Simon Hawke - El Nómada

Здесь есть возможность читать онлайн «Simon Hawke - El Nómada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Nómada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Nómada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Empuñando a
, la legendaria espada de los reyes elfos, Sorak se ha abierto paso a través de las inhóspitas tierras de Athas. Ahora, junto con su compañera villichi, Ryana, se acerca al objetivo de su misión: un avangion a punto de nacer, que guarda el secreto del pasado de Sorak y la promesa del futuro de Athas. Pero Sorak no es el único que busca al Sabio; el rey-hechicero de Nibenay está decidido a destruir al avangion antes de que se haya formado por completo... y aunque todavía no ha conseguido localizarlo, sabe que Sorak puede y conducirle directamente hasta él.

El Nómada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Nómada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Aún me tienes a mí —repuso ella clavando en él sus ojos antes de bajarlos hacia el suelo—. Es decir, si todavía me quieres.

—Siempre te he querido, Ryana —contestó él—. Lo sabes muy bien.

—Sí, lo sé. Y sabía qué era lo que se interponía entre nosotros. De modo que ¿qué se interpone entre nosotros ahora?

—Nada —replicó el muchacho al tiempo que la tomaba entre sus brazos y la abrazaba con fuerza, besándola con dulzura en el cuello—. Y ahora ya nada se interpondrá jamás.

—Es la hora —anunció la pyreen cuando estuvieron en la sala superior de la torre—. El portal está a punto de abrirse.

—¿No podemos despedirnos del Sabio? —preguntó Ryana.

Kara negó con la cabeza.

—Nos encontramos entre dos mundos en estos instantes. Si descendéis por esa escalera ahora, os encontraréis de vuelta en Bodach. No podéis llegar ya hasta el aposento del Sabio donde éste duerme ahora, e incluso aunque pudierais no conseguiríais despertarlo. Algún día habrá otra oportunidad, pero, por el momento, debemos regresar a la época de la que procedemos.

—Muy bien, entonces —dijo Sorak—. Estamos dispuestos.

Kara echó una ojeada por la ventana en tanto que el oscuro sol se ocultaba lentamente bajo la línea del horizonte y los últimos rayos de su luz se desvanecían.

—El portal está abierto ahora —indicó.

Empezaron a bajar la escalera. Mientras descendían, las paredes de piedra parecieron envejecer, y una gruesa capa de polvo apareció sobre los peldaños. Pasaron junto a los niveles inferiores, cuyos suelos ya no existían. El fresco aroma del mar había desaparecido y había sido reemplazado por el desagradable olor del cieno que el viento filtraba por las estrechas aberturas. Volvían a estar de vuelta en su tiempo y, de improviso, les pareció más desolado aún de lo que recordaban.

—Será de noche en el exterior —dijo Ryana—. ¿Qué pasará con los no muertos?

—Aguardaremos dentro de la torre hasta el amanecer —replicó Kara—. No entrarán y estaremos a salvo. Luego, por la mañana, nos iremos por donde vinimos. Y si lo deseáis, tendréis tiempo suficiente para llevaros con vosotros una parte del tesoro.

Sorak dirigió una veloz mirada a Ryana y sonrió.

—Yo ya tengo todo el tesoro que necesito.

—Y también yo —repuso ella con una sonrisa deteniéndose al final de las escaleras y volviéndose hacia él—. Pero no haría ningún mal llenar nuestras mochilas.

Y entonces lanzó un grito cuando una mano ensangrentada surgió de detrás de la parte inferior de la escalera, la sujetó por los cabellos y tiró hacia atrás de ella con violencia. Al cabo de un instante, se escuchó un golpe y luego silencio.

—¡Ryana! —Sorak desenvainó su espada y bajó corriendo los últimos peldaños mientras Kara le pisaba los talones.

Se quedó helado al ver que Valsavis sujetaba a Ryana con un cuchillo apoyado contra su garganta, aunque antes la había dejado inconsciente de un golpe para asegurarse de que no intentaría utilizar sus poderes villichis contra él. La sostenía en alto, con el brazo alrededor del pecho, y apretaba la punta del cuchillo contra el cuello de la joven de modo que con un simple y veloz empujón pudiera acabar con ella.

—Un movimiento, un simple parpadeo —dijo con voz áspera—, y la mataré.

Por su aspecto parecía recién salido de una guerra. Sangraba por varias docenas de sitios, y su mano izquierda había desaparecido dejando sólo un muñón horrible en la muñeca; la larga cabellera gris estaba enmarañada y cubierta de sangre, sangre que también manchaba su rostro. Tenía las ropas hechas jirones.

—Dejasteis un magnífico rastro de cadáveres para que lo siguiera —añadió con voz ronca—. Por desgracia, algunos de los cadáveres también me siguieron a mí. Me llevó un cierto tiempo, elfling, pero parece que una vez más he conseguido alcanzaros.

—Eres de lo más obstinado, Valsavis —dijo Sorak—. Pero llegas demasiado tarde. Ya he cumplido mi misión.

El mercenario lo contempló fijamente unos instantes, y luego se echó a reír. Sorak y Kara lo miraron boquiabiertos por el asombro mientras Ryana colgaba inerte de su poderoso brazo.

–Sabes —repuso Valsavis—, ésta es la primera vez en toda mi vida que realmente encuentro que algo resulta divertido. Así, ya has coronado rey a tu mago, ¿verdad? ¡Pues vaya palacio espléndido que tiene por residencia! Saludemos al poderoso rey druida, escondido entre ruinas como un roedor cobarde entre los cadáveres putrefactos de Bodach. Ya había supuesto que este lugar era algo más de lo que parecía cuando vi que los no muertos no entraban aquí. No veas cómo se pusieron a gemir ahí fuera cuando entré. Era una vergüenza desilusionarlos, pero ya había matado a algunos de ellos dos o tres veces, y mi paciencia tiene un límite. Así que has encontrado lo que buscabas. Y pensar que yo también podría haber cumplido mi misión... de haber tenido las fuerzas necesarias para subir por esa maldita escalera. —Se echó a reír por lo bajo otra vez.

—Déjala ir, Valsavis —ordenó Sorak—. No se va a ganar nada con esto.

–Siempre se gana alguna cosa —replicó él—. Todo depende de lo que quieras y de aquello con lo que te contentes. Estaba medio muerto cuando entré aquí, pero jamás había combatido con tanta fiereza. Deberías haberme visto, elfling. Luché como un jabato. Aguardé aquí toda la noche, y luego todo el día. No sabía qué era más peligroso: que esos cadáveres entraran o que vosotros bajarais y me encontrarais dormido. De todos modos, conseguí descabezar un sueñecito de vez en cuando, en cada ocasión que el dolor me hacía perder el conocimiento. —Volvió a reír entre dientes—. Sabes, resulta realmente divertido. Nibenay daría cualquier cosa por ver esto, pero en estos instantes, uno de esos muertos ambulantes está masticando su ojo dorado junto con mi mano izquierda. Desde luego, el Rey Espectro, sin duda, habrá retirado ya el hechizo del anillo y no lo siente, lo que es una lástima porque me encantaría compartir con él un poco de mi malestar.

—Valsavis... —repuso Sorak—. Ha terminado. Suéltala.

–Te habrás dado cuenta de que vine aquí a matarte —contestó el mercenario con un bufido.

–La verdad es que, de momento, resulta un poco dudoso que puedas conseguirlo —respondió el elfling—. Apenas puedes tenerte en pie. Ríndete, Valsavis. Al Rey Espectro no le importas en absoluto. No ha hecho más que utilizarte, y mira lo que has conseguido a cambio.

–Podría haberlo conseguido todo. Aún puedo obtenerlo. Nibenay daría una fortuna por saber dónde encontrar a tu amo. Él no me dijo quién era. Fingió no saberlo, pero no soy un idiota. Sólo hay un hechicero protector al que tema un rey-hechicero. Sabes, elfling, incluso aunque Nibenay no haya descubierto el lugar donde se encuentra el Sabio a través de mí, yo he tenido éxito de todos modos. Yo estoy aquí, y ni tú, ni la sacerdotisa, ni la pyreen, ni siquiera un ejército de no muertos, podría detenerme.

—Desde luego —intervino Kara—, tu tenacidad no tiene igual. Debo felicitarte por ello.

—Fracasé sólo en una cosa —continuó el mercenario dirigiendo una mirada a Ryana. Luego, con una sonrisa burlona que dejó al descubierto los ensangrentados dientes, añadió–: Si hubiera tenido más tiempo, sacerdotisa. Es una pena. Habríamos hecho una buena pareja, tú y yo. Realmente es... una pena.

—Si le haces daño, Valsavis —masculló Sorak—, juro que no abandonarás vivo este lugar.

—¿Lo dices en serio? —repuso él—. ¿Y tú que dices, transformista? Quiero que jures, también. Que jures por tus votos de protectora que si suelto a la sacerdotisa, no interferirás en ningún modo. Júralo o hundiré esto en su preciosa garganta!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Nómada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Nómada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Саймон Хоук - The Broken Blade
Саймон Хоук
Саймон Хоук
Simon Hawke - The Seeker
Simon Hawke
Simon Hawke
Simon Hawke - The Nomad
Simon Hawke
Simon Hawke
Simon Hawke - El peregrino
Simon Hawke
Simon Hawke
Simon Hawke - El desterrado
Simon Hawke
Simon Hawke
Отзывы о книге «El Nómada»

Обсуждение, отзывы о книге «El Nómada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x