Larry Niven - Mundo anillo

Здесь есть возможность читать онлайн «Larry Niven - Mundo anillo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1976, ISBN: 1976, Издательство: Martínez Roca, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mundo anillo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mundo anillo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El descubrimiento de un mundo hueco que orbita alrededor de una lejana estrella desencadena una tremenda lucha entre la humanidad y otras dos razas en plena expansión imperialista: los titerotes, cobardes e intrigantes, y los kzinti, guerreros feroces. Hasta la misma Tierra se ve amenazada, y sólo el desparpajo y la suerte increíble de la protagonista femenina, que es el centro de la acción, permiten conducir la lucha… a un inesperado desenlace.
El lector siempre puede contar con Larry Niven para refrescarse con un relato de ciencia-ficción heroica al estilo clásico, franqueando distancias inconcebibles, desafiando leyes físicas y gozando con las especulaciones de una imaginación desbordada.

Mundo anillo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mundo anillo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— Tengo el tasp — dijo Nessus —. La expedición es mía.

— ¿Estás satisfecho de su éxito? No es un insulto, ni un desafío. Tienes que cederme el mando. Soy el único de los cuatro que ha recibido instrucción militar.

— Tal vez no encontremos nada contra lo cual luchar — sugirió Teela.

— Estoy de acuerdo — dijo Luis. No le hacía demasiada gracia estar bajo las órdenes de un kzin.

— Está bien. Pero debemos llevar armas.

Comenzaron a cargar las aerocicletas.

Además de las armas, tenían que l evar otro equipo. Material de campaña, instrumentos para analizar y recomponer alimentos, ampollas de aditivos alimentarlos, filtros de aire ligeros, etc.

Había discos de comunicación diseñados para ser sujetados a una muñeca humana o kzinti o al cuello de un titerote. Eran grandes y más bien incómodos.

— ¿Para qué los queremos? — preguntó Luis. El titerote ya les había mostrado el sistema de intercomunicación incorporado a las aerocicletas.

— Inicialmente debían servir para comunicarnos con el piloto automático del «Embustero», y mandar la nave hacia nosotros en caso necesario.

— ¿Y ahora para qué nos servirán?

— Como traductores, Luis. Si nos topamos con seres racionales, lo cual es muy probable, necesitaremos que el autopiloto nos haga de intérprete.

— Ya.

Habían terminado. Aún quedaba mucho material bajo el fuselaje del «Embustero», pero no podía servirles de nada en las presentes circunstancias. Había equipo de caída libre para usar espacio adentro, los trajes de presión, piezas de recambio para la maquinaria que había sido desintegrada por el sistema defensivo del Mundo Anillo, Se habían llevado hasta los filtros de aire, sobre todo porque abultaban menos que un pañuelo, pues en el fondo no creían que pudieran llegar a necesitarles.

Luis estaba sumamente cansado. Se montó en su aerocicleta y miró a su alrededor, preguntándose si habría olvidado algo. Vio a Teela que oteaba el cielo y, pese a que el agotamiento le nublaba los ojos, le pareció percibir una expresión de horror en su rostro.

— No puede ser — masculló la muchacha —. ¡Todavía es mediodía!

— No te alteres. El…

— ¡Luis! ¡Llevamos más de seis horas trabajando, estoy segura! ¿Cómo es posible que aún sea mediodía?

— No te preocupes. El sol no se pone, ¿lo habías olvidado?

— ¿No se pone? — su histerismo acabó tan repentinamente como había comenzado —: Oh. Claro, no se pone.

— Tendremos que acostumbrarnos. Echa otro vistazo; eso que se recorta contra el sol, ¿no es el borde de una pantalla cuadrada?

Algo había ocultado un pequeño segmento del disco del sol. El sol iba disminuyendo ante sus ojos.

— Más vale que emprendamos el vuelo — declaró Interlocutor —. Tendríamos que despegar antes de que oscurezca.

11. El arco del cielo

Las cuatro aerocicletas comenzaron a tomar altura formando un rombo bajo la luz del crepúsculo. Dejaron atrás la zona donde asomaba el material base del anillo.

Nessus les había enseñado a manejar los circuitos de acoplamiento. De momento, habían programado las aerocicletas de modo que todos siguiesen los movimientos de Luis. Luis conducía las cuatro aerocicletas. Instalado en un sillón anatómico parecido a un diván vibratorio, manejaba su aerocicleta mediante unos pedales y una palanca.

Cuatro cabezas transparentes en miniatura pendían como alucinaciones sobre su tablero de mandos. Entre ellas había una encantadora sirena de negros cabellos, un feroz medio-tigre con ojos excesivamente despiertos y un par de ridículas pitones con un solo ojo. El sistema de intercomunicaciones funcionaba a la perfección, con resultados comparables al delirium tremens.

Cuando las aerocicletas hubieron cruzado las negras pendientes de lava, Luis observó las expresiones de los demás.

Teela fue la primera en reaccionar. Escudriñó las proximidades inmediatas y luego descubrió el infinito donde siempre había visto límites. Con ojos grandes y redondos como platos, el rostro de Teela lucía como un rayo de sol en medio de una tormenta.

— ¡Oh, Luis! — se admiró Teela.

— ¡Qué montaña más grande! — dijo Interlocutor.

Nessus no dijo nada. Sus dos cabezas se agitaban y daban vueltas llenas de ansiedad.

Oscureció con gran rapidez. Una negra sombra cayó de pronto sobre la gigantesca montaña. Ésta desapareció en cuestión de segundos. El sol ya no era más que una brizna dorada en medio de la oscuridad.

Un enorme arco de perfilados contornos se configuró en el cielo oscuro. Mientras el cielo y la tierra se oscurecían, la verdadera gloria del Mundo Anillo se proyectó contra la noche.

El Mundo Anillo se alzaba formando un arco de franjas azul celeste con espirales de nubes blancas y otras franjas más estrechas, casi negras. El arco era muy ancho en la base y se iba estrechando hacia arriba. Cerca del cenit ya no era más que una línea discontinuo de brillante blanco-azulado. El arco quedaba cortado en el mismo cenit por el anillo antes invisible de las pantallas cuadradas.

Las aerocicletas iban elevándose rápidamente y en silencio. La envoltura sónica constituía un aislante realmente eficaz. Luis no oía silbar el viento en el exterior. Por ello, se sorprendió tanto más cuando su burbuja privada de espacio fue violada por una aguda música orquestas.

Parecía como si hubiera explotado un órgano de vapor.

Era un sonido terriblemente agudo. Luis se llevó las manos a los oídos. Fue tal su sorpresa que tardó un rato en comprender lo que pasaba. Entonces accionó el mando del intercom, y la imagen de Nessus desapareció como un fantasma al amanecer. El chillido disminuyó. Aún podía percibirlo a través de los aparatos de Interlocutor y Teela.

— ¿Por qué ha hecho eso? — exclamó Teela sorprendida.

— Está aterrado. Le costará acostumbrarse.

— ¿Acostumbrarse a qué?

— Le relevaré al mando de la expedición — tronó Interlocutor-de-Animales —. El herbívoro es incapaz de tomar decisiones. Declaro que ésta es una misión militar y me pongo al mando de la misma.

Por un momento Luis pensó en recurrir a la única alternativa posible: ponerse personalmente al frente del grupo. Pero no le hacía ninguna gracia enfrentarse a un kzin. Además, lo más probable era que el kzin tuviese mayores dotes de mando.

Las aerocicletas volaban ya a ochocientos metros de altitud. La mayor parte del cielo y la tierra estaban a oscuras; pero sobre la tierra negra se veían sombras aún más oscuras que prestaban relieve, aunque no color, al mapa; y el cielo estaba tachonado de estrellas en torno al majestuoso arco capaz de aniquilar el ego más poderoso.

Sin saber cómo, Luis se encontró pensando en la Divina Comedia de Dante. El universo de Dante era un complicado artefacto, en el cual las almas de los hombres y los ángeles aparecían como partes perfectamente mecanizadas de una enorme estructura. El Mundo Anillo era un artefacto en todos los sentidos, un objeto manufacturado. Imposible olvidarlo, ni siquiera por un segundo: allí estaba el arco, desmesurado, azul y cuadriculado, alzándose sobre sus cabezas desde los límites del infinito.

No le extrañaba que Nessus no pudiera soportarlo. Era demasiado asustadizo… y también demasiado realista. Tal vez fuera sensible a su belleza; tal vez no. En todo caso, había captado en todo su alcance el hecho de que estaban varados en una estructura artificial cuya superficie superaba el conjunto de todos los mundos del antiguo imperio titerote.

— Creo que alcanzo a divisar los muros exteriores — dijo Interlocutor.

Luis apartó los ojos del arco del cielo. Miró hacia babor y estribor, y el corazón le dio un vuelco.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mundo anillo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mundo anillo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Mundo anillo»

Обсуждение, отзывы о книге «Mundo anillo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x