Jonathan Kellerman - La Rama Rota

Здесь есть возможность читать онлайн «Jonathan Kellerman - La Rama Rota» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Rama Rota: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Rama Rota»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay algo espectral en este caso. El suicidio de un violador de niños, una red oculta de pervertidos, todos ellos gente de clase alta, y una aterrada niña que podría atar cabos sueltos… si el psicólogo infantil Alex Delaware logra hacerle recordar los horrores de que ha sido testigo. Pero cuando lo hace, la policía parece falta de interés. Obsesionado por un caso que pone en peligro tanto su carrera como su vida, Alex queda atrapado en una telaraña de maldad, acercándose más y más a un antiguo secreto que hace que incluso el asesinato parezca un asunto limpio.

La Rama Rota — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Rama Rota», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Pero quién diablos es usted?

– Soy quien le dije que era. Hay una pregunta mejor: ¿quién es usted? ¿Un niño rico que no parece poder mantenerse alejado de los problemas? ¿Un tipo al que le gusta partir ramitas ante los jorobados, para hacer que les salten las lágrimas? ¿O simplemente un actor aficionado cuyo mejor papel es una representación de Jack el Destripador?

– ¡No trate de colgarme eso a mí! -apretó las manos en puños.

– Las manos arriba -agité la pistola.

Me obedeció lentamente, estirando sus gruesos y morenos brazos y alzándolos por encima de su cabeza. Eso atrajo mi atención hacia arriba, apartándola de sus pies. Y dándole la posibilidad de hacer su intentona.

La patada me llegó como un bumerang, dándome en la parte inferior de la muñeca y adormeciéndome los dedos. El revólver voló de mi mano y aterrizó en la moqueta con un golpe sordo. Ambos saltamos a por él y acabamos en un lío en el suelo, dando puñetazos, patadas, arañazos. Yo no sentía el dolor y hervía de ira. Deseaba acabar con él.

Pero él era un hombre de acero. Era como pelear con un motor fuera de borda. Traté de hallar un asidero en su abdomen, pero no hallé ni un centímetro de carne suelta. Le di un codazo en las costillas. Eso le echó hacia atrás, pero rebotó como sobre muelles y me lanzó un puñetazo en la mandíbula, que me dejó desequilibrado durante el suficiente tiempo como para que él pudiera echarme una llave al cuello, tras lo que me mantuvo hábilmente sujeto, de modo que mis brazos resultaban inútiles.

Gruñó y aumentó la presión. Parecía que me iba a estallar la cabeza . Se me desenfocó la visión. Le golpeé sin resultados. Con una extraña delicadeza bailaba apartándose de mi alcance, sin por eso dejar de apretarme. Luego empezó a empujar mi cabeza hacia atrás. Un poco más y sabía que mi cuello se iba a partir. Experimenté un súbito compañerismo con Jeffry Saxon, encontré una reserva de energía y dejé caer mi tacón con toda la fuerza posible sobre el empeine de su pie. Gritó y, en un acto reflejo, me soltó; luego trató de retomar la llave, pero ya era demasiado tarde. Le largué una patada que le echó la cabeza hacia un lado y seguí con una serie de puñetazos, cortos y rápidos, a su estómago bajo. Cuando se dobló, le di un golpe con el canto de la mano en el lugar en que la cabeza , se une al cuello. Se hundió de rodillas, pero no corrí riesgos… era fuerte y hábil. Otra patada en la cara. Ahora ya estaba en el suelo. Coloqué un pie bajo el arco de su nariz. Un rápido movimiento hacia adelante y quedaría lobotomizado por astillas de hueso. Resultó ser una precaución innecesaria. Había perdido el sentido.

Hallé un rollo de gruesa cuerda de nailon en la mochila de montañero y lo empaqueté mientras yacía sobre su abdomen, con los pies doblados hacia arriba por detrás, atados y asegurados con otro trozo de cuerda que alzaba sus brazos de un modo similar. Comprobé los nudos, los apreté aún más y lo arrastré lejos de todo lo que pudiera ser empleado como arma. Recogí la 38, la así con una mano, fui hacia su cocina y empapé una toalla en agua fría.

Cuando varios minutos de abofetearlo con la toalla no lograron sacarle más que un gruñido semiconsciente hice otro viaje a la cocina, tomé una cacerola de un escurreplatos, la metí en la pica, la llené de agua y la vacié sobre su cabeza. Esto le devolvió el sentido.

– Oh, Jesús -gimió. Intentó esos movimientos por liberarse que tratan de llevar a cabo todos los prisioneros, chirrió los dientes, al fin se dio cuenta de la situación en que se encontraba, y se desplomó, jadeante.

Hurgué en la parte trasera de una de sus piernas con el cañón de la 38.

– ¿Te gustan los deportes, Tim? Eso es bueno para ti, porque en prisión te dejarán ejercitarte. Y, sin el ejercicio, el tiempo te iba a pasar muy lento. Pero voy a hacerte unas preguntas y si no me das respuestas satisfactorias, voy a dejarte inválido, trocito a trocito. Primero te dispararé aquí -apreté el frío acero contra la cálida carne-. Después de esto, quizá tu pierna te sirva para llegar hasta el retrete, pero poco más. Luego haré lo mismo con la otra pierna. Desde ahí pasaremos a los dedos, las muñecas, los codos. Cumplirás tu condena hecho un vegetal, Tim.

Me escuché a mí mismo hablar, y oía a un desconocido. Y aún hoy en día no sé si hubiera llevado a cabo mis amenazas. Nunca tuve que averiguarlo.

– ¿Qué es lo que quiere? -sus palabras salían a borbotones, constreñidas por el miedo, e impedidas por la poco confortable posición.

– ¿Dónde está Melody Quinn?

– En La Casa.

– ¿Dónde de La Casa?

– En los almacenes. Cerca del bosque.

– ¿Aquellos edificios color ceniza… aquellos que se cuidó en evitar cuando me acompañó a la visita?

– Aja. Sí.

– ¿Cuál de ellos? Había cuatro.

– El último… el más alejado.

Una mancha se fue agrandando en la moqueta, a mis pies. Se había orinado encima.

– Jesús -dijo.

– Siga así, Tim. Lo está haciendo muy bien. Asintió, aparentemente ansioso de oír alabanzas.

– ¿Sigue aún con vida?

– Sí. Al menos que yo sepa. El primo Will… el doctor Towle, quería mantenerla con vida. Gus y el juez estuvieron de acuerdo. Pero no sé por cuánto tiempo.

– ¿Qué hay de la madre?

Cerró los ojos y no dijo nada.

– Hable, Tim, o despídase de su pierna.

– Está muerta. La mató el tipo al que mandaron a por ella y la niña. La enterraron en el prado.

Recordé la extensión de campos al norte de La Casa. Este verano plantaremos aquí una huerta, me había dicho…

– ¿Quién es ese tipo?

– Un tío loco. Deforme… como paralizado de un costado. Gus le llamaba Earl.

No era el nombre que yo me había esperado, pero la descripción concordaba perfectamente.

– ¿Y por qué lo hizo?

– Para dejar los menos cabos sueltos posibles.

– ¿Por orden de McCaffrey?

Se quedó en silencio. Hice algo de presión con la pistola. Su cadera tembló.

– Sí, él lo ordenó. Earl no actuaba por su cuenta.

– ¿Y dónde está ahora ese tal Earl?

Más dudas, sin pensarlo le di con el cañón de la 38 en el hueso de la rodilla. Sus ojos se agrandaron por la sorpresa y el dolor, luego cayeron lágrimas de ellos.

– ¡Oh, Dios!

– No se ponga religioso, limítese a hablar.

– Se acabó… está muerto. Gus y Halstead se lo cargaron. Después de que enterrasen a la mujer. Estaba llenando la tumba y Halstead le golpeó con la pala, lo empujó dentro con ella y los cubrió a ambos con tierra. Luego él y Gus se reían al recordarlo. Halstead decía que, cuando le dio en la cabeza a Earl, sonó a hueca; hablaban así del tipo ese, a sus espaldas… le llamaban tarado, medio hombre…

– Un mal bicho, ese Halstead.

– Aja. Lo es -el rostro de Kruger se iluminó, dispuesto a complacerme-. También anda tras usted. Usted andaba husmeando por allí y Gus no sabía qué era lo que le habría contado la chica. Se lo aconsejo, amigo, ándese con tiento.

– Gracias, amigo, pero Halstead ya no es una amenaza. Para nadie.

Alzó la vista hacia mí. Contesté la pregunta no hecha con un rápido movimiento afirmativo.

– Jesús -dijo, derrumbándose.

No le di tiempo a reflexionar.

– ¿Por qué mató usted a Handler y a la Gutiérrez?

– Ya le he dicho que yo no lo hice. Fueron Halstead y Earl. Gus les dijo que lo hicieran de modo que pareciese un crimen sexual. Luego, Halstead me dijo que Earl era más que adecuado para el trabajo: los estuvo haciendo picadillo; se le notaba que lo estaba disfrutando. Sobre todo hizo un trabajo a conciencia con la maestra. Halstead la agarraba y él usó el cuchillo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Rama Rota»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Rama Rota» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jonathan Kellerman - Devil's Waltz
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Billy Straight
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Obsesión
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Test krwi
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Compulsion
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Dr. Death
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - True Detectives
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Evidence
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Conspiracy Club
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Rage
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Gone
Jonathan Kellerman
Отзывы о книге «La Rama Rota»

Обсуждение, отзывы о книге «La Rama Rota» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x