Ursula Le Guin - El nombre del mundo es Bosque

Здесь есть возможность читать онлайн «Ursula Le Guin - El nombre del mundo es Bosque» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1979, Издательство: Minotauro Argentina, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El nombre del mundo es Bosque: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El nombre del mundo es Bosque»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dentro de la gran tradición literaria de las utopías y anti-utopías que se inicia en el siglo XVII,
descubre un universo dinámico y en equilibrio que se mantiene en el tiempo de acuerdo con leyes propias que no admiten la intromisión del hombre. En el planeta Athshe, el ciclo de la vida, la cultura las costumbres, los modos mentales nacen y se desarrollan en la estabilidad autónoma del cosmos.

El nombre del mundo es Bosque — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El nombre del mundo es Bosque», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Coronel, es la verdad histórica.

—No estoy obligado a aceptarla como un hecho —dijo el viejo coronel montando en cólera —y no me gusta que me atribuyan cosas que no he dicho. Lo importante es que estos creechis miden un metro de estatura, están cubiertos de piel verde, no duermen y según mi criterio no son seres humanos.

—Capitán Davidson —dijo el cetiano—, ¿usted considera humanos a los esvis nativos, o no?

—No lo sé.

—Pero usted tuvo relaciones sexuales con una… la mujer de ese Selver. ¿Tendría usted relaciones sexuales con un animal? ¿Y qué opina el resto de ustedes? —Miró uno tras otro al congestionado coronel, a los ceñudos comandantes, a los lívidos capitanes, a los rastreros especialistas —. No han pensado las cosas a fondo —concluyó. De acuerdo con sus propios criterios, era un insulto brutal.

El comandante del Shackleton sacó al fin algunas palabras del abismo de embarazoso silencio.

—Bien, señores, la tragedia de Campamento Smith está por cierto íntimamente ligada con todo el problema de las relaciones entre colonos y nativos, y no es de ningún modo un episodio insignificante o aislado. Esto es lo que teníamos que establecer. Y siendo éste el caso, creo que podemos aliviar los problemas de ustedes. La finalidad principal de nuestro viaje no era traer aquí un par de centenares de muchachas, aunque sé que Es han evado esperando, sino llegar a Prestno, donde ha habido alguna dificultad, y entregarle al gobierno un ansible. Es decir, un transmisor CID.

—¿Qué? —dijo Sereng, un ingeniero.

Alrededor de la mesa, todas las miradas parecían hipnotizadas.

—El que tenemos a bordo es un modelo antiguo, y cuesta aproximadamente una renta planetaria anual. Esto, por supuesto, hace veintisiete años de tiempo planetario, cuando partimos de la Tierra. Hoy los fabrican en serie, y son relativamente económicos: parte del equipo normal de las naves de la Armada. A su debido tiempo una nave robot o tripulada vendrá hasta aquí para traerles el que corresponde a la colonia. En realidad, será una nave tripulada de la Administración, que ya está en camino, y llegará aquí dentro de nueve punto cuatro años terrestres, si mal no recuerdo.

—¿Cómo lo sabe? —preguntó alguien, enfrentándose al comandante Yung.

—Por el ansible, el que tenemos a bordo —respondió sonriendo el comandante —. Señor Or, ustedes inventaron el instrumento, ¿podría explicárselo a los aquí presentes que no están familiarizados con los términos?

El cetiano no se conmovió.

—No intentaré explicar a los presentes —dijo —cómo funciona un ansible, pero para describir los efectos basta una frase: la transmisión instantánea de un mensaje a cualquier distancia. Uno de los elementos tiene que estar instalado en un gran cuerpo sólido, el otro puede ser cualquier punto del cosmos. Desde que está en órbita el Shackleton se ha comunicado diariamente con Terra, ahora a una distancia de veintisiete años luz. Un mensaje no tarda cincuenta y cuatro años en ir y venir, como ocurre con los aparatos electromagnéticos. No tarda ningún tiempo. Ya no hay brecha de tiempo entre los mundos —Tan pronto como salimos del tiempo de dilatación NAFAL y entramos en el espacio tiempo planetario, aquí, telefoneamos a casa, como quien dice —prosiguió la voz suave del comandante —. Y nos contaron todo lo que ocurrió durante los veintisiete años que estuvimos viajando. La brecha de tiempo subsiste para los cuerpos, pero no para la información. Como ustedes comprenderán, esto es tan importante para nosotros como especie interestelar, como la aparición del lenguaje en las etapas primitivas de nuestra evolución. Tendrá el mismo efecto: hacer posible una sociedad.

—El señor Or y yo partimos de la Tierra, hace veintisiete años, como delegados de nuestros respectivos gobiernos, Tau II y Hain —dijo Lepennon. La voz era siempre suave y afable, pero ya no había en ella ninguna vehemencia —. Cuando partimos, la gente hablaba de la posibilidad de fundar una especie de liga entre los mundos civilizados, ahora que las comunicaciones eran posibles. La Liga de los Mundos ya existe. Existe desde hace dieciocho años. El señor Or y yo somos ahora Emisarios del Consejo de la Liga, y por consiguiente tenemos ciertos poderes y responsabilidades que no teníamos en la Tierra.

Los tres, los que habían bajado de la nave, seguían diciendo las mismas cosas: existe un comunicador instantáneo, existe un gobierno supremo interestelar… Créase o no. Se habían confabulado, y mentían. Cuando este pensamiento le cruzó por la mente, Lyubov reflexionó, y decidió que era una sospecha razonable pero injustificada, un mecanismo de defensa. Sin embargo, algunos de la plana mayor, habituados a pensar en compartimientos estancos, especialistas en autodefensa, aceptarían la sospecha tan sin dilaciones como él la había desechado. Quienquiera que reivindicase de pronto una nueva autoridad no podía ser sino un farsante o un conspirador. Una reacción no menos compulsiva que la de Lyubov, que había aprendido a mantener la mente abierta en cualquier circunstancia.

—¿Tenernos que aceptarlo todo… sólo porque usted lo dice, señor? —preguntó el coronel Dongh, con dignidad y cierto patetismo.

El, demasiado aturdido para mantener los pensamientos en compartimentos estancos, sabía que no debía creer lo que decían Lepennon, Or y Yung, pero en realidad lo creía, y tenía miedo.

—No —dijo el cetiano —. Eso es cosa del pasado. Antes, una colonia como esta recibía las noticias que llegaban en anacrónicos mensajes radiales, traídos por naves de paso, y nada más. Ahora ustedes pueden comprobar lo que decirnos. Vamos a dejarles el ansible destinado a Prestno. Tenemos autorización de la Liga para hacerlo. Recibida, naturalmente, a través del ansible. Esta colonia se halla en mala situación. Peor de lo que me pareció comprender a través de los informes de ustedes. Esos informes son muy incompletos; culpa de la censura o de la tontería. Ahora, sin embargo, tendrán el ansible, y podrán hablar con la Administración Terráquea; podrán pedir órdenes, y así sabrán qué hacer. Dados los profundos cambios que se han producido en la organización del Gobierno Terráqueo desde que partimos de allí les recomendaría que hablaran inmediatamente. Ya no hay pretextos para actuar de acuerdo con órdenes obsoletas; por ignorancia; por una autonomía irresponsable.

Agrio el cetiano y, como la leche, se mantenía agrio. El tono del señor Or había sido despótico, y el comandante Yung tendría que ordenarle que cerrase la boca. Pero ¿podía acaso? ¿Cuál era el rango de un “Emisario del Consejo de la Liga de los Mundos”?

¿Quién manda aquí? pensó Lyubov, y también él sintió de pronto un estremecimiento de miedo. El dolor de cabeza le había vuelto como una sensación de constricción, una venda que le oprimía las sienes.

Miró a través de la mesa las manos blancas de dedos largos de Lepennon, la izquierda apoyada sobre la derecha, inmóviles, sobre la desnuda madera pulida. De acuerdo con las normas estéticas de Lyubov, aprendidas en la Tierra, la piel blanca era un defecto, pero la serenidad y la fuerza de aquellas manos le seducían. Para los hanianos, reflexionó la civilización era algo natural. La conocían desde hacía tanto. Vivían la vida sociointelectual con la gracia de un gato que caza en un jardín, la precisión de la golondrina que busca el verano más allá del mar. Eran expertos. Nunca tenían que posar, que fingir. Eran lo que eran. En ningún otro pueblo la envoltura humana parecía tan adecuada. ¿Excepto, quizá, los hombrecillos verdes? Los descarriados, minúsculos, supraadaptados y estancados creechis, que eran tan absolutamente, tan honestamente, tan serenamente lo que eran…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El nombre del mundo es Bosque»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El nombre del mundo es Bosque» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El nombre del mundo es Bosque»

Обсуждение, отзывы о книге «El nombre del mundo es Bosque» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x