Robin Cook - ADN
Здесь есть возможность читать онлайн «Robin Cook - ADN» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:ADN
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
ADN: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «ADN»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
ADN — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «ADN», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– Parece buena idea.
– Veo que se ha cambiado de ropa.
– Sí. Esperaba que cambiara de idea sobre dejarme entrar como observador.
– Lo siento -dijo Laura-. Sé por Laurie que su relación es algo más que profesional. En los casos de parto no tengo inconveniente a la hora de que las parejas participen; pero no cuando se trata de operaciones como esta.
– No tiene que disculparse -repuso Jack-. Ella está bien, y eso es lo único que importa.
– En realidad me alegro de que se haya cambiado porque he conseguido que le dejen pasar para una visita rápida, suponiendo que esté de acuerdo.
– Me encantaría, pero dígame una cosa: ¿se trataba de un embarazo ectópico?
– Sí -contestó Laura-. Estaba localizado en el istmo del oviducto, bastante cerca de la pared uterina, lo cual puede que explique el volumen de la hemorragia. El oviducto en sí tenía un aspecto anormal y hemos tenido que extirparlo junto con el ovario derecho. En el aspecto positivo, el oviducto y el ovario izquierdo eran perfectamente normales, de modo que su fertilidad no debería verse afectada.
– Eso es algo que le gustará saber -convino él.
Sabiendo ya que Laurie se encontraba en vías de recuperación, Jack se permitió pensar en el feto que había perdido y se sorprendió ante sus propias emociones. A pesar de que, tal como Laurie había señalado, creía que iba a experimentar alivio, lo cierto era que se sentía triste. Aunque lamentarse no le resultaba agradable en ninguna circunstancia, en aquella concreta veía un lado positivo porque le hacía pensar que podía estar más dispuesto a tener otro hijo de lo que hubiera pensado solo unos días antes.
Haciéndole un gesto para que lo siguiera, Laura lo condujo a la zona principal de quirófanos. Había varias enfermeras reunidas alrededor del mostrador, ocupadas con papeleo. De la pared de enfrente colgaba una pizarra de borrado rápido con una serie de casillas: a la izquierda figuraban los números de los quirófanos; en la parte superior, formando columnas, había espacios para el nombre de los pacientes, del cirujano, el anestesista, las enfermeras de turno y el tipo de intervención. Jack vio que había ocho casos en curso, y el nombre de Laurie tachado.
La UCPA se encontraba más allá del mostrador, y consistía en una amplia sala completamente blanca con dieciséis camas, ocho a cada lado, de las cuales solo estaban ocupadas cuatro. Los pacientes parecían dormidos a pesar de la frenética actividad y la intensa iluminación. Todos tenían su propia enfermera, que comprobaba constantemente desde las constantes vitales a las emisiones de orina; de las condiciones respiratorias a la temperatura interna del cuerpo y lo anotaban todo en las tablillas sujetas a las camas. Además de esas actividades, regulaban los goteos de las vías intravenosas, vigilaban los drenajes quirúrgicos o iban a buscar fluidos o medicamentos al almacén. Una enfermera rubia, de macizo aspecto y aires de bulldog, dirigía el mostrador centralizado. Sus maneras denotaban la autoridad de un sargento de instrucción. Laura se la presentó. Se llamaba Thea Papparis.
– Espero que comprenda que solo se podrá quedar unos minutos -dijo la enfermera, cuyo tono era tan enérgico como su presencia física.
– Le agradezco que me haya dejado entrar -contestó Jack mostrando un respeto hacia las normas impropio de él. En circunstancias normales, solía considerarlas simples guías orientativas, pero, dependiendo los cuidados de Laurie en parte de su conducta, había decidido mostrarse especialmente circunspecto, como lo demostraba que no hubiera irrumpido en el quirófano cuando la operación había empezado a alargarse.
– Tiene ahí una estupenda mujer, doctor -le dijo Thea-. Es un encanto, incluso bajo los efectos de la anestesia.
Durante un segundo, su atención se desvió hacia uno de los monitores empotrados en el mostrador: uno de los pacientes había tenido un latido a destiempo con la pausa correspondiente, y Jack aprovechó la ocasión para mirar a la doctora Riley, que puso cara de culpabilidad como diciéndole que había tenido que mentir acerca de su condición marital para que lo dejaran entrar en la UCPA.
Thea se volvió hacia su visitante.
– ¿Qué le estaba diciendo…? ¡Ah, sí! Su mujer es un ángel. La mayoría de la gente que tenemos no se enteran, y otros pueden mostrarse poco dispuestos a colaborar e incluso hostiles; pero su mujer no. Así da gusto.
– Gracias -repuso Jack-. Aprecio los cuidados que le brinda.
– Es nuestro trabajo.
Laura hizo un gesto a Jack para que la siguiera y se dirigieron hacia la cama más alejada. Un enfermero con un impresionante tatuaje de una sirena en el antebrazo estaba ajustando el gota a gota de Laurie.
– ¿Cómo evoluciona, Pete? -preguntó la doctora mirando brevemente la tablilla antes de acercarse al lado derecho de la cama.
– Todo va como la seda -contestó Pete-. La presión y el pulso se mantienen estables. Está dejando escapar un poco de orina, y de la sonda no ha salido nada.
– Bien -dijo la doctora cogiendo el brazo de Laurie y moviéndola suavemente para despertarla mientras la llamaba por su nombre.
Laurie abrió los ojos, pero no del todo; luego, frunció el entrecejo como si tuviera que hacer un esfuerzo para mantenerlos abiertos. Miró primero a Laura y después a Jack, que se había situado en el otro lado de la cama. Sonrió plácidamente y puso una mano flácida en la de él.
– ¿Recuerdas que te he dicho que la operación había finalizado? -le preguntó Laura.
– La verdad es que no -reconoció Laurie sin apartar la vista de Jack.
– Bueno, pues ya está. Todo ha salido bien. Hemos detenido la hemorragia. Te diría que te relajaras, pero ya veo que es precisamente lo que estás haciendo.
Laurie volvió lentamente la cabeza hacia la médico.
– Gracias por todo lo que has hecho. Lamento haberte estropeado el sábado por la noche.
– No te preocupes. Ha sido visto y no visto.
– ¿Estoy ahora en la UCPA?
– Sí. Lo estás.
– ¿Y voy a quedarme a pasar la noche?
– Así es. He pedido que te tengan controlada hasta que venga a hacer mi ronda. La unidad de cuidados intensivos está llena; pero esto está igual de bien, y hasta puede que mejor. Espero que no te importe. Puede que te cueste dormir con tanta actividad.
– No me importa lo más mínimo -contestó Laurie dando un apretón a la mano de Jack.
– Bueno -añadió Laura-, ahora os voy a dejar a los dos. Nos veremos mañana por la mañana a las siete, Laurie. Estoy segura de que todo estará bien y de que podremos llevarte a alguna de las habitaciones de la planta de Obstetricia y Ginecología. Eso suponiendo que tengamos cama libre. Esta noche me consta que están hasta arriba; pero ya nos preocuparemos de eso mañana, ¿de acuerdo?
– De acuerdo -contestó Laurie.
La doctora Riley se marchó con un último saludo.
– ¿Qué hora es? -preguntó Laurie volviéndose hacia Jack.
– Las doce, más o menos.
– ¡Dios mío, qué rápido ha pasado la noche! El tiempo pasa volando cuando te diviertes.
Jack sonrió.
– Me alegro de comprobar que no has perdido tu sentido del humor. ¿Cómo te sientes?
– Estupendamente. Ya sé que parece ridículo, pero no siento ninguna molestia. Lo peor es que tengo la boca seca. No sé qué me habrán dado, pero me tiene en el séptimo cielo. Además, ahora que todo ha acabado, puedo reconocer que estaba francamente asustada. Fui una tonta dejando que el problema se me escapara de las manos.
– No creo que debas culparte.
– Pues sí. Mi falta de reacción ante síntomas tan claros es un buen ejemplo de uno de mis peores rasgos de personalidad: mi tendencia a apartar de mi mente cualquier asunto potencialmente desagradable, ya sea físico o emocional. En el fondo, me parezco a mi madre más de lo que me gustaría admitir.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «ADN»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «ADN» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «ADN» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.