Vladimir Obruchev - Plutonia

Здесь есть возможность читать онлайн «Vladimir Obruchev - Plutonia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Plutonia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Plutonia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Plutonia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Plutonia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Como cada uno cedía generosamente al otro su derecho a participar en la expedición, hubo que sortear. Borovói sacó el papelito que decía «quedarse» y Makshéiev el que decía «marchar».

Se discutió largamente la organización del grupo que iba a explorar el interior de Plutonia. Había que optar por un medio de transporte y, en consecuencia, decidir el bagaje que iba a llevarse. Incluso renunciando a las conservas con la idea de que la caza proporcionaría el alimento indispensable, los exploradores habrían de llevar cada uno una carga bastante pesada y, desde luego, era inútil contar con la existencia de senderos practicables.

— ¿Y si nos llevásemos unos cuantos perros para cargarles la impedimenta a lomos? Claro que los pobres animales no están acostumbrados a ello y, además, les molesta este clima tibio — dijo Gromeko.

— El proyecto es peco práctico — declaró Makshéiev-. Corremos el riesgo de perder estos animales, absolutamente indispensables para el regreso por los hielos. Yo propongo utilizar una fuerza mucho más poderosa y dócil que, además de cargar con nuestro bagaje, nos lleve también a nosotros.

— ¿Qué fuerza es ésa? — preguntaron los demás.

— La fuerza del agua. El río profundo que hemos encontrado hoy sin poder atravesarlo corre hacia el Sur, que es hacia donde nosotros debemos encaminarnos. En la impedimenta vienen dos pequeñas lanchas desmontables que debían servirnos para atravesar los espacios de agua libre durante nuestro viaje por los hielos. Como no las hemos necesitado hasta ahora, nos habíamos olvidado de ellas. Cada una puede llevar a dos personas. Nos montaremos en ellas. Llegados a la región forestal, haremos una balsa si las lanchas van demasiado cargadas y así navegaremos mientras nos lo permita el río.

— ¡Excelente idea! — exclamó Kashtánov.

— Es fácil y cómodo. No hay más que dejarse llevar, inspeccionando los alrededores y tomando notas — se entusiasmaba Pápochkin.

— Pero la tupida vegetación que cubre sin duda las orillas nos limitará el horizonte, de manera que navegaremos por un pasillo verde sin ver nada — observó Gromeko.

— ¿Y quién nos impide detenernos, salir a la orilla y hacer excursiones donde nos parezca interesante o necesario? Y también pasaremos la noche en la orilla — explicó Makshéiev.

— Y podremos hacer esas excursiones después de haber descansado, sin llevar una carga pesada. Nos sentiremos mucho más libres — dijo Pápochkin.

Kashtánov añadió:

— Las lanchas y la balsa nos permitirán recoger colecciones mucho más amplias. Porque no había de ser muy fácil llevar a la espalda esa carga, cada día mayor — observó Kashtánov.

— En fin, las lanchas nos pondrán al abrigo de los animales y los reptiles que vivan en los bosques y los pantanos. ¿Quién sabe las sorpresas que nos reserva todavía este misterioso país a cuyo interior nos dirigimos? — declaró Gromeko.

— En una palabra — concluyó Kashtánov —, que el consejo es excelente y se merece usted nuestra gratitud. Por eso propongo dar su nombre al río por el que vamos a navegar. Y ahora les invito a meterse en los sacos de dormir, o mejor dicho, a acostarse encima, porque la temperatura lo permite. Mañana haremos una excursión al sitio donde está el mamut y traeremos sobre los trineos la piel, los colmillos y una provisión de carne.

— ¿No habíamos dicho que trasladaríamos el campamento a aquel sitio? — recordó Pápochkin.

— No me parece muy conveniente. El río por donde vamos a navegar corre en dirección contraria y no creo razonable alejarse de él. Además, esta colina donde nos hemos instalado ofrece muchas ventajas: el suelo está seco, se ve desde lejos, se encuentra a una distancia suficiente del bosque habitado por fieras, se halla bastante cerca de los hielos y expuesta a los vientos, cosa muy importante para los perros cuando aumente el calor. Desde esta altura se puede divisar fácilmente a cualquier enemigo que se acerque.

— Sin contar que es muy cómoda para las observaciones meteorológicas y demás — añadió Borovói. Vamos a instalar en ella una verdadera estación y espero que mis barómetros se decidan a indicar las variaciones de la presión atmosférica

* Los griegos antiguos llamaban Plutón al dios del mundo subterráneo

Capítulo XVI

UNOS ENTERRADORES IMPORTUNOS

Los relojes marcaban las diez de la noche cuando las conversaciones cesaron al fin y los exploradores se acostaron sobre sus sacos de dormir.

Por la mañana, durante el desayuno, se discutió la cuestión de quién debía ir en busca del mamut y de si merecía la pena hacerlo o no sería mejor dedicarse a los preparativos de la marcha.

Si estuviésemos seguros de encontrar más mamuts opinó Kashtánov no - фото 14

— Si estuviésemos seguros de encontrar más mamuts — opinó Kashtánov —, no valdría la pena volver a éste, puesto que le hemos descrito ya y fotografiado. Pero como pronto ha de empezar la zona forestal, es posible que no volvamos a ver ninguno si viven únicamente en la tundra, al borde de los hielo.

Así pues, se decidió que cuatro hombres saldrían para allá con tres trineos tirados por perros.

Junto a la yurta quedaron Gromeko, que quería recoger antes de marcharse algunos ejemplares más de la flora primaveral de la tundra en aquellos parajes, y Kashtánov, con el propósito de perforar el suelo de la colina para determinar su composición. Aquel montículo solitario en medio de la tundra le parecía extraño.

El grupo se alejó, guiado por Pápochkin, que conocía el camino. Durante la marcha mataron algunas aves acuáticas que andaban por la tundra cerca del riachuelo y una liebre muy extraña, que más se asemejaba a un enorme gerbo y causó una gran alegría al geólogo.

El cuerpo del mamut se alzaba a lo lejos igual que una eminencia en la tundra lisa. Cuando estuvieron más cerca, Igolkin, cuya vista era muy penetrante, advirtió a sus compañeros que unos animalillos grises andaban alrededor del mamut.

Los cazadores dejaron los trineos a cierta distancia y se acercaron con precaución al mamut; pero pronto se detuvieron sorprendidos: los animalillos habían desapiarecido corno por ensalmo.

— ¡Hombre! — exclamó Pápochkin cuando todos estuvieron por fin cerca del mamut-. Desde ayer ha habido aquí alguien: fíjense.

Parecía como si en torno al mamut hubieran trabajado unos topos gigantescos: montones de tierra y de raíces de arbustos de un metro de altura habían sido levantados en torno al animal, cuyos cuartos traseros desaparecían ya casi por entero en el hoyo sin sobresalir apenas en la superficie de la tundra.

— ¿Quién ha podido hacer esto? — se preguntaban los cazadores.

— Pues unos enterradores muy hábiles. Debían tener el propósito de sepultar el cadáver, probablemente para que no lo descubran los lobos y tener así provisiones de reserva — explicó Makshéiev.

Igolkin trajo a uno de los perros que, después de olfatear la tierra removida, lanzóse de pronto bajo el vientre del mamut, extrayendo a un extraño animalillo que agitaba desesperadamente sus patas cortas gruñendo como un cerdo. Lo remataron después de quitárselo al perro y se pusieron a examinarlo. Por la forma y por el pelaje se parecía mucho a un tejón.

Luego descubrieron otros cuantos animales semejantes escondidos bajo el cadáver que, desde luego, se disponían a enterrar para devorarlo paulatinamente más tarde.

La labor de aquellos importunos enterradores no permitió ya quitar la piel entera del mamut, y hubo que

limitarse al flanco izquierdo. Los viajeros inspeccionaron luego las entrañas, le cortaron una pata de delante, otra de atrás y un colmillo, enuclearon un ojo y extrajeron la mitad del cerebro, la lengua y dos dientes. Los perros comieron allí hasta saciarse. Unos cuantos grandes trozos de carne de la cadera y del lomo fueron también colocados en los trineos, después de lo cual el grupo tomó lentamente el camino de vuelta. El enterrador, la liebre y las aves constituían el botín zoológico de aquella jornada y Pápochkin podía estar satisfecho de él.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Plutonia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Plutonia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Plutonia»

Обсуждение, отзывы о книге «Plutonia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x