Minette Walters - Donde Mueren Las Olas

Здесь есть возможность читать онлайн «Minette Walters - Donde Mueren Las Olas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Donde Mueren Las Olas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Donde Mueren Las Olas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ni tan siquiera el ensordecedor ruido de las hélices del helicóptero parece capaz de romper la pesada calma que se cierne sobre un tranquilo pueblo costero situado al sur de Inglaterra. Unos pocos curiosos, desde los acantilados o desde los escasos veleros fondeados en 1a bahía, aplauden lo que creen es el final feliz del rescate de una joven atrapada en una playa abrupta y de difícil acceso. En realidad, la mujer ha sido asesinada y, según todos los indicios, torturada y violada. Su desnudo cuerpo no arroja pista alguna sobre su identidad. El agente Nick Ingram, encargado de la investigación, recela enseguida de un joven actor que paseaba por el lugar de los hechos. El posterior descubrimiento de sus relaciones con la víctima, así como sus actividades en el campo de la pornografía para costearse su lujoso tren de vida, hará que todo le señale como el principal sospechoso.
Pero al mismo tiempo, en el puerto de un cercano pueblo, aparece una niña de tres años con aspecto de haber sido abandonada y con una preocupante actitud de desconfianza y ensimismamiento. La llegada del padre conducirá también hasta la mujer de la playa, que es, en realidad, la madre de la niña. A la policía tampoco le pasa por alto que la pequeña se siente aterrorizada cada vez que su padre se le acerca; un dato revelador que se suma a otras oscuras circunstancias, como el hecho de que el marido no posea una coartada sostenible. Será necesario algo más que arduas investigaciones para conseguir desvelar los aspectos más oscuros y secretos de las vidas de los allegados a la víctima y para localizar las claves que permitan desvelar la identidad del asesino.

Donde Mueren Las Olas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Donde Mueren Las Olas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Maggie iba a decir algo en defensa de los niños, pero la mirada intimidadora de Ingram le hizo cambiar de opinión.

– Tiene razón, fue un malentendido -dijo Harding apartándose un oscuro mechón de los ojos con una sacudida de la cabeza-. Estos dos chicos -dijo rodeándole los hombros a Paul- subían a toda velocidad por la colina gritando y chillando algo sobre una mujer que había en la playa, detrás del cabo, y de unos prismáticos que se habían caído, y yo me precipité con mis deducciones. La verdad es que estábamos un poco alterados. Ellos estaban preocupados por los prismáticos, y yo creí que hablaban de su madre. -Le cogió los Zeiss a Paul y se los dio a Ingram-. Estos prismáticos son de su padre. Se les cayeron cuando vieron a la mujer. Están muy preocupados por cómo va a reaccionar su padre cuando vea cómo han quedado, pero Maggie y yo les hemos convencido de que cuando sepa lo bien que se han portado, no se enfadará.

– ¿Conoce al padre de esos niños? -preguntó Ingram mientras examinaba los prismáticos.

– No, claro que no. Acabo de conocer a los chicos.

– Entonces no tiene la seguridad de que estos prismáticos sean suyos.

– No, claro. -Harding, vacilante, miró a Paul y vio la mirada de pánico del chico-. Venga, hombre -dijo bruscamente-. ¿De dónde quiere que los hayan sacado?

– De la playa. Habéis dicho que visteis a la mujer cuando pasasteis Egmont Point -les recordó a Paul y Danny.

Los niños, asustados, asintieron.

– Entonces, ¿cómo es que estos prismáticos están como si se hubieran caído por un acantilado? ¿No será que los encontrasteis junto a la mujer y decidisteis quedároslos?

Los niños, ruborizados de ansiedad ante la posibilidad de que se descubriera su voyeurismo, lo miraron con aire culpable. Ninguno de los dos contestó.

– Mire, no hay para tanto -dijo Harding-. Sólo querían distraerse un poco. La mujer estaba desnuda, así que subieron para verla mejor. No se dieron cuenta de que estaba muerta hasta que se les cayeron los prismáticos y tuvieron que bajar a recogerlos.

– Y usted lo ha visto todo, ¿no es así?

– No -admitió Harding-. Ya le he dicho que yo venía desde el cabo St Alban.

Ingram se volvió para contemplar el lejano promontorio, con su diminuta capilla normanda en lo alto, dedicada a san Alban.

– Desde allí arriba hay una buena vista de Egmont Bight -dijo-, sobre todo en un día despejado como hoy.

– Sólo con unos prismáticos -dijo Harding.

Ingram sonrió mientras miraba al joven de arriba abajo.

– Cierto -coincidió-. Dígame, ¿dónde se encontraron usted y los chicos?

Harding señaló el camino que bordeaba la costa.

– Empezaron a gritarme cuando estaban subiendo Emmetts Hill, y yo bajé a reunirme con ellos.

– Veo que conoce bien esta zona.

– Así es.

– ¿Cómo es eso, si dice que vive en Londres?

– Vengo mucho por aquí. Londres se pone insoportable en verano.

Ingram echó un vistazo a la empinada ladera.

– Esta colina se llama West Hill -comentó-. Emmetts Hill es la siguiente.

Harding se encogió de hombros y dijo:

– De acuerdo. No conozco la zona tan bien como usted, pero casi siempre vengo en barco, y en las cartas marinas no se menciona West Hill. Toda esta escarpadura recibe el nombre de Emmetts Hill. Los niños y yo nos hemos encontrado más o menos allí. -Señaló un punto de la verde ladera de la colina.

Ingram reparó en el ceño de desaprobación de Paul Spender, pero no hizo ningún comentario.

– ¿Dónde está su barco ahora, señor Harding? -preguntó.

– En Poole. Anoche lo saqué, pero como apenas hay viento y me apetecía hacer un poco de ejercicio -dijo Harding mirando a Ingram con una sonrisa infantil- me decidí a usar los pies.

– ¿Cómo se llama su barco?

Crazy Daze.

– ¿Dónde lo amarra normalmente?

– En Lymington.

– ¿Vino usted de Lymington ayer?

– Sí.

– ¿Solo?

Harding vaciló un instante y dijo:

– Sí.

Ingram le sostuvo la mirada.

– ¿Piensa salir a navegar esta noche?

– Sí, eso tenía planeado, aunque si el viento no mejora tendré que utilizar el motor.

El agente asintió con la cabeza, aparentemente satisfecho.

– Bueno, muchas gracias, señor Harding. Me parece que no necesito entretenerlo más. Voy a llevar a estos chicos a su casa y a comprobar lo de los prismáticos.

Harding se dio cuenta de que Paul y Danny se le acercaban sigilosamente para sentirse protegidos.

– Le explicará a sus padres el buen trabajo que han hecho, ¿verdad, agente? Tenga en cuenta que, de no ser por ellos, esa pobre mujer podría haber seguido ahí flotando hasta que volviera a bajar la marea. Se merecen una medalla, y no una bronca de su padre.

– Está muy bien informado.

– Confíe en mí. Conozco bien esta costa. Hay una corriente continua sur-sureste que va hacia el cabo St Alban, y si esa corriente la hubiera arrastrado, esa mujer no habría aparecido. Hay una resaca del demonio. Supongo que habría ido a parar al fondo.

Ingram sonrió y dijo:

– Me refería a que está bien informado acerca de la mujer, señor Harding. Cualquiera diría que la ha visto usted con sus propios ojos.

Capítulo 3

– ¿Por qué has sido tan antipático con él? -preguntó Maggie mientras el policía llevaba a los niños a la parte trasera de su Range Rover y se quedaba mirando a Harding, que subía por la colina. Ingram era tan alto y tan corpulento que le hacía sombra a Maggie, literal y figuradamente; ella pensaba a menudo que aquel hombre no la irritaría tanto si de vez en cuando él reconociera aquel hecho. Maggie sólo se sentía cómoda en su presencia cuando lo miraba desde la silla de un caballo, pero esas ocasiones no eran tan frecuentes como para que su amor propio pudiera fortalecerse. Como el policía no le contestaba, Maggie, impaciente, miró a los hermanos, ahora sentados en el asiento trasero-. Con los niños tampoco te has lucido mucho. Seguro que la próxima vez se lo pensarán mejor antes de ayudar a un policía.

Harding desapareció por una curva del camino; Ingram miró a Maggie con una sonrisa en los labios.

– ¿Por qué dice que he sido antipático, señorita Jenner?

– ¡Vamos, por favor! Pero si prácticamente le has llamado mentiroso.

– Porque estaba mintiendo.

– ¿Sobre qué?

– Todavía no estoy seguro. Lo sabré cuando haya hecho algunas averiguaciones.

– ¿Qué pasa? ¿Es un asunto de hombres? -preguntó ella con una voz suavizada por viejos rencores reprimidos. Ingram era el policía de aquella comunidad desde hacía cinco años, y ella tenía muchos motivos para estar resentida. A veces, cuando estaba profundamente deprimida, lo culpaba a él de todo. Otras veces era más honesta y reconocía que él se había limitado a realizar su trabajo.

– Es probable. -Ingram percibía el olor a cuadra de la ropa de Maggie: una mezcla de heno y estiércol que le gustaba y le repugnaba al mismo tiempo.

– En ese caso, ¿no habría sido más sencillo sacar la polla y retarle a medirla con la suya? -preguntó ella con sarcasmo.

– Habría perdido yo.

– Eso sin duda.

– Ah, veo que se fijó usted en ese detalle -dijo él, ensanchando la sonrisa.

– Lo difícil habría sido no fijarse. Con esos pantaloncillos que lleva… A lo mejor era la cartera. Desde luego, no había mucho sitio donde guardarla.

– No -dijo él-. ¿No lo encontró interesante?

Maggie lo miró con desconfianza, preguntándose si se estaría burlando de ella.

– ¿En qué sentido? -preguntó.

– Hay que ser idiota para hacer una excursión de Poole a Lulworth sin dinero y sin agua.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Donde Mueren Las Olas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Donde Mueren Las Olas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Donde Mueren Las Olas»

Обсуждение, отзывы о книге «Donde Mueren Las Olas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x