Orson Card - La memoria de la Tierra

Здесь есть возможность читать онлайн «Orson Card - La memoria de la Tierra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2000, ISBN: 2000, Издательство: Ediciones B, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La memoria de la Tierra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La memoria de la Tierra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desde hace 40 millones de años la colonia humana del planeta Armonía ha sido regida por un poderoso ordenador conocido como Alma Suprema, que es venerado casi como un dios. Su misión consiste en mantener alejado al hombre de la capacidad destructiva que le obligó a abandonar la Tierra. La tecnología apenas existe en Armonía. Hay ordenadores y placas solares, pero el medio de transporte es el caballo y la única arma, la espada «energética». Alma Suprema, sin embargo, ha detectado fallos en sus propios sistemas y sólo podrá evitar una guerra catastrófica viajando a la Tierra de nuevo. Para ello debe escoger a un hombre íntegro y revelarle el antiguo conocimiento de los viajes a través de las estrellas.

La memoria de la Tierra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La memoria de la Tierra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sólo faltaban algunos detalles para concretar semejante sueño. Por lo pronto, Eiadh aún no tenía casa, y aunque estaba conquistando cierta reputación como cantante y rapsoda, saltaba a la vista que no tendría una carrera deslumbrante; no era un prodigio, así que su casa sería modesta por muchos años. No importa, le ayudaré a comprar una vivienda mejor de la que ella podría costearse, aunque cuando un hombre ayuda a una mujer a comprar propiedades en Basílica el dinero sólo puede entregarse como obsequio. Eiadh es demasiado leal como para revocar mi contrato y negarme el ingreso en la casa que le ayude a comprar.

El otro detalle que faltaba para concretar el sueño era que Nafai nunca había escrito nada descollante. Claro que aún no había escogido su especialidad, y por tanto aún se estaba ejercitando, picoteando aquí y allá. Pronto se decidiría por una especialidad en la que tuviera talento, y habría myachiks de sus obras en los puestos del Mercado Interno.

Una procesión se dirigía al valle por el Camino Sagrado, así que ellos, siendo hombres, tuvieron que sortearlo. Aun así, pronto llegaron a la casa de Madre. Issib lo abandonó de inmediato y ascendió flotando a la sala de ordenadores, donde últimamente pasaba todo el tiempo. Un curso de pequeños ya había iniciado sus actividades en la curva sur del porche con columnas, por donde ya asomaba la luz oblicua del sol.

Estaban practicando las devociones: los niños se abofeteaban con fuerza, las niñas tarareaban. Su curso estaría haciendo lo mismo en otra parte, y Nafai no tenía prisa por llegar, pues se consideraba vagamente impío interrumpir una devoción.

Caminó despacio, sorteando la clase del porche, deteniéndose tras una columna para escuchar la agradable música de las niñas que tarareaban, hallando acordes fugaces que se perdían apenas descubiertos, y el tamborileo quebrado de los niños que se palmeaban las piernas, los brazos, el pecho y las mejillas.

Una niña de la clase apareció de pronto junto a él. Nafai la conocía del gimnasio. Era esa brújula llamada Luet, de quien se rumoreaba que tenía visiones tan notables que algunas damas del Bancal ya la llamaban vidente. Nafai no daba crédito a esas historias mágicas. Ni siquiera el Alma Suprema podía conocer el futuro, y en lo concerniente a las visiones, la gente sólo recordaba las que por puro azar coincidían hasta cierto punto con la realidad.

—Tú eres el que está cubierto de fuego —dijo ella. ¿De qué cuernos hablaba? ¿Cómo responder a semejante cosa?

—No, soy Nafai.

—En realidad no es fuego. Chispas diamantinas que se transforman en relámpagos cuando te enfureces.

—Tengo que entrar.

Ella le tocó la manga, reteniéndolo con tanta firmeza como si le hubiera cogido el brazo.

—Ella nunca será tu compañera.

—¿Quién?

—Eiadh. Ella se ofrecerá, pero tú la rechazarás.

Esto era humillante. ¿Cómo conocía esa niña, una mocosa de doce años, sus sentimientos por Eiadh? ¿Acaso su amor era tan evidente para todos? Bien, que así fuera. No tenía nada que ocultar. Consideraba un honor que se supiera que amaba a semejante mujer. Y en cuanto a las cualidades de vidente de la jovencita, no parecían muy convincentes, pues afirmaba que Eiadh se le ofrecería y que él la rechazaría. Me arrancaría un dedo a mordiscos antes que rechazar a la mujer más perfecta de Basílica.

—Perdona —dijo Nafai, apartando el brazo.

No le gustaba que esa niña lo tocara. Decían que su madre era una agreste, una de esas mugrientas y solitarias mujeres desnudas que llegaban a Basílica desde el desierto; supuestamente eran mujeres sagradas, pero Nafai sabía que se acostaban en plena calle con cualquier hombre que se lo pidiera, y estaba permitido que cualquier hombre las poseyera, aunque estuviera desposado con una compañera bajo contrato. Los hombres decentes y de abolengo no lo hacían, desde luego. Ni siquiera Meb había alardeado de «adorar el desierto» ni de practicar «juergas polvorientas», como la jerga vulgar llamaba a los acoplamientos con agrestes. Nafai no veía nada de sagrado en ese asunto, y consideraba a Luet una bastarda, concebida por una demente y un hombre bestial en un apareamiento que se parecía más a una violación que al amor. Era imposible que el Alma Suprema tuviera nada que ver con eso.

—El bastardo eres tú —espetó la niña, y se marchó.

Los demás habían terminado sus devociones, o quizá las habían interrumpido para escuchar a Luet. Lo cual significaba que el rumor se propagaría por toda la casa a la hora del almuerzo y por toda Basílica antes de la cena, y sin duda Issib se burlaría de él cuando regresaran a casa y Elemak y Mebbekew nunca le permitirían olvidar el asunto. Nafai lamentó que las mujeres de Basílica no encerraran bajo llave a locas como Luet, en vez de tomar en serio las bobadas que decían.

3. FUEGO

Enfiló hacia la sala de la fuente, donde su curso se reuniría durante todo el otoño. Desde la cocina llegaba el aroma de la comida, y con un retortijón Nafai recordó que por culpa de la discusión con Elemak se había olvidado de desayunar. Hasta ese momento no había sentido hambre, pero ahora comprendió que estaba famélico. Incluso sintió un mareo. Debería sentarse. La sala de la fuente estaba a poca distancia; su malestar justificaría su retraso. Nadie se enfadaría. Nadie pensaría que era un tonto remolón si se encontraba mal. No tenían por qué enterarse de que se había mareado de hambre.

Entró en la sala arrastrando los pies, exagerando su debilidad, apoyándose en la pared. Notó que se volvían hacia él, pero no miró; sospechaba que la gente enferma no miraba a los demás. Esperaba que la maestra del día le dijera algo. ¿Qué pasa, Nafai? ¿No te encuentras bien?

En cambio se hizo un silencio y tuvo que deslizarse por la pared hasta sentarse en el piso de madera.

—Iremos a buscar una comitiva fúnebre, Nafai, por si mueres de repente.

¡Oh, no! No era una maestra, una de esas jóvenes crédulas a quienes les impresionaba que Nafai fuera hijo de Rasa. Era Madre. Nafai enfrentó su mirada. Madre le sonreía con malicia, sin dejarse engañar por su pantomima.

—Te estaba esperando. Issib ya está en mi pórtico. Omitió mencionarme que estabas agonizando.

No quedaba más remedio que tomarlo con buen humor. Nafai suspiró y se puso en pie.

—Madre, tu resistencia a suspender la incredulidad retrasará en varios años mi carrera de actor.

—Mejor así, querido Nafai. Tu carrera de actor retrasaría en siglos el teatro basilicano.

Los demás estudiantes rieron. Nafai sonrió, pero también estudió al grupo para ver quién disfrutaba más. Allá estaba Eiadh, sentada cerca de la fuente. Unas gotas de agua le habían salpicado el cabello y ahora reflejaban la luz como gemas. Ella no se reía. Le sonreía afablemente y le guiñó el ojo. Nafai le sonrió a su vez —como un payaso tonto, sin duda— y casi tropezó con el escalón que conducía a la puerta del corredor trasero. Estallaron más risas, así que Nafai dio media vuelta para hacer una profunda reverencia. Luego se marchó airosamente, tropezando adrede con el dintel para conquistar otra carcajada antes de salir de la sala.

—¿De qué se trata? —le preguntó a Madre, apresurándose para alcanzarla.

—Asuntos de familia —dijo ella.

Atravesaron la puerta que conducía al pórtico de Madre. Como de costumbre, se quedarían en el recinto cubierto. Más allá del biombo, cerca de la balaustrada, el pórtico ofrecía una bella vista del Valle de la Grieta, así que los hombres tenían prohibido el ingreso. Esa prohibición a menudo se ignoraba en las casas particulares. Nafai conocía a varios chicos que hablaban del Valle de la Grieta, asegurando que no era nada especial, sólo un abrupto y escabroso barranco con árboles y matorrales cubierto por una capa brumosa o nubosa que impedía ver el centro, donde presuntamente se hallaba el lago. Pero en casa de Madre se respetaba el decoro y Nafai estaba seguro de que ni siquiera Padre había transpuesto el biombo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La memoria de la Tierra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La memoria de la Tierra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La memoria de la Tierra»

Обсуждение, отзывы о книге «La memoria de la Tierra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x