Enrique Vila-Matas - La asesina ilustrada

Здесь есть возможность читать онлайн «Enrique Vila-Matas - La asesina ilustrada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La asesina ilustrada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La asesina ilustrada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este inquietante y misterioso libro criminal fue escrito por Enrique Vila-Matas cuando en 1975 vivía en París y leyó que a Unamuno, mientras vivía en esa misma ciudad, se le ocurrió la idea de una novela que provocara la muerte de quien la leyera. Vila-Matas sufrió un leve revés cuando, al decidir llevar a cabo el proyecto de este libro asesino, y comentárselo a Marguerite Duras, que era entonces su casera, ella le dijo que se trataba de algo irrealizable, que nunca ningún libro fue como la tumba de Tutankhamon, lo que llevó a Vila-Matas a comprender que sólo lograría el efecto mortal buscado si practicaba el crimen en el espacio estricto de la escritura.
Publicado por primera vez en 1977, La asesina ilustrada significó la revelación de Vila-Matas como escritor.

La asesina ilustrada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La asesina ilustrada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al saber que se dirigía al Gran Hotel de Viena en Bremen no perdí el tiempo. Dejé París, cuyo clima en aquellos días me era perjudicial, y marché a Worpswede, cerca de Bremen, para instalarme en la casa de una antigua amiga. Desde allí le envié a Escabia aquel voluminoso sobre sellado. Buscando que, desde el primer momento, se interesara por mi envío utilicé un truco para llamar con toda seguridad su atención. Imitando a la perfección la caligrafía de Juan Herrera escribí este nombre como remitente de aquel sobre. Siempre imaginé que Vidal Escabia encontró mi sobre encima de la mesa de su habitación y que, dirigiéndose hacia la cama con el sobre en la mano, comenzó a leer y releer, una y otra vez, el nombre del remitente sin creer en lo que estaba viendo. ¿Cómo es posible, debió preguntarse, que Juan, que hace ya un año que está muerto, me escriba? Dejad que imagine que la escena se desarrolló de este modo y que piense que Escabia, no sólo se aterró, sino que, excluyendo la posibilidad de que se tratara simplemente de una broma, tropezó con la colcha, cayó sobre la cama, se levantó enfurecido, volvió a tropezar, esta vez con la cortina, se tambaleó de miedo. Tenía, desde luego, sus razones para reaccionar de esta manera, pues, aunque en determinados círculos se sabía que había sido amigo de Juan Herrera (y por esto le habían encargado el prólogo al libro de memorias de éste), se ignoraba la existencia de una abundante correspondencia entre uno y otro escritor. Por esto, aquel nombre, escrito en la esquina de un sobre sellado (tal como era costumbre en Herrera únicamente cuando se dirigía a Escabia) tuvo forzosamente que inquietarle e inspirarle los más variados temores.

En breve, toda la correspondencia entre Herrera y Escabia (guardada celosamente durante años en un cajón de mi cómoda) será publicada, y el lector tendrá acceso a una extraña serie de cartas cuyo tono general es más bien sorprendente. Herrera detestaba a Escabia y, si se carteó durante tanto tiempo con él, fue únicamente porque era muy aficionado a descubrir secretos y porque tenía motivos muy fundados para sospechar que Escabia no había escrito una sola línea de muchas de sus novelas. Esta sospecha, nunca confesada de un modo explícito en las cartas que le enviaba, obligó a Herrera a tratar los temas más absurdos, y a cual más delirantes, con el fin de ir tendiendo lentamente una serie de trampas a Escabia y acabar obligando a éste a confesar toda la verdad. Tardó más de diez años en conseguirlo, pero al final acabó obteniendo la recompensa a tanta molestia, paciencia y esfuerzo (por no hablar de tanta palabrería inútil) cuando, en una breve carta, fechada en Elche el 30 de mayo de 1968, Vidal Escabia, entre avergonzado y confuso, comprendiendo que Herrera le había conducido a un callejón sin salida, confesó que, en efecto, las contradicciones en las que había ido cayendo a lo largo de sus cartas habían puesto al descubierto la gran verdad, es decir, que él no había escrito ni una sola línea de muchas de las novelas de las que tanto alardeaba. A continuación, citaba el nombre de los verdaderos autores (Jenny López y Gilda Luna entre ellos) y cerraba la carta pidiendo, en un tono marcadamente patético, el mayor silencio sobre aquella revelación que ponía gravemente en juego su reputación. Quizás esperó siempre una respuesta amable de Herrera en la que éste, restando gravedad al asunto, valorara la sinceridad y valentía de Escabia, pero lo cierto es que Herrera, al recibir la carta, respiró con profundo alivio y dio por terminada su investigación archivando con gran alegría aquella carta que por fin había premiado su esfuerzo de años y olvidándose para siempre de Escabia.

Pero Escabia no logró nunca olvidarse de Herrera. Este fue el final de una relación entre dos hombres absolutamente opuestos tanto en su forma de ser como de pensar. Aparte de ser un excelente escritor (lo que, desde luego, Escabia nunca fue), Juan Herrera era, por ejemplo, un fanático del orden, todo lo contrario de Escabia, que, al parecer, fue siempre la persona más desordenada del mundo. En su escritorio (y en sus últimos veinte años tuvo el mismo en París, Sete y Trouville) Juan Herrera colocaba, según un esquema invariable, plumas, lápices, cenicero, lupa, abridor de cartas, diccionarios, folios, cuartillas, vaso de agua mineral y cajita con aspirinas, calmantes y centraminas. Era extremadamente ordenado y meticuloso y un tanto supersticioso: solía atribuir sus momentos de escasa inspiración literaria a la inexacta colocación de alguno de estos objetos sobre su mesa de trabajo. Y fue precisamente, sobre la arremetida del desorden contra el orden sobre lo que escribió la mayor parte de las veces en este escritorio. Vidal Escabia, al contrario, era la viva imagen del desorden: nunca había tenido escritorio (ni le hacía falta, puesto que otros le escribían la mayor parte de sus novelas), era muy despistado, olvidaba en los taxis los manuscritos de sus novelas, escribía en las playas o en los bares más concurridos, no le duraba una pluma más de quince días, el único diccionario que tuvo fue uno de sinónimos que le regalaron en Lima y que perdió en un prostíbulo (nunca se supo con qué idea lo había llevado hasta allí), fue un apasionado defensor de cualquier idea de caos y un entusiasta de su propio desorden.

Sabiendo que Vidal Escabia vivía en sus últimos tiempos atemorizado y que veía fantasmas por todas partes, escribí de remitente el nombre de su antiguo amigo. Estaba convencida de que iba a asustarle y no me es difícil imaginar que así debió de ser. Sin duda, él cayó en mi trampa y se azoró abriendo inmediatamente el sobre, quizás porque creía que Juan Herrera, rompiendo aquel terrible silencio al que durante años le había acostumbrado, reanudaba de pronto desde la tumba la correspondencia de antaño. Aunque quizás no pensara nada de esto y simplemente no pensara absolutamente nada (a esto era también muy aficionado), abriendo tranquilamente el sobre y comenzando a leer aquella carta en la que yo le presentaba La asesina ilustrada, mi breve relato, seguido de las notas que sobre el mismo escribiera Ana Cañizal.

CARTA A VIDAL ESCABIA PRESENTÁNDOLE

La asesina ilustrada

WORPSWEDE, 31 DE MAYO DE 1975

ME TOMO LA LIBERTAD DE dirigirme a usted poco después de enterarme de que le ha sido encargada la redacción del prólogo a Burla del destino, el libro de memorias de Juan Herrera, mi marido. Aunque nunca nos hayamos visto, supongo que mi nombre no le resulta nada desconocido.

Hace tres días que dejé París y he venido a esta gran llanura norteña, donde la amplitud y la calma y el cielo me ayudarán a descansar. Fue ayer cuando llegué a este pueblo, bajo una lluvia persistente, con un reducido equipaje, un poco triste por la soledad en la que vivo, aunque no tema, no voy a hacerle partícipe de mis penas. Aprendí hace tiempo a situar mis relaciones a este nivel, superior y exclusivamente intelectual, en el que uno puede descansar de las penas del corazón, no compartirlas.

Sé que no tan sólo conoce mi nombre, sino que además siempre deseó conocerme (al menos esto es lo que confesaba a mi marido en una de aquellas cartas que usted le dirigió y que él amablemente solía leerme en voz alta siempre antes de acostarnos) y que sin duda mis consejos no van a caer en saco roto. Es por esto que me atrevo a recomendarle que lea La asesina ilustrada, una breve narración que yo escribí hace tiempo, y el pliego de notas que sobre ella redactó Ana Cañizal. Son los dos manuscritos que le adjunto en este sobre. Léalos. Por ser la mejor introducción a La asesina ilustrada, me he permitido separar del resto de notas la primera de las escritas por Ana Cañizal y situarla delante de mi texto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La asesina ilustrada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La asesina ilustrada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La asesina ilustrada»

Обсуждение, отзывы о книге «La asesina ilustrada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x