Clifford Simak - El tiempo es lo más simple

Здесь есть возможность читать онлайн «Clifford Simak - El tiempo es lo más simple» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1964, Издательство: Edhasa, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El tiempo es lo más simple: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El tiempo es lo más simple»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Llegó un momento en que el hombre tuvo que admitir que no le sería posible alcanzar las estrellas. Lo había sospechado por los cinturones radioactivos de Van Allen, cuando fueron descubiertos por el sabio astrónomo que le dio su nombre, hasta que gradualmente, se llegó a su total certidumbre.
Pero el hombre, con su interminable ingeniosidad, resolvió el problema con el auxilio de los telépatas, y con la ayuda de una gigantesca organización del más alto secreto, llamada “Anzuelo”, mediante la cual, los hombres podían lanzar sus mentes a las profundidades del espacio. Y en una de esas ocasiones, Sheperd Blaine, mientras exploraba su camino asignado por el “Anzuelo” tomó contacto con una criatura fantástica, sin forma, omnisciente, una amsitosa Cosa de Color de Rosa que le dijo: “Intercambio mente con la tuya”.

El tiempo es lo más simple — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El tiempo es lo más simple», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—No lo niego.

El sheriff le miró con mirada sombría y confusa.

—¿Por qué no dijo usted que pertenecía al Anzuelo?

Blaine se encogió de hombros.

—¿Qué diferencia habría supuesto?

—Buen Dios, hombre — continuó el sheriff —. Si la gente de este pueblo hubiera sabido que es usted un hombre del Anzuelo le habrían ahorcado sin compasión. Podrán dejar que se les escape un parakino cualquiera; pero que no sea del Anzuelo. Quemaron el Puesto Comercial, hace tres años, el mes pasado, y el factor iba en cabeza de la manifestación.

—¿Y qué habría podido hacer usted, si hubieran decidido ahorcarme?

—Bien, creo que, naturalmente, habría hecho todo lo posible por impedirlo.

—Muchas gracias, sheriff — repuso Blaine —. Supongo que tomó usted contacto con el Anzuelo.

—Les dije que vinieran por usted. ¿Por qué ha venido a perturbar un pueblo como éste? Ésta es una población tranquila, apacible y decente, hasta que gentes como usted vienen a mostrarse en público.

—Estábamos hambrientos — dijo Blaine —. Nos detuvimos sencillamente para almorzar.

—Se ha jugado usted la cabeza — le dijo el sheriff sombríamente —. Espero que Dios le saque con bien de todo esto.

Se marchó y se volvió un momento.

—Le mandaré el padre en seguida.

IX

El sacerdote entró en la celda y permaneció un momento de pie, parpadeando en la semioscuridad del recinto Blaine se puso en pie.

—Me alegro que haya venido. Todo cuanto puedo ofrecerle es un asiento en este jergón.

—Está muy bien — dijo el pastor —. Se lo agradezco. Soy el padre Flanagan, y espero no me considere como a un intruso.

—En absoluto — repuso Blaine —. Me alegro de verle.

El padre Flanagan se sentó lo más cómodamente que pudo en el catre, bufando un poco por el esfuerzo. Era va un hombre de edad, más bien corpulento y pesado, con cata de bondad y unas manos algo deformes, como si hubiesen sido ya víctimas de la artritis.

—Siéntese, hijo mío — dijo —. Espero no molestarle. Le advierto desde el principio que soy una persona demasiado ocupada constantemente. Debe ser la consecuencia de ser el pastor de almas de un grupo de gentes terriblemente infantiles e irrespetuosas. ¿Hay algo sobre lo que quiera hablarme?

—De cualquier cosa, excepto, posiblemente, de religión.

—¿No es usted hombre religioso, hijo mío?

—No, en particular — repuso Blaine —. Siempre que lo considero, me vuelvo más confuso.

El anciano sacudió la cabeza.

—Vivimos en días de impiedad. Hay muchos hombres iguales que usted. Y es para mí una gran preocupación, al igual que para la Santa Madre Iglesia. Hemos caído en unos tiempos duros y difíciles para las cosas del espíritu. La mayor parte de la gente se halla afectada por el miedo del mal, en vez de contemplar el bien. Una conversación cualquiera sobre hombres convertidos en lobos, íncubos o diablos, hace cien años, se habría desvanecido rápidamente de nuestras mentes.

Se volvió con cierto trabajo para sentarse de forma que pudiera contemplar mejor a Blaine.

—El sheriff me ha dicho — continuó el sacerdote — que usted procede del Anzuelo.

—No valdría la pena que lo negase.

—Nunca he hablado con nadie que perteneciese al Anzuelo — dijo el viejo cura —. Yo sólo he oído hablar de esa sociedad y muchos de los relatos concernientes al Anzuelo resultaban increíbles y fantásticos. Aquí hubo un factor de esa gente, cuando la gente fue a prenderle fuego al Puesto Comercial; pero nunca fui a verle. La gente no lo habría comprendido.

—Por lo ocurrido aquí esta mañana — dijo Blaine — dudo, en efecto, que lo hubieran podido entender.

—Dicen que es usted un paranormal…

—La palabra justa es parakino, padre — dijo Blaine—. No es preciso que emplee usted eufemismos.

—¿Y es usted realmente uno de ellos?

—Padre, no consigo comprender su interés por todo esto.

—Es solamente académico — contestó el padre Flanagan —. Puedo asegurarle que es puramente académico. Algo que tiene interés para mí exclusivamente. Usted se encuentra tan seguro conmigo como si estuviera bajo secreto de confesión.

—Hubo un día — comentó Blaine — en que la ciencia estaba sumida en profundas sospechas referente a los enemigos ocultos en todas las verdades religiosas. Tenemos aquí la misma cuestión.

—Pero el pueblo — dijo el padre Flanagan —, tiene miedo de nuevo. Cierran sus puertas con barras y cerrojos. Nadie se atreve a salir de noche. Ponen fetiches y símbolos cabalísticos en lugar del Santo Crucifijo, colgados de sus puertas y en el frontispicio de sus casas. Murmuran cosas que se hallan ya muertas y cubiertas por el polvo del olvido, propias de la pasada Edad Media; tiemblan en la confusa niebla que reina en sus mentes y han perdido mucha de la fé antigua. Siguen yendo a los ritos religiosos: pero yo lo veo en sus rostros, lo siento en sus conversaciones, lo intuyo en sus mentes. Han perdido, en suma, el arte simple y sencillo de la fé.

—No, padre; yo no creo que lo hayan hecho así. Son simplemente gentes que se encuentran perturbadas.

—La totalidad del mundo se encuentra perturbado — convino el padre.

«Y aquello era cierto», pensó Blaine; la totalidad del mundo estaba perturbado. Y es que había perdido a su héroe cultural, y no había sido capaz de hallar otro, en todo cuanto lo había intentado. Había perdido su áncora, la que le había sostenido contra los vientos de la ilógica y la sinrazón y ahora se hallaba a la deriva sobre un océano donde no había carta de navegación, ni puerto en qué refugiarse.

En un tiempo, la ciencia había servido como héroe cultural. Tenía lógica y razón y una última precisión que probaba su eficacia en la conquista del átomo y fuera, en el lejano borde del espacio cósmico. Había engendrado dispositivos por millones, para confort de sus glorificadores y que había situado la mano y el ojo del hombre sobre el universo entero, por delegación. Era algo en lo que podía confiarse, ya que era el summum de la sabiduría humana entre otras muchas cosas.

Pero, principalmente, fue traducido en máquinas y en tecnología mecánica, ya que la ciencia en sí es una cosa abstracta; pero las máquinas eran algo que todo el mundo podía ver concretamente. Después, vinieron los días en que el hombre, con todos sus portentosos adelantos, sus maravillosas máquinas y su afamada tecnología, había sido rechazado del espacio, había sido barrido y obligado a volverse al refugio profundo de la Tierra, su hogar originario. Y aquel día el dios de la cultura y de la ciencia continuó existiendo, todavía se le usaba diariamente, todavía conservaba una vasta importancia; pero dejó, desde luego, de constituir un culto como hasta entonces.

Aunque el Anzuelo empleaba máquinas, no lo eran en realidad, consideradas con el concepto clásico de máquinas, ni cuyo concepto fuese aceptado por las gentes, ya que no tenían pistones, ni ruedas, ni engranajes, ni ejes, ni palancas ni siquiera un simple botón, no tenían nada de las partes componentes de una máquina corriente y conocida. Eran algo extraño, que no tenía ninguna referencia común con otros mecanismos conocidos.

Así, el hombre había perdido su héroe cultural y ya que su naturaleza estaba conformada para tener siempre algún ideal heroico a que asirse, porque significaba una absoluta necesidad tener ese ideal y tener una meta, se había creado un horrible vacío que gritaba por ser rellenado nuevamente.

Los paranormal-kinéticos, por todas sus cualidades misteriosas y extrañas, por el concepto que de ellos se tenía como ajenos a lo normal y corriente, llenaron el expediento eficazmente. Ya que allí, finalmente, estaban todos los cultos inofensivos completamente justificados, allí, al menos, estaba la promesa de la sustitución fundamental del vacío creado, allí se hallaba algo bastante exótico, o que podía convertirse en exótico y fantástico para satisfacer la profundidad de la emoción humana, de la forma en que jamás podía hacerlo una simple máquina.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El tiempo es lo más simple»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El tiempo es lo más simple» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Clifford Simak - Spacebred Generations
Clifford Simak
Clifford Simak - Shadow Of Life
Clifford Simak
Clifford Simak - The Ghost of a Model T
Clifford Simak
Clifford Simak - Skirmish
Clifford Simak
Clifford Simak - Reunion On Ganymede
Clifford Simak
Clifford Simak - Halta
Clifford Simak
libcat.ru: книга без обложки
Clifford Simak
libcat.ru: книга без обложки
Clifford Simak
Отзывы о книге «El tiempo es lo más simple»

Обсуждение, отзывы о книге «El tiempo es lo más simple» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x