Carlos Sisi - Los Caminantes

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Sisi - Los Caminantes» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los Caminantes: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los Caminantes»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Los Caminantes es un desgarrador relato que recoge los últimos días de la civilización tal y como la conocemos. Tras sobrevivir a la sobrecogedora pandemia que hace que los muertos vuelvan a la vida, los supervivientes se enfrentan al reto de llegar al final de cada día. La novela narra con un lenguaje visual y directo como los destinos de estos supervivientes se entretejen en torno a un misterioso personaje: El Padre Isidro.
Los Caminantes nos sumerge en un entorno de indecible presión psicológica, explorando la oscuridad del alma humana a medida que se enfrenta a sus peores pesadillas.

Los Caminantes — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los Caminantes», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Isabel suspiró, observando cómo las nubes evolucionaban ante sus ojos. La luz cambiaba a cada poco, arrancando destellos brillantes a las formaciones más altas mientras que la oscuridad caía lentamente sobre el campamento.

– Mo… -dijo Isabel en voz baja.

– ¿Sí?

– Abrázame.

Moses volvió a rodearla con su brazo y la atrajo hacia sí. Ella se acurrucó en su costado, apoyando la cabeza contra su hombro. Permanecieron en silencio, sin decir nada, mientras pasaba otro día. Un día más. Sólo un día más.

A las seis y cuarto del día siguiente, el doctor Rodríguez llamó a la puerta del dormitorio de Aranda. Éste le recibió medio desnudo y soñoliento.

– Antonio… dime… ¿ocurre algo?

– Creo que sé qué ocurrió -dijo, con una media sonrisa en su cara fatigada.

Aranda le miró, perplejo.

– Vale… -dijo, reaccionando al fin-. Por favor, dame sólo un minuto para ponerme algo y me lo cuentas.

Diez minutos más tarde estaban otra vez en su laboratorio. Había una buena colección de latas de refresco con cafeína sobre la mesa; era evidente que el doctor había estado trabajando toda la noche.

– Mira esto… -Le enseñó unas muestras que había colocado en unos cristales de los que se usan para observar por el microscopio. Los colocó en la pletina y le invitó a mirar con un gesto de la mano.

– ¿Qué estoy viendo? -preguntó Aranda, tras inclinarse y echar un vistazo por el ocular.

– Ah, lo siento… Bien, son trazas encontradas en la sangre de nuestro cura. Naturalmente, antes de nada debo decir que sí, indiscutiblemente, el hombre está infectado hasta los huesos del mismo agente patógeno que puede encontrarse en cualquiera de nuestros zombis. Con una sutil diferencia, pero a esto iremos luego.

– Lo imaginaba… -dijo Aranda, echando otro vistazo al microscopio. Vio unos corpúsculos redondos moviéndose perezosamente, circundados por unos puntos negros que se agitaban nerviosamente.

– ¡Claro! -dijo el doctor-. Pero encontré algo más… había indicios de una antigua enfermedad conocida como Síndrome de Guillain-Barré. Es una enfermedad muy seria, Juan. Una clase de neuropatía aguda y autoinmune que afecta al sistema nervioso, tanto al periférico como al central. Se cree que ocurre como resultado de un proceso infeccioso agudo, en donde hay un descontrol del sistema inmune… pero bueno, eso no viene al caso. Lo importante aquí es que es una enfermedad severa que nunca se pasa por alto: empieza como una parálisis ascendente con pérdida de fuerza en los miembros inferiores y posteriormente se extiende a los miembros superiores, alcanzando cuello y cara, con la consecuente pérdida de los reflejos tendinosos profundos.

– ¿Esa enfermedad tenía el sacerdote?

– La tuvo, al menos. Aquí viene lo interesante. Es obvio que nuestro cura debió ser atendido, me refiero a ayuda hospitalaria, o habría acabado muerto; de eso no hay género de duda. ¡Pues bien! El tratamiento recomendado para los enfermos de Guillain-Barré es… ¡la plasmaféresis!

El doctor le miró con una radiante sonrisa.

– Doctor, no me entero muy bien de…

– Oh… sí sí sí… la plasmaféresis… bien, es un procedimiento mediante el cual, a través de una máquina separadora celular, se produce la extracción de plasma global… ¿comprendes?

– ¿Cambiar la sangre? ¿Como una diálisis?

– En absoluto… Extracción de plasma global -dijo, poniendo mucho énfasis en la última palabra-. Toda la sangre se cambia y se renueva.

– Entiendo…

– Tiene muchas complicaciones, por eso creo que encaja. Desde hipotensión a parestesias, o gingivorragia… Estoy hablando de paros cardiacos, Juan.

– Paros cardiacos… -repitió Aranda-. Eso pudo provocar su estado de… ¿clínicamente muerto?

– Oh, desde luego que sí. En ese tiempo, es posible que el agente patógeno que hemos identificado empezara a invadirlo, a actuar. Y puede que, después de que él se recuperase, de que lo trajeran de vuelta, los procesos de plasmaféresis se reanudaran en poco tiempo. Al fin y al cabo era eso o arriesgarse a que su enfermedad acabase matándolo.

– Te sigo -dijo Aranda, vivamente interesado.

– Verás… -dijo el doctor, pasándose la punta de la lengua por el labio inferior. Intentaba encontrar una forma sencilla de explicar a Aranda su teoría-, el problema de los antivirales es que atacan al agente. Una vez leí una entrevista a Carlos Bonfil, un investigador de la Universidad de California. Él postulaba que los antivirales son ratoneras, que es preferible dejar que el sistema de cada persona controle al virus, y cuando eso sucede, ya no tenemos que preocuparnos por saber dónde se encuentra este virus. El sistema inmunológico lo localiza y acaba con él. Los medicamentos no tienen esa capacidad, pues funcionan contra un solo tipo de virus, tal como es y se comporta en el momento de utilizarlos. Eso es lo que creo que pasó en el caso de nuestro sacerdote, que la plasmaféresis dio un respiro a su sistema inmunológico, que pudo reaccionar a tiempo y controlar la infección.

Aranda se dejó caer en una silla cercana.

– ¿Pero eso explica por qué los muertos le ignoran, Antonio?

– No tengo equipo suficiente para hacer las pruebas requeridas, pero desde luego, entre otras cosas, ésa puede ser una de las causas. La transpiración constituye un proceso natural para eliminar las toxinas del organismo, y es un hecho que ciertas enfermedades como la diabetes, o algunas otras relacionadas con problemas del hígado, provocan olores característicos. Es posible que los zombis identifiquen eso de alguna manera… como pasa con las feromonas, auténticos pasaportes del mundo de los insectos.

– Sí, he leído sobre eso… -dijo, paseando la mirada por la mesa de análisis. Tenía una sola pregunta dando vueltas en la cabeza, pero casi le daba miedo formularla-. Vale… lo que quiero saber es… ¿se puede utilizar la sangre del sacerdote para conseguir reproducir los efectos de su… inmunidad frente a los zombis?

– Ésa es la sutil diferencia de la que te hablaba al principio. Verás, sería imposible hacer una vacuna con los medios de que dispongo. Esos virus se aíslan en un laboratorio y se les manipula borrándoles de su ADN la función que tienen para implantarles una nueva: la de destruir a los virus de su mismo género. Se les dota de una sustancia química que usan como arma letal contra sus ex compañeros virus. Y hacen más cosas, como insertar límites de réplicas para evitar una superpoblación. Todo eso se realiza con costosos equipos y grandes equipos humanos. Pero… también podemos hacerlo a la vieja usanza.

– ¿Cómo es eso?

– Es la historia de las vacunas -continuó el doctor. Cogió otra silla y se sentó frente a él-. En China, a los pacientes que sufrían tipos leves de viruela les arrancaban sus pústulas secas para molerlas y conseguir un polvo que luego se introducían por la nariz para conseguir inmunizarse. Los turcos ya hacían eso en el año 1700; se inoculaban con fluidos tomados de casos leves de enfermedades contagiosas, y vaya si funcionaba. La buena noticia es que nosotros ya tenemos ese "caso leve" de zombificación, o como quieras llamarlo.

– Nuestro cura.

– Nuestro cura -repitió el doctor con una sonrisa-. El agente patógeno que descubrimos está latente, vivo, activo, pero controlado por su sistema inmunológico. Se replica e instala en sus células continuamente, pero su sistema las destruye con una rapidez pasmosa. Esto generalmente acabaría con cualquier sistema rápidamente, pero a su vez el virus actúa como esas células madre de las que hablamos aquella vez, ¿recuerdas?

– Sí, sí… es lo que hace que esas cosas sigan moviéndose y viviendo incluso con sus órganos vitales destrozados.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los Caminantes»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los Caminantes» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los Caminantes»

Обсуждение, отзывы о книге «Los Caminantes» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x