Rex Stout - Los Amores De Goodwin
Здесь есть возможность читать онлайн «Rex Stout - Los Amores De Goodwin» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Los Amores De Goodwin
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Los Amores De Goodwin: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los Amores De Goodwin»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Los Amores De Goodwin — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los Amores De Goodwin», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– No, creo que podremos arreglarlo por teléfono. ¿Tiene usted el número del señor Cramer?
– Sí.
– Bueno. Pero llame primero a Saúl, Manhattan 53232.
Capítulo XXXIV
A las cuatro menos diez habían llegado los invitados y los habíamos reunido, en el despacho. Uno de ellos era un viejo amigo, y enemigo, el inspector Cramer. Otro era un ex cliente: Don O’Neill. Otro era un conocido reciente: Alger Kates. El cuarto era un desconocido total: Henry A. Warder, vicepresidente y tesorero de «O’Neill & Warder». Saúl Panzer, que se había retirado a una silla del rincón, debajo del globo, tío figuraba naturalmente como invitado, sino como miembro de la familia.
Cramer estaba sentado en el sillón de cuero rojo, contemplando a Wolfe como un halcón. O’Neill, al entrar y ver a su vicepresidente, que había llegado antes que él, se alborotó, pero inmediatamente lo pensó mejor, cerró la boca y se quedó frío. Henry A. Warder era ancho y alto, construido como una muralla de cemento. Alger Kates no le dirigió la palabra a nadie, ni siquiera cuando le abrí la puerta. Su porte era esencialmente el de un puritano en una guarida de bandidos.
Wolfe echó una mirada al círculo y dijo:
– Señores, esto va a ser desagradable para tres de ustedes. Por ello vamos a abreviarlo todo lo posible. Contribuiré a ello. Lo más expeditivo es hacerles escuchar primero un cilindro de «Stenophone». Antes les diré de dónde lo he sacado. Apareció en esta habitación hace una hora detrás de unos libros. La señorita Gunther lo dejó allí cuando vino a verme el viernes por la noche, hace una semana. Anoche hizo una semana.
– No vino -gruñó O’Neill-. No estuvo aquí.
– Usted no quiere que sea breve -dijo hostilmente Wolfe.
– ¡Pues claro que quiero que sea usted breve!
– Entonces no me interrumpa. Como es natural, todo lo que estoy diciendo no sólo es cierto, sino demostrable; en caso contrario, no lo diría. La señorita Gunther vino aquella noche traída por el señor Goodwin, después que los demás hubieron marchado y se quedó casualmente sola en esta habitación durante varios minutos. Es inexcusable que yo no me acordase antes de ello y mandase registrarla. Esta falta constituye un fracaso abrumador de un intelecto que algunas veces ha demostrado funcionar satisfactoriamente. Vamos a escuchar ahora este cilindro que fue dictado por el señor Boone en la última tarde de su vida, en su despacho de Washington. Les suplico que no interrumpan. Archie, ponga en marcha el aparato.
Mientras daba al conmutador se oyeron unos murmullos. Entonces, Cheney Boone, el orador silencioso, tomó la palabra:
– Señorita Gunther, lo que le voy a decir está reservado a nosotros dos. Asegúrese de que se cumpla esta condición. Saque una sola copia para guardarla cerrada en su archivador y entrégueme el original a mí. Acabo de sostener una conversación en la habitación de un hotel con el señor Henry A. Warder, vicepresidente y tesorero de «O’Neill & Warder». Es la persona que ha tratado últimamente de ponerse en contacto conmigo rehusando dar su nombre. Por fin consiguió hablarme en casa y le cité para hoy, 26 de marzo. Me ha dicho lo siguiente.
Warder pegó un brinco de la silla y se abalanza hacia el aparato gritando:
– ¡Párelo!
Como yo estaba ya preparado para un gesto semejante, había puesto el aparato en el extremo de mi mesa, a un metro de mí y por ello no me fue difícil interceptar el ataque. Me interpuse en el camino de Warder y dije con firmeza:
– No hay que asustarse. Vuelva a sentarse. -Saqué del bolsillo de mi chaqueta una pistola y la exhibí- A medida que avance la audición ustedes tres se irán sintiendo cada vez más incómodos. Si se les ocurre algún proyecto en común, prueben de realizarlo y le daré guato al dedo con el mayor placer.
– ¡Se lo dije bajo promesa de secreto! -exclamó Warder temblando de pies a cabeza-. Boone me prometió…
– ¡Cállese! -gritó Cramer levantándose de la silla y acercándose a Warder. Luego le cacheó y cuando hubo terminado con él registró a O’Neill y a Kates. Después me dijo:
– Adelante, Goodwin.
Como yo no era perito en aquellos aparatos y tampoco deseaba dañar al cilindro; volví a empezar por el principio. No tardamos en llegar al punto donde se había interrumpido la audición:
– Me ha dicho lo siguiente: Warder ha venido sabiendo durante varios meses que el presidente de su Compañía, Don O’Neill, ha comprado a un miembro de la O.R.P. para que le proporcionase informes confidenciales No lo ha descubierto ni por casualidad ni por información secreta alguna. O’Neill no sólo ha reconocido la verdad del caso, sino que ha mandado a Warder, que como tesorero proporcione fondos a través de una cuenta especial. Lo ha hecho con protestas Repito que ésta es la versión de Warder, pero me inclino a creerle, dado que ha venido a contármela voluntariamente. Habrá que comprobarla con el F.B.I. para ver si tienen alguna pista sobre O’Neill y Warder y particularmente acerca de Warder, pero no debe dársele al F.B.I. ningún indicio que Warder se ha puesto en comunicación conmigo. Tuve que prometérselo antes de que me dijese ni una palabra y esta promesa debe ser escrupulosamente respetada. Ya hablaré con usted de ello mañana, pero tengo ahora, el presentimiento (ya sabe usted lo que son mis presentimientos) de que debo comunicárselo sin demora.
Cramer produjo un ruidito que tenía parte de gruñido y parte de estornudo y en él se fijaron tres pares de ojos, como irritados por su interrupción de aquella fascinadora representación. A mi no me importaba mucho, porque la conocía ya de antes. En lo que sí me interesaba ahora era en el auditorio.
– Warder dijo que, según sus noticias, los pagos habían empezado a efectuarse en el mes de septiembre pasado y que el total librado ascendía hasta 16.500 dólares. La razón que dio para venir a verme era que se consideraba hombre de principios, como dijo, y que le producía violenta repugnancia el soborno, y sobre todo el soborno de los funcionarios oficiales. No estaba en situación de oponerse con firmeza a O’Neill, porque O’Neill posee más del setenta por ciento de las acciones de su Compañía y Warder, menos del diez por ciento y O’Neill podría y querría echarle por la borda. Este detalle puede ser verificado con facilidad. Warder se mostraba extremadamente nervioso y aprensivo. Mi impresión es que su relato es cierto y que su visita fue resultado de un remordimiento de conciencia, pero existe la posibilidad de que tenga por móvil el segarle la hierba debajo de los pies a O’Neill por alguna razón desconocida. Me juró que su único propósito era poner en mi conocimiento los hechos para que yo pueda ponerles freno librándome de este corrompido subordinado, cosa que queda concretada por su exigencia de una promesa previa que nos impide hacerle nada a O’Neill.
»Ya sé que lo siguiente la sorprenderá (como me ha sorprendido a mí): El hombre comprado por O’Neill es Kates, Alger Kates. Ya sabe usted en qué concepto he tenido a Kates y, por lo que se me alcanza, usted era del mismo parecer. Warder pretende no saber exactamente qué es lo que ha conseguido O’Neill a cambio de este dinero, pero esto no importa. Sabemos que Kates ha estado en situación de vender noticias en tanta medida como cualquier funcionario y nuestra hipótesis es que no se ha dejado nada en el tintero y que O’Neill se lo ha pasado también todo a esa maldita banda de la A.I.N. No necesito decirle cuan molesto me ha puesto este asunto. ¡Por dieciséis mil miserables dólares! Quizá no me importaría tanto verme engañado por un canalla de categoría a cambio de varios millones. Pensaba que Kates era un hombrecito modesto que tenía el alma puesta en el trabajo y en nuestros objetivos y propósitos. No tengo idea de para qué quería el dinero ni me importa. No he decidido cómo enfocar este caso. Lo mejor será lanzar al F.B.I. contra él y cogerle junto con O’Neill, pero no sé si mi promesa a Warder permitirá hacerlo. Lo pensaré mejor y lo trataremos mañana. Si me encontrase cara a cara con Warder ahora mismo, no sé si podría reprimirme. Por lo pronto no quiero volverle a ver. Si entrase en esta habitación en este momento, me parece que le echaría las manos al cuello y le estrangularla. Ya me conoce usted y sabe que me expreso de esta manera.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Los Amores De Goodwin»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los Amores De Goodwin» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Los Amores De Goodwin» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.