Tana French - En Piel Ajena

Здесь есть возможность читать онлайн «Tana French - En Piel Ajena» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

En Piel Ajena: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En Piel Ajena»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Tarde o temprano, el pasado siempre vuelve.
Hacía mucho que Cassandra Maddox no oía hablar de Lexie Madison; en concreto cuatro años, cuando Frank Mackey, su superior en Operaciones Secretas, le ordenó infiltrarse en el mundillo de la droga bajo una nueva identidad: Alexandra Madison, estudiante del diversity College de Dublín. Después de aquella misión, abortada cuando fue apuñalada por un paranoico, Cassie se incorporó a Homicidios y más adelante a Violencia Doméstica, y el nombre de Lexie cayó inevitablemente en el olvido… Hasta el día en que, en un bosque a las afueras de Glenskehy, no muy lejos de Dublín, se halla el cadáver de una joven identificada como Lexie Madison. La noticia sume a Cassie en el desconcierto. «Aquella joven era yo»: sus mismos ojos, su nariz respingona; ambas son como dos gotas de agua. Aprovechando esta inexplicable coincidencia, Mackey urde un plan tan ingenioso como arriesgado para descubrir al asesino: «resucitar» milagrosamente a Lexie ante la opinión publica y hacer que Cassie adopte, por segunda vez, su antigua identidad.
Seducida por el reto, Cassie se instala en Whitethorn House, donde Lexie convivía en aparente armonía con cuatro excéntricos estudiantes, sobre quienes recaen todas las sospechas. Mientras trata de echar abajo las coartadas de cada uno ellos, Cassie empezará a sentirse fascinanada por la mujer que le «robó» su creación y por este grupo tan peculiar, en especial su líder… Una fascinación que alterará el devenir de la investigación y pondrá en peligro su vida.

En Piel Ajena — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En Piel Ajena», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Desde luego -contesté, apoyando de nuevo las patas delanteras de la silla y prestando atención-. ¿Quiere que vuelva a ver a ese tal Naylor otra vez?

– No, no, nada de eso. En esta ocasión necesitamos tu mente, no tus ojos. ¿Recuerdas que los médicos dijeron que empezarías a recobrar la memoria a medida que te fueras recuperando?

– Sí -contesté con un titubeo, tras una pausa.

– Cualquier cosa que recuerdes, lo que sea, podría sernos de gran ayuda. Quiero que medites bien tu respuesta antes de contestarme a esta pregunta: ¿has recordado algo?

Dejé transcurrir un latido demasiado largo antes de contestar en un tono casi convincente.

– No. Nada. Sólo lo que le he explicado antes.

Frank entrelazó sus manos sobre la mesa y se inclinó hacia mí. Aquellos atentos ojos azules, aquella voz dulce y persuasiva: de haber sido yo una auténtica civil, me habría derretido en la silla.

– Bueno, para ser sincero, no estoy convencido del todo. Tengo la sensación de que has recordado algo nuevo, Madison, pero que te preocupa compartirlo conmigo. Quizá creas que puedo malinterpretarlo y perjudicar así a la persona equivocada. ¿Es eso lo que ocurre?

Le lancé una rápida mirada implorante.

– Sí, supongo, más o menos.

Me sonrió, y se le dibujaron unas enormes patas de gallo.

– Confía en mí, Madison. No vamos por ahí acusando a las personas de delitos graves a menos que tengamos pruebas sólidas. Tu testimonio por sí solo no bastaría para que arrestáramos a nadie.

Me encogí de hombros, mire el café con una mueca y dije:

– No es nada del otro mundo. Probablemente no signifique nada de todos modos.

– Eso ya me ocuparé yo de determinarlo, ¿de acuerdo? -comentó Frank con ternura. Estuvo a un paso de darme una palmadita en la mano y llamarme «pequeña»-. Te sorprendería saber lo que puede resultar de utilidad. Y, si no nos sirve, pues no hacemos daño a nadie, ¿no es cierto?

– Está bien -dije, respirando hondo-. Sólo… Bien. Recuerdo sangre en mis manos. Mis manos ensangrentadas.

– ¿Ves? -preguntó Frank, sin deponer aquella sonrisa tranquilizadora-. Bien hecho. No ha sido tan duro, ¿verdad?

Yo negué con la cabeza.

– ¿Recuerdas qué estabas haciendo? ¿Si estabas de pie? ¿Sentada?

– De pie -contesté. No tuve que fingir el temblor en mi voz. A sólo unos pasos de distancia, en las salas de interrogatorios que yo me conocía de arriba abajo, Daniel esperaba pacientemente a que alguien regresara mientras a los otros tres empezaba a cortárseles la respiración, lenta y silenciosamente-. Estaba apoyada contra un seto, me pinchaba. Estaba… -Me arremangué el jersey y me lo apreté contra las costillas- así. Por la sangre, quería detener la hemorragia. Pero no funcionaba.

– ¿Te dolía?

– Sí -contesté en voz baja-. Me dolía. Mucho. Pensé… Pensé que iba a morir. Estaba muerta de miedo.

Frank y yo formábamos un buen equipo; estábamos en la misma página. Funcionábamos como un engranaje perfectamente engrasado, como Abby y yo cuando preparábamos el desayuno, con la complicidad de un par de torturadores profesionales. «No puedes ser ambas cosas -me había advertido Daniel. Y-: Lexie nunca era cruel.»

– Lo estás haciendo de maravilla -me alentó Frank-. Ahora que has empezado a recobrar la memoria, lo recordarás todo enseguida, ya verás. Eso es lo que nos dijeron los médicos, ¿no es cierto? Una vez que se abren las compuertas… -Hojeó el expediente y extrajo un mapa, uno de los que habíamos utilizado durante nuestra semana de entrenamiento-. ¿Crees que podrías señalarme dónde te encontrabas?

Me tomé mi tiempo, elegí un punto a tres cuartas partes de distancia entre la casa y la casita y lo señalé con el dedo.

– Quizás aquí, creo. Pero no estoy segura.

– Genial -dijo Frank, garabateando algo con esmero en su cuaderno de notas-. Ahora quiero que hagas algo más por mí. Estás apoyada en el seto, sangrando y asustada. ¿Puedes intentar remontarte más atrás? Justo antes de eso, ¿qué habías estado haciendo?

Clavé los ojos en el mapa.

– Me costaba respirar, como si… Corriendo, estaba corriendo. Tan rápidamente que me caí. Me lastimé la rodilla.

– ¿Desde dónde? Piénsalo bien. ¿De qué escapabas?

– No… -Sacudí la cabeza con violencia-. No. No sé decirle qué fragmentos ocurrieron en realidad y cuáles sencillamente he… soñado o algo así. Podría haberlo soñado todo, incluso lo de la sangre.

– Es posible -confirmó Frank, asintiendo sin más-. Lo tendremos presente. Pero por si acaso, creo que necesitas contármelo todo, incluso los fragmentos que probablemente hayas soñado. Los clasificaremos a medida que avancemos. ¿De acuerdo?

Dejé transcurrir una larga pausa.

– Eso es todo -dije al fin, demasiado débilmente-. Recuerdo correr y caerme. Y la sangre. Nada más.

– ¿Estás segura?

– Sí. Completamente. No recuerdo nada más. Frank suspiró.

– El problema es el siguiente, Madison -continuó. En su voz iba aposentándose un sedimento fino y acerado-. Hace sólo unos minutos estabas preocupada por involucrar a la persona errónea. Pero nada de lo que has dicho hasta el momento apunta a nadie en concreto. Eso me dice que ocultas algo.

Lo miré con la mirada desafiante de Lexie y la barbilla erguida.

– No, no oculto nada.

– Claro que sí. Y la pregunta más interesante, desde mi punto de vista, es ¿por qué? -Frank corrió su silla hacia atrás y comenzó a pasear con parsimonia por la sala de interrogatorios, con las manos en los bolsillos, obligándome a cambiar de postura constantemente para no perderlo de vista-. Llámame bobo, pero pensaba que luchábamos en el mismo bando, tú y yo. Pensaba que los dos intentábamos descubrir quién te apuñaló y meter a esa persona en la cárcel. ¿Acaso estoy loco? ¿Te suena eso a locura?

Me encogí de hombros, sin apartar la vista de él. Frank describía círculos y más círculos a mi alrededor.

– Cuando estabas en el hospital respondías a todas las preguntas que te hacía, sin preocupaciones, sin dudas, sin titubeos. Fuiste una testigo excepcional, Madison, encantadora y útil. En cambio ahora, de repente, has perdido el interés en colaborar. Así que o bien has decidido ofrecerle la otra mejilla a alguien que ha estado a punto de acabar con tu vida (y, discúlpame si me equivoco, pero a mí no me pareces ninguna santa) o bien hay algo más, algo más importante que se ha interpuesto entre nosotros.

Se apoyó en la pared que quedaba a mi espalda. Aparté la vista de él y empecé a hacer saltar el pintaúñas de mi uña del dedo pulgar.

– Y eso me obliga a preguntarme -continuó Frank en voz baja-, ¿qué podría haber más importante que meter al culpable entre rejas? Dímelo tú, Madison. ¿Qué es más importante para ti?

– El chocolate negro -contesté, con la mirada concentrada aún en mi uña.

Frank no varió el tono de su voz.

– Tengo la sensación de haber llegado a conocerte bastante bien. Cuando estuviste en el hospital, ¿de qué hablabas, cada día, en cuanto entraba por la puerta? ¿Qué era por lo que no dejabas de preguntarme, aunque sabías que no podías tenerlo? ¿Qué era lo único que te morías de ganas de ver en cuanto salieras de nuevo a la luz? ¿Qué te hizo emocionarte tanto que casi consigue que te estallen los puntos?

Yo no levanté la cabeza. Mordisqueé el pintaúñas.

– Tus amigos -aclaró Frank, muy dulcemente-. Tus compañeros de la casa. Te importan, Madison. Más que nada en el mundo que yo sea capaz de imaginar. Quizá más que detener a quien te apuñaló. ¿No es cierto?

Me encogí de hombros.

– Claro que me importan. ¿Y qué tiene eso que ver?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En Piel Ajena»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En Piel Ajena» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Tana French - The Secret Place
Tana French
Tana French - The Trespasser
Tana French
Tana French - Nel Bosco
Tana French
Tana French - Broken Harbour
Tana French
Tana French - Faithful Place
Tana French
Tana French - In the Woods
Tana French
Tana French - The Likeness
Tana French
Charles Perrault - Piel de Asno
Charles Perrault
Отзывы о книге «En Piel Ajena»

Обсуждение, отзывы о книге «En Piel Ajena» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x