Andrew Klavan - Ensayo De Una Ejecución

Здесь есть возможность читать онлайн «Andrew Klavan - Ensayo De Una Ejecución» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ensayo De Una Ejecución: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ensayo De Una Ejecución»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Faltan pocas horas para la ejecucion de Frank Beachum; el ya se encuentra en una cruel agonia, cuando el frio halito del terror impregna todas las celulas del cuerpo. sin esperanza. Ni siquiera en el periodista Steve Everett, quiza la unica persona del mundo que cree en su inocencia…

Ensayo De Una Ejecución — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ensayo De Una Ejecución», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Así que, de pie en la entrada trasera y con una sonrisa satisfecha en mi cara irónica, volví a adentrarme en la tienda.

Y la sonrisa satisfecha se congeló en mis labios.

Odio que esto ocurra… ¡pareces tan estúpido! Pero lo que vi frente a mí me cortó la respiración, me dejó seco. Era más que nada una sensación de pánico. Recuerdo una vez que tenía prisa porque había quedado con el líder de una banda en el Bronx, una entrevista muy dura. Necesitaba ir a esa entrevista, así que me metí en el coche y puse la llave en el encendido. El eje de la llave se rompió y con la llave rota, el encendido bloqueado. No pude hacer más que quedarme sentado pensar: Bueno, viejo, y ahora, ¿qué pasará?

Era una sensación muy parecida. Estaba en la puerta, sonriendo estúpidamente, parpadeando estúpidamente detrás de la fina montura metálica de mis gafas. Intentando no aceptar lo que veía delante de mí.

Vi bolsas de patatas fritas.

Un expositor repleto de bolsas. Bolsas de patatas fritas llenas a rebosar a un lado y otro, brillantes y sobresalientes. Estaban allí, todas juntas, en la estantería superior de un expositor metálico con rosquillas y ñam-ñams y pica-pica o lo que diablos fueran, llenando las estanterías hasta llegar al suelo.

Pero lo que de verdad me llamó la atención fueron las bolsas de patatas. A un metro ochenta y cinco del suelo, de modo que los últimos precintos de las bolsas de plástico estaban varios centímetros por encima de mi cabeza. De modo que los centros de las gordas bolsas de patatas estaban de lleno en mi campo visual y la lechuza divertida que la marca tenía como mascota miraba victoriosa y fijamente a mi cara boquiabierta.

De modo que resultaba imposible ver la puerta. De pie en la pequeña galería que daba paso al aseo. Donde el testigo declaró haber estado cuando vio a Frank Beachum salir corriendo de la tienda. Era imposible ver la puerta y era imposible ver el mostrador. ¡Cielos! Con esa enorme estantería repleta de fruslerías para picar, no se podía ver ni un pijo excepto el estrecho pasillo junto a la pared trasera. Habría tenido que avanzar hacia la derecha, puesto que a la izquierda la puerta seguía estando fuera del alcance de la vista detrás de las cajas de pasta. Habría sido necesario retroceder hasta donde estaban los congeladores antes de siquiera poder ver el mostrador donde tuvieron lugar los disparos. E incluso entonces, era necesario dar un paso o dos más antes de poder ver la puerta por encima de la estanterías de especias.

Pero desde donde yo estaba, desde donde el testigo había dicho que estaba, resultaba imposible ver a alguien disparando a quien fuera. Y sin duda alguna era imposible ver a ese alguien saliendo por la puerta delantera.

No se podía ver nada más que las bolsas de patatas.

No , pensé. No, no puedo hacer esto. Es absurdo. Ocurrió hace seis años. Seguramente desplazaron el expositor, seguramente han cambiado toda la tienda. El testigo debía de medir dos metros diez. ¿Cómo podría saberlo? No, no puedo hacer esto . Tenía que irme a casa. Tenía que contentar a mi esposa. Tenía que llevar a Davy al zoológico. Era la hora. La hora de irme a casa. Y ya era tarde.

Aun así, durante el minuto que siguió, durante los largos sesenta segundos que pasé con la maldita lechuza, la larga hilera de lechuzas, sonriendo ti sonriéndome desde las bolsas amarillas, no pude hacer más que permanecer inmóvil. Sonriendo estúpidamente. Parpadeando.

Y pensando: Bueno, viejo, y ahora, ¿qué pasará?

Tercera parte

HIPOPÓTAMOS Y PASTOS VERDES

1

Bonnie Beachum estaba sentada en el borde de la cama del motel cuando entró el reverendo Harlan Flowers. Sentada, con las manos enlazadas sobre el regazo, mirando a su hija Gail sin comprender. Gail estaba arrodillada sobre la alfombra en el pequeño espacio que quedaba entre las camas y la silla almohadillada. Estaba dibujando en un papel de periódico, con su caja de lápices de colores abierta y los lapiceros esparcidos a su alrededor. A la edad de siete años, Gail era bajita, delgada y frágil como su madre, con el pelo marrón opaco recogido con una cola de caballo. Dibujaba violentamente, apretandolos lápices con fuerza y con la lengua pintada entre los clientes.

Bonnie levanto los ojos al oír los golpes suaves de Flowers en la puerta. Cuando empujó la puerta entrecerrada, ella le sonrió débilmente. Le parecía que veía a Flowers a mucha distancia, en otra galaxia muy lejana.

El pastor era un hombre atractivo, con una cara fina esculpida en un cuerpo alto, amplio y gordo. Casi nunca sonreía y a lo largo de los años había desarrollado esa apariencia de dignidad ceñuda que tanto gustaba a los fieles de su comunidad. Sin embargo, esa dignidad también era real y sincera y Bonnie lo sabía mejor que nadie. Pese a ello, hoy, su cara e incluso el color de su rostro (era negro, de un tono muy oscuro) hizo que Bonnie se sintiera distante respecto a él, enajenada y sola, aún más sola. ¿Quién era ese hombre, ese hombre negro? Se preguntaba en tono de hastío. ¿Qué relación tenía con ella? ¿Por qué toda esa gente no se limitaba a dejarla en paz?

Se alejó de él o, más bien, alejó la mirada para observar de nuevo a Gail y se quedó ausente. Ese sentimiento hacia Flowers no era correcto, se dijo a sí misma en tono débil y sordo. No era propio de ella. Era desagradecido. Él y la congregación se habían ocupado de ella estos últimos años. La habían acogido con verdadero espíritu cristiano. Cuando la gente de su antigua parroquia había condenado a Frank y la habían rechazado, cuando perdió la casa de Dogtown y la obligaron a trasladarse al límite de los barrios bajos del norte, Flowers la había amparado en su iglesia aun sabiendo quién era ella y quién era su marido. Cuando le descubrieron el cáncer de mama, la mujer de Flowers, Lillian, se ocupó de Gail. Acompañó a Bonnie antes de la operación, y el propio pastor había hablado con los médicos. Le proporcionó empleos como contable, bajo el nombre de soltera para que no los perdiera, y en negro para que pudiera seguir cobrando el subsidio estatal. Y también había ido a la prisión y se había convertido en el pastor de Frank. Y a Frank le encantaba. Y Bonnie lo sabía.

Pero hoy le parecía una persona desconocida. Negra y desconocida. Y no le quedaban fuerzas para sobreponerse a esa sensación. Sólo deseaba, cansadamente, que todo pasara. Igual que, a veces, se sentaba en la iglesia los domingos. Se sentaba ahí, pálida, en un banco al fondo. Y el pastor agitaba las almas de la congregación con una voz parecida a un trueno controlado, con invocaciones rítmicas y apasionadas, provocando los gemidos y los gritos de los rostros vueltos hacia arriba. ¡Aleluya! Sí, Señor. Aleluya. Amén . Todas esas caras morenas, con acentos distintos del suyo, labios distintos de los suyos. Todo era tan extraño y ella se sentía tan distante, a mil leguas. A veces deseaba con toda su alma quedarse a solas con sus cosas. Añoraba con locura los viejos tiempos y la vida que había llevado junto a Frank.

El pastor cruzó el umbral y cerró la puerta suavemente detrás de él. Gail siguió dibujando, presionando con fuerza, apretando el lápiz en su puño. No miró hasta que Flowers empezó a hablar.

– ¿Estás lista? -preguntó-. Será mejor que nos vayamos. -Aun hablando normalmente tenía el mismo tono grave y bajo.

Gail alzó la mirada rápidamente, una cara pequeña y pálida, con los ojos marrones, grandes y profundos.

– ¿Es hora de ir a ver a papá? -preguntó emocionada.

Flowers intentó sonreírle, pero sus rasgos oscuros sólo se encogían incómodamente.

– Por supuesto que sí, corazón.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ensayo De Una Ejecución»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ensayo De Una Ejecución» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Andrew Klavan - True Crime
Andrew Klavan
Andrew Klavan - Nightmare City
Andrew Klavan
Andrew Klavan - If We Survive
Andrew Klavan
Andrew Klavan - The Final Hour
Andrew Klavan
Andrew Klavan - Damnation Street
Andrew Klavan
Andrew Klavan - Shadowman
Andrew Klavan
Andrew Klavan - Empire of Lies
Andrew Klavan
Andrew Klavan - The Identity Man
Andrew Klavan
Andrew Klavan - The long way home
Andrew Klavan
Laura Andrea Ibañez - Una bisagra en mi vida
Laura Andrea Ibañez
Отзывы о книге «Ensayo De Una Ejecución»

Обсуждение, отзывы о книге «Ensayo De Una Ejecución» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x