Hal Clement - Ciclo de fuego

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Ciclo de fuego: краткое содержание, описание и аннотация

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Este pensamiento se fue desarrollando en su cabeza conforme avanzaba la conversación, dando origen a otros. Fue Dar Lang Ahn, después de que el robot empezara a regresar al módulo, quien hizo la sugerencia de que contactaran con algunos otros Profesores de las regiones calentadas por volcanes y les hicieran unas preguntas; e incluso Kruger, quien le conocía mejor que cualquier otro ser humano, no se dio cuenta de lo que el otro quería exactamente descubrir.

XIV. BIOLOGÍA; SOCIOLOGÍA

Una y otra vez Abyormen giró alrededor de su órbita, que casi era semejante a la de un cometa, y más y más cercano, Theer emanaba sus llamas. Abyormen, muy despacio, se iba calentando. Para sus nativos esto era asunto de poco tiempo; la temperatura no había llegado aún al punto capaz de activar las bacterias cuyo proceso biológico llenaría la atmósfera de nitrógeno. Hasta que eso sucediera a la gente de Dar les importaba poco que los océanos de su planeta se helaran o hirvieran.

La temperatura tampoco importaba a los científicos humanos. La mayoría de ellos habían estado llevando desde el principio unos trajes protectores muy complejos que virtualmente les aislaban del medio. Sin embargo, sabían que pronto sería necesaria más protección. Experimentos con la vida nativa, usando no sólo bacterias, sino también animales y plantas lo suficientemente grandes para ser observados directamente, les habían dicho lo que debían esperar.

Kruger estaba más que satisfecho con la situación. Su amigo había sido completamente absorbido por la fiebre de adquirir conocimientos de los visitantes humanos. Kruger no podía siempre quedarse con él, pero ya no le importaba eso. Si había algo cierto era que Dar Lang Ahn tenía recogida ya información suficiente para poder transmitirla toda a sus Profesores antes del final de la vida normal. No habría más alternativa que él se quedara detrás del cobertizo debajo del casquete de hielo cuando éste fuera cerrado, lo que significaría quedar convertido automáticamente en Profesor.

Una o dos veces la conciencia del chico le remordió un poco; se preguntaba si no habría sido más legal explicarle a Dar lo que significaría necesariamente todo el tiempo que había pasado con sus visitantes humanos. Cada vez que pensaba en ello, sin embargo, conseguía convencerse de que el nativo era lo suficientemente mayor para saber lo que estaba haciendo.

De cualquier forma, no hubiera estado de más que hubiera sacado el tema a colación.

Aunque los científicos humanos pudieran, por supuesto, trabajar en la época caliente, sus acciones serían mucho más pesadas. Por tanto, estaban intentando conseguir la información básica antes de que ocurriera el cambio. Dar contemplaba dentro de lo posible todo lo que pasaba; Kruger perdió mucho entusiasmo después de ver una de las pruebas biológicas.

Esto ocurrió después del descubrimiento de la reacción en cadena que el calor producía en la bacteria. Una muestra de tierra del planeta había sido utilizada para cubrir el suelo de una cámara herméticamente cerrada donde se habían introducido también varios animales del tipo de los que Dar y Kruger encontraron en el cráter. También crecían varias plantas nativas; los biólogos habían tratado de reproducir en miniatura el medio ambiente del planeta. Hecho esto, procedieron a ir elevando la temperatura gradualmente, para minimizar las oportunidades de que un impacto del calor complicara la situación.

La cámara se hallaba lo suficientemente aislada para impedir que el vapor se concentrara en sus paredes, con lo que era posible ver lo que pasaba dentro. Parte del agua, por supuesto, estaba aún en estado líquido, ya que al hervir el resto había aumentado considerablemente la temperatura; y casi de repente, un metro empezó a subir de la posición cero.

Este era simplemente un galvanómetro, pero estaba montado en serie con una resistencia consistente en una pequeña y abierta redoma de agua dentro de la cámara. La resistencia del líquido estaba bajando y ninguno de los presentes dudó del motivo. En unos segundos se hizo evidente, incluso a simple vista, ya que la atmósfera de la cámara adquirió un débil pero inconfundible color marrón rojizo. La bacteria estaba operando; se estaban formando óxidos de nitrógeno, que hacían que se volviera ácida cualquier agua que pudiera estar aún presente en forma líquida, y haciendo algo todavía mucho más drástico a la vida en la cámara.

Los animales dejaron de moverse, excepto por un incómodo girar de sus cabezas. Se habían separado un poco de sus vecinos y dejado de mordisquear las plantas. Durante varios segundos, experimentados y experimentadores se quedaron a la vez quietos mientras aumentaba el suspense.

Entonces la mayor de las pequeñas criaturas se murió de repente y en un período de treinta segundos las otras la siguieron. Kruger lanzó una mirada a Dar, pero éste no lo advirtió. Tenía ambos ojos fijos en la cámara. El chico miró de nuevo a los animales y se sintió súbitamente enfermo. Las pequeñas criaturas estaban perdiendo su forma, convirtiéndose en charcos irreconocibles de protoplasma. Los charcos permanecían separados, incluso aunque dos de las criaturas hubieran muerto bastante juntas. Los montoncillos de gelatina aún con vida se movían conmovedoramente, y al ver esto se le revolvió a Kruger su estómago. Corrió hacia fuera.

Dar no parecía afectado; permaneció durante la media hora siguiente, que fue el tiempo que tardó el último de los charcos en organizarse en cincuenta pequeñas cosas con un aspecto gusanoide que no guardaban el menor parecido con el animal a partir de cuyo cuerpo se habían formado. Gateaban por la cámara aparentemente capaces de cuidarse por sí mismos.

Las plantas habían también cambiado, aunque no mediante el mismo proceso. Las hojas de las mayores se cayeron y los troncos se marchitaron ligeramente. Al principio, los observadores supusieron que estaban simplemente siendo matadas por el calor, pero esta hipótesis fue eliminada por la aparición de cientos de pequeñas excrecencias en forma de bultos en los marchitos troncos. Se hincharon despacio, al parecer a expensas de la planta padre, y finalmente se liberaron en una lluvia de esferas que duró varios minutos.

Las plantas más pequeñas parecidas a la hierba se habían limitado a marchitarse, pero otras cosas estaban germinando rápidamente en sus lugares. Menos de una hora fue necesaria para transformar la cámara de una respetable representación del paisaje del exterior del módulo en algo totalmente extraño para todos, incluido Dar Lang Ahn.

— ¡Así que ésta es la historia! — gritó por fin uno de los biólogos. Ni él ni ninguno de sus colegas se habían sentido tan afectados por la visión como Kruger. Desde luego, ninguno tenía los mismos sentimientos personales por Dar —. Supongo que debíamos esperar una descendencia bastante elevada por individuo si es éste su único medio de reproducción.

La población de este planeta debe ser algo tremendamente adecuado después del cambio estacional.

Uno de los otros biólogos meneó la cabeza negativamente.

— Esa parte está bien — dijo —, pero hay algo más que no lo está. En este preciso momento estamos antes de uno de los cambios y hay aún muchos animales por ahí, tanto carnívoros como herbívoros, y la vegetación no parece demasiado apolillada. Me temo no poder aceptar que no haya aquí ningún otro medio de reproducción.

— ¿No dependería la necesidad de esto del tiempo que transcurre entre las estaciones?

Si ésta es la proporción normal, significa que alrededor de uno de cada cincuenta individuos vive a lo largo de la estación.

— De acuerdo, y la estación que ahora comienza dura alrededor de cuarenta años terrestres. Me niego a creer que una proporción tan grande de supervivientes pueda esperarse de cualquier animal salvaje durante un período así. Sabemos que comen tanto en comparación con su paso como sus animales correspondientes en la Tierra. ¿Qué opinas, Dar? ¿No empiezan nuevos animales a vivir durante tu período?

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