• Пожаловаться

Nelson DeMille: Isla Misterio

Здесь есть возможность читать онлайн «Nelson DeMille: Isla Misterio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Nelson DeMille Isla Misterio

Isla Misterio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Isla Misterio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Herido en acto de servicio, John Corey, detective de la brigada de homicidios de la policía de Nueva York, se recupera en un pueblecito de Long Island habitado por agricultores, pescadores y, por lo menos, un asesino. Tom y Judy Gordon, una joven y atractiva pareja de biólogos conocidos de Corey, han sido hallados en su jardín con sendas balas en la cabeza. Los primeros indicios apuntan a un robo frustrado, pero el rumor de guerra bacteriológica que salpica al centro de investigación de patologías animales de Long Island hace que circule el rumor de que los Gordon se habían apoderado de una sustancia muy peligrosa. El asesinato del matrimonio se convierte en un crimen de repercusiones mundiales y Corey acaba tomando cartas en el asunto. Sus investigaciones nos conducen por tradiciones, leyendas y secretos ancestrales del norte de Long Island, a la vez que el astuto detective se ve envuelto en una trama mucho más compleja de lo que esperaba. Isla Misterio, con un ritmo trepidante y salpicada de ingeniosas pinceladas cómicas, constituye sin duda la novela más lograda de Nelson DeMille.

Nelson DeMille: другие книги автора


Кто написал Isla Misterio? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Isla Misterio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Isla Misterio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Observé a George Foster. Tenía algo más de treinta años, típicamente aseado, mirada inteligente, llevaba un traje oscuro propio del FBI, camisa blanca, corbata discreta, unos sólidos zapatos negros y aureola.

Me concentré entonces en Ted Nash con sus vaqueros. Su edad era más próxima a la mía, estaba moreno, cabello rizado con canas, ojos azul grisáceo, impresionantemente fuerte y, en general, lo que las mujeres llamarían un semental, que era probablemente una de las razones por las que me desagradaba; después de todo, ¿cuántos sementales puede haber en una misma sala?

Quizá me hubiera mostrado más agradable con él de no haber sido porque le lanzaba miradas fugaces a Elizabeth Penrose, que ella captaba y correspondía. No me refiero a que se estuvieran tirando los tejos, sino a simples miradas fugaces y expresiones neutrales, pero había que estar ciego para no captar sus sucios pensamientos. Maldita sea, todo el planeta estaba a punto de cubrirse de ántrax y perecer o algo por el estilo, mientras esos dos se follaban con la mirada como perros en celo cuando teníamos cosas más importantes que hacer. Verdaderamente repugnante.

Max interrumpió mis pensamientos.

– John, todavía no hemos encontrado las balas que les perforaron la cabeza y suponemos que cayeron en la bahía. Empezaremos a bucear y dragar a primera hora de la mañana. Tampoco se han encontrado los casquillos -agregó.

Asentí. Una pistola automática habría expulsado los casquillos, pero no un revólver. Si el asesino había utilizado una pistola automática, había tenido también la suficiente serenidad para agacharse y recogerlos.

Hasta ahora no teníamos prácticamente nada. Dos disparos en la cabeza, ninguna bala, ningún casquillo, ningún ruido perceptible en la casa más cercana.

Miré de nuevo al señor Nash. Parecía preocupado y me alegró comprobar que, además de desear acostarse con la señorita Penrose, pensara en la salvación del planeta. En realidad, todo el mundo en la cocina parecía pensar en algo, probablemente en microbios, y es posible que se preguntaran si despertarían cubiertos de manchas rojas o algo por el estilo.

Ted Nash se acercó a la caja de cartón.

– ¿Otro café, Beth? -le preguntó a la detective Penrose.

¿Beth? ¿Qué diablos…?

– No, gracias -sonrió.

Puesto que mi estómago se había calmado, me dirigí al frigorífico en busca de una cerveza y comprobé que sus estantes estaban casi vacíos.

– Max, ¿te has llevado algo de aquí? -pregunté.

– El laboratorio se ha llevado todo lo que no estaba sellado de fábrica.

– ¿A alguien le apetece una cerveza? -pregunté.

Como nadie respondió cogí una Coors Light, la descorché y tomé un trago.

Me percaté de que todos me miraban como si esperaran que sucediera algo. La gente se comporta de una forma extraña cuando cree encontrarse en un ambiente contaminado. Tuve la tentación de agarrarme el cuello, desplomarme y empezar a retorcerme. Pero no estaba con mis compañeros de Manhattan norte, chicos y chicas a quienes divertiría mi humor negro, de modo que dejé pasar la oportunidad de inyectar un poco de alegría al lúgubre ambiente que imperaba.

– Por favor, continúa -dije dirigiéndome a Max.

– Hemos registrado toda la casa y no hemos encontrado nada inusual o significativo, salvo que la mitad de los cajones seguían intactos, algunos de los armarios no parecían haber sido abiertos, ni se habían retirado los libros de los estantes. Una forma muy inexperta de simular un robo.

– No deja de ser posible que se tratara de un yonqui con el mono y por lo tanto que no estuviese realmente concentrado. O que alguien interrumpiera al agresor o que hubiese encontrado lo que buscaba.

– Tal vez -reconoció Max.

Todos parecían meditabundos, lo que es una buena forma de disimular la carencia de pistas.

Lo asombroso de aquel doble homicidio, pensé, habían sido los dos disparos al aire, en el jardín, sin el menor preámbulo. El asesino no necesitaba ni quería nada de los Gordon, salvo que estuvieran muertos. De modo que el agresor había encontrado lo que deseaba en el interior de la casa o ellos lo llevaban claramente consigo, por ejemplo la nevera portátil. Volvíamos a la caja ausente.

Además, estaba convencido de que el asesino conocía a los Gordon y ellos lo conocían a él. Hola Tom, hola Judy. Pum, pum . Ambos se desploman, la caja cae al suelo… No, contiene frascos de un virus letal. Hola Tom, hola Judy. Dejad la caja en el suelo. Pum, pum . Se desploman. Las balas cruzan sus cráneos y van a parar a la bahía.

También había usado un silenciador. Ningún profesional haría dos ruidosos disparos al aire. Y con toda probabilidad había utilizado una pistola automática porque los silenciadores no se adaptan fácilmente a los revólveres.

– ¿Tienen perro los Murphy? -pregunté dirigiéndome a Max.

– No.

– De acuerdo… ¿Habéis encontrado dinero, carteras o cualquier otra cosa que llevasen encima las víctimas?

– Sí. Ambos llevaban una cartera deportiva idéntica, documentos de identidad de Plum Island, permiso de conducir, tarjetas de crédito y cosas por el estilo. Tom tenía treinta y siete dólares en metálico y Judy, catorce. Cada uno llevaba una fotografía del otro -agregó.

A veces son los pequeños detalles los que ayudan a comprender, los que lo convierten en algo personal. Aunque luego está la regla número uno: no involucrarse emocionalmente. No importa que la víctima sea un niño pequeño o una encantadora anciana o la atractiva Judy, que en una ocasión me había guiñado un ojo, o Tom, a quien le encantaba que probara los vinos que le gustaban y que preparaba un bistec excelente. Para el investigador de homicidios no importa la identidad de la víctima, lo único que importa es la identidad del asesino.

– Supongo que te has percatado de que no hemos encontrado la nevera portátil -dijo Max-. ¿Estás seguro de que existe?

Asentí.

El señor Foster me brindó su considerada opinión.

– Creemos que los Gordon llevaban la nevera y que el asesino o asesinos querían su contenido, consistente en lo que usted ya sabe. Yo diría que los Gordon vendían el material y que fracasó el trato -añadió.

Observé a mi alrededor la reunión del gabinete de la cocina. Es difícil interpretar la expresión de las personas cuyo trabajo consiste en interpretar la de los demás. No obstante, tuve la impresión de que la afirmación de George Foster representaba el consenso del grupo.

Así que si estaban en lo cierto, eso presuponía dos cosas: primera, que los Gordon eran realmente estúpidos al no considerar que alguien interesado en suficientes virus y bacterias para matar a miles de millones de personas podría matarlos a ellos sin el menor titubeo y, segunda, que a los Gordon no les importaban en absoluto las consecuencias de intercambiar muerte por oro. Lo que sabía con toda seguridad respecto a Tom y Judy es que no eran tontos ni desaprensivos.

También cabía pensar que el asesino tampoco era estúpido y me pregunté cómo podía saber que el contenido de la nevera era lo que se suponía que debía ser. ¿Cómo podía saberlo? Hola Tom, hola Judy. ¿Tenéis el virus? Bien. Pum, pum.

¿Sí? ¿No? Imaginé diferentes versiones con y sin nevera portátil, con y sin la persona o personas que los Gordon debían de conocer, etcétera. Me pregunté también cómo habrían llegado a la casa. ¿En barco?, ¿en coche? Miré a Max.

– ¿Algún vehículo desconocido?

– Ninguna de las personas interrogadas vio ningún vehículo desconocido -respondió Max-. Los dos coches de los Gordon están en el garaje -agregó-. El forense se los llevará mañana al laboratorio junto con el barco.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Isla Misterio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Isla Misterio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Nelson DeMille: The Gate House
The Gate House
Nelson DeMille
Nelson Demille: Wild fire
Wild fire
Nelson Demille
Nelson DeMille: Plum Island
Plum Island
Nelson DeMille
Nelson Demille: The Lion's Game
The Lion's Game
Nelson Demille
Nelson Demille: El juego del León
El juego del León
Nelson Demille
Nelson Demille: Radiant Angel
Radiant Angel
Nelson Demille
Отзывы о книге «Isla Misterio»

Обсуждение, отзывы о книге «Isla Misterio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.