7-1
44 prom.
41-39-40
encontrar intersección
disrupción del ciclo – hay más
coche – 528
¿teoría del triángulo?
1 punto da 3
IM – comprobar desierto
9-1
devolver llamada – png
2-2
Hinton-702 259-4050
n/c historia?
28-2
Zzyzx – posible? cómo?
km
Escrito a lo largo del borde lateral de la carpeta había otros dos números de teléfono con el prefijo 702. Éstos iban seguidos del nombre de William Bing.
Releí las notas y miré otra vez el recorte. Por primera vez me fijé en que McCaleb había marcado dos cosas del artículo de periódico, la mención de los 528 kilómetros y la palabra «círculo» en el comentario de Echerd acerca de que el círculo de la investigación tenía un radio de 264 kilómetros. No sabía por qué había marcado esos dos datos, pero conocía el significado de la mayoría de las notas de la solapa. Había pasado más de siete horas leyendo los archivos de McCaleb. Había visto anotación tras anotación en un archivo tras otro. El ex agente usaba unas siglas de su propia invención, pero resultaba descifrable porque en algunos archivos escribía por completo lo que decidía abreviar en otros.
Inmediatamente reconocible para mí era lo que quería decir con IM. Significaba «indudablemente muerto», una clasificación y conclusión que McCaleb hacía en una amplia mayoría de los casos de desaparecidos que revisó. También resultaba fácil de descifrar «png», que significaba «persona non grata», lo cual quería decir que la oferta de McCaleb para ayudar en la investigación no había sido bien recibida o no había sido escuchada en absoluto.
McCaleb también había visto algo significativo en las edades de los desaparecidos. Anotó una edad promedio y después escogió a tres de las víctimas porque se llevaban dos años y estaban muy próximos a la media. Me parecieron notas relacionadas con el perfil de la víctima, pero no había ningún perfil en la carpeta y no sabía si McCaleb había ido más allá de la etapa de toma de notas.
La referencia a «encontrar intersección» también parecía parte de este perfil. McCaleb se refería a la intersección geográfica y de estilo de vida de los seis hombres. Como había expuesto el artículo del Times , McCaleb trabajaba sobre la hipótesis de que tenía que haber algún nexo entre los hombres. Sí, eran de lugares tan distantes como Ottawa y Los Ángeles y no se conocían entre sí, pero tenía que haber un punto en el que de alguna manera se encontraran.
Sospechaba que la anotación «Disrupción del ciclo: hay más» era una referencia a la frecuencia de las desapariciones. Si alguien estaba secuestrando y matando a esos hombres, como McCaleb creía, lo normal era que existiera un ciclo temporal reconocible. Los asesinos en serie funcionan de esta manera en la mayoría de los casos, con violentos impulsos psicosexuales que van en aumento y después se mitigan tras un asesinato. McCaleb, al parecer, había establecido un ciclo y había encontrado agujeros en él: faltaban víctimas. Creía que había más de seis hombres desaparecidos.
Lo que más me desconcertaba de las notas era la referencia a la «teoría del triángulo» y la frase «1 punto da 3» escrita debajo. Era algo que no había visto en archivos anteriores y no sabía qué significaba. Estaba anotado en conjunción con referencias al coche y a los 528 kilómetros que se habían recorrido con él, pero cuantas más vueltas le daba, más desconcertado estaba. Era un código o un resumen de algo que desconocía. Me molestaba, pero no podía hacer nada al respecto con lo que sabía en ese momento.
La referencia del 9 de enero era de una llamada de Ritz. McCaleb probablemente había telefoneado y había dejado un mensaje y después el detective de Las Vegas le había devuelto la llamada, había escuchado su charla y tal vez su perfil y le había dicho que no le interesaba. No era ninguna sorpresa. Con frecuencia a los departamentos de policía locales no les gustaba el FBI. El choque de egos entre policías locales y FBI era una parte rutinaria del trabajo policial. Probablemente no iban a tratar de manera diferente a un agente federal retirado. Terry McCaleb era persona non grata.
Eso podría haber sido todo respecto a este archivo y este caso, pero después estaba la anotación del 2 de febrero. Un nombre y un número. Abrí el móvil y marqué el número, sin preocuparme por lo tarde que era. O temprano, según como se mirara. Me salió una grabación con una voz femenina.
«Soy Cindy Hinton, del Las Vegas Sun . No puedo atender su llamada ahora, pero es importante para mí. Por favor, deje su nombre y su número y le llamaré en cuanto pueda. Gracias.»
Sonó un pitido y vacilé un instante, pues no sabía si quería establecer contacto todavía. Seguí adelante de todos modos.
– Ah, sí, hola, soy Harry Bosch. Soy investigador de Los Ángeles y me gustaría hablar con usted sobre Terry McCaleb.
Dejé el número de mi móvil y cerré el aparato, inseguro todavía de si había hecho el movimiento adecuado, pero pensando que el hecho de haber dejado un mensaje escueto y críptico era la mejor forma de proceder. Quizá conseguiría que me devolviera la llamada.
La última referencia en las notas era la más intrigante de todas. McCaleb había escrito Zzyzx y después se había preguntado si era posible y cómo. Tenía que ser una referencia a Zzyzx Road. Eso era un salto. Un salto gigantesco. McCaleb había recibido fotos de alguien que había vigilado y fotografiado a su familia. Esa misma persona había tomado fotografías en Zzyzx Road, cerca de la frontera entre California y Nevada. De alguna manera McCaleb veía un posible vínculo y se estaba preguntando a sí mismo si un misterio podía estar relacionado con el otro. ¿Podía haber puesto algo en movimiento al llamar a la policía de Las Vegas y ofrecer ayuda en el caso de los hombres desaparecidos? Era imposible responder a esas preguntas. Eso significaba que me faltaba algo. Me faltaba el puente, el elemento de información que permitía ese salto. McCaleb tenía que haber sabido algo que no estaba anotado en el archivo, pero que hacía que la posibilidad del vínculo le pareciera real.
Las últimas anotaciones a comprobar eran dos números de teléfono de Las Vegas escritos en el margen de la carpeta junto con el nombre de William Bing. Abrí otra vez el móvil y marqué el primer número. La llamada fue recibida por una voz grabada que anunció que había llamado al hotel y casino Mandalay Bay. Colgué cuando la voz empezó a enumerar una serie de opciones entre las que podía elegir.
El segundo número iba seguido del nombre. Lo marqué en el teléfono y me preparé para despertar a William Bing y preguntarle cuál era su relación con Terry McCaleb, pero al cabo de varios tonos contestó una mujer.
– Las Vegas Memorial Medical Center, ¿cómo quiere que dirija su llamada?
No esperaba eso. Para ganar algo de tiempo mientras pensaba qué hacer, le pedí la dirección del hospital. Cuando terminó de darme la dirección en Blue Diamond Road se me había ocurrido una pregunta válida.
– ¿Hay en el equipo médico un doctor llamado William Bing?
Después de un momento la respuesta fue negativa.
– ¿Tienen algún empleado llamado William Bing?
– No, señor.
– ¿Y un paciente?
Hubo una pausa mientras la mujer consultaba el ordenador.
– No, actualmente no.
– ¿Con anterioridad tuvieron un paciente llamado William Bing?
– No tengo acceso a esa información, señor.
Le di las gracias y colgué el teléfono.
Pensé un momento en los dos últimos números de las notas de McCaleb. Mi conclusión era simple. Terry McCaleb era receptor de un trasplante de corazón. Si tenía que viajar a otra ciudad necesitaría saber adónde ir y por quién preguntar en caso de que tuviera una emergencia o un problema médico. Mi suposición era que McCaleb había llamado a información para obtener los dos números anotados en la carpeta. Después había hecho una reserva en el Mandalay Bay y había contactado con un hospital local como medida de precaución. El hecho de que no hubiera ningún William Bing en el equipo del Las Vegas Memorial Medical Center no impedía que pudiera haber un cardiólogo que atendiera a sus pacientes allí.
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