Bob Shaw - Una guirnalda de estrellas

Здесь есть возможность читать онлайн «Bob Shaw - Una guirnalda de estrellas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Год выпуска: 1976, Издательство: E.D.H.A.S.A., Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una guirnalda de estrellas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una guirnalda de estrellas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el verano de 1993, millones de gentes observan en el cielo con incredulidad, ayudados por los recientemente inventados lentes Amplite, mientras el planeta de Thornton se acerca peligrosamente a la Tierra. Diseñados para ver en la oscuridad, los lentes Amplite, iluminan un misterioso mundo de materia antineutrínica que coexiste con la Tierra en otra dimensión

Una guirnalda de estrellas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una guirnalda de estrellas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Murphy arrojó las armas en el asiento trasero del jeep y se encaramó en el vehículo. Snook se sentó al volante y puso el motor en marcha; Prudence iba a su lado.

— Otro detalle es que el coronel es un racista negro. Se sabe que hasta ha criticado al presidente por haber disfrutado ocasionalmente de una muchacha blanca… Así que el joven Curt andará con cautela durante un tiempo.

Snook hizo virar el jeep hacia la calle principal.

— ¿Quieres decir que no tomará represalias?

— ¡Despierta, hombre! Lo que quiero decir es que las represalias no serán oficiales — Murphy miró a su alrededor con el semblante de un general que estudia su táctica—. Tendríamos que dejar el jeep por aquí, para que los militares no tengan motivos para acercarse a tu casa. Dejaré las armas bajo el asiento trasero.

— De acuerdo — Snook frenó el vehículo y bajaron, ignorando las miradas curiosas de los escasos peatones.

Prudence, que no había hablado durante todo el episodio, seguía pálida, aunque parecía haber recobrado la serenidad. Snook trató de pensar algo que decirle, pero no pudo hallar palabras suficientemente neutras. Cuando cruzaban la calle principal un coche deportivo les adelantó a gran velocidad, e instintivamente Snook aferró a Prudence del brazo. Suponía que ella le apartaría con brusquedad, pero asombrosamente la muchacha se reclinó contra él apoyando casi todo su peso. Así cruzaron la calle y él la condujo hasta la entrada de un cobertizo desierto, donde ella se recostó contra la pared y rompió a llorar. Los sollozos apenaron a Snook.

— Vamos — dijo lleno de incomodidad—. Creí que usted era dura de carácter.

— Ha sido horrible — apoyó la cabeza contra la madera pintada y la sacudió convulsivamente, mostrando el brillo inequívoco de las lágrimas en las mejillas—. Ese teniente… Era sólo un muchacho…, pero me dejó sin nada…

Snook miró a Murphy desconcertado.

— Creo que todos necesitamos un trago.

— Me estaban disecando — gimoteó ella—. Me clavaron con un alfiler para disecarme.

— Tengo café y ginebra — dijo llanamente Snook—. En el caso de usted recomendaría la ginebra. ¿Qué dices tú, George?

— La ginebra es muy buena — respondió Murphy con el mismo tono—. Gil es un experto en la materia; es casi su único alimento…

Prudence abrió los ojos y miró a ambos hombres como si les viera por primera vez.

— Creí que les matarían a los dos. Pudieron hacerlo…

— ¡Tonterías! — la cara parda de Murphy era toda incredulidad—. Lo que ninguno de ellos sabía es que los tenedores de plástico son sólo parte del armamento de Gil.

— ¿De veras?

Murphy bajó la voz.

— Bueno, también lleva un tenedor de acero inoxidable en una funda especial…

Snook asintió.

— Antes era una quijada de asno, pero ya no aguantaba el mal olor.

Prudence empezó a reír, Murphy la imitó, Snook soltó una carcajada nerviosa, y segundos después los tres se tambaleaban en la entrada del cobertizo como tres borrachos, lagrimeando mientras una risotada catártica les liberaba de la tensión. Mientras caminaban colina arriba hacia el bungalow, todavía ebrios de alivio y de la desconcertante alegría que provoca el descubrimiento de nuevos amigos, no se cansaban de hacer bromas que sólo tenían que aludir a ciertas palabras clave como 'tenedor' o 'quijada' para que les resultaran frenéticamente graciosas. Hubo fugaces momentos durante la caminata en que Snook se inquietó por la falta de naturalidad de aquel comportamiento, pero estaba dispuesto a conservar la hilaridad el mayor tiempo que pudiera.

— Tengo que decirles algo antes de que entremos — dijo Prudence cuando llegaron a la escalinata del bungalow—. Si no les doy las gracias ahora me resultará cada vez más difícil. Me cuesta mucho…

— Olvídelo — dijo Snook—. Bebamos un trago.

Prudence meneó la cabeza.

— Por favor. Hace años que no me reía tanto… Y sé por qué me han hecho reír. Pero no habría resultado nada gracioso si Boyce no les hubiera enviado a buscarme.

Murphy abrió la boca para hablar, pero Snook le silenció con un imperceptible movimiento de cabeza.

— Será mejor que entremos — dijo—, Boyce se alegrará de verla.

Prudence finalmente obedeció, algo desconcertada por el pequeño vacío que acababa de producirse.

Al mediodía, un grupo reducido — Snook, Ambrose, Prudence y Quig— fue a comer al hotel Commodore de Kisumu. Ambrose necesitaba hacer también algunas llamadas telefónicas desde allí, pues se había descubierto que la línea de la casa de Snook había dejado de funcionar. Prudence iba sentada al lado de él en el asiento delantero, y ocasionalmente le apoyaba la cabeza en el hombro. Matas y árboles de colores brillantes, muchos de ellos constelados de flores, desfilaban ante las ventanillas del coche como un continuo espectáculo de luces. Snook, que iba en el asiento trasero con Quig, dejó que el despliegue multicolor le sumiera hipnóticamente en un estado de despreocupación somnolienta que no le exigiría pensar demasiado en su situación. Barandi se había transformado en un lugar peligroso para él y sin embargo, en vez de cortar los lazos y escabullirse, se estaba comprometiendo cada vez más.

— No me gusta el cariz que han tomado las cosas — dijo Ambrose, reflejando los pensamientos de Snook—. Aún sin lo que acaban de contarme, la hostilidad se palpa en el aire. Si no hubiéramos tenido tanta suerte en otros aspectos, me sentiría tentado de levantar campamento y marcharme a otro de los países donde se ha avistado a los avernianos.

— ¿Realmente vale la pena insistir aquí? — dijo Snook, irguiéndose en el asiento e interesándose en la conversación—. ¿Por qué no marcharse?

— Ante todo es una cuestión de geometría. Averno es ahora como una rueda girando dentro de otra, y el punto de contacto se desplaza constantemente alrededor de su ecuador. Eso significa que los avernianos vistos en Brasil no son los mismos que hemos visto aquí… Y hemos tenido la increíble suerte de que usted estableciera contacto con Felleth. Eso es lo que me atrae de Barandi. Me ha dado ventaja sobre todos los demás investigadores.

Quig despertó de sus propias ensoñaciones.

— ¿Qué más desea averiguar por medio de Gil, Boyce?

— ¡Ah! — Ambrose se arqueó sobre el volante y sacudió la cabeza, lleno de consternación—. Por el momento, mira, todo lo que estoy haciendo es desaprender.

— ¿Desaprender?

— Bien, no he comentado esto anteriormente porque teníamos muchos otros problemas prácticos e inmediatos que resolver, pero las descripciones de Averno que me ha suministrado Gil, e incluso las fotos que hemos tomado de la estructura de los techos avernianos, atentan contra muchas de nuestras ideas acerca de la naturaleza de la materia. De acuerdo con nuestra física, el universo averniano tendría que poseer una textura muy tenue comparado con el que conocemos. Si me hubieran pedido que lo describiera hace una semana, habría dicho que sólo podía existir porque los antineutrinos tienen masas diferentes que dependen de su energía, y que todos los objetos de ese universo consistirían en partículas pesadas rodeadas por nubes de partículas más ligeras — Ambrose empezó a hablar más rápido, entusiasmado con el tema—. Eso indica que los compuestos de ese mundo no estarían formados por fuerzas electrónicas como la electrovalencia y la covalencia; la debilidad de las interacciones implicaría que todos los cuerpos de ese universo, incluidos los mismos avernianos, serían mucho más… hmm… estadísticos que nosotros.

— ¡Vaya! — exclamó Quig, entusiasmado—. ¿Eso significa que un averniano podría caminar a través de otro averniano? ¿O de una pared?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una guirnalda de estrellas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una guirnalda de estrellas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una guirnalda de estrellas»

Обсуждение, отзывы о книге «Una guirnalda de estrellas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x