• Пожаловаться

Ariana Franklin: Maestra En El Arte De La Muerte

Здесь есть возможность читать онлайн «Ariana Franklin: Maestra En El Arte De La Muerte» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Ariana Franklin Maestra En El Arte De La Muerte

Maestra En El Arte De La Muerte: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Maestra En El Arte De La Muerte»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Inglaterra, año del Señor de 1171: en Cambridge aparece el cadáver de un niño horriblemente asesinado. Otros muchos han desaparecido. Los judíos, directamente acusados de estos crímenes por la todopoderosa jerarquía católica, buscan refugio entre los muros del castillo para evitar las iras de los soliviantados ciudadanos. Al rey Enrique esta situación dista de complacerle: necesita a los judíos para llenar sus arcas y debe encontrarse al verdadero culpable para aplacar al pueblo, que ha elevado a la categoría de santo al niño asesinado. Para esclarecer la situación aparecen en Cambridge un reputado investigador, Simón de Nápoles, acompañado de una misteriosa mujer, Adelia Aguilar, y de un enigmático hombre de origen árabe, Mansur. La especialidad de Adelia, doctora en la célebre escuela de medicina de Salerno, es el estudio y la disección de cadáveres. Se trata de una maestra en el arte de la muerte, algo que debe disimular cuidadosamente si no quiere correr el riesgo de ser acusada de brujería. Las investigaciones conducen a Adelia hasta el último rincón de Cambridge. Encontrará amigos que la ayudarán y hallará el amor… pero también tendrá que luchar denodadamente con un terrible asesino dispuesto a seguir matando y con las supersticiones y prejuicios de los habitantes de la ciudad.

Ariana Franklin: другие книги автора


Кто написал Maestra En El Arte De La Muerte? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Maestra En El Arte De La Muerte — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Maestra En El Arte De La Muerte», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se acomodó cuanto pudo. A su alrededor, el paso indolente de los animales hacía crujir los arbustos. Una lechuza surgió chillando de su cabeza dispuesta a cazar. Súbitamente se oyeron voces en el carro. Una de ellas se distinguía con claridad.

– Recostaos. Esto no os causará dolor. Maese Simón, si pudierais levantar su hábito…

– ¿Qué hace ella aquí? ¿Qué tiene en la mano? -se oyó preguntar al prior Geoffrey con voz aguda.

– Recostaos, cerrad los ojos, tened la seguridad de que esta dama sabe lo que hace -le respondió el hombre al que llamaban Simón.

– No la tengo. He caído en manos de una bruja. Que Dios tenga piedad de mí, esta mujer va a sacarme el alma a través del pene. -En la voz del prior se percibía pánico.

– No os mováis. Maldición -repuso nuevamente la voz melodiosa, con severidad y concentración-. ¿Queréis que vuestra vejiga explote? Sostened el pene en alto, maese Simón. Arriba, necesito que se mantenga en una postura que no ofrezca resistencia. La bacinilla, Simón, rápido, sostenedla ahí.

El prior chilló.

Entonces se oyó un sonido, como si una cascada cayera en una pila, y un grito de satisfacción, similar al de un hombre que ha saciado su apetito carnal o cuya vejiga se ha liberado de una tortuosa presión.

Desde su escondite, el recaudador de impuestos del rey abrió los ojos como platos, hizo una mueca de interés, asintió para sí y comenzó a bajar la cuesta.

Se preguntaba si los caballeros habrían oído lo mismo que él. Probablemente no, pensó.

No estaban lo suficientemente cerca del carro y la toca que protegía su cabeza del yelmo metálico atenuaría el sonido. Por lo tanto, sólo él, además de los ocupantes del carro y el árabe, estaba en posesión de esa misteriosa información.

Desanduvo el camino por el que había llegado, agazapándose en las sombras. Sorprendentemente, a pesar de la oscuridad, eran muchos los peregrinos que esa noche se habían adentrado en la colina.

Vio al hermano Gilbert, que presumiblemente intentaba descubrir qué estaba ocurriendo en el carro. Vio a Hugh, el cazador de la priora, empeñado en el mismo propósito o tal vez atisbando en la espesura, como se esperaría de él. Y esa figura indefinida que se deslizaba entre los árboles, ¿era la de una mujer? ¿La mujer del mercader en busca de un lugar privado donde hacer sus necesidades? ¿Una monja dando cuenta de lo mismo? ¿O un monje?

No había modo de saberlo.

Capítulo 3

El amanecer iluminó a los peregrinos que aguardaban junto al camino, desanimados e irascibles. La priora reconvino a su caballero cuando éste se interesó por cómo había pasado la noche.

– ¿Dónde habéis estado, sir Joscelin?

– Custodiando al prior, señora. Estaba en manos de forasteros y tal vez necesitara ayuda.

A la priora eso no pareció importarle.

– De modo que eso hicisteis. Y si hubiera querido continuar anoche, ¿quién habría podido protegerme? Apenas distan cuatro millas para llegar a Cambridge. El pequeño Peter aguarda al relicario donde se depositarán sus huesos, y ya ha esperado demasiado.

– Deberíais haber traído los huesos con vos, señora.

El viaje de la priora a Canterbury no había sido tan sólo un devoto peregrinaje. También había tenido por objeto recoger el relicario encargado a los orfebres del mártir Tomás Becket, que, tras doce meses de trabajo, estaba terminado. Allí descansarían los restos del nuevo patrón del convento, que hasta ahora yacían en una urna de ínfima calidad en Cambridge. La priora tenía grandes expectativas acerca de lo que ocurriría después.

– He traído su santo nudillo -repuso bruscamente- y si el prior Geoffrey tuviera tanta fe como presume, habría sido suficiente para curarlo.

– Aun así, madre, ¿cómo podíamos dejar al pobre prior en una situación tan delicada y en manos de desconocidos? -preguntó suavemente la joven monja.

En verdad, la priora era capaz de ello, pues la escasa simpatía que el prior Geoffrey le profesaba era correspondida.

– Él tiene su propio caballero, ¿no? -preguntó a sir Joscelin.

– Para montar guardia durante toda la noche se necesitan dos hombres, señora -explicó sir Gervase-. Uno de ellos vigila mientras el otro duerme.

El caballero estaba algo irascible. De hecho, ambos vigías tenían los ojos enrojecidos, un indicio de que ninguno había dormido.

– ¿Acaso yo he dormido? Tanta gente yendo y viniendo a mi alrededor sin dejar de alborotar. ¿Por qué necesita él doble custodia?

En buena medida, la animosidad que existía entre el convento de Santa Radegunda y la congregación de San Agustín, en Barnwell, se debía a que la priora Joan suponía que el prior sentía envidia de los milagros que ya había realizado el pequeño Peter en su convento. Sin contar que, una vez que instalaran al pequeño santo en la sepultura adecuada, su fama se expandiría, los devotos se acercarían a hacer rogativas que duplicarían los ingresos del convento, y los milagros, por ende, aumentarían. Ante tan poderosos motivos no era de extrañar la envidia del prior Geoffrey.

– Pongámonos en marcha. No podemos esperar a que se recupere -ordenó la priora-. ¿Dónde está ese Hugh con mis sabuesos? -preguntó después mirando a su alrededor-. ¡Demonios! Es capaz de haberlos llevado a la colina.

En un instante sir Joscelin partió en busca del indisciplinado cazador. Sir Gervase, temiendo por sus propios perros, que se habían sumado a la jauría de Hugh, lo siguió.

El descanso de toda una noche le había sentado bien al prior. Acomodado en un tronco, devoraba con apetito los huevos que los italianos freían en una sartén, mientras trataba de decidir cómo formular las numerosas preguntas que rondaban en su cabeza.

– Estoy asombrado, maese Simón -empezó el prior.

El hombrecillo que tenía enfrente asintió con la cabeza.

– Es comprensible, excelencia. «Certum est, quia impossibile».

El prior se asombró aún más al oír que un vulgar mercachifle citaba a Tertuliano. No obstante, la definición había sido precisa: «Cierto es porque es imposible». ¿Qué clase de gente era aquélla? En cualquier caso, el religioso comprendió que para averiguarlo lo mejor era empezar por lo elemental.

– ¿Dónde está la mujer?

– Le agrada recorrer las colinas, excelencia, para recoger hierbas y estudiar la Naturaleza.

– Pues en esta colina debería hacerlo con cautela. Los lugareños la evitan pues creen que la habitan fantasmas y brujas, y sólo sus ovejas vienen a pastar aquí. Dicen que Wandlebury Ring es el lugar donde aparece la cacería salvaje.

– Mansur va siempre con ella.

– ¿El sarraceno? -Aun cuando el prior Geoffrey se consideraba un hombre de criterio amplio y le estuviera agradecido a aquella mujer, se sintió decepcionado-. Entonces, ¿es una bruja?

– Excelencia, os rogaría que… – trató de explicar Simón con un gesto de desaprobación- si pudierais evitar la mención de esa palabra en su presencia… Podría decirse que es una doctora diplomada -agregó. Una vez más, las palabras de Simón eran absolutamente fieles a la verdad-. La escuela de Salerno permite que las mujeres practiquen la medicina.

– He oído algo de eso -reconoció el prior-. Salerno, ¿verdad? Pero me parecía tan imposible de creer como que las vacas vuelan. Parece que de ahora en adelante tendré que mirar al cielo esperando verlas.

– Será lo mejor, excelencia.

El prior continuó comiendo y disfrutando del verdor de la primavera y de los gorjeos de los pájaros como no lo había hecho desde hacía tiempo. Entretanto, trataba de evaluar la situación. Si bien aquellas personas eran, sin duda, poco respetables, también eran educadas. Ergo, no eran en absoluto lo que parecían ser.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Maestra En El Arte De La Muerte»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Maestra En El Arte De La Muerte» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Maestra En El Arte De La Muerte»

Обсуждение, отзывы о книге «Maestra En El Arte De La Muerte» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.