, en parte porque no quería perderlo de vista.

Evidentemente decidió que un árbol sería más rápido para resguardar su presa. Lanzó una cuerda a través de la horquilla de un gran sicómoro que colgaba sobre el arroyo, usando el caballo para izar el cuerpo. Trepó para asegurarse de que el cadáver estaba bien asegurado y para recuperar la cuerda. Se movía con tanta eficiencia que Fawn apenas reparó en los movimientos adicionales y los ajustes que tenía que llevar a cabo por falta de una mano.

Dag espoleó su cansado caballo hacia la última cresta y se vio recompensado al otro lado por el hallazgo de un camino con roderas que discurría por el lecho del arroyo.

—Ah, bien —dijo en voz alta—. Ha pasado algún tiempo desde que patrullé esta zona, pero recuerdo una granja bastante grande en la cabecera de este valle.

La muchacha, a su grupa, seguía demasiado callada, el mismo silencio cauteloso que había mantenido desde que él comentara su embarazo. Su sentido esencial, extendido al máximo de su sensibilidad en busca de amenazas ocultas, se veía asediado por sus revueltas emociones; pero los pensamientos que las guiaban eran, como siempre, opacos. Quizá había sido indiscreto. Los granjeros que sabían algo del sentido esencial de los Andalagos tendían a llamarlo el mal de ojo, o magia negra, y acusaban a los patrulleros de leer mentes, estafar en el comercio, o cosas peores. Siempre causaba problemas.

Si encontraba suficiente gente en la granja, la dejaría a su cuidado, con un serio aviso sobre la mitad-cacería-mitad-guerra que estaba teniendo lugar ahora mismo en sus colinas. Si no había bastante gente, debía tratar de convencerlos para que se fueran a Glassforge o a algún otro sitio donde estuvieran a salvo entre más gente hasta que esta malicia aprendiera mortalidad. Si conocía a los granjeros, no querrían irse, y suspiró esperando una discusión deprimente y desagradecida.

Pero el mero pensamiento de una mujer embarazada, de cualquier edad o altura, vagabundeando despreocupadamente por los alrededores de la guarida de una malicia le provocaba horror. No era raro que le hubiera parecido tan brillante a su sentido esencial, con tanta vida dentro como llevaba. Aunque sospechaba que Fawn era apenas un poco menos vivida antes de concebir. Atraería la atención de una malicia como el fuego atraía a las polillas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Encantamiento»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Encantamiento» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Encantamiento»

Обсуждение, отзывы о книге «Encantamiento» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x