Jonathan Kellerman - La Rama Rota

Здесь есть возможность читать онлайн «Jonathan Kellerman - La Rama Rota» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Rama Rota: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Rama Rota»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay algo espectral en este caso. El suicidio de un violador de niños, una red oculta de pervertidos, todos ellos gente de clase alta, y una aterrada niña que podría atar cabos sueltos… si el psicólogo infantil Alex Delaware logra hacerle recordar los horrores de que ha sido testigo. Pero cuando lo hace, la policía parece falta de interés. Obsesionado por un caso que pone en peligro tanto su carrera como su vida, Alex queda atrapado en una telaraña de maldad, acercándose más y más a un antiguo secreto que hace que incluso el asesinato parezca un asunto limpio.

La Rama Rota — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Rama Rota», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Daño cerebral en el hemisferio derecho… la parte derecha del cerebro controla el lado izquierdo del cuerpo – recitó-. Daños al lado derecho del cerebro causan disfunciones en el costado izquierdo del cuerpo…

– Perfecto -le urgí a que siguiera-. Un golpe fuerte al lado derecho del cerebro podría provocar una hemipáresis izquierda. Un lado izquierdo deforme.

– Earl…

– Sí. El cadáver nunca fue hallado, porque el niño nunca murió. McCaffrey le buscó el pulso, se lo halló, le vio a usted en estado de shock por lo que había hecho y se aprovechó de su sentido de culpabilidad. Envolvió ambos cuerpos, con un poco de ayuda de sus amigos. Lilah fue puesta tras el volante de su coche y tirada por el puente de Evergreen. McCaffrey se quedó con el crío. Probablemente le dio algún tipo de ayuda médica, pero no la mejor, pues cualquier doctor respetable habría informado a la policía del incidente. Y tras el funeral desapareció. Éstas fueron sus palabras. Desapareció, porque tenía que hacerlo. Se llevó al niño consigo. Se lo llevó a Méjico, Dios sabe a dónde, le cambió el nombre y lo transformó de ser el hijo de usted en el tipo de persona que resultaría de ser criada por un monstruo como es él. Lo convirtió en su robot.

– Earl… Willie hijo -el ceño de Towle se frunció.

– ¡Ridículo! ¡Apártate de en medio, Will! ¡Te lo ordeno!

– Es la verdad -pronuncié por entre el martilleo de mi cerebro-. Esta noche, antes de que tomase sus pildoras, me dijo que Melody le resultaba familiar. Gírese con cuidado… no deje de apuntarle a él… y déle una mirada a ella, dígame el porqué.

Towle se echó hacia atrás, manteniendo la pistola apuntada a McCaffrey, y le lanzó una rápida mirada a Melody, tras de lo que le dio otra, más larga.

– Se parece -dijo, con voz suave -, se parece a Lilah.

– A su abuela.

– Yo no podía saber…

Naturalmente que no podía. Los Quinn eran pobres, analfabetos, la basura de la sociedad. Protoplasma- que- no- vale- una- mierda. Su punto de vista acerca de la superioridad genética de las clases superiores le hubiera impedido incluso tener fantásticas imaginaciones acerca de una conexión entre ellos y su árbol genealógico. Ahora sus defensas habían caído y las nuevas ideas le estaban golpeando en el consciente, como gotas de ácido: cada punto de contacto se convertía en una herida psíquica. Su hijo había sido un asesino, un hombre condicionado para convertirse en una bestia de las que acechan en la oscuridad de la noche. Y estaba muerto. Su nuera, limitada en el intelecto, una criatura patética y sin defensas. Y estaba muerta. Y su nieta, la niña en la que había llevado a cabo su mal trabajo habitual, medicándola hasta el estupor. Viva, pero no por mucho tiempo.

– Quiere asesinarla. Despedazarla. Ya le ha oído: la autopsia mostrará un salvajismo poco común.

Towle se volvió hacia el hombre de verde.

– Gus… -sollozó.

– Ahora no, Will -le dijo McCaffrey con aire tranquilizador. Y luego le disparó con la 357. La bala le entró en el abdomen y le salió por la espalda, acompañada por una fina lluvia de sangre, carne y lana de cachemir. El cuerpo fue arrojado hacia atrás, cayendo al lado del camastro. El estruendo de la gran pistola hizo eco en la habitación de cemento. Como una tormenta. La niña se despertó y empezó a dar alaridos.

McCaffrey apuntó la pistola hacia ella, con aire pensativo. Me tiré contra él y le lancé una patada a la muñeca, haciéndole saltar la pistola. Voló hacia atrás, hasta la habitación delantera. Él aulló, rabioso. Le volví a dar otra patada, en el empeine. Su pierna parecía un costado de carnero. Retrocedió hacia la habitación delantera, queriendo hallar el arma. Yo fui tras él. Se abalanzó, con su masa estremeciéndose. Usé ambas manos para golpearle en la rabadilla. Mis puños se hundieron en su blandura. Apenas si se agitó. Su mano estaba a escasos centímetros de la magnum. La aparté de una patada, luego usé el pie para golpearle en las costillas, con escaso efecto. Era demasiado grande y demasiado alto como para que le pudiera dar un buen puñetazo en la cara. Fui a por sus piernas y caderas, y le eché la zancadilla.

Cayó estrepitosamente, como un árbol gigante que han cortado, arrastrándome con él. Resoplando, maldiciendo, babeando, rodó hasta estar encima de mí y puso sus manos en derredor de mi cuello. Jadeó su agria respiración hacia mí, con su grueso rostro escarlata, los ojos de pescado tragados por los pliegues de la carne, apretando. Luché por salir de debajo él, pero no podía moverme. Experimenté el pánico del que de repente se halla paralítico. Apretó con más fuerza. Empujé hacia arriba, inerme.

Su rostro se oscureció. Por el esfuerzo, pensé. Del escarlata pasó a marrón, luego a negro rojizo, tras lo que hubo un estallido de color. El raro cabello explotó. La sangre, brillante y fresca brotando de su nariz, sus oídos, su boca. Los ojos abriéndose mucho, parpadeando furiosamente. Una mirada de sentirse gravemente insultado apareció en su rostro. Y sonidos gorgoteantes surgieron de la garganta envuelta en grasa. Agujas y triángulos de cristal roto cayeron sobre nosotros. Su cadáver inerte me sirvió de escudo contra esa lluvia.

El tragaluz era ahora una herida abierta. Un rostro atisbaba hacia bajo. Negro y serio. Delano Hardy. Y también había algo más negro: la boca de un rifle.

– Quédese ahí, experto -me dijo-. Ahora vamos a ayudarle.

– Tu cara es ahora más fea que la mía -me dijo Milo, cuando me hubieron sacado de debajo de McCaffrey.

– Vale -acepté, tratando de articular con una boca que parecía ser el resultado de haber estado mascando hojas de afeitar-, pero la mía tendrá mejor aspecto dentro de un par de días.

Hizo una mueca.

– La niña parece estar bien -dijo Hardy desde la habitación de atrás. Llegó de ella con Melody en brazos. Ella estaba temblando-. Aterrada, pero indemne, como dicen los periódicos.

Milo me ayudó a ponerme en pie. Yo fui hasta ella y le acaricié el cabello.

– Todo irá bien, cariñito -es curioso como las frases hechas parecen ser de utilidad en los momentos apurados.

– Alex -dijo ella. Sonrió-. Tienes un aspecto muy raro.

Le apreté la mano y ella cerró los ojos. Dulces sueños. En la ambulancia, Milo se quitó los zapatos y se sentó, al estilo yoga, al lado de mi camilla.

– Mi héroe -le dije. Me salió algo así como mmeroo.

– Esta vez te va a costar caro y vas a estar mucho tiempo pagándome, compañero. Uso ilimitado del Caddy cuando te lo pida, préstamos de dinero sin interés, terapia gratuita.

– En otras palabras -luché por pronunciar con mis mandíbulas hinchadas -, las cosas siguen como siempre.

Él se echó a reír, me dio unas palmadas en el brazo y me dijo que me callase. El camillero de la ambulancia estuvo de acuerdo con él.

– Quizá tengan que ponerle alambres -dijo -. No debería hablar.

Yo empecé a protestar.

– ¡Chist! -ordenó el camillero.

Un kilómetro más tarde Milo me miró y agitó la cabeza.

– Eres un tipo con mucha suerte, amigo mío: llego a la ciudad hace hora y media y me dan la nota de Rick para que te llame. Llamo a tu casa y Robin está allí, pero sin ti, y preocupada. Tenías una cita con ella para cenar a las siete, pero no te habías presentado. Y me dice que no es habitual en ti el llegar tarde a las citas, así que, por favor, ¿no podría hacer yo algo al respecto? También me explicó tus idas y venidas, has sido una abejita muy atareada en mi ausencia, ¿no te parece? Y llamo a la comisaría, en uno de mis días de vacaciones, tengo que añadir, y me dan ese liado mensaje sobre Kruger, escrito con la fina letra cursiva de Del Hardy, y también me informa que se va a La Casa. Yo me voy al apartamento de Kruger, atravieso tu barricada y lo encuentro atado como un salchichón y cagado de miedo. Es una perfecta ruina moral, que soltó todo lo que tenía dentro sin tener que pedírselo… asombroso lo que puede lograr un poco de privación sensorial, ¿eh? Llamo por radio a Del, lo encuentro en su coche en la autopista Pacific Cast… que está llena de tráfico a esa hora, con todas esas estarlets y productores que se están marchando a casa… la consigna en esos casos es código tres y sirena todo el camino, por el arcén de la carretera. Luego los profesionales nos volvemos a hacer cargo del caso, y el resto ya es historia.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Rama Rota»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Rama Rota» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jonathan Kellerman - Devil's Waltz
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Billy Straight
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Obsesión
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Test krwi
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Compulsion
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Dr. Death
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - True Detectives
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Evidence
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Conspiracy Club
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Rage
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Gone
Jonathan Kellerman
Отзывы о книге «La Rama Rota»

Обсуждение, отзывы о книге «La Rama Rota» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x