Lorenzo Silva - La Sustancia Interior

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva - La Sustancia Interior» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Sustancia Interior: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Sustancia Interior»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En un país indeterminado, en una época tampoco especificada, un extranjero llega a una catedral en construcción para tallar la sillería del coro. Allí, entre andamios, herramientas, albañiles y capataces, descubre una compleja organización, gobernada por oscuros personajes, que convierten la complicada tarea de erigir el templo en un instrumento para otros fines. Poco a poco, el extranjero se va adentrando en los desconcertantes entresijos de una intriga que desembocará en un final sorprendente. A medida que se desarrolla la trama, descubrimos un mosaico de caracteres fascinantes, y asistimos a una conmovedora historia de amor.
Novela de intriga y de ideas a un tiempo, La sustancia interior es una obra que se desarrolla a varios niveles y permite diversas lecturas, mostrándonos un registro más profundo y poco conocido del autor de El lejano país de los estanques.
Las intrigas y pasiones que rodean la construcción de una catedral son el telón de fondo sobre el que se desarrolla la historia de la lucha interior que todo hombre lleva consigo.

La Sustancia Interior — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Sustancia Interior», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un día, apenas dos horas después del cambio de escudillas, la puerta se abrió. Bálder, desconcertado, se fue al rincón y se protegió como solía. Dos hombres se agacharon sobre él y lo levantaron cogiéndole por debajo de los brazos. El extranjero, sin oponer resistencia, fue arrastrado hasta el corredor, en el que el flojo resplandor de las lámparas le obligó a cerrar los ojos. Oyó el estrépito de la puerta a su espalda, y un minuto más tarde, la despedida del carcelero.

– No le maltratéis demasiado.

– Descuida -dijo el que estaba a su izquierda.

Le subieron por lo que debía de ser la escalera por la que había sido conducido a su encierro. Luego vino un largo trecho de recorrido llano, luego más escaleras, luego otro tramo horizontal, y así sucesivamente. Cuando abriólos ojos estaban ya en el segundo o tercer piso. Era mediodía y la luz le resultó insoportable. Volvió a apretar los párpados.

Unos minutos después se detuvieron y se abrió una puerta. Lo tendieron sobre algo blando y al cabo de unos segundos oyó un lejano chapoteo. Se quedó como lo habían tumbado, sin moverse.

– El baño está caliente -informó la voz que había oído antes-. Quítate esa ropa y aséate. Cuando te hayas bañado puedes dormir.Ya vendremos a despertarte. La ropa ponla junto a la puerta. Nos encargaremos de que la retiren.

Le dejaron solo.A tientas, como se había hecho a vivir, localizó la bañera y tomó la temperatura del agua. Se quitó la ropa pestilente y a gatas la llevó hasta donde le habían ordenado.A gatas regresó y se introdujo en la bañera. Junto a ella habían dejado una pastilla de jabón. Se restregó con ella, sin poder creer en aquel placer que inopinadamente se le proporcionaba. Apuró el baño hasta que el frío de semanas huyó de su cuerpo. Era verano: lo recordó cuando estuvo limpio y notó la incipiente transpiración. Probó a entreabrir los ojos. La luz seguía siendo excesiva para él. Terminó de secarse y fue hasta la cama. Se deslizó entre las sábanas tal y como estaba, desnudo. Enseguida quedó dormido.

Cuando le sacudieron, Bálder se incorporó de un salto. Abrió los ojos y se afanó por mantenerlos así. Ya era de noche, y aunque la poca claridad del cuarto le dañaba, poco a poco fue capaz de discernir las formas de lo que había a su alrededor.Ante él tenía dos guardianes. Se enjugó las lágrimas y se dio cuenta de que eran los mismos que le habían llevado cierta mañana al despacho de Ennius, desde donde Eunice le había llevado a su vez ante Livius.

– Levántate y vístete -le conminó uno de ellos, señalando con el bastón las ropas grises que alguien había depositado dobladas a los pies de la cama.

Bálder obedeció sin rechistar, apresurándose a tapar su escuálida desnudez. Una vez que estuvo vestido, se limitó a aguardar instrucciones.

– Alguien quiere verte -le transmitió secamente el guardia que parecía tener mayor rango-.Ven con nosotros.

Bálder caminó con alguna dificultad hasta la puerta. Los dos hombres se hicieron a un lado para que pasara. Uno de ellos abrió y Bálder salió al corredor. Justo enfrente de su puerta había una lámpara, y cuando volvió la cabeza para evitarla, vio una extensión tan desproporcionada a lo que durante semanas había sido su reducto vital que estuvo a punto de perder el equilibrio. Uno de los guardias le sujetó y el otro le agarró del otro brazo.

– No te preocupes, te ayudaremos -prometió el último.

El extranjero, mientras avanzaban por el corredor, se obstinó en no rehuir las lámparas. Ya no lloraba, casi. A trechos caminaba y a trechos, sobre todo en las escaleras, iba suspendido de los férreos brazos de los guardianes. Subieron mucho, tanto como no recordaba haber subido nunca. Atravesaron una galería con ventanas. La luna, en cuarto menguante, alumbraba una hermosa noche de verano. Sus ojos recobraban velozmente la utilidad que habían tenido antes de que lo encerrasen.También su entendimiento se desperezaba. Habían permitido que se lavara y durmiera.Ahora, le habían dicho que alguien quería verle. Si no era el verdugo, debía de ser Náusica. Pero los aposentos de Náusica no estaban por allí.

Finalmente, llegaron ante una alta puerta de madera pulida a cuyos lados había otros dos guardias.

– ¿Es éste? -inquirió uno de ellos.

– Sí.

Pasad. Le espera.

Entraron en una sala en forma de L, cuyo primer brazo era largo y estrecho y el que venía tras el recodo cuadrado y amplio, quizá algo más que el despacho de Livius. Al fondo había una mesa, de buena madera, pero sencilla en su factura. Una lámpara de cristal iluminaba la habitación. No había nada en las paredes. A la izquierda vio un largo ventanal y a la derecha, en el centro de la pared lisa, unapuerta cerrada. En mecho, a unos diez pasos de la mesa, había una silla, sobre la que le sentaron los guardianes. -Quédate aquí. El no tardará.

Los guardias se retiraron. Entonces Bálder supuso que quien no tardaría no podía ser Náusica, ni tampoco el verdugo, porque aquél distaba de resultar un lugar apropiado para que desempeñase su labor. Oyó algo a su derecha. No se volvió. Junto a él pasó un hombre de edad, encorvado y ataviado con una sotana negra, gastada y sin ningún ornamento. Se dirigió hacia la mesa, la rodeó y se dejó caer sobre el sillón que había detrás. Ordenó unos papeles. Al fin, apuntó sus anteojos hacia Bálder. Carraspeó y dijo:

– No tienes muy mal aspecto. Pero tampoco imaginaba que fueras así.

– ¿Cómo? -murmuró Bálder, aturdido.

– Tan corriente.Tan insignificante.

– ¿Quién es usted?

– Así que también eres estúpido.

– ¿Debería saberlo? -preguntó el extranjero, con temor, no directamente a aquel hombre o a su áspero insulto, sino a los guardias que estaban fuera y que podían devolverle a bastonazo limpio al calabozo del que le habían sacado.

El viejo entornó los párpados.

– Mi hija está encinta -reveló, sin tomar en consideración la pregunta de Bálder.

– ¿Su hija? ¿Náusica? -tartamudeó el tallista.

– Creo que todas las demás con las que lo arriesgaste están muertas -comentó el viejo, indiferente y brutal.

El extranjero no supo qué decir.Todavía estaba atontado por su súbito traslado desde los sótanos.

– Confio en que tu breve estancia en las mazmorras haya sido llevadera -declaró el viejo-. No dispuse que te mimaran, pero prohibí que se ensañaran contigo. ¿Han cumplido mis hombres mi consigna?

Bálder respondió, dubitativo:

– No parece que haya sufrido lesiones irreparables.

– Bien. No me eres simpático, pero tenía que prever la eventualidad de que ocurriera lo que ha ocurrido.

– ¿Qué ha ocurrido?

El viejo le observó por encima de los anteojos.

– Ya te lo he dicho. Has dejado preñada a mi hija.

El extranjero se resistió a asimilar aquello: que aquel viejo desaliñado fuera el Arzobispo; que Náusica hubiera prescindido con él del método que había empleado con los anteriores; y por encima de todo, que estuviera delante del hombre a quien nadie conocía, debatiendo acerca de su futura paternidad. Resumió su asombro en una sencilla pregunta:

– ¿No hay ninguna posibilidad de que haya sido otro?

– Pues no. La han tenido vigilada, antes y después. Sólo hubo acceso contigo, maestro.

– ¿La han tenido vigilada?

– En todo momento. Durante años he esperado este instante. Mis secretarios me han mantenido siempre al tanto de cada uno de los caprichos de mi hija.Y te diré, por cierto, que alguno tenía una curiosa fe en ti.Yo era escéptico, como lo fui con los otros. Pero he aquí que ha sucedido. Por eso te he mandado rescatar.

– No comprendo -confesó Bálder.

– Es un asunto demasiado complicado para comprenderlo de un golpe.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Sustancia Interior»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Sustancia Interior» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Sustancia Interior»

Обсуждение, отзывы о книге «La Sustancia Interior» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x