Anne Perry - El Rostro De Un Extraño

Здесь есть возможность читать онлайн «Anne Perry - El Rostro De Un Extraño» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Rostro De Un Extraño: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Rostro De Un Extraño»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Su nombre es William Monk, su profesión, detective de la policía. Eso, al menos, es lo que le dicen cuando despierta en un hospital londinense, ya que él no recuerda nada. Al parecer, el carruaje en que viajaba volcó y como consecuencia de este accidente el cochero murió y él quedó malherido. Tras pasar tres semanas inconsciente y otras tantas de convalecencia, Monk recupera la salud, pero no la memoria. Su primer caso cuando se reincorpora en el cuerpo de policía es el brutal asesinato de Joscelin Grey, un héroe de la guerra de Crimea que fue golpeado hasta morir en sus aposentos. Se trata de un asunto delicado, pues la familia de la víctima no está dispuesta a que un simple plebeyo hurgue en sus intimidades. Sin embargo, Monk no se deja amilanar y, mientras busca una clave que ilumine su propio pasado, empieza a investigar entre las amistades de Grey.

El Rostro De Un Extraño — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Rostro De Un Extraño», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Imogen, ayer vino otra vez aquel policía, Monk…

La mano de Imogen, que iba a coger el bocadillo, se quedó en el aire, pero la miró con curiosidad y con aire ligeramente divertido. Ni sombra de prevención. Pero Imogen, a diferencia de Hester, sabía ocultar perfectamente sus sentimientos si se lo proponía.

– ¿Monk? ¿Y qué quería esta vez?

– ¿Por qué sonríes?

– Te sonrío a ti, cariño. Sé cuánto este hombre te saca de quicio y, por otra parte, sé que te gusta un poco. De hecho, no sois tan diferentes en algunos aspectos: intolerancia frente a la estupidez, ira ante la injusticia y los dos perfectamente preparados para ser todo lo antipáticos que imaginarse pueda.

– No nos parecemos en nada -dijo Hester con impaciencia- y no veo que sea asunto para risas.

Hester sintió un molesto calor que le arrebolaba las mejillas. Aunque sólo fuera para variar, le habría gustado tomarse con mayor naturalidad de vez en cuando los asuntos de la feminidad que a Imogen se le daban de forma tan natural como respirar. No despertaba en los hombres aquella urgencia por protegerla que despertaba Imogen. Daban por sentado que era perfectamente capaz de cuidarse sola, un cumplido, éste, del que ya empezaba a cansarse.

Imogen dio cuenta del bocadillo, una cosa minúscula que no excedía los cinco centímetros cuadrados.

– Bueno, ¿me vas a decir a qué vino o no?

– Claro que te lo voy a decir. -Hester también cogió un bocadillo y se lo comió, era muy delicado y el pepino estaba crujiente y fresco-. Hace unas semanas Monk tuvo un accidente muy serio, más o menos en la época en que mataron a Joscelin Grey.

– ¡Cuánto lo siento! ¿Está enfermo? Parecía encontrarse muy bien la última vez.

– Supongo que está físicamente recuperado -le respondió Hester y, al ver la repentina gravedad y preocupación que se reflejaban en la cara de Imogen, también ella se sintió conmovida-, pero sufrió un golpe muy fuerte en la cabeza y no recuerda nada anterior al momento en que recobró el sentido en un hospital de Londres.

– ¿Nada? -En el rostro de Imogen brilló una chispa de asombro-. ¿Quieres decir que no me recuerda… quiero decir, que no nos recuerda?

– No se acordaba ni siquiera de sí mismo -dijo Hester muy seria-. No sabía su nombre ni cuál era su profesión, y no reconoció su cara cuando la vio en el espejo.

– ¡Qué cosa tan extraña… y tan terrible! No siempre me siento demasiado satisfecha de mi persona… pero, ¡pensar que podría olvidarme de quién soy! No puedo imaginar que uno se quede sin su pasado: que todo lo que ha hecho y las razones que puede tener para amar u odiar hayan caído en el olvido.

– ¿Por qué fuiste a verlo, Imogen?

– ¿Cómo? No sé a qué te refieres.

– Sabes muy bien a qué me refiero. Aquella vez que encontramos a Monk en la iglesia de St. Marylebone te acercaste a hablar con él. Tú lo conocías. Yo entonces supuse que también él te conocía a ti, pero no era así. Él no se acordaba de nadie.

Imogen apartó la vista y, con grandes miramientos, tomó otro bocadillo.

– Supongo que de esto Charles no sabe nada -prosiguió Hester.

– ¿Me estás amenazando? -preguntó Imogen, mirándola abiertamente con sus enormes ojos.

– No, naturalmente que no. -Hester se sentía contrariada por su propia torpeza y también con Imogen por semejante ocurrencia-. No sabía que pudieran existir motivos para amenazarte. Precisamente quería decirte que, a no ser que sea inevitable, no pienso decirle nada. ¿Tiene que ver con Joscelin Grey?

A Imogen se le atragantó el bocadillo y tuvo que echar el cuerpo hacia delante para no ahogarse.

– No -dijo cuando recuperó el aliento-, no tiene nada que ver con él. Ahora, viéndolo en perspectiva me doy cuenta de que quizá fuera una tontería, pero en aquel momento esperaba sinceramente…

– ¿Qué esperabas? ¡Por clamor de Dios! ¿Quieres explicarte de una vez?

Muy lentamente, con grandes dosis de ayuda, represión y consuelo por parte de Hester, Imogen le contó con todo detalle exactamente qué había hecho, qué le había dicho a Monk y por qué.

Cuatro horas más tarde, bajo el oro de un sol de última hora de la tarde, Hester estaba en el parque junto a la Serpentina, observando los círculos concéntricos que se formaban en el agua. Junto a ella pasó un niño con su batita azul llevando un barco de juguete bajo el brazo y dándole la mano a la niñera. Ésta llevaba un sencillo uniforme de algodón, un gorrito de encaje almidonado en la cabeza y caminaba erguida como los soldados en los desfiles. El músico de una banda, que estaba de descanso, la miró con admiración.

Al otro lado de la hierba y del arbolado, pasaron a caballo por Rotten Row dos damas distinguidas; sus monturas relucían, los arneses tintineaban y los cascos de los caballos se hincaban en la tierra con un ruido sordo. A lo largo de Knightsbridge y en dirección a Piccadilly matraqueaban carruajes que parecían moverse en otro mundo, eran como juguetes que se desplazasen a distancia.

Alcanzó a oír los pasos de Monk antes de verle acercarse. Se volvió cuando ya casi estaba a su lado. Se detuvo a un paso de distancia y sus ojos se encontraron. Habría sido ridículo demorarse en cortesías.

Monk no demostraba sentir temor alguno; su mirada era tranquila y resuelta, pero Hester sabía qué pozo hueco y cuántas incógnitas se escondían tras aquella mirada. Hester fue la primera en hablar.

– Imogen se entrevistó con usted después de la muerte de mi padre con la vana esperanza de que usted pudiera descubrir alguna prueba que demostrase que no se trataba de suicidio. La familia estaba hundida. Primero la muerte de George en la guerra, después la de papá por disparo de arma de fuego que, gracias a la amabilidad de la policía, pudo pasar por un accidente, pese a que era del dominio público que se había suicidado. Había perdido una gran cantidad de dinero. Lo que pretendía Imogen era salvar algo del naufragio… tanto para Charles como para mi madre.

Se calló un momento tratando de conservar la compostura, pero era evidente que sentía un dolor muy profundo.

Monk permaneció totalmente inmóvil, sin intervenir, lo que Hester le agradeció. Al parecer, había entendido que debía decirlo todo de una tirada, o de lo contrario no podría decirlo nunca.

Soltó un lento suspiro y continuó.

– Para mamá ya era demasiado tarde, porque todo su mundo se había venido abajo. Se había muerto su hijo pequeño, le había caído encima la desgracia económica y, después, el suicidio de su marido… no sólo la pérdida, sino también la vergüenza del hecho en sí. Mamá murió diez días más tarde… murió de pena…

Nuevamente se vio obligada a callar durante varios minutos. Monk no dijo nada, pero extendió la mano y apretó con fuerza y decisión la de Hester. La presión de sus dedos fue como el salvavidas que lleva hasta la orilla.

A lo lejos, un perro correteaba por la hierba y un niño pequeño empujaba un aro.

– Imogen fue a verlo a usted sin que Charles lo supiera… porque él no lo habría aprobado. Ésta es la razón de que ella ya no volviera a hablarle a usted del asunto… y por supuesto ignoraba que usted hubiese perdido la memoria. Dice que usted la interrogó sobre todo lo que había ocurrido con anterioridad a la muerte de papá y, en los encuentros siguientes, también le preguntó acerca de Joscelin Grey. Ya le contaré lo que ella me dijo… -Por el Row pasaron a medio galope un par de jinetes inmaculadamente vestidos. Monk seguía cogiéndole la mano.

»Mi familia conoció a Joscelin Grey en marzo. En casa nadie había oído hablar de él y se presentó de forma completamente inesperada. Vino de noche. Usted no llegó a conocerlo, pero era un hombre simpatiquísimo… incluso yo lo recuerdo pese a que su paso por el hospital de Shkodér fue muy breve. Solía confraternizar con los heridos y a menudo les escribía cartas a aquellos que estaban demasiado enfermos como para poder hacerlo ellos mismos. Tenía la sonrisa y la risa fáciles, siempre un chiste a punto. Contribuyó mucho a levantar la moral de la gente. Por supuesto que su herida no era muy importante, tampoco sufrió el cólera ni disentería.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Rostro De Un Extraño»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Rostro De Un Extraño» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Rostro De Un Extraño»

Обсуждение, отзывы о книге «El Rostro De Un Extraño» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x