Orson Card - La memoria de la Tierra

Здесь есть возможность читать онлайн «Orson Card - La memoria de la Tierra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2000, ISBN: 2000, Издательство: Ediciones B, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La memoria de la Tierra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La memoria de la Tierra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desde hace 40 millones de años la colonia humana del planeta Armonía ha sido regida por un poderoso ordenador conocido como Alma Suprema, que es venerado casi como un dios. Su misión consiste en mantener alejado al hombre de la capacidad destructiva que le obligó a abandonar la Tierra. La tecnología apenas existe en Armonía. Hay ordenadores y placas solares, pero el medio de transporte es el caballo y la única arma, la espada «energética». Alma Suprema, sin embargo, ha detectado fallos en sus propios sistemas y sólo podrá evitar una guerra catastrófica viajando a la Tierra de nuevo. Para ello debe escoger a un hombre íntegro y revelarle el antiguo conocimiento de los viajes a través de las estrellas.

La memoria de la Tierra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La memoria de la Tierra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Es en verdad la voz de la Madre —dijo la anciana.

—La Madre —murmuraron algunas.

—El Alma Suprema —susurraron otras.

La mujer sagrada se encaró nuevamente a Luet y le tocó los labios con el dedo. Luet le besó suavemente el dedo y por un instante Nafai anheló saborear aquella dulzura. Luego la expresión de la agreste se alteró. Era como si un alma más brillante le hubiera iluminado el rostro y ahora se hubiera ido; parecía distraída, confundida. Miró alrededor sin reconocer y se perdió en la niebla.

—¿Era tu madre? —susurró Nafai.

—No. La madre de mi cuerpo ya no es sagrada. Pero, en mi corazón, todas las mujeres sagradas son mi madre.

—Bien dicho —declaró la anciana—. Es una niña elocuente.

Luet inclinó la cabeza. Cuando la irguió, tenía lágrimas en las mejillas. Nafai no entendía qué sucedía allí, ni qué significaba para Luet; sólo sabía que su vida había corrido peligro, y luego la de Luet, y ahora el peligro había pasado. Eso era suficiente para él.

La agreste había dicho que nadie debía detenerlo en su paso por el agua y el bosque. Al cabo de una breve deliberación, las mujeres decidieron que esto significaba que debía atravesar el lago desde ese punto hasta la otra orilla, desde lo caliente hasta lo frío; Nafai ignoraba cómo deducían esto a partir de las pocas palabras de la mujer sagrada, pero a menudo se había sorprendido de los muchos sentidos que los sacerdotes hallaban en las sagradas escrituras de la religión de los hombres. Aguardaron unos minutos, hasta que varias mujeres llamaron desde el agua. Sólo entonces Luet lo llevó a un lugar desde donde podía ver el lago. Ahora entendía de dónde surgía la niebla: vaharadas de vapor brotaban del agua. Dos mujeres conducían un bote largo y bajo hacia la costa, una remando, la otra al timón. La proa del bote era cuadrangular y baja, pero como no había olas en el lago y remaban suavemente, no había peligro de que entrara agua por la proa. Se aproximaron a la costa hasta encallar. Aún quedaban varios metros de agua entre el bote y los bajíos de lodo donde se hallaban Nafai y Luet. El barro estaba decorosamente caliente, de modo que Nafai tenía que mantener los pies en movimiento para no escaldarse. ¿Qué sentiría al caminar en las aguas?

—Camina con firmeza —le susurró Luet—. Cuanto menos salpiques, mejor, así que no debes correr. Si caminas sin pausa, llegarás pronto al bote, y el dolor pasará rápidamente.

De forma que ella lo había hecho antes. Bien, si Luet podía soportarlo, también él. Avanzó hacia el lago. Las mujeres jadearon.

—No —dijo Luet—. En este lugar, donde eres un niño y un forastero, alguien debe guiarte.

¿Yo, un niño? ¿Comparado contigo? Pero Nafai comprendió que Luet estaba en lo cierto. Al margen de la edad, aquel lugar era de ella, no de él; ella era la adulta y él era el chiquillo.

Ella marcó el ritmo, ágil pero sereno. Nafai sentía que el agua le quemaba los pies, pero no era honda y no salpicó demasiado, aunque sus movimientos no eran tan gráciles ni certeros como los de Luet. El trayecto hasta el bote duró una eternidad, mil pasos punzantes, sobre todo mientras aguardó a que ella abordara la embarcación. Luet le ayudó a subir al bote y Nafai sintió aguijonazos tan profundos que temió mirarse los pies pensando que el calor le había arrancado la carne. Pero cuando miró, la piel parecía normal. Luet usó el vuelo de la falda para enjugarle los pies. La mujer que impulsaba el bote clavó el remo en el barro y dio un empellón, haciendo ondular los músculos de sus macizos brazos con el esfuerzo. Nafai se puso frente a Luet y le cogió las manos mientras se deslizaban por el agua.

Ese breve viaje fue el más extraño de su vida. La niebla creaba una atmósfera mágica e irreal. Pasaban en silencio junto a grandes rocas que surgían del agua y pronto se perdían de vista como si hubieran cesado de existir. La temperatura aumentaba, y el agua burbujeaba en ciertos sitios; eludieron esos puntos. El bote no se calentaba, pero el aire era tan tórrido y húmedo que pronto quedaron empapados, con la ropa pegada al cuerpo. Nafai advirtió por primera vez que Luet tenía silueta de mujer; las curvas no eran muy marcadas, pero sí lo suficiente para que nunca más la viera como una niña. De pronto sintió vergüenza de cogerle las manos, pero tenía miedo de soltarla. Necesitaba tocarla, como un niño que aferra la mano de la madre en la oscuridad.

El aire se enfrió poco a poco. Atravesaron un estrecho flanqueado por abruptos peñascos que parecían unirse en las alturas, perdiéndose en la niebla. Nafai se preguntó si estaban en una caverna, o si simplemente el sol jamás llegaba al fondo de aquella profunda grieta. Entonces las paredes de los peñascos se alejaron, y la niebla se despejó un poco. El agua se encrespó. Ahora había olas y las corrientes balanceaban el bote.

La mujer que impulsaba el bote alzó los remos; la timonel apartó la mano del timón. Luet se inclinó hacia Nafai y susurró:

—Este es el lugar adonde acuden las visiones. Como te dije, donde confluyen las aguas frías y calientes. Aquí es donde atravesamos las aguas con el cuerpo.

«Con el cuerpo» era literal. Nafai sintió más vergüenza por la desnudez de Luet que por la propia, así que se miró las manos mientras se desnudaba y plegaba la ropa, al igual que Luet, para dejarla en el bote. En su timidez, Nafai no atinó a ver cómo Luet se deslizaba hacia el agua sin ruido para permanecer inmóvil y de espaldas. Notó que ella no intentaba nadar, así que se zambulló —ruidosamente— y se quedó quieto. El agua lo mantenía a flote. No había peligro de hundirse. El silencio era hondo y poderoso; Nafai sólo habló cuando vio que Luet se alejaba a la deriva.

—No importa —murmuró ella—. Calla.

Nafai guardó silencio. Ahora estaba solo en la niebla. Las corrientes lo hicieron girar, o tal vez no, pues en la niebla no distinguía el este del oeste ni lograba tener ninguna orientación, excepto arriba y abajo, y ni siquiera eso parecía importar. Era un lugar apacible donde sus ojos veían y no veían, donde sus oídos oían y no oían. La corriente, sin embargo, no le permitía adormilarse. Sentía el contacto de las aguas calientes y frías, a veces quemantes, a veces gélidas, y por momentos pensaba que no resistiría más, que tendría que nadar para no morir allí. De pronto la corriente cambió de nuevo.

No recibió ninguna visión. El Alma Suprema no le dijo nada. Nafai escuchó. Incluso le habló al Alma Suprema, rogándole saber cómo podría conseguir el índice que Padre le había mandado buscar. Si el Alma Suprema lo oyó, no se lo dio a entender.

Anduvo a la deriva una eternidad, o quizás escasos minutos, hasta que oyó el roce de los remos contra el agua. Una mano le tocó el cabello, el hombro, le cogió el brazo. Recordó cómo volver la cabeza, y al volverse vio el bote. Luet, totalmente vestida, le tendía las manos. Ahora no sentía vergüenza; se alegraba de verla, pero le entristecía tener que salir del agua. Subió al bote con torpeza, balanceándolo bruscamente, haciendo entrar agua.

—Rueda hacia dentro —le susurró Luet.

Se tendió de lado en el agua, levantó un brazo y una pierna, los apoyó en el bote y rodó hacia dentro. Un movimiento deslizante, casi silencioso. Luet le alcanzó sus ropas, aún mojadas, pero ahora muy frías. Nafai se vistió y tiritó mientras las mujeres impulsaban el bote hacia la gélida niebla. Luet también tiritaba, pero parecía impávida.

Al fin llegaron a la costa, donde aguardaba otro grupo de mujeres. Tal vez otro bote había cruzado el lago sin detenerse para observar el ritual de cruzar el agua con el cuerpo, o tal vez había un camino para llevar mensajes a pie; fuera como fuese, las mujeres que aguardaban ya sabían quiénes eran. No hubo necesidad de explicaciones. Luet lo guió de nuevo, esta vez por aguas heladas que le hicieron doler los huesos. Llegaron a la tierra seca —una ribera herbosa en vez de bajíos fangosos— y manos de mujer lo cubrieron con una manta seca. También arroparon a Luet.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La memoria de la Tierra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La memoria de la Tierra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La memoria de la Tierra»

Обсуждение, отзывы о книге «La memoria de la Tierra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x