Lorenzo Silva - La Sustancia Interior

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva - La Sustancia Interior» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Sustancia Interior: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Sustancia Interior»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En un país indeterminado, en una época tampoco especificada, un extranjero llega a una catedral en construcción para tallar la sillería del coro. Allí, entre andamios, herramientas, albañiles y capataces, descubre una compleja organización, gobernada por oscuros personajes, que convierten la complicada tarea de erigir el templo en un instrumento para otros fines. Poco a poco, el extranjero se va adentrando en los desconcertantes entresijos de una intriga que desembocará en un final sorprendente. A medida que se desarrolla la trama, descubrimos un mosaico de caracteres fascinantes, y asistimos a una conmovedora historia de amor.
Novela de intriga y de ideas a un tiempo, La sustancia interior es una obra que se desarrolla a varios niveles y permite diversas lecturas, mostrándonos un registro más profundo y poco conocido del autor de El lejano país de los estanques.
Las intrigas y pasiones que rodean la construcción de una catedral son el telón de fondo sobre el que se desarrolla la historia de la lucha interior que todo hombre lleva consigo.

La Sustancia Interior — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Sustancia Interior», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Casio le observó con una mueca de asco.

– Usted qué cree.

– No lo comprendería si fuera así.

– No es tan difícil de comprender. Usted viene de fuera a decir lo que hay que hacer. Yo he nacido aquí y tengo que aguantar que me ponga a Níccolo detrás del culo, y a los dos que encima disfruten.

– Te confundes. Nada gano incordiándote.

– Eso es lo más odioso de todo. Écheme de una vez. Me muero por quitármelo de la vista.

Era inútil. Bálder dio por agotado el trámite:

– Vete. Que tengas suerte, dondequiera que te manden.

– No lo dirá en serio.

– Sí.

– Me voy, antes de que me ponga a vomitar.

Aulo, pocos minutos después, tomó nota con una sonrisa de la solicitud de Bálder.

– Muy bien. De modo que quieres cargarte a Casio. Un sujeto turbulento.Ya le auguraba yo que tendría un mal final.

– ¿Tuviste tus augurios en consideración cuando me lo asignaste? -preguntó Bálder, molesto.

– Desde luego que no. Mis decisiones como capataz se basan en criterios absolutamente objetivos.

– Ya. Otra cosa. Quiero un sustituto.

– Eso tienen que aprobarlo los canónigos.

– ¿He de ir a ver a Ennius?

– No es preciso.Ya me ocupo.

¿Qué le sucederá a Casio?

– Hace un minuto, cuando me has dado su nombre y me has pedido lo que me has pedido, eso ha dejado de ser asunto tuyo. Duerme tranquilo.Te veré mañana.

A la mañana siguiente, antes de que sonara la campana que marcaba el comienzo de cada jornada, Aulo fue al coro a dar cuenta al extranjero de sus gestiones en relación con el sustituto para Casio.

– No hay sustituto. Estamos justos de operarios -anunció.

– Magnífico -juzgó Bálder-. Imagino que tendré que arreglarme. Para los efectos, hasta ahora he dispuesto de cuatro hombres y con cuatro sigo.

No sólo era para arruinarle la satisfacción a Aulo. Notó, con alguna suspicacia, que en realidad no le afectaba la denegación que acababan de comunicarle.Apenas se paró a reconocer la razón, que en otro tiempo le habría resultado inconcebible: había dejado de calcular el tiempo que tardaría en hacer la sillería.

– Quizá quieras ir a ver al canónigo tú mismo. A lo mejor puedes hacerle cambiar de opinión -sugirió el capataz.

– No.

– ¿No vas a protestar? -se extrañó Aulo.

– No.

– Desconcertante. Cada día, algo nuevo. Es lo que te hace apegarte a la existencia. Hasta luego, maestro.

Esa tarde o la tarde del día siguiente Horacio le alcanzó, cuando andaba de camino hacia la ciudad. Bálder iba con Núbila, que se apartó para que el escultor pudiese musitar al oído del extranjero:

– Esta noche, a las ocho. Iré a recogerte.

Horacio y Núbila se dedicaron sendas inclinaciones de cabeza y el escultor se alejó a un paso más rápido que el de Bálder y su compañero de viaje.

– Va a acercarte allí -infirió Núbila.

– Sí.

– Si me aceptas una recomendación, a partir de ahora no le des la espalda.

– ¿Tú sabes qué es lo que busca?

– Si lo supiera te lo diría. Si pudiera protegerte, lo haría.

– ¿Por qué?

– Te aprecio más que a él. Tú tratas de hacer lo debido. Horacio mide cada acto por el provecho que prevé sacar. No siempre he hecho lo que creía mi deber, pero no he perdido la facultad de valorar la decencia.

Horacio fue puntual. A pesar de su indisciplinado aspecto en la obra, no podía negársele el rigor con que conducía lo que le interesaba. Con Bálder tras él, recorrió los pasillos y escaleras del edificio anexo hasta llegar al límite con el palacio.

– Por aquí -indicó.

– ¿Por ahí?

– ¿Qué habías pensado?

– Nada, en realidad.

Subieron a uno de los pisos superiores y anduvieron un largo tramo de corredor. Las puertas de aquella planta eran grandes y oscuras, con pomos metálicos que refulgían a la débil luz de las lámparas. Ante una de aquellas puertas Horacio interrumpió su marcha. Llamó una sola vez. Un hombre envuelto en una sotana abrió lentamente. Al ver a Horacio se apartó y les franqueó la entrada.

– Traigo al maestro -informó Horacio.

– Bien -dijo el religioso, sin alzar los ojos del suelo-. Entrad. Se os espera.

Bálder atravesó un corto pasillo y desembocó en una estancia inmensa. Pesados cortinajes cubrían los muros y gruesas alfombras los suelos. Todo estaba iluminado por candelabros de infinitos brazos y en las paredes, sobre tapices, en plata y en bronce, había una multitud de signos que no eran los de la liturgia ni guardaban con ellos la más remota semejanza. Había tres largas mesas colocadas en forma de U y un número abundante de sillas, regularmente dispuestas a lo largo de ellas. Las mesas ocupaban aproximadamente la mitad de la estancia. La otra mitad estaba casi vacía, con la única excepción de unos cuantos asientos de apariencia confortable.

Allí había unas treinta personas. La mayor parte vestían suntuosos ropajes de canónigo, que comparados con lo que Bálder recordaba de la indumentaria de Ennius, les daban una apariencia principesca. Mezclados con ellos, distinguió a una decena de artistas. Uno o dos se contaban entre los habituales de Horacio en la obra, a algún otro lo había visto en alguna ocasión en los subterráneos y el resto eran individuos en los que no había observado la menor particularidad hasta entonces. La mayoría estaban de pie, reunidos en grupos que mantenían conversaciones siempre dominadas por uno de los canónigos. Frente a éstos, los artistas adoptaban una actitud sumisa y apocada. Se les veía nerviosos, junto a la relajada magnificencia de los eclesiásticos. Un puñado de sirvientes completaban la escena, prestos a suministrar no adivinaba qué atenciones.

Antes de que Horacio le instara a avanzar hacia el centro de la sala, Bálder lo retuvo.

– ¿Y esto es lo que tú llamas el otro lado? -le recriminó-. Está lleno de canónigos.

Horacio le puso una mano en el hombro.

– Dios y Satanás están hechos de lo mismo. Lo contrario de los canónigos son otros canónigos.

– ¿Qué es esto? ¿Una reunión de conspiradores?

– Has visto la obra. Has visto los subterráneos. Ése es el orden que el Arzobispado ofrece a los que se conforman.Tú eres de los pocos que pueden elegir entre someterse o conspirar.Y si estás aquí es porque he creído que no te conformas. No me decepciones ahora que estás entre los elegidos.

– ¿Como ésos que tiemblan entre las sotanas? Puedo ser estúpido, Horacio, pero no tanto.

– Ellos no sirven. No son como tú.

Quieres engañarme, hijo de perra. ¿Para qué sirvo yo? Horacio intercambió una rápida mirada con un canónigo y dibujó una sonrisa nerviosa.

– Hablaremos luego, si te parece -propuso-. Nos aguardan.

Bálder se dejó empujar hasta el grupo que visiblemente regía el canónigo con quien Horacio acababa de cruzar su señal. Todos los allí congregados, seis en total, eran canónigos.

– Buenas noches a todos -los aduló el escultor.

– Dios sea contigo -impetró el canónigo principal, con falsa mansedumbre-. Así que éste es el hombre. -El mismo.

– Bienvenido.Yo soy Tullius y éstos son algunos de mis hermanos.

– Bálder -se presentó el extranjero, por estricta urbanidad.

– Ya sabemos. Horacio nos ha hablado de ti. Le rogamos que te trajese y él ha tenido la amabilidad de hacerlo. Todos nos alegramos de tu presencia.

A Bálder no se le ocurrió nada que pudiera decir y no resultara contraproducente. Intentó adoptar un aire de comedida intimidación, pero lo logró sólo a duras penas. Por encima del miedo, le soliviantaba la repugnancia que le inspiraban aquel lugar y aquellos hombres. Había algo viciado en la atmósfera que estaba respirando. Tullius se dirigió nuevamente a él:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Sustancia Interior»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Sustancia Interior» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Sustancia Interior»

Обсуждение, отзывы о книге «La Sustancia Interior» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x