Jonathan Kellerman - Obsesión

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Patty Bigelow pensaba que por fin había conseguido enderezar su vida, pero de repente, su rebelde hermana Leila abandona a su hija, Tanya, en la puerta de su casa. Tía y sobrina aprenden con dificultad a vivir juntas con la ayuda profesional del doctor Alex Delaware, psiquiatra. Ahora, quince años después, Tanya acude de nuevo a la consulta de Alex porque la única madre que ha tenido, Patty Bigelow, ha fallecido dejando a la joven un extraño legado: le confesó, en su lecho de muerte, haber matado a un hombre años atrás. Este acto de barbarie abrirá inevitablemente un túnel al pasado en el que los secretos, junto con los cadáveres, han sido profundamente enterrados.

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Se dirigió hacia la puerta.

– Otro vecindario bien -dijo Milo, y la siguió.

Saunders y Bouleau fueron los últimos en levantarse.

– Con todas esas propiedades, Kev y yo estamos empezando a sentirnos unos pobretones -refunfuñó Saunders.

Capítulo 38

Carthay Circle es un conjunto de edificios residenciales con encanto combinados con una negación de realismo urbano. Bordeado por los rascacielos de Wilshire al norte y el ruido de Olympic al sur, el enclave es una hermosa mezcla de casas que mantienen un estilo español, inglés, mediterráneo y de Cape Cod. Hacia el centro del distrito, justo al pasar San Vicente, se encuentra un complejo de oficinas, donde antes estuvo el teatro de Carthay Circle. Lo que el viento se llevó se estrenó en el Carthay. El glamur y el drama han dejado paso al parloteo ambiental de los abogados y demás oficinistas.

Por la noche, las calles de Carthay son oscuras y tranquilas. Un desfile de vehículos de detectives destacaría demasiado. Petra firmó el registro de salida de la comisaría de Hollywood de un Crown Victoria y los cinco nos metimos en él. Ella condujo y Milo viajó como su escolta. Dave Saunders y Kevin Bouleau se sentaron detrás, conmigo en medio, como un sándwich.

El coche olía a metal húmedo y vinilo antiguo. Bouleau movió los hombros y trató de ponerse cómodo.

– Espero que todo el mundo haya hecho lo debido con el desodorante.

– Veamos qué pasa después del viaje -replicó Milo.

***

La propiedad en alquiler que poseía Mary Whitbread en Del Valle era un complejo de estilo español bien conservado, de estuco color crema, con una pequeña torre que imitaba a un campanario en la entrada y un pequeño patio con una fuente en funcionamiento. Luces de bajo voltaje hacían que el rocío de la fuente pareciera una neblina ámbar. Un juego infantil descansaba cerca de la pila. Un Mazda RX7 dormía en el camino de entrada frente a un RAV4. En el parachoques del Mazda deportivo podía leerse: «Mi hijo es un estudiante de honor en la Carthay Circle Magnet School».

– Y mi pequeño psicópata le patea el culo -añadió Bouleau-. Parece que la princesita del porno consiguió hacerse con unos buenos inquilinos.

– Me pregunto qué pensarían si trajéramos a un perro adiestrado para detectar cadáveres por aquí -dijo Milo.

– No estaría mal del todo -contestó Petra-, pero aún estamos lejos de eso. Por lo que sabemos, el vertedero está en Coachella.

Dejamos de considerar la posibilidad de que no hubieran tirado los cadáveres. De acuerdo con los hechos, todos dábamos por supuesto que se trataba de dos chicas muertas.

Petra condujo por Commodoro Sloat. Otra casa de estilo español, blanca y ligeramente más grande que la primera. Sin patio, un estilo diferente de ventanas con recuadros de vidrio de colores. En ese camino estaban aparcados un par de BMW: un Z3 gris y un 325i negro. Las luces se reflejaron en una ventana lateral. Petra aparcó dos casas más arriba, salió, caminó de puntillas hacia las luces, se detuvo un poco y volvió al asiento del conductor.

– Cortinas vaporosas en la habitación, una linda parejita en la treintena. La televisión está encendida, ella está haciendo un crucigrama, él está ocupado con un iPod.

– La familia feliz para «A» y los yuppies para «B» -dijo Saunders-. Aquí los asesinos psicópatas brillan por su ausencia. -Bostezó-. Tengo que irme a casa.

***

Mientras los detectives de la central sacaban los coches del aparcamiento de la comisaría, Petra nos dijo:

– Bueno, esto no ha servido para nada… Alex, ¿me harías el favor de intentar hablar con el padre de Stark mañana por la mañana? Le he dejado tres mensajes y nada, sin respuesta. No cabe la menor duda de que detesta al departamento, no puedo culparle por ello. Dado que tuvo un cargo como asesor, puede que reaccione mejor si tú hablas con él.

– Intentaré emplear mis mejores dotes de cortesía profesional.

– Gracias, eres un cielo. -Contuvo un bostezo-. ¿Por qué será esto contagioso, doctor?

– Ni idea.

– Los misterios de la ciencia -contestó-. Creo que debería de hacer algunas cosillas en casa. Eric ha terminado ahora mismo un trabajo de todo un mes. Un trabajito como contratista para el Departamento de Defensa en Arizona, un tema de espionaje industrial que acabó siendo solo una paranoia. Ha estado yendo y viniendo, y no nos hemos visto mucho. Si algo se está cociendo con todo esto, acabará siendo lo mismo.

– Vete tranquila -dijo Milo-. ¿Tiene Eric un iPod?

– Ja. Eric solo escucha música cuando yo la enciendo. El chico puede pasarse horas sentado sin hacer nada como nunca antes lo había visto. -Sonrió, pero no se movió-. Finalmente estos canallas tendrán que aparecer, ¿no? -Puso las palmas de las manos juntas, como si estuviera rezando-. Espero conseguir la lista de llamadas telefónicas de Mary en algún momento de la mañana. Mientras tanto, le preguntará a Raul por si tiene algo. Está haciéndolo fenomenal… debería decírselo.

Con cada frase iba bajando el volumen, al final su voz apenas era un murmuro.

Sus hombros se giraron y su cabeza se hundió un poco. Parecía vieja y cansada, pero solo durante los pocos segundos que tardó en erguirse y soltarse el pelo.

– Bueno, dejemos que hagan algo estúpido… algo más, chicos, confidencial. James Rahab, el sargento que llevó el caso de la muerte de Roger Bandini, aparece en una lista de Fortuno de posibles fuentes en el departamento.

– ¿Cómo has descubierto eso? -preguntó Milo.

– Stu lo descubrió por un compañero de los federales, que también le dijo que no tendremos más acceso a Marvelous Mario.

– ¿No se investigó lo de Bandini porque Fortuno se lo arregló a Mary? -pregunté.

– Si ella creía que una investigación exhaustiva sobre Bandini podía poner en peligro a Pete, tendría motivos para llamar y pedir un favor. Por otra parte, podría ser una simple coincidencia. Rahab ha demostrado que estaba patrullando aquella noche, entrenando a un novato. Y en principio, la muerte de Bandini se presentó como una sobredosis. De todos modos, todo esto no conduce a nada, porque Rahab murió de un infarto hace tres años.

– ¿Dónde está el novato al que entrenaba? -preguntó Milo.

– Ni siquiera tengo su nombre. El federal se lo dijo a Stu solo como premio de consolación, con un comentario del tipo «esto es lo único que vas a conseguir».

– O porque está haciéndonos trabajar para él. Si descubrimos algo, podría añadir una acusación más contra Fortuno.

Petra lo pensó.

– Podría ser… de cualquier modo, no hay razón pura ofuscarse con esto cuando ni siquiera podemos conseguir algo con un homicidio actual. Muy buenas noches, muchachos.

***

A las diez de la mañana siguiente, llamé por teléfono a Herbert Stark.

Una voz femenina dijo con tono cantarín: «Ha llamado a Myra y Herb. Puede que estemos pescando, cabalgando o simplemente holgazaneando. Deja tu mensaje y, si es interesante, quizá te llamemos».

– Señor Stark, soy el doctor Alex Delaware, intentaré hacer todo lo posible para que esto le parezca fascinante. Hace años cumplió con su deber cívico y solo consiguió chocar con la increíble incompetencia de la Policía. Si cree que sería capaz de que su cerebro volviera a recordar…

Una voz grave de hombre interrumpió:

– ¿Si mi cerebro es capaz? ¿Fascinante? No mucho. ¿Mínimamente provocador? Es posible.

– Gracias por…

– Byron me dijo que usted parecía lo que podría decirse serio. Eso es un gran elogio viniendo de mi hijo. Yo casi fui psicólogo. Pero no había dinero y sí muchas obligaciones familiares en mi camino. Así que la Policía finalmente ha decidido preocuparse un poco por ese pequeño sociópata. ¿Qué es lo que ha hecho ahora?

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