Hal Clement - Ciclo de fuego

Здесь есть возможность читать онлайн «Hal Clement - Ciclo de fuego» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Год выпуска: 1976, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ciclo de fuego: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ciclo de fuego»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ciclo de fuego — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ciclo de fuego», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— Esperemos un momento y veamos si la roca que puse en el resorte está aún allí. Tal vez fue corroída por el vapor; no era demasiado pesada — Dar sintió personalmente que una piedra de quince libras necesitaba algo más poderoso que el pequeño chorro del túnel para hacerla desaparecer, pero, de cualquier modo, se quedó quieto. Fueron necesarios sólo unos momentos para ver que la roca se hallaba todavía en su sitio; el resorte estaba aún presumiblemente bajado, por lo que el vapor dejó de fluir por cualquier otra causa. Un poco inquieto, Kruger dejó caer su peso hacia delante hasta llegar al lado de la roca. Nada sucedió, y durante unos segundos los dos se miraron pensativos.

Pensaban en las mismas posibilidades.

Ninguno conocía los detalles del sistema de válvulas que controlaba el vapor. Podía haber más dispositivos de seguridad que lo cerraran antes de que se acabara por completo su reserva, dispositivos que podían ser accionados por otros resortes si se hacía la intención de pasar a través del corredor. El problema era que los constructores no eran humanos y, en lo que podía saberse, tampoco miembros de la raza de Dar; no había forma de suponer lo que podían considerar como un diseño lógico.

— Supongo que hay una única manera de averiguarlo, Dar. Mejor será que me dejes a mí primero; probablemente puedo aguantar una pequeña dosis de esto, pero a partir de lo que tus Profesores han dicho no hay forma de saber lo que te pasaría a ti.

— Es cierto, pero yo peso menos. Tal vez sería mejor que empezara yo.

— ¿Qué ventaja tendría eso? Si no funciona para ti, no sabemos aún si lo hará conmigo.

Tú limítate a estar listo si yo consigo pasar — Dar no dijo nada más, pero ayudó a que su compañero se cerciorara de que el pequeño equipo que llevaban estaba bien asegurado, ya que ninguno quería volver por algo que se les hubiera caído. Hecho esto, Kruger no perdió más tiempo y echó a correr por el túnel todo lo rápido que pudo.

Dar miró hasta estar seguro de que el chico había pasado los chorros de vapor y entonces le siguió. Se encontró con Kruger en la boca del túnel, pero no pararon hasta haber salido del edificio del que provenía el pasaje. No habían oído ningún sonido detrás de ellos y los jadeos de Kruger fueron disminuyendo gradualmente al pararse y escuchar.

— Supongo que lo conseguimos — dijo por fin —. ¿Qué hacemos ahora? Llevamos algo así como medio año de retraso para nuestra charla con el Profesor del poblado. ¿Crees que podremos convencerle de que nuestro retraso fue accidental y que estará dispuesto a devolverte tus libros?

Dar pensó un poco. Incluso él estaba ya algo harto de que le dieran largas cada vez que pedía su paquete, y lo que decía Kruger no estaba del todo injustificado. Dar tenía la suficiente vista como para darse cuenta de que el retraso no era totalmente accidental; debían de haber salido para el pueblo mucho antes de quedar atrapados en el cráter.

— Me pregunto por qué la gente del poblado no viene a buscarnos — inquirió de repente — Sabían más o menos dónde estamos y la vez anterior fueron capaces de encontrarnos.

— Es una buena pregunta, y no encuentro de momento respuesta alguna. El vapor no debe asustarles, ya que no lo hacen esos géisers.

— ¿Supones que sabían que estábamos atrapados y se hallan satisfechos de dejarnos así? Una expedición de búsqueda podía haber oído el vapor a mucha distancia y sólo con mirar sobre el borde del volcán nos hubieran descubierto.

— Hay una posibilidad distinta, y es que pensaran que es muy sencillo salir de la trampa y no supusieran que estaríamos mucho tiempo atrapados. En tal caso habría aún guardas merodeando posiblemente nos los hubiéramos encontrado al salir.

— Tal vez hubiera un único guardia, que no pensara que el ruido le conduciría a ninguna parte; podían pensar que el chorro era inagotable; estoy seguro que yo lo hubiera creído así. En tal caso podía haber ido a por refuerzos. Estoy armado y quizá pensara también que no es su deber capturarnos solo.

— Una posibilidad que no puede ser comprobada más que esperando aquí a ver si aparecen los soldados. ¿Les esperamos?

— Bueno… supongo que no — Dar no estaba aún muy dispuesto.

— Es posible que tengas razón. Hemos estado perdiendo el tiempo y no me quedan más que dieciséis años. Será mejor que partamos de nuevo para las Murallas de Hielo y confiemos poder volver con la suficiente ayuda para conseguir los libros.

— Eso me agrada. Siempre me agradó. Este baño de vapor se hace más desagradable con el tiempo; de hecho juraría que se calienta un poco más cada año. Vamos, y rápido — a la palabra unieron la acción y dejaron la montaña y la ciudad atrás sin pensarlo más.

Viajar era un poco más fácil a lo largo de la costa. La playa solía ser de arena compacta, aunque bastante estrecha; Abyormen no tiene una Luna con la suficiente masa para producir mareas advertibles, y tan cerca del polo ni las producidas por Theer se podían medir. Kruger sentía recelo ante el hecho de viajar sobre una superficie donde se pudieran advertir con tanta claridad sus huellas, pero Dar señaló que desde que fueron capturados habían dicho lo suficiente a sus potenciales perseguidores para que éstos supieran la dirección que habían tomado. La velocidad, y sólo la velocidad, era lo que podía favorecerles en aquel momento.

Había muchos animales en la selva que salían a la playa, ninguno de los cuales demostraba un temor particular por los viajeros. Una y otra vez la ballesta de Dar les proporcionaba el almuerzo, que era diseccionado en el sitio y comido mientras viajaban o durante las paradas ocasionales que eran necesarias para dormir.

Una o dos veces pudieron ver las partes superiores de los conos volcánicos muy tierra adentro, pero sólo una vez les molestó uno de ellos. Tuvieron que pasar algún tiempo abriéndose paso a través de un pequeño campo de lava que había fluido al mar en algún momento del pasado.

Normalmente, podían ver bastantes millas de costa a sus espaldas, con tanta frecuencia que ni siquiera uno de los ojos de Dar giraba en dicha dirección, pero los únicos objetos con movimiento que se podían ver eran animales salvajes poco afectados por la presencia de los viajeros.

El viaje se convirtió en un monótono caminar bajo un calor vaporoso o una molesta lluvia tropical. De vez en cuando, Kruger paraba el viaje para bañarse en el mar; aunque el agua estuviera caliente, el frescor que le proporcionaba nadar un poco hacía que mereciese la pena afrontar el riesgo. Sólo hacía esto cuando Dar paraba para descansar, ya que el abyormita no tenía la costumbre del baño y parecía no pensar en nada más que en la cantidad de tiempo que estaban empleando en el viaje.

No tenían ningún medio preciso de medir la distancia que recorrían, de forma que ni Dar podía suponerse cuándo aparecían las islas que buscaban; sin embargo, aparecieron. Dar emitió un gruñido de alivio cuando la primera pequeña joroba apareció a lo lejos en el horizonte.

— Tenemos quince años de tiempo; aún lo conseguiremos — su confianza podía parecer un poco fuera de lugar, pero la ignorancia de Kruger sobre la escala en que habían sido trazados los mapas impidió que se diese cuenta del hecho de que la cadena de islas que Dar quería utilizar se extendía a través de ochocientas millas de océano y que había casi una distancia igual entre su final y el punto del casquete polar al que se dirigían. Le pareció que el juicio del nativo era razonable y casi se relajó.

— ¿Cómo vamos a cruzar el mar? — se limitó a preguntar.

— Flotando — y Dar Lang Ahn quería decir eso mismo.

Esto preocupó a Kruger, y su preocupación no disminuía conforme pasaba el tiempo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ciclo de fuego»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ciclo de fuego» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Hal Clement - Luce di stelle
Hal Clement
Hal Clement - Hot Planet
Hal Clement
Hal Clement - Still River
Hal Clement
Hal Clement - Ocean on Top
Hal Clement
Hal Clement - The Nitrogen Fix
Hal Clement
Hal Clement - Star Light
Hal Clement
Отзывы о книге «Ciclo de fuego»

Обсуждение, отзывы о книге «Ciclo de fuego» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x